miércoles, 21 de junio de 2017

Estas son las 20 cosas que debes alejar de tu vida si pretendes ser feliz


Muchas son las cosas que nos suman en la vida, pero también existen cosas que adoptamos que no nos hacen bien, de algunas inclusive hacemos hábitos y otras nos visitan de manera puntual. Independientemente de la frecuencia y de la intensidad, hoy te recomendamos alejar de ti estas cosas que no permitirán alcanzar tu felicidad:

Los malos pensamientos. Tus pensamientos crean tu vida, dedícate a cultivar los que te favorezcan.
La necesidad de controlarlo todo. No todo está bajo tu control, no te frustres, acepta y deja fluir la experiencia.

Las personas que permanentemente te hagan sentir mal. Está bien que eventualmente una persona nos apague la sonrisa, pero si el común resulta ser ese resultado, no tenemos mucho que esperar, ni buscar de esa interacción.

Lugares, cosas, personas y creencias que te impiden ser tú mismo. Nada como poder ser tú mismo, si te sientes limitado, juzgado, deshazte de todo aquello que ponga barreras para llegar a ti mismo.

La necesidad de tener razón. Muchas veces es preferible tener paz y no tener la razón, nunca hay una sola forma de hacer las cosas y es falta de humildad pretender que nuestras maneras son las mejores.

La necesidad de encontrar tu otra mitad. Estamos completísimos, no nos hace falta la mitad de nada, así que si quieres a alguien en tu vida que no sea para llenar espacios, sino para amar y ser amado.

El querer ser mejor que los demás. SI te vas a comparar con alguien, que ese alguien seas tú mismo, rétate si quieres cada día y haz de ti tu mejor versión.

La arrogancia. Nadie es más o menos que nadie, solo tenemos diferentes maneras de ver la vida y actuar a través de ella, aprende de todos y si en tus manos está enseña algo.

La mezquindad. La vida es muy corta para guardarnos cosas, para ser escasos, para no dar lo que tenemos, para no compartir… La vida se vive mejor desde la generosidad y mientras más damos, más recibimos.

La necesidad de aprobación de los demás. Siempre, hagas una cosa u otra, habrá quien te critique, entonces decanta de una vez por hacer exclusivamente lo que te haga feliz, la opinión de los demás, por importantes que sean en nuestras vidas, no debe tener más peso que la nuestra.

Las críticas y los juicios hacia otros. Respeta la vida y los procesos de los demás, aprende a ver para entender, sé empático y en lugar de criticar, si te vas a meter en la vida de alguien, que sea para realmente aportar.

Las quejas constantes. Si te enfocas siempre en lo negativo, no importa las maravillas que tengas en frente, no serás capaz de apreciarlas. Deja de quejarte y toma acción, cambia lo que no te guste y acepta lo que no puedas cambiar.

martes, 20 de junio de 2017

El estrés, la ansiedad y la depresión se manifiestan cuando vivimos para complacer a los demás


Definitivamente tenemos muchas maneras de vivir la vida, una de ellas es entendiendo que tenemos una gran responsabilidad con nosotros mismos en lo que respecta a escribir la historia de nuestras vidas, siendo nosotros los protagonistas, considerando nuestros sueños, considerando que debemos cuidarnos, considerando que las personas que pertenezcan a nuestro núcleo, deben cada una tener el lugar que les corresponda, sin otorgarles en ningún momento control sobre nuestras decisiones, nuestras acciones o nuestra vida en general.

Vivir para complacer a otros puede llegar a ser el camino más frustrante que decidamos transitar, significa dejar nuestras ilusiones de lado y adoptar unas que no nos pertenecen. Si bien es cierto que podemos sentir mucha satisfacción cuando las personas importantes para nosotros se sienten orgullosas de nosotros, también es cierto que cuando generamos ese efecto tratando de adaptarnos a unos parámetros que no concuerdan con lo que queremos, tarde o temprano esa satisfacción se convertirá en frustración.


