miércoles, 15 de noviembre de 2017

Morir para Amar


"Morir para Amar" es una paradoja. Muerte es Amor. Amor es Muerte. Este Amor no es el amor condicional y personal de nuestras relaciones, sino el Amor incondicional que está presente ahora mismo como esta experiencia. Reconocer que tú eres lo-que-es en este mismo momento, es la muerte para el Amor que tú eres.

"Morir para Amar" significa morir a todo lo que crees que sabes sin esperanza de recompensa o logro. Sin ninguna idea del amor que recibirás o experimentarás si lo haces, pero muriendo valientemente ahora simplemente porque sabes que lo que esperabas o lo que creías, es falso e ilusorio. Muchas veces creemos que si hacemos algo, vamos a llegar a alguna parte. Tratamos de negociar con la vida. Esperamos que si trabajamos duro o indagamos profundamente lo suficiente, vamos a llegar al tesoro que todos los buscadores esperan ― realización, libertad, amor. Pero la vida no acepta un trato superficial.

La vida sólo acepta todo o nada. Inmersión total ― o muerte. Mientras estás tratando de llegar a alguna parte (incluso si finges que no lo haces), todavía estás creyendo que la ilusión es verdadera. Sigues creyendo que esta pretensión de una vida es real. Todavía te aferras a la idea de que puedes ser salvado por alguna experiencia futura. La vida no va a aceptar un trato basado en el miedo a la realidad. Mientras que aún prefieras soñar con esperanzas, sobre la vida real, eso es todo lo que conseguirás.

Sin embargo, si estás anhelando y rezando por la libertad y estás dispuesto a sacrificar todo en lo que crees por ella, entonces la vida sin duda hará honor a ese trato. Esta es la muerte a la que me estoy refiriendo. Estar dispuesto a sacrificar tu vida entera y todo lo que consideras sagrado por lo que es real.

Yo recuerdo haber hecho este trato con la vida, por primera vez, (hubo otros tratos similares o incluso más desesperados en los años siguientes), cuando yo era una adolescente bastante deprimida y suicida. Recuerdo claramente que decía/rezaba (a la Vida) que estaría dispuesta a sacrificar mi vida entera, y cada poquito de significado que tuviera. Yo no tenía una idea clara de lo que quería a cambio, sólo sabía que mi experiencia de la vida se sentía falsa, y estaba dispuesta a perder todo, incluso si eso significara morir físicamente en el proceso. Una vida pretendiendo ser algo o alguien que yo sabía que era falso, no valía la pena vivir.

Este sacrificar todo lo que es falso en este momento, simplemente porque es falso, deja un amplio espacio abierto. Vacío. Sin necesidad de llenarlo con alguna nueva idea falsa o actitud, sino sacrificar la falsedad de eso también... y eso también... y eso también... Vacío... Nada... Y en esa nada, se siente la Vida. La vida se experimenta justo tal como es. No encaja en algún tipo de idea de lo que debería ser. No necesariamente se siente uno bien. Lo más probable es que uno se sienta incómodo al no depender de una idea de cómo vivir o ser. Tal vez se sienta miedo. Tal vez se experimente libertad. Tal vez los pensamientos vuelvan al tratar de reclamar algo nuevo. Pero todo lo que venga será sacrificado en el altar de la vida. Se quemará en el fuego del Amor.

Y esto es Amor. La continua pérdida de todo en lo que crees, la continua apertura, y resquebrajamiento, la continua humildad de dejar de lado todas las posiciones que has defendido, admitiendo sentimientos que has tratado de encubrir, aunque duela. No quedando nada a lo que aferrarse. Cualquier aferramiento es visto en la luz del Amor y conocido como un falso sueño. Sin seguridad. Sin lugar donde esconderse. El Amor es la realidad abierta. Amar es ver lo que realmente está aquí ahora, y no engañarte más a ti mismo. Este es el valiente fuego del Amor que ve a través de todo lo que no es la realidad.

El Amor no es una cierta experiencia o sentimiento amoroso. El amor es entregarte o rendirte a lo que es ahora mismo. Sintiendo el dolor, sintiendo la alegría explosiva, sintiendo la vergüenza, sintiendo la sensación de agitación, o de irritación, o de paz. El amor no hace ninguna distinción y no tiene preferencias. Es toda la Vida. Todo se siente y experimenta igual sin importar la etiqueta que el pensamiento haya colocado sobre ello, al Amor no le importa.

martes, 14 de noviembre de 2017

No te pases demasiado tiempo viendo la puerta que se cerró, miles se están abriendo y no te darás cuenta


Nuestra atención es a veces la herramienta de acción y control más poderosa que tenemos, allí, hacia donde dirigimos nuestra atención, es donde concentramos nuestras energías. Si nos enfocamos a ver aquello que nos impide pasar, no seremos capaces de ver otros caminos, mucho menos apreciaremos la posibilidad de crear nuevos, ajustados especialmente a lo que necesitamos.

