miércoles, 26 de abril de 2017

La perla de gran valor


En el fondo yo soy espíritu. En el fondo tú eres espíritu. Es lo que somos y quienes todos somos realmente, detrás de las máscaras que usamos, más allá de los roles que desempeñamos. El espíritu es indivisible ― misteriosamente, cada uno de nosotros es todo. Es nuestra condición nativa, lo que siempre hemos sido y siempre seremos.

No podemos hacer nada con este núcleo central de nosotros mismos, no podemos cambiarlo o doblegarlo a nuestra voluntad, pero podemos reconocer su presencia y rendirnos a su voluntad. Esto marca una diferencia en nuestras vidas. Poco a poco nos damos cuenta de que cuida de nosotros. Al igual que una columna vertebral es un apoyo y fuerza interior, una columna vertebral que nunca envejece ni puede ser dañada, nunca nos decepciona.

Estar despierto al espíritu es un viaje interminable. Paso a paso nos encontramos con la estabilidad interior. Por supuesto de vez en cuando la pasamos por alto. Esto es de esperar. Es parte del ciclo natural de las cosas. Cuando eso ocurre puede sentirse como perder el contacto con algo importante, pero al volver a casa nos encontramos con que no hemos perdido nada. La inmensa Profundidad dentro de nosotros está todavía presente en su plenitud, su frescura, su gloria. Sin embargo, algo es diferente ― como si nunca la hubiéramos visto antes.

El espíritu interior es libertad, libertad interior, la libertad del alma, del ser. La consciencia de esta libertad no significa, sin embargo, que exteriormente seamos libres. La vida está llena de restricciones que no tenemos más remedio que aceptar. Sin embargo, en medio de estas restricciones la libertad interior está siempre presente. Al igual que Jano, el dios romano de las puertas, podemos mirar a dos lados a la vez, hacia el exterior a las limitaciones del mundo, y hacia el interior al espíritu, a la libertad.

Este estado interior de libertad es inquebrantable e invencible, incluso ante la cara de la muerte. ¿Cómo puedo decir esto puesto que yo aún no estoy muerto? Porque ahora mismo estoy viendo que el espíritu está más allá de cualquier tipo de muerte. Todo el tiempo la vida cambia, las cosas van y vienen sin cesar, pero el espíritu no lo hace. El espíritu permanece ― más estable que el suelo bajo nuestros pies. No sé cómo reaccionaré cuando me llegue la muerte, pero espero ser consciente del espíritu. Espero que esto me ayudará a enfrentar la muerte, me ayudará a rendirme y dejarme ir pacíficamente cuando llegue el momento. ¿Y qué pasará si no estoy consciente de mí ser más íntimo cuando muera? En el fondo no seré perjudicado de ninguna manera.

¿Qué diferencia hay en ser consciente del espíritu en mi vida diaria?

La Vía sin Cabeza


No puedo ver mi cabeza

Consciente de la Ausencia de mi cabeza aquí, estoy viendo Quién soy en realidad. Creo que usted tampoco puede ver su cabeza. Sin embargo, usted debe hablar por sí mismo. Este es un principio en la Vía sin Cabeza ―usted es la única y última autoridad sobre Quien es usted. ¿Por qué? Porque sólo usted está donde usted está. Todo el resto del mundo está lejos y por lo tanto no está en condiciones de decirle Quién es usted a la distancia cero. (Por otro lado, están en una buena posición para decirle quién es usted desde lejos ―de hecho, en mejor posición que usted.)


Los experimentos

En el centro de la Vía sin Cabeza están los experimentos. Estos le invitan a ejercer su autoridad y mirar por sí mismo Quién es usted. Un amigo griego, después de unos diez años de búsqueda, se sentía deprimido porque aún no había encontrado lo que estaba buscando ―la verdad, la libertad, la paz... Él declaró a su novia: "Voy a navegar por Internet y no voy a parar hasta que haya encontrado lo que estoy buscando". Después de un rato se topó con el sitio web de la Vía sin Cabeza; hizo el experimento de apuntar con el dedo y encontró lo que había estado buscando ―su propio Ser ilimitado. Lo Que estaba buscando era El que estaba buscando. Llamó a su novia y también hizo el experimento de apuntar. No podían creer que fuera tan simple ―apuntar a donde otros ven tu cara y VER LO QUE VES, y no lo que te han dicho que veas. No hay una cara aquí, sino Espacio para el mundo. Ellos contactaron conmigo unos meses más tarde y me dijeron que se habían reído y reído ¡durante una hora y media!

