lunes, 13 de junio de 2016

Aprender a soltar, para permitirnos recibir


A veces, soltar no es necesariamente un sacrificio ni un adiós, sino más bien un “gracias” por todo lo aprendido. Es dejar ir lo que ya no se sostiene por sí mismo para permitirnos ser más libres y auténticos y recibir así lo que tenga que llegar.

Si pensamos en ello durante un minuto nos daremos de que las mejores decisiones, esas a las que le sigue un estado de grata felicidad, implican precisamente el tener que soltar algo. Puede que sea un miedo, una angustia, el poner distancia de un lugar o incluso de una persona. La renuncia es parte del proceso de la vida. Es algo natural, porque todos estamos obligados a elegir en qué y en quién invertimos nuestro tiempo y esfuerzo. 

Suelto, entrego, confío y agradezco, porque hay que dejar ir lo que no quiere quedarse, lo que pesa, lo que ya es falso… Para permitir así que en nuestro corazón solo quede lo que es auténtico.
Un hecho a tener en cuenta también es que el acto de soltar, por sí mismo, no implica solo cortar esos lazos que ponen vetos al crecimiento personal y a la felicidad. Soltar significa en ciertos casos tener que desprendernos y reformular muchos de nuestros constructos psicológicos, tales como el ego, el rencor, o incluso el propio miedo a la soledad.


Porque quien quiera recibir, debe tener preparado el corazón para acomodar esa nobleza que no entiende de egoísmos ni de tormentas interiores.


La ambición y la necesidad de acumular

En la sociedad actual hemos asociado la conquista de ciertas cosas con la idea de felicidad. “Seré feliz cuando haga ese viaje, cuando tenga pareja, cuando tenga mi propia casa, cuando me aumenten el sueldo, cuando tenga coche nuevo, teléfono nuevo, cuando pierda unos kilos, cuando estrenen la nueva temporada de mi serie favorita…”


Compramos libros y más libros para aprender a ser felices mientras esperamos que algo cambie, mientras aguardamos que en algún momento, todo lo acumulado nos ofrezca la respuesta que esperamos. Frédéric Beigbeder, un famoso escritor, creativo y publicista francés, dijo una vez que en el mundo de la publicidad nadie desea que las personas sean felices. Sencillamente, porque la gente feliz “no consume”.

La felicidad es algo que las sociedades modernas nos venden como una “ilusión”, algo que debe ser breve y efímero para obligarnos así consumir más. De ahí la “obsolescencia programada” de los aparatos electrónicos, de ahí la idea de que para ser feliz hay que ser atractivos y llevar determinadas ropas, tener muchos amigos, y buscar el amor ideal en las páginas de contactos, donde las relaciones pueden iniciarse hoy y desecharse mañana en un solo “click”.




Hemos creado un mundo donde valores como la ambición y el inconformismo patológico nos alejan por completo del auténtico sentido de la felicidad. Vivimos pendientes de lo que nos falta, sin darnos cuenta de todo lo que en realidad, nos sobra. Todo aquello que deberíamos soltar para compensar el equilibrio, para ser nosotros mismos.


Para ser felices hay que tomar decisiones y… Soltar

La vida es muy corta para vivir permanentemente frustrados. Por ello, y si de verdad deseamos ser felices debemos ser capaces de tomar decisiones, de saber en qué y en quién deseamos invertir nuestro tiempo. Ahora bien, como ya puedes intuir, decidir implica muchas veces tener que renunciar, un ejercicio que deberá hacerse de forma consciente y madura asumiendo las consecuencias.

La vida es un eterno dejar ir, porque solo con las manos vacías serás capaz de recibir.

Proyección en el trabajo - Enric Corbera


¿Qué papel juegan tus programas inconscientes? ¿Cómo los proyectas en tu ámbito profesional? 

Descubre el impacto que tus emociones juegan en el trabajo.

Nuestro cerebro se divide en dos hemisferios: uno de carácter analítico, lineal y espacio-temporal; el otro, de carácter atemporal y fuera del espacio tiempo. 