La vida algunas veces nos dirá que no y esto no debe hacer que nuestra vida se suspenda, debemos ser agradecidos inclusive con aquello que no podemos entender, porque nunca estaremos en una posición diferente a la que necesitemos. Cada paso y decisión que demos nos va llevando a nuestra próxima posición y vamos tejiendo nuestra propia red, donde no nos será posible alcanzar algunas cosas sin antes capacitarnos para ello.


Debemos aceptar que las cosas no tendrán los resultados que hemos esperado, ni para los cuales hemos trabajado, sin embargo, debemos confiar en el proceso de la vida y en nuestro propio plan de evolución, para fluir con cada experiencia sin detenernos a mirar esa puerta cerrada con ojos de nostalgia, de frustración o de rabia. 

Si se ha cerrado es porque tenía que cerrarse, hemos cumplido nuestro ciclo allí, no debemos invertir más tiempo ni energías en ese camino, pero muchísimo menos debemos invertir nuestros recursos en estado de contemplación, que generalmente va acompañado por un período de inacción.

Tomémonos un tiempo prudencial para darnos cuenta de lo ocurrido, para procesar la información, para ajustar nuevos parámetros de rumbo y para definir cuál será la nueva ruta. Si actuamos con fe y seguros de que lo mejor está por venir, activaremos la energía que nos hará recorrer los caminos que más nos convengan, que cabe advertir, que no necesariamente coincidirán con los más agradables, ni con los que conscientemente elegiríamos, pero que muy probablemente nos dotarán de lo que necesitamos para crecer.

Tus expectativas sólo generan frustración


Las expectativas son una proyección del ego, de su necesidad patológica de control. Es la opción a la que el ego le da mas posibilidades de ocurrir, o la que le resulta “evidente” que va a ocurrir, en función de las experiencias previas o de cómo cada cual entiende que funciona el mundo.

Es difícil evitar tener expectativas o tratar de no imaginar lo que acontecerá. Nuestra mente nos dibuja las posibilidades a tal velocidad que, a veces, incluso sin darte cuenta, te ves a ti mismo planeando algo que aún no sabes ni si ocurrirá.

Se trata de ver el futuro, mas que verlo, de saberlo: es lo que consideramos más probable que suceda. Dicho así, ¿no resulta extraño?. De todo lo que ocurre a lo largo de nuestra vida generamos expectativas; las cuales nos procuran dos posibilidades.

La primera posibilidad es que nuestras expectativas se cumplan. Dependiendo de nuestra concepción del mundo, lo que esperamos que ocurra puede variar enormemente. Si somos optimistas nuestras expectativas serán positivas, si somos pesimistas serán negativas. 

En cualquier caso, al ocurrir lo que suponíamos que ocurriría, desaparece el factor sorpresa, y afianzamos en nuestro subconsciente una falsa sensación de control sobre lo que ocurre en nuestra vida. ¿Qué problema genera esta falsa sensación de control? Pues el problema surge cuando las expectativas no se cumplen, que es lo que sucede más a menudo.

Cuando nuestras expectativas no se cumplen, la segunda opción, nos genera frustración. La falsa sensación de control, anteriormente mencionada, se quiebra al no suceder lo que esperábamos. Aparece la inseguridad, pues no controlamos lo que sucede, las dudas, la incertidumbre e incluso la culpa. 

¿Culpa? Si, por no haber sido capaces de predecir mejor el futuro. Dicho así, resulta un tanto absurdo. ¿No es cierto?

Una expectativa, que es una suposición centrada en el futuro, puede o no ser realista. Una expectativa sobre la conducta o desempeño de otra persona, expresada a esa persona, puede tener la naturaleza de una fuerte petición, o una orden, y no solo una sugerencia. Es lo que esperas que esa persona haga, según como tú entiendes el mundo y su comportamiento.

Así pues, no solo esperas que las circunstancias sucedan de determinada manera, sino que también esperas que los actores en dichas circunstancias ejecuten su papel de un modo predeterminado. Entonces.. ¿no deberíamos esperar nada?