Todos merecen cariño y respeto por lo que son, sin tener que aparentar nada o encajar en un patrón determinado, no hay una única manera de hacer las cosas, y es muy arrogante pensar que dentro de un universo de posibilidades, la nuestra es la mejor manera. Todos estamos en un camino de evolución y cada uno necesita vivir sus propias experiencias para aprender y crecer, si vivimos esas experiencias tomando como referencia lo que a los demás les gustaría con respecto a nosotros, nos perderemos de lecciones valiosas a lo largo de nuestro camino.

Nuestras emociones están ligadas a nuestros pensamientos, y ambas cosas son los que terminan desencadenando un estado de estrés, ansiedad o depresión. Cuando no nos sentimos satisfechos con lo que hacemos, porque en definitiva es lo que otro desea, cuando nos presionamos demasiado tratando de encajar, cuando nos importa más qué pueda pensar la gente, en lugar a cómo nos sentimos realmente, generamos en nuestra mente una cantidad de pensamientos que se harán predominantes.

Al tener una tendencia negativa en nuestros pensamientos, nuestro cuerpo reaccionará con las emociones asociadas, y de esta manera nuestro cuerpo nos alertará de que hay algo que no estamos haciendo de la mejor manera o que estamos albergando y alimentando en nuestra mente contenido que nos hace daño.

Si estás esperando un mensaje que no llega, eso también es un mensaje


Se nos hace mucho más sencillo procesar información que recibimos de manera explícita, a tener que interpretar esos mensajes que se leen entre líneas, que se derivan de acciones o se relacionan a ausencias.

Muchas veces no queremos ver lo que en realidad ocurre y nos ponemos de barrera el hecho de no haber escuchado ciertas palabras, de no haber leído un mensaje determinado y terminamos restándonos la posibilidad de dar significado a aquello que ya sabemos, pero que nos cuesta aceptar, aquello que se nos ha dicho a través de eso contrario a lo que esperamos, a esas palabras que no escucharemos, ni leeremos, a esa presencia que jamás será tal.


No siempre obtendremos de los demás lo que queremos, pero siempre vamos a recibir una lección, siempre vamos a ganar una experiencia, así que si nos entristece la ausencia de alguien y no cabe por algún motivo que nosotros generemos un acercamiento, o al menos no como nos gustaría, aprendamos a aceptar y a rescatar de lo que no nos gusta, lo mejor.

La vida actúa de manera curiosa y muchas veces no logramos percibir que el no estar cerca de quienes nos gustaría, resulta en una verdadera ganancia, algunas veces se trata encontraremos el beneficio reflejado en uno o varios de estos resultados:


Nos enfocamos en cosas mucho más provechosas para nosotros.
Aprendemos a valorar la presencia de quienes queremos.
Con el tiempo nos preparamos para estar juntos de una manera más armónica, sana o conveniente.
Nos ahorramos tiempo de recorrer un camino que no nos llevará al lugar donde queremos estar.
Maduramos y aprendemos a darnos el lugar que nos corresponde.
Aceptamos que las cosas no siempre resultan como las esperamos.
Y de alguna forma, quizás no de forma inmediata, terminamos agradeciendo a la vida por lo que fue y por lo que dejó de ser en nuestras vidas.

lunes, 19 de junio de 2017

Agobios en el camino e instrucciones para el inconsciente


Es posible que, en algún momento, sintamos que no estamos haciendo bastante para poder alcanzar todos los objetivos de crecimiento personal que parece que tenemos que conseguir si queremos dar grandes saltos y pasos hacia adelante en nuestra vida. Hemos leído tantas cosas sobre tantos posibles beneficios, potenciales y recompensas de lo que tenemos por delante cuando consigamos llegar a otros niveles de la realidad, a esa “matrix 15,6Hz”, que ahora mismo creamos más formas energéticas de agobio por el “no puedo hacerlo”, “no llego a todo”, que formas positivas de “tranquilo, estoy en el camino, y todo llegará en su debido momento”.

