martes, 14 de febrero de 2017

Nadie pierde por dar amor, pierde quien no sabe recibirlo


Nadie pierde por dar amor, porque ofrecerlo con sinceridad, con pasión y delicado afecto nos dignifica como personas. En cambio, quien no sabe recibirlo ni cuidar ese inmenso regalo es quien pierde de verdad. Por ello recuerda, nunca te arrepientas de haber amado y haber perdido, porque lo peor es no saber amar.

Afortunadamente la neurociencia va ofreciéndonos día tras día reveladoras informaciones que nos explican por qué actuamos como actuamos en esto del amor. Lo primero que conviene recordar es que el cerebro humano no está preparado para la pérdida, nos supera, nos inmoviliza y nos enclaustra durante un tiempo en el palacio del sufrimiento.


“El amor no tiene cura, pero es la cura de todos los males”
-Leonard Cohen-


Estamos programados genéticamente para conectar entre nosotros y para construir lazos emocionales con los que sentirnos seguros, con los que edificar un proyecto. Es así como hemos sobrevivido como especie, “conectando”, de ahí que una pérdida, una separación e incluso un simple malentendido haga que salte al instante la señal de alarma en nuestro cerebro.

Ahora bien, otro aspecto complejo sobre el tema de las relaciones afectivas es el modo en el que afrontamos dicha separación, dicha ruptura. Desde un punto neurológico cabe decir que empiezan a liberarse al instante las hormonas del estrés, conformando en muchos casos lo que se conoce como “el corazón roto“. Sin embargo, desde un punto emocional y psicológico, lo que sienten muchas personas es otro tipo de realidad.

No solo experimentan el dolor por la falta del ser amado. Sienten una pérdida de energía, de aliento vital. Es como si todo el amor dado, todas las esperanzas y afectos dedicados a esa persona se hubieran ido también, dejándolos vacíos, yermos, marchitos…

Entonces… ¿cómo volver a amar de nuevo si lo único que habita en nuestro interior es el polvo de un mal recuerdo? Es necesario que afrontemos estos momentos de otro modo. Te hablamos de ello a continuación.



Dar amor o evitar amar de nuevo

Todos nosotros somos un delicado y caótico compendio de historias pasadas, de emociones vividas, de amarguras soterradas y miedos camuflados. Cuando se inicia una nueva relación nadie lo hace enviando previamente todas sus experiencias pasadas a la papelera de reciclaje. Nadie empieza de “0”. Todo está ahí, y el modo en que hayamos gestionado nuestro pasado hará que vivamos un presente afectivo y emocional con mayor madurez, con mayor plenitud.

“Es mejor haber amado y perdido 
que nunca haber amado en absoluto”

-Alfred Lord Tennyson-

La naturaleza de la iluminación


La iluminación es simplemente la comprensión y el reconocimiento directo de cómo son realmente las cosas. Es la realización de la verdadera naturaleza de la realidad.

Hay muchos conceptos que apuntan hacia esta comprensión: Términos tales como "despertar", "no-dualidad", "antes de la comprensión", "consciencia-sin-objeto", "puro ser", y así sucesivamente. Todos estos conceptos son válidos. Pero son punteros, y no la realización en sí. La realización en sí es un conocimiento de otro orden más allá de la categorización conceptual. Es radical, revolucionario, y siempre ahora. Pone todo patas arriba, y es un punto y aparte en el tanteo del pensamiento confuso.

La iluminación es la comprensión de lo que la consciencia es, y de la no-existencia esencial del yo intencional, la persona consumida por los miedos, apegos y deseos, que piensa que puede controlar las cosas y cree que tiene libre albedrío; incluso la persona que piensa que quiere (o necesita ) lograr la iluminación.

La iluminación no es no-dual, ya que es otra categoría aplicada por la mente. Tampoco es dual. No es ni más allá de los dos, ni nada. No puede ser capturada ni catalogada. Eso no quiere decir que la iluminación no pueda ser abordada por el pensamiento. Sin duda se puede, y puede ser descrita y comprendida intelectualmente. La mente, clarificada y agudizada, es una herramienta importante para deshacer las ilusiones del yo personal. Pero la mente sólo nos lleva a "99 grados centígrados". No nos lleva más allá del punto de ebullición de la realización. Nos acompaña hasta la puerta, junto con su compañero esencial conocido como "pasión".