Muchas veces no escuchamos a éste último, privándonos así de nuestra inspiración y creatividad. 

Utilizarlos en equilibrio aumenta nuestro potencial en el ámbito laboral y profesional.


domingo, 12 de junio de 2016

“Pensamientos, sentimientos”



“En las estaciones, en los aeropuertos o en los grandes almacenes, habéis usado, con toda seguridad, escaleras mecánicas. 

Habéis llegado ante la escalera, que estaba parada y habéis puesto el pie en el primer escalón: 
inmediatamente se ha puesto en funcionamiento y os ha llevado a los pisos superiores o inferiores.


¿Qué ha sucedido? 

Al poner el pie en el escalón, habéis cortado simplemente un haz luminoso y esto ha bastado para desencadenar todo un mecanismo que ha puesto en movimiento esta enorme escalera que pesa toneladas.


Encontramos también el mismo proceso en la vida interior. 

Cada pensamiento, cada sentimiento que pasa a través vuestro corta un rayo en alguna parte y ciertos aparatos que hay en vosotros empiezan a funcionar. 

Si, en vez de elevaros, empezáis a bajar al infierno, es porque habéis tenido pensamientos y sentimientos de cierta naturaleza que desencadenan las escaleras que descienden. 

Demostrado CIENTÍFICAMENTE que el ALMA EXISTE


El médico estadounidense, el Dr. Stuart Hamerroff y el físico británico Sir Roger Penrose han desarrollado una teoría cuántica de la conciencia, que establece que nuestras almas están contenidas dentro de estructuras llamadas microtúbulos, dentro de nuestras células cerebrales.
 
La idea fue desarrollada debido al concepto de que el cerebro es una computadora biológica, con 100 billones de neuronas, cuyas conexiones sinápticas actúan como redes de información.
El Dr. Hameroff, profesor emérito en el Departamento de Anestesiología y Psicología y Director del Centro de los estudios de conciencia de la Universidad de Arizona, y Sir Roger, han estado trabajando en la teoría desde 1996.
Argumentan que nuestras experiencias de conciencia son el resultado de los efectos de la gravedad cuántica en los microtúbulos, un proceso que llaman reducción objetiva orquestada (Orch-­OR).
En una experiencia cercana a la muerte, los microtúbulos pierden su estado cuántico, pero la información dentro de ellos no se destruye. O en términos comprensibles, el alma no muere, sino que regresa al universo.
El Dr. Hameroff explicó la teoría ampliamente en un documental narrado por Morgan Freeman, llamado“Through the wormhole” (A través del agujero de gusano), que fue emitido recientemente por el canal Science en los Estados Unidos.
“Digamos que el corazón deja de latir, la sangre deja de fluir, los microtúbulos pierden su estado cuántico. La información cuántica en los microtúbulos no se destruye; no puede ser destruida; simplemente se distribuye y se disipa por el universo”, dijo el Dr. Hameroff.

La intuición, impresiones energéticas de niveles superiores


Ayer fue un día de trasteo constante de principio a fin. La cantidad de polen que hay en el aire estos días, al menos en mi ciudad, colapsó por completo el filtro anti polución de mi coche, de tal forma que se paraba y dejaba funcionaba cada pocos metros, saltando la alarma de fallo de motor. Los dos talleres a los que llamé no podían, por saturación, mirarlo hasta dentro de una semana, algo que era complicado, pues necesitaba el vehículo para las tareas diarias (ir y llevar a los niños al cole, desplazamientos obligados pendientes, etc.).