Esta historia no es inusual. Los experimentos de la Vía sin Cabeza son una innovación. Se omiten las palabras y apuntan directamente, no verbalmente, a tu verdadera naturaleza ―tu Rostro Original como el Zen lo describe. Mire a otra persona y observe que la configuración es de cara ahí a no cara aquí. Cuando viaja en un coche, observe que usted estás quieto, mientras que el mundo se mueve.

Hay muchos experimentos en la Vía sin Cabeza (consulte nuestra página web). Cada uno le acerca a Usted desde un ángulo diferente y revela un aspecto diferente de Ver. Pero el punto central al que conducen siempre es el mismo ―esta Apertura que es capacidad para todo. Si un experimento en particular no significa nada para usted, no se preocupes. Simplemente haga otro. Si sólo uno de los experimentos le despierta a esta Capacidad sin cabeza, eso es suficiente. Una vez en Casa por medio de uno de los experimentos ―por medio de cualquiera de estos rápidos vehículos de regreso a casa― a partir de ese momento, usted tiene acceso instantáneo siempre que quiera. La llave está ahora en sus manos. O más bien, la llave es su dedo cuando apunta de nuevo al lugar desde el que mira. Cuando despertamos a lo que realmente somos, descubrimos que el Uno es afectuoso ―se ha hecho sumamente evidente y disponible. Cada vez que lo buscamos, está aquí, acogiéndonos con los brazos abiertos. Por supuesto, tenemos que saber dónde mirar ―pero ahora lo sabemos.



La experiencia y el significado

"¿Y qué?", podría responder. "El hecho de que no puedo ver mi cabeza no significa nada para mí".

Por otra parte podría contestar: "¡Dios mío, no tengo cabeza! Yo no soy una cosa aquí en mi centro. Estoy mirando por un solo ojo sin límites. ¡Todo está dentro de mí!"

Ninguno de nosotros puede ver su propia cabeza, pero si esto tiene algún significado puede variar de una persona a otra. En otras palabras, hay una distinción entre la experiencia de Quien somos y el significado que le atribuimos. La experiencia está disponible en todo momento y es la misma para todo el mundo ―nunca puedes ver tu propia cara, nunca ves tus propios ojos. (Por supuesto se pueden ver en un espejo) En lugar de mirar a través de dos ojos, estoy mirando por un Ojo ―un Ojo que está siempre abierto, es siempre claro, siempre ilimitado. Por el contrario, el significado que encuentro en este Ojo siempre está cambiando. Lo que sentí ayer, ya no lo siento hoy. Y lo que significa para mí es único para mí ―nadie más responde exactamente como yo. Si estoy en un taller y otra persona tiene una respuesta enérgica y positiva, con mucho sentimiento e intuición, pero yo no, es fácil suponer que esta persona "lo ha logrado", y yo no. Pero el hecho de que yo no tenga la misma reacción no significa que no estoy Viendo. Simplemente estoy respondiendo de manera diferente. (De hecho, la única autoridad de si usted está Viendo o no es usted). Vea su No-Cara, su Ojo Único, y siga viéndolo ―viendo desde él― y averigüe lo que significa para usted. Descubra qué ideas fluyen de esta Conciencia para usted.


Yo y el otro

Qué diferencia produce el Ver en las relaciones personales. Viendo que yo estoy cara a no-cara con usted, le estoy dando toda mi atención ―usted está presente aquí a ninguna distancia, aquí en este Espacio Despierto, aquí en mí. No estoy en desacuerdo con usted, cabeza a cabeza, sino que soy capacidad para usted, cabeza a no-cabeza.

Vacío, desaparezco en su favor ―me convierto en usted. Esta no es, de hecho, una relación entre dos personas ―no hay dos aquí, sino Uno. Al ver esto, no sólo veo Quien soy yo sino Quien es usted también. No tengo que imaginar su Único Ojo escondido en algún lugar detrás de sus dos ojos y luego preguntarme si es el mismo Ojo que el mío ―Veo el único Ojo que hay aquí, a mi lado de sus ojos, a mi lado de su cara. Este Ojo desde el que estoy mirando ―¿está separado de usted? ¿Es más mío que suyo? ¿Está localizado "aquí", pero no "ahí"? No. No encuentro ninguna etiqueta de identificación en este Uno, ni dirección, ni límite que me separe de usted ni de nadie. Aquí sólo hay una Consciencia en la que todo está sucediendo ―usted, yo, todas las personas, los animales, las estrellas, todo. Aquí yo soy usted por siempre. Lo que yo le diga o le haga a usted, me lo digo y hago a mí mismo.

