jueves, 7 de septiembre de 2017

Somos AMOR


Somos AMOR,
Consciencia Plena de Dicha.
Quietud Refulgente,
Que Ilumina cualquier instante.
Nada Es que no seas TÚ.
Abrazarte desde el AMOR AMADO.
Es expandir,
Ofrecer,
Y compartir,
El AMOR que Es,
El AMOR que Eres,
El AMOR que Somos.

Escucha TÚ VOZ,
SiénteTe,
Eres el espacio,
Donde surgen los pensamientos,
Las emociones,
Los anhelos,
Eres el SER,
Pantalla donde Todo Es reflejado.
Consciencia Omnisciente,
La Única Realidad Presente.


Matías Márquez

miércoles, 6 de septiembre de 2017

En un mundo donde todos usan máscaras, resulta un privilegio poder ver un alma


Ciertamente ni nosotros mismos podemos reconocer lo que realmente somos, se nos puede ir la vida detrás de lo que creemos ser, que no corresponde a otra cosa que a nuestro ego asumiendo control y apariencia en nuestras vidas.

El ego no es más que esa parte de nuestra mente que intenta fervientemente hacernos creer que es quien tiene el dominio, el control, sin dar espacio a nada más que a los pensamientos, a las creencias e ilusiones.

El alma siempre está allí, intentando hacerse notar, intentando guiar nuestros pasos, solo que la mente no se lo permite, ella toma un papel protagónico y nos invade de pensamientos, por lo general asociados a cualquier otro momento que no coincide con el que vivimos, haciéndonos perder nuestro presente.

Si pudiésemos apaciguar la mente, si lográramos pausar sus pensamientos, podríamos sentir lo que en realidad somos, seres que tienen un propósito diferente, que entienden el porqué de su existencia, que no comulgan con las apariencias o el “qué dirán”, seres evolucionando y dando a los demás lo que quieren en sus vidas.


Las máscaras que solemos utilizar no hacen más que esconder la verdadera esencia, nos disfrazamos y cubrimos a través de la interpretación de un rol que adoptamos de tal manera que terminamos creyéndonos ese personaje.

Dejemos caer las caretas y aprendamos a reconocernos a nosotros mismos, dándole valor a lo importante, descubrámonos y una vez que sepamos lo que somos en realidad, no dudemos en mostrarnos tal y como somos a los demás.

No tengamos miedo, de seguro lo que en realidad somos, es mucho mejor de lo que aparentamos ser y no debemos preocuparnos por ser aceptados, a la única persona que debemos agradar es a nosotros mismos, aunque de seguro siendo nosotros mismos, atraeremos a las personas más adecuadas a nuestras vidas, que sintonicen con nuestra energía y nos colaboren en nuestro crecimiento.

Eres lo que dices, pero sobre todo lo que haces


Pensar que tus creencias y tus valores te definen está muy bien si tus actos van en la misma dirección. Lo que ocurre es que en ocasiones, tus palabras y tus actos toman caminos diferentes y todo se queda en buenas intenciones. Eres más lo que dices que lo que haces. Piénsalo.

De nada sirve que te jactes de ser una buena persona, si después no ayudas a los demás. No importa lo ingenioso que afirmes ser, si después no haces nada creativo. Alardear de aquello que crees ser es muy fácil, lo difícil está en llevarlo a cabo. La pregunta obligada es ¿por qué lo haces?, ¿cuál es el motivo escondido tras aquello que confirmas pero no demuestras?


Lo que haces tiene mucho más valor que lo que dices que vas a hacer.


Lo que haces te define

Por mucho que expresemos buenas intenciones, lo que hablará de nosotros será lo que hacemos. Nuestras acciones siempre pesarán más que nuestras palabras. Sin embargo, el hecho de creer lo contrario dice mucho de la manera en la que nos relacionamos con los demás, de cómo nos mostramos y cómo manipulamos la realidad.

Un ejemplo de ello podemos observarlo en aquellos relaciones de pareja que se alimentan de promesas que, muchas veces, se quedan tan solo en palabras. Jurar y perjurar que jamás dejaremos a esa persona que tanto amamos, afirmar que es la única o que siempre estaremos en los momentos más duros… Todo esto, aunque suene muy bonito puede que no se cumpla en un determinado momento. Hay variables que no podemos controlar.