No hay nada que reprocharnos en este aspecto, el inconsciente colectivo se nutre de las proyecciones de todos nosotros, y de ahí nace la realidad consensuada en la que vivimos, teniendo en cuenta que, además, contiene las formas mentales provenientes de las manipulaciones que nos insertan aquellos en el poder, para que pensemos en ciertas direcciones o tengamos ciertas ideas sobre ciertos temas. Puesto que, de momento, no tenemos más remedio que seguir conectados a este inconsciente colectivo, hasta que no lo limpiemos entre todos con nuestras propias proyecciones a partir de la autoconsciencia y de la responsabilidad por lo que emitimos, los egregores de este “agobio colectivo” que flota sobre nosotros presionan con fuerza a nuestro inconsciente, terminando, en algunos casos, de desconectarnos por completo de los esfuerzos por ir recuperando nuestro poder, potencial y libertad, y terminando por generar, muchas veces, sin que uno mismo se de cuenta, sensaciones de pesadez y apatía sobre las acciones que cada uno debe tomar para seguir con sus octavas y procesos en curso.

Y es que cuando algo que, a priori, está orientado a un crecimiento con un sustrato de alegría y bienestar se convierte en una carga con sustrato de agobio, hay que frenar y reorientar las cosas. Todos queremos vivir mejor, estar mejor, sentirnos mejor, aprender, crecer, disfrutar de la vida y aprender con ella. Si esto se convierte en un lastre, porque uno está saturado de técnicas, recetas, informaciones y contradicciones de todo tipo sobre como estar mejor, como vivir mejor, y cómo evolucionar, la psique se colapsa, al menos en ciertos aspectos, y el proceso alquímico interior se ralentiza, pues las energías que lo nutren a veces son fuerzas contrapuestas.
Dicho esto, la idea es simplemente “no agobiarse”, todos llegamos a donde tenemos que llegar en el momento en el que nos toca llegar, y los conceptos de tiempo, para los procesos que rigen esos pasos hacia la transformación de cada uno, no son determinantes para nada. Hasta los procesos macro-evolutivos a nivel del planeta, que están siendo monitorizados, apoyados y ayudados por razas, grupos y fuerzas exo-planetarias para que no frenemos nuestro avance como especie, se rigen y se ajustan a los pasos que nosotros, como humanos, desde dentro, vamos dando para conseguir los cambios que necesitamos.


Repasando la creación del yo observador

Cambiamos de tercio para seguir explicando cosas sobre el funcionamiento de la psique, que nos ayude a comprendernos mejor en todos los aspectos. Ya hemos explicado como se crea el “yo observador”, esa sub-faceta de nuestra personalidad que hace de puente entre la mente consciente y el ser o Yo Superior. No es que ningún otro “yo” no pueda hacerlo, todos los sub-caracteres que tenemos tienen esa posibilidad, pero no les toca, o mejor dicho, no tienen la constitución energética para ello. Si pones en control de tu personalidad a tu “yo analítico”, a tu “yo celoso”, a tu “yo valiente” o a tu “yo triste”, esos rasgos de tu personalidad aflorarán y tendrán el control del conjunto de lo que muestras al mundo, pero serán dependientes de las emociones y formas mentales a las que están asociados, por lo que no estarán, por constitución, “hechos” para hacer de interlocutores con nuestro ser o Yo Superior con la misma facilidad que un “yo” que ha sido creado, por nuestra voluntad de auto-observarnos y mirar hacia dentro, con las características de comunicar diferentes partes de nosotros mismos.


Un logro enorme

Supongamos entonces que el “yo observador” ya está en construcción, ya existe, y poco a poco somos capaces de darle el control de nuestra personalidad, todo el tiempo, lo cual equivale a que todo el tiempo somos lo suficiente conscientes de lo que sentimos, pensamos, y se mueve en nuestro interior. Esto ya es un paso enorme, y si no fuéramos más allá de este logro habríamos conseguido lo que una gran parte de la humanidad no conseguirá jamás, salir del control de los automatismos que nos rigen y ser conscientes de los mismos. Pero no es suficiente si uno toma en cuenta el contexto en el que nos movemos ahora mismo, que no es otro que el de un cambio de realidad para la masa de la humanidad, ya que lo que valía como meta evolutiva hace cinco siglos, ahora no es sino un pequeño escalón de los muchos que hay por delante.