Hay una diferencia entre esperar o anhelar (tener ansia o deseo de alguna cosa).  Al tener ansia o deseo de alguna cosa, estamos codiciando esa cosa. Es lo que queremos para nosotros.

Esperar no es codicia, esperar es nuestra naturaleza. Es tener las puertas abiertas.

lunes, 13 de noviembre de 2017

!! Activa tu Conciencia !!


Mi energía vital irradia la luz del ser .

Yo activo mi conciencia pura.


Sabe que con cada momento que pasas en quietud te conectas con tu más profundo Yo, abriéndote a tu flujo y despierta a una vida abundante de belleza, amor y dicha. El articulo de hoy está dedicado a alinearte con tu conciencia natural y divina a activar la Conciencia pura.

Aprendemos que la iluminación no está fuera de nuestro alcance. Al cultivar la conciencia en nosotros mismos y la conciencia en el presente durante los momentos cotidianos, experimentamos un estado de vigilia verdadero: estamos completamente vivos en el momento. Para experimentar este despertar, no es necesario reestructurar radicalmente tu vida. Estos momentos de presencia están disponibles cada vez que respiramos. . . están en el espacio entre cada pensamiento que tenemos. Cuando somos realmente conscientes, podemos experimentar momentos en los que nuestro ser puro brilla y de repente la vida fluye suave y dulcemente, y en paz. 

Nuestro pleno despertar espiritual está compuesto de estos momentos que se agregan y expanden en el transcurso del tiempo, y después en periodos de tiempo aún más largos, hasta que la conciencia se convierte en un continuo de conciencia del “ahora”, las 24 horas al día. La lección de hoy sobre la iluminación nos muestra que no tenemos que luchar para llegar hasta allí.

Simplemente basta con ser conscientes y estar presentes. Naturaleza se encarga de los detalles.




PREGUNTAS DE REFLEXIÓN.
CONTESTA LAS PREGUNTAS DE REFLEXIÓN.

sábado, 11 de noviembre de 2017

Yo Soy, el Yo Soy (LA CARA DE DIOS)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE Y OS AYUDE.

LA CARA DE DIOS.
Nosotros vemos y conocemos la belleza del alma de todos los que visualizan estos vídeos. Vosotros haveis sido conducidos a este canal por conducto de la Magna Presencia de vuestro propio Ser Divino. 




SI QUIERES SUSCRIBIRTE, PINCHA EL SIGUIENTE ENLACE:
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viernes, 10 de noviembre de 2017

Cómo la mente puede cerrar tu corazón


La mente y sus incesantes “¿porqués?” generan dudas, miedos y preguntas sin respuesta. El corazón en cambio, no necesita preguntar ni responder porque simplemente sabe. ¿Cómo desactivamos este mecanismo?


¿Porqué no somos capaces de apagar la mente? Cuando queremos dejar de pensar no somos capaces. El pensamiento en sí mismo es una de las mayores adicciones de la humanidad, pues no somos capaces de dejar de pensar a voluntad. A penas lo logramos unos segundos. La meditación es una de las principales herramientas que nos permiten aprender a dejar este vicio paulatinamente.


Pero ¿porqué no somos capaces de silenciar el pensamiento a voluntad? Pues sencillamente por miedo. ¿Miedo? Si. La mente nos mantiene en el pasado o en el futuro. Evita el momento presente a toda costa. No solo lo evita sino que ademas lo desfigura. La mente es la que crea una perspectiva concreta de cualquier acontecimiento. Cuando ves a una pareja feliz y te entra nostalgia, alegría, tristeza, envidia… Todo ello forma parte de tu mente. Evita que observes con objetividad, disfrutando simplemente de la existencia de lo observado.


Osho narra una historia muy sencilla por la que se refleja como la mente no solo manipula la realidad, sino además te manipula a ti; evitando que hagas aquello que realmente quieres, lo que pide y sabe tu verdadero yo. ¿Cómo? Haciéndote dudar, sentir miedo, haciéndote creer que los demás te juzgan, o pero aún, que el juicio de los demás, es más importante que el tuyo propio.


Se trata de un poema de Rabindranath Tagore, “El rey de la noche”. Había un gran templo, tan grande y con tantas estatuas de dioses que tenían cien sacerdotes para rendirles culto. Una noche, el sumo sacerdote tuvo un sueño, un sueño tan intenso que lo despertó.