No tenía muy claro que hacer, la verdad, pero tenía la sensación de que debía preguntar en otro sitio que tengo cerca de casa, y aunque sabía que ahí no tratan este tipo de problemas, no se me iba de la cabeza bajar a este otro taller. Así que fui igual y pregunté. El chico me explicó que ese tipo de filtros, si te metes en autopista un rato a una velocidad constante, va quemando por si solo las partículas sucias y se auto limpia tras un rato de hacerle kilómetros, cosa que no sucedía si solo ibas por la ciudad. Dicho y hecho, me metí en autopista ayer por la mañana, hice casi 100 km ida y vuelta, y el filtro se limpió lo suficiente como para no volver a dar el problema, ni que saltara la alarma del coche más. La intuición, como dice la frase de la imagen, señaló el camino, pues me dio la pista sobre que hacer para solucionar el problema.

Niveles superiores que tratan de comunicarse con la personalidad consciente

En este caso, la pista y las instrucciones venían de “arriba”, de mi Yo Superior, quien impresionó el nombre del taller de al lado de casa en mi cuerpo mental para que lo sintiera fuertemente como la opción a ejecutar. Mi mente lógica sabía que ahí, a priori, no me podían solucionar el tema, pero tampoco perdía nada por preguntar.

Vamos a explicar un poco hoy el modo de funcionamiento que tiene nuestro Yo superior, nuestro ser, nuestros “niveles superiores”, para comunicarse con nuestra personalidad, eso que llamamos intuición, sexto sentido y otras diferentes denominaciones. En general, es bastante sencillo de explicar, pues todo pasa por la transmisión energética de símbolos e imágenes, en su mayor parte, pues son el lenguaje de los niveles superiores y otras partes de la psique, que luego son convertidas en sensaciones, e impresiones, a través de diferentes partes de nuestros cuerpos sutiles.

Por ejemplo, si se desea expresar un aviso de alarma porque algún acontecimiento está a punto de ocurrir, y se desea que la mente consciente se haga eco del mismo, se impresiona la imagen del acontecimiento en el cuerpo mental, también en el emocional, de forma que, muchas veces, uno tiene una intuición repentina que pasa del mental a las esferas, y de ahí el presentimiento en forma intuitiva de que algo puede pasar. Cuando alguien es más emocional, y escucha mejor a sus sentimientos, al impresionar la imagen del evento en su cuerpo emocional, se tiene más bien la sensación de que algo puede ocurrir, y si se necesita que el mensaje sea algo muy físico, se puede impresionar en el cuerpo etérico y directamente uno puede hasta sentir un pinchazo en el estómago, o en cualquier parte del cuerpo, como la sensación física de que se tiene que hacer o no se tiene que hacer algo.

Un mecanismo muy poco trabajado

La intuición es un mecanismo muy usado, pero muy poco comprendido. En general, no le hacemos caso porque no sabemos de donde viene, y como no conocemos el origen y la forma en que funciona, simplemente se nos ha condicionado a creer que esas impresiones y sensaciones son pura imaginación, ya que la mente, a través del hemisferio izquierdo, está sumamente programada para no aceptar nada que no pueda comprobar con sus propios sentidos físicos y, por ende, se desecha, pero el hemisferio derecho no funciona así, ya lo sabéis, lo explicamos brevemente en el vídeo sobre el cerebro triuno, así que, desde esas otras partes de nosotros mismos, se intenta que al menos una parte de nuestra composición multidimensional trate de hacer llegar la información hacia la parte que generalmente controla al ser humano en nuestra sociedad occidental.

Cuando se impresiona un tipo de información con tal de incitar a una respuesta por parte de la personalidad no es para violar el libre albedrío, sino para orientar, ya que de todas maneras, la personalidad al estar tan poco consciente de los entornos en los que se mueve, no puede ver mas allá de un pequeño rango de cosas que tiene alrededor, y, por ende, el GPS y brújula que representan aquellas otras partes de nosotros que se mueven en otros rangos vibracionales y energéticos, han de actuar como complemento para que el conjunto de lo que somos pueda guiarse por los avatares y vicisitudes del día a día con la mayor soltura y fluidez posible.