La consciencia iluminada ve y comprende la perfección intrínseca y total de cada momento. Ve y comprende que el ser personal no es así, y que nunca ha tenido una existencia sustancial, más allá de ser un constructo mental: una colección de recuerdos e identificaciones, un presunto "centro de gravedad " interior que no existe en ningún sentido absoluto.

La iluminación no puede ser realizada si estamos gobernados por los deseos generados por el fantasma del yo personal. El yo personal busca muchas cosas, las interminables Santos Griales del mundo. La iluminación será simplemente otro de sus deseos si ve algo deseable en la iluminación. El yo personal piensa que tal vez esta "iluminación" nos libera de ciertas cosas y ciertas responsabilidades. El yo personal por lo general tiene una motivación equivocada de buscar la iluminación, y con el tiempo esta motivación equivocada se revela, lo que resulta en una disminución del interés por la iluminación. Esta disminución en el interés generalmente suele adoptar la forma de dejarse distraer por otros asuntos. Estas distracciones son en realidad el yo personal que busca escapar del negocio de la iluminación, y readquirir su antiguo asimiento y hábitos.

Para el yo personal, la iluminación es en última instancia algo aterrador, porque es una llamada a abandonar el barco por completo. Es la muerte de todas las ilusiones más queridas. Como tal, no es posible que nos embarquemos en este camino a menos que estemos verdaderamente cansados de nuestras ilusiones y de la naturaleza totalmente repetitiva del sufrimiento generado por el ego.

La iluminación es la liberación de la ilusión, la libertad de la ignorancia. Pero en casi todos los casos la iluminación no es un asunto de efecto inmediato Su realización es radical e inmanente, pero rara vez completa y total. El yo personal no renuncia a sus queridas ilusiones tan rápida o fácilmente. Por lo general, mantiene una buena y sostenida lucha.

lunes, 13 de febrero de 2017

El tiempo es una persona


Tanto si lo utilizas como si no, se gasta y te desgasta. Aunque nunca puedas verlo, te acompañará a cualquier lugar. Para unos siempre hay poco, mientras que otros tienen en abundancia. No entiende de clases, ni dinero y nadie es inmune a él, pues el tiempo no discrimina.

Visible para nuestros ojos a través de las manillas del reloj, se ve reflejado en las caras y cuerpos de quienes nos rodean. Su avance nos moldea y muchas veces hace las veces de espejo devolviéndolos a nosotros mismos aquello que nosotros dimos en su día.


El tiempo es como una persona. Hay que respetarlo y saber valorarlo. Cada persona necesita su tiempo y hay tiempos que piden la presencia de otras personas.


Cada uno es dueño de su propio reloj

Es habitual escuchar a las personas quejarse: “No tengo tiempo para nada”, “Si algo me sobra a mí es tiempo”. Aunque todavía es más frecuente escuchar como protestan sobre cómo gestionan los demás el suyo: “Nunca tiene tiempo para mí”, “Si no saca tiempo para verme es porque no me quiere”.

A veces hablamos del tiempo de los demás como si nos perteneciese. Usamos nuestra propia mirada y criterio para estimar que cantidad de vueltas del reloj nos pertenecen, incluso si ese reloj se encuentra en la muñeca del otro.



Cada uno es dueño de su propio reloj y decide cómo quiere bailar al son del tic tac de las manillas. Son muchas las miradas que se posan sobre nuestra esfera de cristal, pero hay una que prima sobre todas las demás: la de uno mismo.

Cada persona necesita su tiempo

Cuando se trata de digerir eventos emocionales, como por ejemplo una ruptura, un duelo o una situación emocional complicada, cada persona tiene su propio tiempo y es importante respetarlo. Lo que una persona puede superar en una semana a otra le puede costar un mes.

Las dificultades aparecerían cuando un evento no llega a superarse del todo a pesar de que hayan pasado ya los meses necesarios, es entonces cuando convendría acudir a un especialista.


En ocasiones hemos escuchado aquello de “lo único que necesita es tiempo”, y son muchas las veces que esto se cumple. El paso de los días y los meses difumina el dolor de aquello que al principio nos parecía tan doloroso. A veces lo único que una persona necesita es que respeten su ritmo.