Puede que encontremos a alguien que nos guste más y dejemos, entonces, a nuestra pareja. Quizás acabemos engañándola con otra persona o tal vez, en los momentos más difíciles no seamos capaces de lidiar con la presión y optemos por huir. De este modo, nuestra pareja se decepcionará y ni siquiera nos reconocerá pues creyó en todo lo que le habíamos dicho que éramos e íbamos a hacer.


“No importa lo que digas ni cómo te justifiques; eres lo que haces. Tus comportamientos hablan por ti, te delatan, te señalan”.
-Walter Riso-

De alguna manera, hemos dado a las palabras un gran poder. Aquel de retener a alguien a nuestro lado, de manipular la realidad a nuestro antojo y de afirmar lo que en verdad no somos. Sin embargo, a la hora de la verdad, las palabras pueden caerse y lo que queda son los actos que hemos llevado a cabo y que definen realmente quiénes somos.

Buenas intenciones que camuflan grandes miedos

El mayor peligro que conlleva afirmar verdades tan tajantes sobre nosotros es que, a pesar de que se esfumen en un determinado momento, podemos acabar creyendo en ellas. No obstante, en vez de confirmarlas con acciones, nos quedamos ahí, quietos, como si de una zona de confort se tratara. En esencia, esto puede ser así porque a veces, las buenas intenciones están cargadas de profundos miedos.

No olvidemos que quien afirma su superioridad por la boca está intentando camuflar inseguridades y miedos que ni él mismo quiere ver. Es natural. Mirar de frente a nuestros miedos es aterrador. Lo fácil es darles la espalda y hacer como si no estuviesen ahí. A pesar de que con el tiempo se vayan convirtiendo en una carga cada vez más pesada.


Esto no nos permitirá vivir de manera tranquila, positiva y coherente. Pues no habrá una congruencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos. De este modo, será imposible poder encontrar y experimentar el tan anhelado equilibrio vital.

“La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía”.
-Mahatma Gandhi-

martes, 5 de septiembre de 2017

Aprende a resolver cualquier problema desde la aceptación


La mayoría de nosotros ha experimentado nuestra capacidad de generar problemas, de cualquier cosa, de cualquier vivencia. Queremos que todo sea como lo hemos pensado, como lo hemos proyectado, como nos gustaría y no terminamos de aceptar las cosas tal y como son. Es esto lo que nos genera frustración y sufrimiento.

No debemos lucha contra todo lo que nos parece que no está bien, la rigidez no nos hace fuertes, por el contrario, tenemos muchas más probabilidades de quebrarnos que cuando somos flexibles. La naturaleza bien nos habla de ello y nos muestra cómo un árbol se adapta al vaivén del viento, cómo el agua pasa alrededor de la roca, cómo la arena se adapta a las olas… No hay resistencia, hay aceptación.


Cuando aceptamos cada una de nuestras experiencias, todo fluye, dejamos de etiquetarlas como positivas o negativas, sino que las tomamos tal y como son, sin quitarle ni ponerle, sin favorecerle o enjuiciarle, aceptando que así está ocurriendo y el mejor resultado lo obtendremos al aceptar, sin intentar cambiar. Ésta es la herramienta más poderosa de cambio, porque elimina el conflicto mental, elimina la manera en la cual vemos las cosas y sencillamente nos permite sacar de cada vivencia el aprendizaje.

Cuando nos negamos, cuando nos resistimos, estamos castrando la experiencia completa, nos estamos limitando, estamos reprimiendo nuestras emociones y con ello estamos tomando solo una parte de la vivencia. Si sentimos tristeza, no debemos evitarla, debemos aceptarla: “Estoy triste”, cuando lo hacemos la carga se aligera. Lo contrario ocurre cuando obligatoriamente queremos sentirnos felices, queremos pasarnos un interruptor y terminamos por colocarnos una fachada de sonrisa que nos puede hacer sentir más tristes que antes.


Si sentimos una emoción, así sea negativa, reconozcámosla y aceptémosla, no hagamos de ello un drama, no tiene nada de malo el sentir miedo, el sentir frustración, el querer escapar o llorar, es la petición de nuestro cuerpo, démosle cabida, es eso lo que necesita en ese momento, cuando lo aceptamos el problema desaparece.

13 Pensamientos de Louise Hay para inspirar tu vida


Louise Hay ha sido para quienes tuvieron la dicha de conocerla, inclusive a través de alguno de sus textos una fuente de inspiración, que destila la sabiduría que solo poseen quienes pareciesen entender con claridad el propósito de la vida e ir tras él. Famosa escritora y oradora, coach de vida, haciendo ver los caminos que siempre han estado allí, disponibles para todos.