Controlar la consciencia en su totalidad

Consideración y desconsideración


Todos los aspectos que hemos trabajado en las últimas semanas en estos artículos sobre conceptos duales, posiblemente tienen en común el hecho de que son cualidades que, por un lado, todos consideramos en general deseables, y por otro, todos las reconocemos y las destacamos cuando no están presentes o cuando vemos a alguien que no las manifiesta. Así por ejemplo el amor, la laboriosidad, la sinceridad o la atención, de las que ya hemos hablado, pasan algo más desapercibidas que el miedo, la desidia, el engaño o la distracción.

Es simplemente cuestión de darnos cuenta que ambas polaridades forman parte de la maquinaria humana, a nivel mental principalmente, y que, en general, tengamos claro cual de las dos facetas es la que queremos manifestar para todos en la sociedad de esa “nueva Tierra”, como nos ha dado por llamar a un futuro nivel evolutivo que esperamos algún día ver manifestado en nuestra realidad.

Los dos paramentos de hoy no son diferentes en ese aspecto, la consideración hacia los demás, y la desconsideración hacia ellos. La empatía y la apertura de miras, el querer comprender y el ponerte en la piel del otro, o el querer cerrar los ojos ante ellos y rechazarlos, ya que es más fácil, o suele serlo, debido a mecanismos automáticos de protección imbuidos en la psique, rehusar y confrontar que escuchar y aceptar. Y todo, efectivamente, una vez más, por los múltiples miedos subyacentes que poseemos y que se manifiestan en las relaciones humanas.


Un espacio para el entendimiento

¿Qué es la consideración? Es tener y tomar en cuenta a los demás, lo que dicen, lo que piensan, lo que hacen. Aunque no lo compartamos o no nos veamos reflejados en ellos, les comprendemos o tratamos de hacerlo. Este comportamiento provoca y genera un espacio energético para el entendimiento, cosa harto difícil en muchos lugares, situaciones y entre muchas personas ahora mismo en una gran parte de las realidades de nuestro planeta. ¿Os imagináis que toda la población fuera considerada con todo el resto? Utopía quizás, pero realidad sin la cual no se puede alcanzar ningún futuro nivel evolutivo basado en otras reglas de convivencia y respeto común.

La consideración de una persona hacia otra suele ser un atributo de aquel que comprende varias máximas de la realidad en la que vive, y, por lo tanto, las aplica en su trato con sus semejantes, y que vienen a ser algo así como que nadie tiene en este plano la verdad absoluta, que cada uno vive en su propio universo y nivel de realidad según sus creencias, patrones y programas almacenados en su psique, y que, para cada uno de nosotros, existe una verdad tan real como la verdad de la persona de al lado, pero que no la percibe de la misma manera.

Teniendo en cuenta esto, ¿para que vas a discutirle a alguien algo en lo que cree firmemente solo porque no cuadra con lo que crees tu? Siempre suele ser más efectivo escucharse mutuamente y tomar en cuenta, considerar, todas las verdades individuales de todas las realidades existentes en el planeta, pues el mundo que vemos es la suma de las realidades donde considerándolas todas como válidas por parte de su proyector responsable (la persona que la crea), podemos llegar a entender a otra parte de la Creación haciendo su trabajo de crear en su trozo de universo la experiencia que necesita para que la Fuente se expanda y se comprenda a si misma un poco más.


Las fuerzas del choque entre realidades

sábado, 17 de junio de 2017

Yo Soy, el Yo Soy (CREACIÓN PROPIA)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE Y OS AYUDE.

CREACIÓN PROPIA.
Me parece que sería conveniente tener un entendimiento más claro de la actividad del libre albedrío Como regla general, los hijos escogen a sus padres, esto es, aquéllos a través de quienes nacerán a la vida terrenal. 

Aquellos que vienen a realizar un trabajo especial, a veces son asistidos por los Grandes Seres a la hora de hacer su selección. Si a alguien hubiera que culpar por las condiciones, sería al propio individuo. 