Cada tiempo necesita de sus personas

TU YO SAGRADO capitulo 14


De lo malsano a la pureza

Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios
SAN MATEO, 5:3

Hoy trabajaré con lo más puro de mis intenciones en mayor beneficio de todos
En el confucianismo hay un principio denominado Jen. Este principio se
refiere a la creencia de que existe el bien, el bien puro, en el centro de nuestro
ser, donde puede hallarse el yo o el espíritu. Todas las personas nos parecen
buenas cuando son su verdadero yo. El principio de Jen da a entender que
uno no puede evitar ser puro cuando es su verdadero yo. Las vidas se tornan
malsanas cuando hacemos caso omiso de nuestro auténtico yo y escuchamos
al falso yo.

Para permitir que el yo superior triunfe en ese conflicto entre la pureza y lo
malsano, debe despojarse de cualquier idea de que en el fondo usted es un
pecador. Es necesario que se dé cuenta de que la faceta central de su ser es
pura, buena y hermosa. Tal como San Mateo lo expresa, con una gran
perfección, esta pureza de corazón le permitirá conocer a Dios.

Por supuesto, lo contrario también es verdad. Si lleva una vida malsana, de
pensamiento o acción, será incapaz de conocer el espíritu divino que hay
dentro de usted, y el ego continuará dominando su vida interna y externa.
Los puros de corazón se distinguen por sus pensamientos y acciones. Su yo
superior desea que tengas pensamientos puros y una conducta pura. Su ego
se resiste con fuerza a la pureza y hace campaña a favor de lo malsano. Con el
fin de combatir este conflicto, debe entender cómo puede reconocer qué tipo
de vida lleva, y si es necesario, mejorar.



PURIFICACIÓN DE SU PENSAMIENTO

Todo en lo que piensa acaba convirtiéndose en acción. Cuanto más consciente
sea de cómo utiliza a mente, más capaz será de dejar atrás las formas
malsanas de pensamiento.

Cuando usted sabe que sus pensamientos acaban convirtiéndose en acción, se
vuelve muy cuidadoso con respecto a lo que piensa porque empieza a ver que
sus pensamientos pueden envenenar su vida.
La purificación de sus pensamientos es una variante del tema de la conciencia
superior. Así que puede que le interese comenzar por repasar las claves de
acceso a la conciencia superior que encontrará en la segunda parte. Las
primeras tres –desterrar la duda, cultivar la condición de observador y acallar
el diálogo interior- resultan esenciales para dominar el ego y empezar a
reconocer y aceptar la pureza.

El pensamiento malsano es un hábito que nos hace utilizar la mente según
interpreta el ego. Abandone el hábito de la interpretación constante y
comience a vivir su vida libre de los comentarios del ego. Su voluntad de
encararse con las formas en que ha estado pensando es el principio del
proceso de purificación. Su capacidad para cesar de enjuiciar le permitirá
alcanzar el terreno más elevado (allí donde se conoce la presencia de la energía
divina) y experimentar la conciencia más rica que acompaña al triunfo de su yo
superior.

Saber que usted puede escoger pensamientos menos malsanos es un
importante descubrimiento. Muchas personas nunca lo han descubierto. En
consecuencia, pasan la totalidad de sus vidas defendiendo la idea de que sus
pensamientos son inmutables. Usted, que se halla en la senda espiritual, sabe
que no es así. Sabe que es algo más grande que sus pensamientos y más
divino que el cuerpo en el que tienen lugar esos pensamientos.

Sus pensamientos y conducta son hábitos resultantes de la experiencia de su
vida, incluidas las creencias que ha aceptado de todas las personas bien
intencionadas que le formaron. Para purificar su pensamiento y hacer que su
mente funcione exactamente como quiere que lo haga, debe estar dispuesto a
examinar estos hábitos de pensamiento. Entonces comenzará el proceso
purificador y verá el acceso hacia su yo espiritual.



Libérese de los prejuicios

La palabra “prejuicio” pertenece a la misma familia que prejuzgar.
Fomentamos el pensamiento malsano siempre que nos permitimos enjuiciar. Y
cuando juzgamos por anticipado, nuestros pensamientos son todavía más
malsanos.