Hace poco esta ejemplar mujer nos dijo adiós, pero un gran legado al cual tendremos acceso siempre, como una parte de ella que estará disponible para nosotros. Acá hemos querido hacer una recopilación de sus pensamientos plasmados en sus libros o conferencias, que sin duda son gotas de todo ese mar de información que nos dejó:

1 - El amor es la gran cura milagrosa. Amarnos a nosotros mismos hace milagros en nuestras vidas.

2 - Cada día declárate lo que quieres en tu vida.

3 - A medida que mi mente puede concebir más bien, las barreras y los bloques se disuelven. Mi vida está llena de pequeños milagros apareciendo de la nada.

4 - Yo no corrijo problemas, corrijo mi pensamiento. Luego los problemas se corrigen a sí mismos.

5 - Soy uno/a con la vida, y toda la vida me ama y apoya. Por eso tengo derecho a tener un corazón     lleno de amor que está abierto a los demás. Todos actuamos lo mejor posible en cualquier momento, incluso yo. El pasado ha quedado atrás y ya no volverá. Yo no soy mis padres ni manifiesto sus patrones de resentimiento. Tengo mi propio y único ser, y elijo abrir mi corazón para que se llene de amor, compasión y compresión, y expulsar de él todos los recuerdos dolorosos del pasado. Tengo la libertad para ser todo cuanto puedo ser. Ésta es la verdad de mi ser, y la acepto tal como es. En mi vida todo va bien.

6 - Todos los eventos que has experimentado en tu vida hasta este momento han sido creados por tus pensamientos y creencias que has tenido en el pasado. Fueron creados por los pensamientos y palabras que usaste ayer, la pasada semana, el pasado mes, el pasado año.


7 - Comienza a reconocer la prosperidad en todas partes y regocíjate con ella.

8 - Aprendemos nuestro sistema de creencias desde muy pequeños y luego nos movemos a través de la vida creando experiencias para enlazar nuestras creencias. Mira atrás en tu propia vida y date cuenta lo a menudo que has pasado a través de la misma experiencia.

9 - Me he dado cuenta de que el universo ama la gratitud. Cuanto más agradecido eres, más bien tendrás.

10 - Si no te amas total, entera y plenamente, es porque en algún momento aprendiste a no amarte. Pero puedes desaprenderlo. Empieza a ser amable contigo ahora mismo.

lunes, 4 de septiembre de 2017

¿Qué es la Empatía?


“La capacidad de clocarse en el lugar del otro 
es una de las funciones más importantes de la inteligencia. 
Demuestra el grado de madurez del ser humano.”


¿Qué es la empatía y para qué sirve?

La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de entenderlo, de tratar de comprender qué pasa por su mente, cómo y por qué se siente así, pero no desde nuestra perspectiva sino intentando pensar como piensa él, con sus creencias, sus valores…

La empatía parte de la validación, de comprender que los sentimientos de una persona son posibles en la situación en la que se encuentra, aunque nosotros en su misma situación tuviéramos otros.

Dicho en palabras más sencillas y con un ejemplo, para nosotros puede no ser muy importante el hecho de no tener hermanos pero para otra persona sí puede serlo. En esta situación, la persona empática apartaría su “escala de importancia” para entender el sufrimiento del otro desde “su escala de importancia”.


El grado de empatía

Hay personas que tienen una facilidad natural para hacer lo que anteriormente hemos descrito pero hay otras que son incapaces de hacerlo. Sin embargo, ¡cuidado!

A veces confundimos la empatía con otro concepto que si bien no es lo mismo, es una parte fundamental para que se produzca la empatía. Hablamos del reconocimiento de emociones.
Nos referimos a reconocer la tristeza, la alegría, el miedo, el enfado. Hay personas que son capaces de identificar rápidamente el estado emocional en el que se encuentra otra persona y hay otras que no consiguen identificarlo, siendo un poco exagerados, aunque se lo escriban en la frente.

Lógicamente, en este paso previo a la parte más cognitiva de la empatía, influyen muchas variables: la familiaridad que tenemos con la persona que tiene la emoción, nuestro grado de cansancio, su predisposición comunicativa, etc.

La empatía tiene muchos aspectos positivos: facilita la comunicación, el consuelo, la resolución de problemas, etc. Pero también tiene otro extremo, el negativo.
Vivir continuamente en el resto de zapatos del mundo que no son los nuestros puede hacer que creemos una desconexión emocional con nosotros mismos que nos puede pasar una factura muy importante.