 Las intuiciones que generan no están destinadas a hacer la vida un camino de rosas, están destinadas a saber circular y navegar por la misma evitando atascos innecesarios, evitando baches o carreteras que no llevan a ningún sitio, porque el conjunto total de lo que somos tiene un destino y unos objetivos en mente, que pasan siempre por el crecimiento, experiencia y aprendizaje de todo, así que cuando la intuición va gritando no hagas esto, o haz lo otro, es simplemente la misma función que nuestro GPS en el móvil que nos dice que ruta tiene más trafico, que ruta es la más corta a nuestro destino, o que ruta presenta en estos momentos lugares impracticables por los cuales es mejor no pasar. Solo así se puede llegar al destino que, en general, nos hemos propuesto de la forma más eficiente.

Aprendiendo a escuchar

sábado, 11 de junio de 2016

Yo Soy, el Yo Soy (Yo Soy es la Abundancia Divina)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE

Amado estudiante, podrás agregarle a esto cualquier cosa que necesites, y Yo te aseguro, que si puedes vivir en esto, Yo me esforzaré en ayudarte y experimentarás la apertura de las compuertas de la Abundancia de Dios.

Lo más deseable e importante que cualquier individuo puede hacer es fijar su mente en la única necesidad permanente, y ésta es seguir adelante hasta llegar a la profundidad y firmeza de esta
«Poderosa Presencia YO SOY», y una vez allí, todo el Amor, la Luz, lo Bueno y las Riquezas fluirán en su vida y experiencia, por un poder interno de propulsión que nadie puede impedir.





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viernes, 10 de junio de 2016

“Identificarnos con la luz”



“Los humanos tienen un cierto aspecto físico que hace que se les reconozca como tales: 

ante ciertas formas físicas, uno no se puede equivocar. 

Pero interiormente, tienen la facultad de identificarse con todo lo que existe a su alrededor y eso es lo que hacen más o menos inconscientemente a lo largo de todo el día: 

algo en ellos no cesa, por mimetismo, de identificarse con lo que tocan, lo que ven o lo que oyen. 

Deben pues estar atentos.


Cada día debemos detenernos algunos instantes para preguntarnos con quién o con qué nos estamos identificando. 

Tarde o temprano nos convertimos en los seres y en las cosas con los que nos identificamos. Y Jesús que dijo:

 «Yo soy la luz del mundo», dijo también: 

Las doce dimensiones de la Consciencia


Una dimensión es una locación interna para estados similares de conciencia que funcionan de una manera especializada

Lo que determina la dimensión en que vive una persona no tienen nada que ver con el dinero, con la educación, herencia cultural o crianza que haya tenido. El porqué ciertas cosas le suceden a ciertas personas, tiene que ver con el estado de su ser – que es el resultado directo del karma y/o de una tarea de vida. En los más altos niveles del ser, uno escoge sus condiciones de vida.

La dimensionalidad es un fenómeno interno relacionado con la percepción y la realidad interna. Cada dimensión, como el mundo que es, consiste en su propia forma de vida y actividad. Estas dimensiones penetran y afectan nuestra común vida tridimensional, dependiendo del grado de acceso supraconsciente que tengamos de ellas.

Por ejemplo, las personas que pueblan un parque, tienen distintos estados de ánimo sicológicos y además la calidad misma de su funcionamiento mental también es totalmente diferente. He aquí el dominio de la interdimensionalida d, en el cual la psicología aún no ha penetrado, pero donde sí ha llegado el arte y la ciencia.

No podemos observar la dinámica interior de las mentes de los visitantes de ese parque. Pero a través de su actividad física podríamos intuir lo que dimensionalmente podrían ser. Por ejemplo, los amantes podrían estar en los chakra más bajos en las más sublimes alturas de una actividad dimensional superior, donde uno percibe las emanaciones de la luz y la fuerza tan trascendentales en la naturaleza.

La gente que lee libros, los solitarios, la muchedumbre, inclusive los corredores, y los que hacen picnic podrían estar operando desde una lógica tridimensional hasta mecanismos cuánticos elevados. En cambio, los que alimentan las ardillas podrían estar inmersos en un mundo de creación dentro de los confines de una vida elemental.