Cuando estaba haciendo las investigaciones para otro de mis libros, La
felicidad de nuestros hijos, me sentí intrigado por los datos que indicaban que
los niños a los que se les enseñaba a creer, sin cuestionamientos, en lo que
decían las autoridades, eran los niños que más prejuicios presentaban. Esta
conclusión resulta comprensible cuando uno se da cuenta de que prejuzgar a
los demás, basándose sólo en lo que han dicho las personas, impide el
desarrollo de una mente propia.

El prejuicio procede de tratar a la mente como un espacio para los
pensamientos y creencias de otros. El aprendizaje de cómo ocupar su mente
con interpretaciones personales, aunque sea durante un momento, le permite
conocerse a sí mismo y conocer a los demás a través de su yo espiritual.
Cuando su mente está ocupada por los prejuicios, el ego es el dueño de la
casa.

Prejuzgar es una forma de interpretar los motivos y comportamientos de los
otros de acuerdo con los criterios establecidos por el ego. No es algo que
quede limitado a los antagonismos raciales, sociales y religiosos que hemos
llegado a asociar con la palabra “prejuicio”. Siempre que usted define a los
miembros de una generación diferente de la suya como inferiores, estrafalarios
o anticuados, usted está prejuzgando.

Para liberarse del hábito de enjuiciar, dictado por el ego, haga un inventario de
sus pensamientos y lleve la cuenta de cuánta de su energía interior está
dedicada a prejuzgar a los demás. Pregúntese si está dispuesto a continuar
alquilando su mente para que la ocupen los pensamientos de otros.

El antídoto para los pensamientos malsanos es desactivar al ego y escuchar al
yo superior. Comenzará a saber que nadie de este planeta es superior ni
especial a ojos de Dios, del mismo modo que nadie deja de ser especial.
La purificación de sus pensamientos, en realidad, no s nada más que ver la
plenitud de Dios en todas las personas. En el momento en que sienta que un
prejuicio penetra en su mente, reemplácelo por el pensamiento de que no
quiere envenenar su mente. Adopte el papel de observador y vea la presencia
amante dentro de todo. El sagrado saludo sánscrito “Namaste” es un
recordatorio de este tipo de pensamiento. Haciendo una traducción
aproximada, significa: “Celebro el lugar que hay dentro de ti en el que los dos
somos uno”.

La purificación de sus pensamientos, por lo que hace a los prejuicios, tiene
lugar cuando usted está dispuesto a reconocer las incontables creencias que
ha recibido de otras personas, y cuando quiere estar en relación con los
pensamientos puros que emanan de su yo espiritual.

En ese momento está dispuesto a iniciar la ruptura con el hábito de prejuzgar y
reemplazarlo por la idea contenida en el saludo sánscrito: Namaste.



Libérese de su libido

Una inteligencia emocional positiva es clave de éxito


“La inteligencia emocional representa el 80 por ciento del éxito en la vida”. Así al menos lo considera Daniel Goleman. De ahí que una inteligencia emocional positiva pueda ser clave para encontrar aquello con lo que realmente soñamos.


El filósofo César Ojeda, basándose en los estudios de celebridades en el campo de la inteligencia emocional y la psicología positiva como Goleman, Fromm o Rojas, ha intentado explicar en qué consiste esta unión que tanto podría aportar a tu vida.

Las emociones y el mundo moderno

Según Ojeda, las emociones siguen pareciendo algo irracional a la vista de las estructuras de pensamiento occidentales. Es como si tuviésemos que comportarnos como seres absolutamente racionales. Sin embargo, esta visión casi tecnificada del ser humano, que podría más bien transformarse en una máquina, parece ir desvaneciéndose con el paso del tiempo. Incluso así, la separación de la razón y las emociones, cuando no el enfrentamiento, todavía persiste.



De hecho, persiste tanto, que aún nos movemos en un ambiente vital industrializado donde todo va muy rápido. En esta situación, términos como eficacia y eficiencia son sinónimos de éxito personal, social y profesional.


A ello hay que sumarle la llegada de las redes sociales. Ahora, la visión del mundo puede variar para un individuo dependiendo del estado en Facebook o sus comentarios en Twitter. Sin embargo, todo esto deja un poco de lado otras cuestiones como el amor, los sentimientos, la igualdad e incluso la unidad.