Así, es bueno practicar y entrenar la acción mental de ponernos en el lugar del otro, pero sin olvidar que es el otro y sin quedarnos permanentemente allí. Los primeros que tenemos que cuidar de nosotros somos nosotros mismos.


¿Cuándo demostramos empatía?

Podemos ser una personas muy empáticas, pero si no lo demostramos, si no lo ponemos en práctica no sirve para nada. Dicho esto vamos a enumerar algunas ocasiones en la que podemos utilizarla:


Cuando sabemos escuchar y comprender los sentimientos del otro sin estar tan pendiente de nosotros mismos y de nuestras propias palabras.

Cuando no sólo utilizamos las palabras para consolar. También un abrazo, una palmada en el hombro, un beso o una caricia nos hace ser más empáticos.

Cuando estamos con alguien que tiene un problema y le ayudamos con el sentido del humor por ejemplo.

Cuando nos expresamos con delicadeza y cortesía.

Cuando no mostramos gestos de aburrimiento, irritación, cansancio hacia lo que nos cuentan los demás.

Cuando no hacemos un comentario, una broma o un chiste que sabemos que le va a molestar al otro.

Cuando hacemos entender a un anciano o a un niño por ejemplo que lo entendemos, que lo comprendemos.

Cuando ayudamos a resolver problemas y somos capaces de calmar a los demás.



¿Cuándo no demostramos empatía?

LIBERACIÓN


El ego es una energía…
es la energía de la intención…
es la energía de lo conceptual, de lo limitado, 
de aquello que desea y controla,
de aquello que hace y participa,
es la misma involucración del movimiento energético.

Cuando esta energía del ego desaparece,
lo que queda es lo que ya Es…
aquello simple e ilimitado,
aquello libre y sin rumbo fijo,
aquello que es puro y virgen,
y que no es nunca afectado por el movimiento.

El movimiento danza y baila en el espacio de lo que ya Es…
hay un continuo fluir energético,
donde todo es bello, todo es perfecto…
donde no existe ningún tipo de manipulación
ni intención de control…
es aquello que siempre Es…
la libertad en su total y pleno esplendor…

Pero cuando surge la energía del control,
cuando surge la intención de apropiarse,
esa ansia de manipulación y perversión,
esa energía que todo lo desea y todo lo posee,
entonces, la esclavitud surge
y la Libertad queda ocultada y escondida,
sin poder ser reconocida por lo que Es.

viernes, 1 de septiembre de 2017

No es cuando tú quieras, es cuando te toca


Es prácticamente imposible vivir sin planificar, sin buscar esa seguridad necesaria para cada ser humano, no solo desde el ámbito material, sino desde la esencia humana, de la luz, del progreso y de la plenitud como seres creadores que somos.


Todos los pozos profundos viven con lentitud sus experiencias: tienen que esperar largo tiempo hasta saber qué fue lo que cayó en su profundidad. Friedrich Nietzsche


Qué difícil resulta aceptar, darse cuenta de manera consciente que todo tiene un espacio, lugar y tiempo, que está medido y pesado y que no se trata de exigir porque creemos merecer, sino de ser pacientes y saber esperar nuestro momento.

Cuando hacemos planes y nos proyectamos, se inicia una espera inconsciente, de aquello que ideamos para nuestro futuro cercano o lejano, unas vacaciones, un empleo, una acción o decisión importante para nuestra vida, la adquisición de algún bien o cualquier otra cosa que ideamos. Comenzamos a esperar, que se concrete, que se logre, que podamos disfrutar de lo que nos planteamos.

Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida. Arthur Schnitzler


Cuando nos enamoramos de manera inesperada, nos sorprenden gratamente, nos llegan cosas que no esperábamos, disfrutamos de una manera excepcional lo que estamos experimentando, esto ocurre porque no nos hicimos expectativas previas, simplemente sucedió y nos tocó vivirlo, por lo que todo nos resulta nuevo y excitante.

Debemos hacer un esfuerzo por dejar de adelantarnos a las cosas, de suponer, de comparar y de tratar de controlarlo todo, debemos dejar un espacio para la sorpresa, el misterio y la fluidez natural de las cosas. Pretender que todo ocurra como y cuando lo queremos, nos agotará inevitablemente y no ayudará a entender lo que nos toca, que es donde radica el verdadero provecho de lo que se vive, las cosas llegan cuando estamos preparados para recibirlas, aunque nos parezca lo contrario.


El que esperar puede, alcanza lo que quiere. Anónimo