Por supuesto, hay mucho más de usted que está oculto par mi. Yo no siento o pienso que lo que usted siente y piensa. No escucho o veo lo que usted escucha y ve ―yo sólo conozco su experiencia de segunda mano cuando usted me la cuenta. Pero ―aunque no esté de acuerdo con usted― escucho nuestras dos voces en esta Consciencia. Veo nuestros dos cuerpos en éste único Espacio. Estamos, siendo dos, en parte ocultos el uno del otro, pero aquí, en este Claridad indivisa todo es transparente. Esta separatividad y esta unidad son las dos caras de una misma moneda. Ambas son indispensables. Consciente de mi doble identidad cuando estoy con usted, yo soy el Uno que escucha y habla con otro que es a la vez yo y no yo.


Sufrimiento

martes, 25 de abril de 2017

Acerca del juicio y de juzgar los juicios


No podemos conocer la experiencia de nadie más. Nunca. Aquello que creemos o sentimos o "sabemos" que el otro está experimentando es nuestra propia suposición, nuestra propia opinión, nada más —nuestro propio sueño acerca de su sueño, un sueño dentro de otro sueño.
Un sueño recurrente.

Podemos ser testigos de su comportamiento, podemos ver cómo habla y actúa, podemos "leer" su lenguaje corporal, podemos escuchar sus historias, podemos sacar conclusiones inteligentes y tener reacciones viscerales; pero definitivamente debemos tener la humildad de admitir que jamás podremos saber por aquello que está pasando, lo que está sintiendo, y siempre nos terminaremos quedando sólo con nuestra propia experiencia, con nuestra propia intuición y suposición, con nuestro propio sueño acerca de su sueño, con nuestro propio criterio y juicio.

No podemos conocer la experiencia de los demás. Nadie tiene autoridad sobre la experiencia de nadie, y cuando nos despertemos de este espejismo, podremos entrar en comunión con los demás tal y como están en ese momento, no como los estamos juzgando o como deseamos que estén. Se trata de "mantenerse al margen de cualquier conclusión" y descansar profundamente en la intimidad de nuestra propia experiencia.

En realidad nunca podemos juzgar a los demás, nunca podemos asegurar realmente que alguien está "iluminado" o no, o hacer el juicio de "qué tan lejos" ha llegado dentro de su propia evolución, o decir "qué tan libre está del sufrimiento", o "qué tan claramente" percibe las cosas, ya que este sería nuestro propio sueño, nuestra propia opinión, nuestros propios "asuntos" inconscientes proyectados. Qué tan rápido sacamos conclusiones acerca de los "demás", y después nos aferramos a esas conclusiones como si fueran La Verdad. A la mente le fascina comparar, juzgar "qué tan despierto" está alguien en comparación a algo llamado "yo", proclamarse iluminado y ver a los demás como menos iluminados.

El juicio, o mejor dicho, tomar un juicio como un hecho, es el mecanismo de la no-aceptación, simple y llanamente. La mente es un mecanismo de comparación, y sólo porque nos percibimos a nosotros mismos como "despiertos" espiritualmente, no quiere decir que este mecanismo se haya desactivado. El mecanismo del juicio y la comparación es inmensamente creativo y siempre encontrará maneras discretas para seguir operando.  Ay de aquel que se proclame y juzgue a sí mismo como

10 frases taoístas que todos deberíamos tener presente


El taoísmo es una filosofía milenaria llena de sabiduría que puede iluminarnos tanto en nuestro día a día como ayudarnos a ampliar nuestra visión del mundo. La mayoría de las frases que se les atribuyen a los grandes maestros taoístas son bastante enigmáticas, por lo que no existe un único significado sino que se pueden encontrar diferentes sentidos a lo largo del tiempo y según el periodo de la vida por el que estemos atravesando. Sin embargo, algunas pueden convertirse en un mantra que nos ayuden a atravesar las situaciones más difíciles o nos reportan una dosis extra de motivación para seguir adelante.