Inteligencia emocional positiva para conocerse bien

Muchos han estudiado las consecuencias que las nuevas tendencias tienen sobre la sociedad contemporánea. Como hemos dicho, a los nombres ya citados como Fromm o Goleman se suman otros de la importancia de Frankl. Al parecer, todos ellos llegan a una conclusión básica, conócete bien a ti mismo. Algo que si bien podría pensarse que es de sentido común y excesivamente simple, tiene una explicación totalmente lógica.

Recuerda que el hombre, como ser humano, en todo momento es el mismo. En realidad, lo que cambian son las circunstancias históricas y sociales. Sin embargo, nosotros, como seres físicos, seguimos igual que siempre.

Por ello la inteligencia emocional positiva sigue siendo tan válida ahora como pudo serlo hace 2000 años o hace 100. Aporta la capacidad para aprender a percibir, comprender y manejar de forma sabia y acertada las propias emociones.


Las emociones son intrínsecas al ser humano

sábado, 11 de febrero de 2017

Yo Soy, el Yo Soy (La atmósfera de Dios)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE Y AYUDE.

Hoy día tenemos la oportunidad de probar la atmósfera de Dios. Concentren la atención sobre la región de la glándula pineal, sabiendo que la atención enfocada allí hará que tenga lugar la actividad equilibrante de todos los centros, 

atrayendo y proyectando todo el poder hacia el centro de la cabeza. Desde este centro el poder del verbo, —que no es más que una representación del pensamiento-, se reflejará de vuelta sobre el centro vocal.




SI QUIERES SUSCRIBIRTE, HAZ CLIC EN EL SIGUIENTE ENLACE:
https://www.youtube.com/user/TheIsmavision

viernes, 10 de febrero de 2017

Búscate. Encuéntrate. Libérate.


En tus venas está la esencia de la misma Inmensidad. Jugamos el juego de los dioses menores.

El Ser no obliga a nada, se divide a sí mismo y recorre sus vericuetos, que ahora parecen inciertos, aunque el salir del olvido está presto, aunque es estrecho el ventanal.

¿Por qué no hablar directo? ¿Por qué no dar sin esperar? ¿Por qué siempre dudar sin cesar? Hay tantos porqués en vuestras acciones que no acertáis a encontrar repuestas con discernimiento. Suele ser la imposición de un concepto el que se imponga contra todo lo que no sea igual: un absurdo razonar. 

Corren tiempos de reencuentro, de llegar a la verdad. Estáis muy cerca de encontraros con vuestra divinidad. Sí, he dicho vuestra divinidad, la que tod@s poseen, pues todos sois divinidad. Es tiempo de remembrar. Es tiempo de no perderse en palabras pregonadas, que sólo incrementan miedo en el declinar humano.

Desde ya el enfrentamiento puedes abandonar. Sois todos iguales en esencia, sólo la forma cambia. Y esta es una verdad que sólo has de encontrar en una búsqueda personal interna.

TU YO SAGRADO capitulo 13


De la dominación a la tolerancia

Acusar a los demás de los propios infortunios es un signo de falta de
educación.
Acusarse a uno mismo demuestra que la educación ha comenzado.
No acusarse uno mismo ni acusar a los demás demuestra que la educación ha
sido completada
EPICTETO


Soy consciente de que no necesito dominar a nadie con el fin de estar
espiritualmente alerta

Su yo superior quiere que esté en paz. Su ego quiere mantenerle en un estado
de agitación con el fin de conservar su domino sobre su vida. Es probable que
haya escuchado a su ego durante la mayor parte de su existencia.

El resultado de escuchar al ego es que la mayoría de nosotros permitimos que
el ego nos persuada para escoger la dominación en lugar de la tolerancia como
criterio en nuestras relaciones. Pasar de la dominación a la tolerancia requiere
disciplinar el ego y escuchar al yo espiritual.

Estoy escribiendo según mi experiencia personal en este asunto, y se trata de
una de las misiones más difíciles que me ha planteado mi yo espiritual. He
pasado muchos años dominado por mi ego, y sin tener intención de hacerlo he
convertido la dominación y el enjuiciamiento en las piedras angulares de mi
relación con los demás.