En su sueño, vio a Dios en persona que le decía: “Mañana hay luna llena. Limpia el templo y prepárate porque vendré a visitarte.” Le resultaba difícil creerlo ¿quién era él para recibir las palabras de Dios? Pero este sueño era más real que lo que llamamos vida verdadera. No sabía como decírselo a los demás sacerdotes pues temía que se burlaran de él, pero debía hacerlo.


Los despertó y les explicó su sueño. Naturalmente los sacerdotes se burlaron de él, pues son los que menos creen en Dios. “Aunque solo haya sido un sueño y no parezca Dios, no pasa nada. El templo necesita una limpieza y es una buena ocasión para hacerlo”. Así pues se realizaron todos los preparativos. El sumo sacerdote estuvo esperando en la puerta pero nada. Y tras el día, vino la noche. Todos los sacerdotes se pavonearon ante el: ” Te lo habíamos dicho, solo ha sido un sueño”, “¿Cuándo has sabido de algún templo visitado por Dios?, eres muy ingenuo.” Cerraron las puertas del templo, se comieron el festín que habían preparado y se fueron a dormir.


En medio de la noche, apareció una carroza dorada. Se oyó el ruido de la carroza. El sumo sacerdote corrió a despertar a los demás: “¿Lo oís? ¡Es una carroza! ¡Al final ha venido!”. Pero todos le respondieron lo mismo: “Es el ruido de la tormenta, esta lloviendo. ¡Vete a dormir!”. Dios bajó de su carroza y picó en la puerta: “¡Es Dios! Esta en la puerta”, gritó el sumo sacerdote. Y de nuevo le respondieron: “Es el viento que agita la puerta, ¡Vete a dormir!”.


Por la mañana, tras no haber podido dormir en toda la noche, abrió las puertas del templo y vio las huellas del carruaje y de la presencia de Dios. Desolado, no pudo mas que reprochar a los demás sacerdotes que no le hubieran creído.

POR QUÉ EL DESAPEGO ES LA MÁS ALTA FILOSOFÍA


EN UN MUNDO IMPERMANENTE, EL DESAPEGO ES LA ACTITUD INDICADA

Todo es efímero -y la fama y los famosos también.
Marco Aurelio



Comienza primero contigo mismo y ¡renuncia a ti mismo! De cierto, si no huyes primero de tu propio yo, a dondequiera que huyas encontrarás estorbos y discordia, sea donde fuere.
Maestro Eckhart



Para conocer la naturaleza de la mente, necesitas inteligencia, la capacidad de observar la mente en silencio con conciencia desapegada.
Nisargadatta



La naturaleza de la mente es la luz clara,

los oscurecimientos son sólo marcas adventicias.

Donde hay un "yo", hay una percepción de un "otro",

y de las ideas de un yo y de un otro vienen el apego y la aversión;

como resultado de involucrarse con estas,

todas las posibles fallas cobran existencia.

Atisha


Hay algo que tienen en común todas las grandes corrientes filosóficas y religiosas de la India (coincidiendo también con algunas de Occidente), la noción de que lo que produce la infelicidad y encadena la existencia al ciclo de sufrimiento es el apego o el aferramiento a los objetos y a los actos y sus resultados. Y naturalmente, por contraparte, que es el desapego -en acto, pensamiento y palabra- lo que conduce a la libertad, a la felicidad e incluso a la trascendencia de la existencia condicionada. Puede ser que muchos no crean en la existencia de planos trascendentes o en que la liberación (moksha) es siquiera posible, pero al menos la lógica de que el desapego nos acerca a un estado de paz y felicidad -en un mundo impermanente- parece irrefutable.

Existen dos razones fundamentales por las cuales el desapego es el modo correcto de proceder en el mundo según estas tradiciones -tanto hindués como budistas o jainistas. La primera, la más evidente, tiene que ver con lo racional de que aferrarse o apegarse a las cosas es actuar de manera ignorante, ya que el mundo que experimentamos cotidianamente -lo que el Buda llama el mundo condicionado, compuesto o fabricado y lo que en la tradición del sankhya se llama el prakriti, la naturaleza, el mundo material- es impermanente. El mundo que experimentamos cotidianamente está constituido por puros elementos -los mismos objetos de nuestros deseo y los estados que suscitan- que están sujetos al cambio, a la decadencia y finalmente a la disolución.