NINGÚN HIJO PUEDE CULPAR A SU PADRE POR NADA. NINGÚN INDIVIDUO PUEDE CULPAR A NADIE SALVO A SÍ MISMO POR LO QUE PAREZCA SER UNA CARENCIA EN ESTA CUESTIÓN.




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viernes, 16 de junio de 2017

La soltería se disfruta, una relación se respeta


Ciertamente la soltería es para disfrutarla, al igual que las relaciones de pareja. Sin embargo, cuando decidimos entablar una relación de pareja, debemos estar claros de los compromisos que estamos asumiendo.

Hay quienes no saben disfrutar de su soltería y lo ven como un estado destinado a buscar una pareja, como si de una penitencia se tratase, quieren estar en compañía, pero cuando se vinculan con alguien, pretenden seguir haciendo lo mismo que cuando estaban fuera de una relación.




Cada fase y estado de la vida nos brinda experiencias maravillosas, la soltería nos permite conocernos a nosotros mismos, nos permite realmente aprender a amarnos y en paralelo nos prepara para una relación a la cual podremos entrar con muchísimas más herramientas, con límites establecidos y con la claridad de las cosas que permitiremos entrar a nuestras vidas.

A su vez, la soltería nos da la libertad de tantear terrenos, de conocer personas, de compartir y experimentar cosas nuevas, no le debemos explicaciones a nadie, nuestros proyectos no incluyen a alguien más, podemos ir con compañías esporádicas, sin lastimar o engañar a alguien más, pero sí respetándonos a nosotros mismos, haciendo cosas que estén dentro de nuestros parámetros de merecimiento y respetando nuestra dignidad.




Una relación por muy libre que sea, lleva consigo el asumir que estaremos transitando nuestros caminos con alguien más, lo cual quizás pueda retrasarnos, pero sin duda será una experiencia divertida, a su vez, representa fidelidad, respeto, siembra, cuidado y atención.

Muchas personas, por lo general aquellas que están demasiado acostumbrados a la soltería se mantienen en una especie de limbo, donde no quieren estar solas, pero no saben cómo cuidar una relación, lo que termina convirtiendo sus relaciones en tóxicas, y acaban lastimando a quienes se vinculan con ellos.

Estamos en un punto donde necesitamos menos Whatsapp y más abrazos


Ciertamente la tecnología, las redes sociales, la mensajería instantánea se han vuelto un excelente recurso para mantenernos conectados con el mundo, especialmente con nuestros afectos, aquellos que no tenemos la disponibilidad de tener cerca cuando expresamente los necesitamos, sin embargo, esto no debe en ningún caso aislarnos en un mundo cibernético y hacernos olvidar las cosas y detalles importantes que nos alimentan el alma.

Las visitas inesperadas, los abrazos, las miradas expresivas… la presencia deben ser las cosas que sigan manteniendo valor, no debemos conformarnos con emoticones y etiquetas en fotos como mecanismos de contacto y cercanía. Las redes sociales están tomando tal auge que así como nos acercan a quienes tenemos lejos, inclusive a persona que jamás hemos visto, más allá de unas fotos, también nos alejan de las personas que están a nuestro lado.


Cada vez es más común ver personas en sitios públicos que no se comunican, que ni se Mirna a los ojos, los cuales están concentrados en una pantalla de un móvil. Debemos retomar la costumbre de dar afecto de manera presencial, de prestar atención a quien nos habla, sin hacer pausas para revisar el celular.

Resulta necesario vivir cada momento y disfrutarlo realmente, más allá de estar pendiente de capturar una foto de algo que probablemente ni exista, solo para compartirlo con personas que no necesariamente se interesan por nuestras vidas. Debemos aprender a amarnos y aceptarnos más allá de un número de likes, no debemos vivir buscando la aprobación de los demás para sentirnos bien con nosotros mismos y menos queriendo transmitir algo que muchas veces ni siquiera somos.



La tecnología y todo lo que trae de la mano resulta muy beneficioso, cuando sabemos acotarlo, limitarlo y darle cabida en nuestras vidas hasta cierto punto, sin que se convierta en el centro de nuestra atención.