Las sugerencias que encontrará en este capítulo provienen todas de mi propia
experiencia al superar las inclinaciones dictadas por el ego. Realizar la
transición de la dominación a la tolerancia reviste una especial dificultad
debido a que el deseo de satisfacer el ego es muy poderoso. El ego se
muestra en extremo persuasivo después de toda una vida de disfrutar de los
beneficios de la dominación. No quiere renunciar a su control.
Su yo superior asumirá el mando fácilmente cuando usted deje de controlar a
otras personas. Comenzará a sentir un amor incondicional, y empezará a
encontrar la paz que ha deseado.

Para encaminarse hacia la tolerancia que fomenta su yo superior y apartarse de
las necesidades de controlar y juzgar impuestas por el ego, necesita examinar
las cualidades que alimentan una forma tolerante de abordar al vida.



REEMPLAZO DE LA DOMINACIÓN POR LA TOLERANCIA

Aquí encontrará las principales características de la tolerancia. Fíjese en que
con la tolerancia entra en sintonía con su yo superior al renunciar a las
constantes exigencias del ego. Dese cuenta de que lo que el ego le ha hechoa
usted, usted se lo ha hecho a otras personas.

El aprendizaje de estos comportamientos para crear una actitud tolerante es
una manera de educar al ego y de educarse a sí mismo. En el proceso, puede
despojarse de las habituales reacciones del ego que le apartan de la verdadera
realización.

Dejar que las cosas sean como son. Para volverse más tolerante y estar menos
controlado por su falso yo, comience a sentirse satisfecho con tal como son
las cosas. Su ego nunca está del todo contento. Si escoge algo, su ego le
convencerá de que considere alguna otra cosa.

Si una persona a la que ama actúa y es muy considerada con todo lo que usted
dice o hace, su ego quiere que esa persona sea más crítica; si esa persona es
más crítica, su ego decide tenerle antipatía. Si come demasiado, usted
comienza a pensar en lo agradable que sería estar más delgado; se pone a
dieta, y todos sus pensamientos girarán en torno la comida. Si se queda en
casa durante un largo período de tiempo, su ego se pone a contarle lo bonito
que sería viajar; póngase en carretera y el ego empezará a hablarle de lo bonito
que sería quedarse en casa. Se encuentra en una relación y comienza a
imaginar que sería más agradable estar libre de ataduras; no disfruta de una
relación y empieza a querer tener una. Sus hijos andan corriendo por la casa y
empieza a pensar en escapar de ella; se ha ido de la casa y no piensa en nada
más que en sus hijos.

Si se identifica con lo descrito, puede estar seguro de que el ego le ha
separado temporalmente de su yo espiritual. Dada su voluntad de convencerle
de que está separado de todo, necesita separarle del centro de su ser.
Entonces puede mantenerle en ese estado de tratar de dominar a otras
personas como manera de intentar lograr el equilibrio y el contento. El
problema radica en que usted no puede alcanzarlos si se halla separado de la
conciencia de su yo superior.

Cuando comienza a escuchar a su yo superior en los momentos
contemplativos y de quietud, empieza a relajarse y aflojar la presión.
Desaparece la falsa creencia de que todas las personas de su vida necesitan
ser dominadas o controladas por usted o de que los demás tienen que estar a
la altura de sus expectativas para ser felices.

Las personas son como soy, y su necesidad de dominarlas o cambiarlas en el
sentido que sea es el dictado de su falso yo. Su ego está, tomo de costumbre,
intentando convencerle de que está separado de los demás. Tampoco quiere
que caiga en la cuenta de cómo hace para dominar su existencia, así que le
convence de que si no domina a los demás ellos le vencerán.

El ego proyecta sus tendencias controladoras sobre los demás para evitar que
lo vea operando dentro de usted. Al mismo tiempo, hace que vea a la gente
tolerante como controlable. El inteligente ego le controla en un sentido y otro.
Le hace comportarse de modo dominante para ocultar cómo le controla a usted
y al mismo tiempo le hace sentir desagrado por las personas tolerantes
controlables. ¿Por qué iba usted a querer decidirse por la tolerancia cuando le
ponen ese modelo delante?