"Morir para Amar" es una paradoja. Muerte es Amor. Amor es Muerte. Este Amor no es el amor condicional y personal de nuestras relaciones, sino el Amor incondicional que está presente ahora mismo como esta experiencia. Reconocer que tú eres lo-que-es en este mismo momento, es la muerte para el Amor que tú eres.
"Morir para Amar" significa morir a todo lo que crees que sabes sin esperanza de recompensa o logro. Sin ninguna idea del amor que recibirás o experimentarás si lo haces, pero muriendo valientemente ahora simplemente porque sabes que lo que esperabas o lo que creías, es falso e ilusorio. Muchas veces creemos que si hacemos algo, vamos a llegar a alguna parte. Tratamos de negociar con la vida. Esperamos que si trabajamos duro o indagamos profundamente lo suficiente, vamos a llegar al tesoro que todos los buscadores esperan ― realización, libertad, amor. Pero la vida no acepta un trato superficial.
La vida sólo acepta todo o nada. Inmersión total ― o muerte. Mientras estás tratando de llegar a alguna parte (incluso si finges que no lo haces), todavía estás creyendo que la ilusión es verdadera. Sigues creyendo que esta pretensión de una vida es real. Todavía te aferras a la idea de que puedes ser salvado por alguna experiencia futura. La vida no va a aceptar un trato basado en el miedo a la realidad. Mientras que aún prefieras soñar con esperanzas, sobre la vida real, eso es todo lo que conseguirás.
Sin embargo, si estás anhelando y rezando por la libertad y estás dispuesto a sacrificar todo en lo que crees por ella, entonces la vida sin duda hará honor a ese trato. Esta es la muerte a la que me estoy refiriendo. Estar dispuesto a sacrificar tu vida entera y todo lo que consideras sagrado por lo que es real.
Yo recuerdo haber hecho este trato con la vida, por primera vez, (hubo otros tratos similares o incluso más desesperados en los años siguientes), cuando yo era una adolescente bastante deprimida y suicida. Recuerdo claramente que decía/rezaba (a la Vida) que estaría dispuesta a sacrificar mi vida entera, y cada poquito de significado que tuviera. Yo no tenía una idea clara de lo que quería a cambio, sólo sabía que mi experiencia de la vida se sentía falsa, y estaba dispuesta a perder todo, incluso si eso significara morir físicamente en el proceso. Una vida pretendiendo ser algo o alguien que yo sabía que era falso, no valía la pena vivir.
Este sacrificar todo lo que es falso en este momento, simplemente porque es falso, deja un amplio espacio abierto. Vacío. Sin necesidad de llenarlo con alguna nueva idea falsa o actitud, sino sacrificar la falsedad de eso también... y eso también... y eso también... Vacío... Nada... Y en esa nada, se siente la Vida. La vida se experimenta justo tal como es. No encaja en algún tipo de idea de lo que debería ser. No necesariamente se siente uno bien. Lo más probable es que uno se sienta incómodo al no depender de una idea de cómo vivir o ser. Tal vez se sienta miedo. Tal vez se experimente libertad. Tal vez los pensamientos vuelvan al tratar de reclamar algo nuevo. Pero todo lo que venga será sacrificado en el altar de la vida. Se quemará en el fuego del Amor.
Y esto es Amor. La continua pérdida de todo en lo que crees, la continua apertura, y resquebrajamiento, la continua humildad de dejar de lado todas las posiciones que has defendido, admitiendo sentimientos que has tratado de encubrir, aunque duela. No quedando nada a lo que aferrarse. Cualquier aferramiento es visto en la luz del Amor y conocido como un falso sueño. Sin seguridad. Sin lugar donde esconderse. El Amor es la realidad abierta. Amar es ver lo que realmente está aquí ahora, y no engañarte más a ti mismo. Este es el valiente fuego del Amor que ve a través de todo lo que no es la realidad.
El Amor no es una cierta experiencia o sentimiento amoroso. El amor es entregarte o rendirte a lo que es ahora mismo. Sintiendo el dolor, sintiendo la alegría explosiva, sintiendo la vergüenza, sintiendo la sensación de agitación, o de irritación, o de paz. El amor no hace ninguna distinción y no tiene preferencias. Es toda la Vida. Todo se siente y experimenta igual sin importar la etiqueta que el pensamiento haya colocado sobre ello, al Amor no le importa.