Coinciden estas tradiciones que la ignorancia (avidya) es la raíz del sufrimiento. Ignorar que una cosa es impermanente y aferrarnos a ella eventualmente será el surtido de la infelicidad, de la frustración Y aquello a lo que más nos aferramos es a nuestra identidad, al concepto que tenemos que de ser un ente fijo y separado de un mundo de objetos, de un universo de cosas que emergen en oposición y conflicto -porque las queremos o las rechazamos pero no las controlamos. Como dice el epígrafe de Atisha, es a partir de esta noción de un yo o un sí mismo que nace la noción de un otro. Y es a partir de un otro que podemos sentir aversión y apego a las cosas. Finalmente, es la separación entre el sujeto y el objeto, la dualidad, lo que produce todo sufrimiento. En un sentido filosóficamente más vertiginoso, podemos recordar la famosa frase de Heráclito de que uno no se puede bañar en el mismo río dos veces.

El río está fluyendo y cambiando cada instante y cada parte de nuestro cuerpo está cambiando, nuestras células y nuestros átomos están surgiendo y desapareciendo cada instante... Así, ¿qué constituye realmente nuestra identidad? ¿No es, acaso, sólo un concepto, una persistente ilusión de la memoria? ¿Quién ha podido ubicar o fijar en un lugar su yo? Ciertamente los Upanishads hablan del Brahman que reside en el corazón y el budismo tántrico habla de la gota indestructible del cuerpo vajra, pero éstos no son de ninguna manera el yo al que nos referimos y adherimos cotidianamente, sino, contrariamente, son aquella vastedad abierta e indefinible que se hace real una vez que ampliamos nuestra perspectiva y dejamos de identificarnos con un modo limitado (y reificado) de existir.

Como dice Dogen:
"Estudiar el sendero [budista] es estudiar el sí mismo. Estudiar el sí mismo es olvidar el sí mismo. Olvidar el sí mismo es ser iluminado por todas las cosas del universo". Siempre que exista una identidad individual no podrá haber una identidad universal, siempre que sólo seamos una persona, en un cuerpo, en una mente, no podremos ser la totalidad, que es lo que realmente deseamos -y a la vez, el fin de todo deseo.

jueves, 9 de noviembre de 2017

¿Debajo de cuántas máscaras crees poder encontrar tu verdadera esencia?


Quizás seas una persona que se considera libre, acotando libertad al hecho de que quizás no tienes mayores responsabilidades, que no tienes un trabajo que te ate 8 horas al día, que no tengas una familia que alimentar, que no estés casado o comprometido, que puedas dedicar tiempo a las cosas que te gustan…

O bien estás en el grupo menos afortunado que se siente esclavo de sistema y sus dinámicas, que se siente andando constantemente en una rueda de hámster, con la intención constante de darle sentido a sus vidas, tratando de encontrar la famosa felicidad, poniéndole muchos nombres diferentes, novio, título, diploma, trabajo, casa, matrimonio, viaje, retiro digno… en fin, la llamada felicidad… ¿será que realmente existe?


Pues al parecer sí existe y quienes la han encontrado defienden la teoría de que no se encuentra en la zanahoria a la cual le ponemos diferentes nombres a lo largo de nuestras vidas y vamos tras ella como perfectos conejos, sino que se encuentra tan cerca, que resulta que no depende nada, ni de nadie de nuestro exterior, está en nuestro interior… Pero tenemos tantas, pero tantas capas encima que no llegamos a ella con facilidad.

Esas capas, son nuestras máscaras y lamentamos decir que hasta las personas que se sienten “libres” son esclavos de algo, están sometidos a una máscara, así ésta sea la de persona rebelde que no hace más que lo que provoca.

Esta máscara corresponde a la respuesta en contra de la sociedad y sus tradiciones, pero en este caso solo es una sustitución de máscaras.

Debemos entender que somos seres espirituales teniendo una experiencia humana, esto suena de grandes dimensiones, ¿cierto?, somos seres que han venido a sanar, a aprender, a evolucionar, a escoger experiencias que nos den el desarrollo que necesitamos. Pero venimos al mundo y lo que resulta es que nos llenamos de etiquetas, que se nos imponen desde el nacimiento y vamos agregando más y más a lo largo de la vida.

Nos perdemos entre tanta humanidad, entre nombres, entre profesiones, entre obligaciones, entre miedos y costumbres. Nos preocupamos más por el qué dirán y por ser aceptados que por ser felices. Nos conformamos con pintarnos el cabello de azul y decir que somos auténticos.