Todas las filosofías y doctrinas espirituales del mundo están de acuerdo al describir al género humano como en proceso de evolución, de transformación, de cambio. Las enseñanzas esotéricas mejor fundadas, venidas de todas las tradiciones, nos dicen que desde hace millones de años, la humanidad comenzó un gran viaje que llamamos proceso de involución, seguido de un proceso de evolución.
Al principio de ese gran proceso, la conciencia “divina se escindió en una multitud en parcelas, luego, durante, un largo periodo de involución, se fusionó con la materia, bjando la frecuencia vibratoria a fin de dotarse de unos instrumentos de manifiestación, unos “cuerpos” para experimentar cada nivel. De esta forma se confundió con la materia, al identificarse cada vez más con ella.
Esta conciencia divina, que es la esencia de lo que somos, ha terminado su movimiento involutivo y empieza ahora un proceso de evolución.
“El camino de vuelta”
Un trabajo de vuelta hacia la conciencia de nuestra divinidad, un proceso de vuelta hacia la luz, hacia la unidad, un encuentro con nuestra propia naturaleza, un reconocimiento de nuestro profundo ser real.
El sentido de ese gran viaje es, por una parte, divinizar la materia, y por otro unir la auto-conciencia con la conciencia divina que teníamos al principio y que debimos perder momentáneamente. Asi pues salimos, hace millones de años, con un plan bien definido, y este plan se desarrolla etapa tras etapa.
De suerte que hubo un tiempo, en el curso del proceso de involución, en el que experimentar la separatividad no era modo alguno una “falta”. Al contrario, era algo excelente, puesto que eso iba, en aquel instante, en el sentido del plan. Olvidar la conciencia divina entraba en el orden de las cosas, así como olvidar nuestro sentido de la unidad con los demás y con el Universo. Estaba bien que experimentásemos nuestro ser cada vez más como en un estado separado; era absolutamente necesario. Y no por ello hemos actuado incorrectamente. Estaba rpeviso en el desarrollo de todos los sucesos.
Todo sucedió según el Plan.
El trabajo que debemos hacer ahora, después de haber bajado hasta los tres mundos inferiores y de habernos vestido de cuerpos hechos de materia de estos mundos, es elegir libremente elevar de nuevo nuestra conciencia, llevando con nosotros una experiencia única de la materia al haber adquirido, en el curso de este gran viaje, lo que llamamos la auto-conciencia por la individualización. Se trata de una elección totalmente libre, porque en el transcurso de este gran viaje se nos ha dado también el poder de elegir nuestro camino de vuelta y la forma en que queremos experimentarlo.
Así pues consideramos que actualmente estamos en este planeta para evolucionar, o como se ha dicho a veces, para traer el reino de Dios sobre la Tierra. Traer el reino de Dios sobre la Tierra, no es instarurar la autoridad de una religión cualquiera, sea la que sea. Es llegar a hacer que cada ser humano se manifieste concretamente al máximo de sus posibilidades sin barreras interiores, es decir manifieste su esencia divina en sus pensamientos, sus palabras y sus acciones con todas sus cualidades afectivas y espirituales.
Eso será efectivamente el paraiso terrenal, nacido naturalmente de la calidad de nuestra manifestación cocnreta. Con toda evidencia ahora no pdemos describir esta manifestación mas que en terminos de libertad, de poder, de amor, de luz, etc., porque eso se dará al nivel vibratorio de la esencia divina y no al nivel de la personalidad. Suponemos que eso tomará algunos años. Pero de momento ya hemos recorrido un buen trecho….El ser humano no dispone solamente de una vida para evolucionar, sino de toda una serie de vidas y de experiencias sucesivas.
El objetivo del Plan, es pues, dotarnos de un vehículo de manifestación cada vez más adecuado que nos permita manifestar nuestra voluntad en el mundo físico.
Este objetivo se alcanza progresivamente por un aprendizaje lento pero serguro a traves de la larga peregrinacion de vidas sucesivas.
Nuestra vida, nuestras vidas, y nuestra evolución en lugar de estar sometidas al azar, están dirigidas por el Plan de evolución general de la humanidad.
Annie Marquier
*Reflexión*