Alcanzamos la mente superior cuando logramos trascender las cargas emocionales de la personalidad y los sentidos; y somos capaces de observar y comulgar con la vida a nivel de la causalidad. Pero la mente superior en sí tiene dos niveles. El primer es abstracto pero aún personal. A este nivel podríamos llamarlo cuarta, quinta, sexta y séptima dimensión. El segundo nivel, entre la séptima y la doceava dimensión, va más allá de la identidad personal y abarca los dominios espirituales de la religión y la metafísica.

Aparte de nuestra participación en estos niveles de actividad simultáneos a nuestra vida tridimensional común, estas dimensiones comprenden una realidad propia, con formas de vida y actividades inherentes a ellas. Al ingresar en estas dimensiones no sólo extraemos de ellas, sino que tenemos experiencias dentro de ellas. De esta forma somos capaces de vivir dentro de varias dimensiones al mismo tiempo. Nuestro conocimiento lo limitamos a las facultades que se expresan dentro de nuestro mundo inmediato, sin embargo tenemos un remoto conocimiento de las formas de luz, de inteligencias superiores y avances científicos musicales y tecnológicos de formas de vida superiores de las cuales también somos parte.

Dependiendo de a qué tipo de dimensión se conecte, una persona puede vivir en el mundo de las altas matemáticas, de la estética, de principios religiosos y espirituales, de ejercicios intelectuales o habilidades técnicas, de genio musical o de facultades de sanación y clarividencia. A través del camino de la alquimia interior podemos conectarnos con todas estas dimensiones al elevar nuestras vibraciones hacia los niveles donde ellas existen.

Los planos o dimensiones de la consciencia corresponden a los cuerpos de conocimientos similares a los siete cuerpos. Estos planos no sólo están situados alrededor de nuestro cuerpo físico, interpenetrándolo, sino que existen en anillos concéntricos alrededor del centro del cuerpo del planeta. A uno se lo ve como espacio exterior mientras que al otro se lo experimenta como espacio interior. Ambos son, experimentalmente, sinónimo el uno con el otro. Para poder comprender esto nuestra forma de pensar debe dar un gran salto.

Mente Interdimensional

Imagínese que tira una piedra dentro de un tranquilo lago. Fíjese en los círculos concéntricos que se forman alrededor del sitio donde cayó la piedra. El círculo de afuera es el más grande, tiene una mayor circunferencia – energía o experiencia – y llega primero a la orilla. Los otros círculos de menor tamaño lo siguen en pequeñas ondas y tienen que viajar mayores distancias para alcanzar la orilla.

A diferencia de la mente inferior que opera en secuencias lógicas rectas, nuestra mente superior funciona de la misma manera que esas pequeñas ondas, como lo hace también el sonido, el radar, etc. La realidad de la mente interdimensional es concéntrica.

Cuando nuestro pensamiento se desarrolla más allá de la personalidad y eventualmente más allá de lo personal, lograremos alcanzar reinos dimensionales más elevados. Para poder hacer esto, necesitamos generar cada vez más y mayores frecuencias de energía, acompañadas por grados más refinados de enfoque y afinamiento. Existen personas que, habiendo acumulado facultades en encarnaciones previas y habiéndose comprometido en dominios interdimensionales antes de esta reencarnación, nacen con la desarrollada habilidad de entrar en esos dominios superiores. Su tarea es traer esa información a la realidad concreta. Existe hoy en día mucha gente que adquirió dicho compromiso para que todos podamos beneficiarnos con esa información y conjuntamente elevar la actividad vibratoria de todo el planeta y de la vida que en él se encuentra.

Para nosotros, estas dimensiones pueden parecer demasiado futuristas, al igual que un desarrollo demasiado adelantado mecánica y científicamente nos parece sumamente sospechoso. Pero uno no tiene que ser considerado un genio para poder adentrarse en estas dimensiones. Atrévase a afinar sus propias energías. Explore el elevar conscientemente un nivel vibratorio. Dese permiso para percibir y recordar, especialmente durante su actividad nocturna, cuando fuera del cuerpo hace contacto con esas dimensiones de una manera más fácil y natural. Guarde un diario de sus percepciones. Preste atención a los más mínimos cambios de imágenes en su mente. Finalmente, afine su receptividad para incluir cada vez más refinados niveles de sensación. Regístrelos sin juzgarlos o interferir en ellos, no importa cuán extraños o banales puedan parecer. Déle validez a sus percepciones. Haga un llamado a su propia Familia de Seres – a si mismo como existe en cada una de estas dimensiones.

Recuerde que al principio sus percepciones serán coloreadas por referencias del tercer plano. Utilice su alianza con su ser superior, con los maestros, profesores y guías disponibles de los reinos de la Luz y muy suavemente de la mano y con mucha paciencia construya su propia confianza en sí mismo. Nunca compare sus experiencias con las de otros. Atrévase a estar solo, a sentirse solo. Recuerde que en esa soledad está su totalidad y su maestría. En ese estado recibirá respuestas directas a sus preguntas y a sus necesidades. Crea en ellas como cree en sí mismo. Recuerde Quién y Qué es en realidad.

Puede utilizar métodos de imágenes guiadas y visualización o puede activar sus chackras. Puede intensificar los puntos de luz en el centro de los átomos de su cuerpo físico o puede proyectarse a través del Tuvo de Luz hacia dimensiones más elevadas del Ser.

Algunas personas experimentan la interdimensionalidad como un aspecto interior, mienta que otra lo toman como una dimensión que está por encima y por fuera de ésta. Los caminos son tan diversos como las religiones existentes, ya que cada religión ha intentado alcanzar y utilizar sistemáticamente facultades y poderes inherentes a la vida interdimensional.

El método que escoja reflejará su propia naturaleza. Para un individuo predominantemente sentimental la forma más sencilla de conectarse con el Origen y con guías interdimensionales es a través de la oración, dirigida hacia arriba con confianza, referencia y una profunda gratitud para la Luz. Para un hombre de intelecto e inteligencia puede ser a través de la ciencia y la lógica y de acercamientos sistemáticos que proyectan la mente mediante parámetros cada vez más amplios e intensos. Para una persona de acción e inclinaciones físicas, el camino de un servicio físico, inclusive la danza, es una forma de oración e inmersión para acelerar las frecuencias de la vida.

La clave está siempre en la vibración.

Dinámica Interdimensional

Los planos superiores están hechos de sustancia del grado más puro de Luz, la cual en su nivel más alto es Inteligencia pura. Es Luz como fuerza espiritual individual, expresándose a sí misma como una abstracción simultánea e inmensamente comprensible. En los niveles inferiores, expresándose así misma en detalles y secuencias, hemos condensado la sustancia de manera física, en la tercera dimensión son sustancias primarias inertes; los dominios de fuerzas de vida elementales.

Como habrá notado, estas dimensiones son alcanzadas a través de nuestros siete cuerpos y mediante la activación de los chakras superiores. Cuanto más elevada o más acelerada sea su frecuencia, los planos serán progresivamente más espirituales, más grandes, más amplios y nuestra conciencia como cuerpo será inconmensurablemente más alta.
Con excepción de nuestro casco terráqueo, todos los habitantes son Seres de Luz encarnando conceptos mucho más grandes. La conciencia de todos los espíritus encarnados y de aquellas entidades que aunque no hayan encarnado prestan ahí su servicio moran dentro de esos planos. Todos son atraídos hacia ellos por la Ley de la Atracción.

Veamos cómo son esos planos con relación a:

1. ¿Cómo se expresa la mente en cada uno de ellos. En otras palabras ¿Cuáles son las actividades que ahí se generan?
2. ¿Cómo se ve o se siente?
3. ¿Qué es lo que puede extraer de estas dimensiones?



La Tercera Dimensión