1. Un viaje de mil de leguas comienza con el primer paso.

Uno de los métodos inspirados en el taoísmo, el kaizen, nos enseña que poco a poco se llega lejos. Solo puedes tener una certeza: si no das el primer paso, jamás llegarás a tu destino. El simple hecho de moverte no te llevará donde quieres ir, pero al menos te sacará de donde estás. El secreto radica en ponerse en marcha y no esperar ese “momento idóneo” que probablemente nunca llegue. Y, sobre todo, no desesperarse ni pretender alcanzar los resultados inmediatamente.

2. Hay un período para avanzar y uno para quedar atrás. Un período de subir, y uno para bajar.

La vida está marcada por altibajos, los periodos “malos” nos enseñan a valorar más las etapas “buenas”, aunque en realidad en todas las situaciones hay aspectos positivos y negativos, solo que en muchas ocasiones no somos capaces de notarlos. En cualquier caso, es importante ser conscientes de que cada etapa nos aporta algo. Aceptar cada una de ellas nos permitirá aprovecharlas al máximo con el mínimo esfuerzo. Por eso, parte de la inteligencia taoísta consiste en no hacer resistencia y aprender a fluir con el curso de los acontecimientos.

3. Si no puedes avanzar una pulgada, retrocede un pie.

En el taoísmo el concepto de fluir es fundamental. Esta filosofía nos enseña que es más fácil ir con la corriente que nadar en contra. Por eso, cuando encontramos a nuestro paso varios obstáculos, en vez de empecinarnos en esa dirección, deberíamos dar un paso atrás y volver a evaluar el camino que hemos emprendido. No siempre es necesario cambiar la meta, a veces es suficiente con hacer algunos ajustes en el trayecto. Sin embargo, en otras ocasiones tendremos que plantearnos si alcanzar ese objetivo realmente vale tanto esfuerzo y sacrificio.

4. Cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría ser.

Aprende a desaprender lo aprendido, sería otra manera de expresar esta idea. A lo largo de la vida vamos acumulando demasiados estereotipos, prejuicios y creencias que terminan limitándonos. Por ejemplo, cada etiqueta que nos hemos colocado, es una limitación que nos impide ir más allá y desarrollar nuestro potencial. Por eso, el taoísmo nos enseña que en muchas ocasiones para alcanzar nuestro potencial necesitamos dejar atrás todo lo que creemos ser y nos define porque en cierto punto, esas creencias se convierten en trabas al desarrollo.

5. Nadie puede ver su reflejo en el agua que corre.

Tomar decisiones, sobre todo cuando son importantes, dejándonos llevar por las emociones puede conducirnos a grandes arrepentimientos. No importa si se trata del enfado, la tristeza o la euforia, cuando el cerebro emocional toma el mando, no logramos pensar con claridad, simplemente porque este desconecta la parte racional, de manera que no somos capaces de saber exactamente qué es lo mejor para nosotros. Por eso, para tomar decisiones es mejor esperar a que las aguas se calmen y vuelvan a su cauce.

6. La perfección es la voluntad de ser imperfecto.

La obsesión por la perfección termina generando una tensión innecesaria que no solo nos puede enfermar sino que también consume nuestra energía. La filosofía taoísta nos propone aprender a fluir, sacando lo mejor de nosotros mismos pero sin pretender ser perfectos en todo lo que hacemos. De esta forma logramos ser más auténticos porque nos expresamos con mayor naturalidad.

7. Un buen viajero no tiene planes fijos, y no tiene la intención de llegar. El camino es la recompensa.

lunes, 24 de abril de 2017

La Personificación del Despertar


Muy a menudo, la iluminación ocurre en la mente como un reconocimiento de la verdad absoluta de la vacuidad en la que un "yo" separado no existe. Si bien esta realización es, sin duda, una experiencia profundamente transformadora, vivir esta verdad es con frecuencia mucho más que un desafío. El despertar en sí es simple. Por supuesto, desde el punto de vista del ego no es tan simple porque el ego, siendo dependiente del tiempo, tiene un interés en la iluminación como una meta futura. Pero una vez que la mente se reconoce a sí misma como vacuidad radiante, entonces el despertar es absolutamente natural y sin esfuerzo. Es tan inevitable como el florecimiento del brote de una flor.

Pero el despertar es sólo el principio: la personificación de este despertar es el verdadero viaje. Comienza la aventura, no en la atmósfera enrarecida de la trascendencia, sino en medio del caos de la vida. Y vivir la verdad del despertar tal vez nunca ha sido más imperativo que en el mundo rápidamente cambiante de hoy. La mayoría de nosotros vivimos vidas complejas y multifacéticas con trabajos, carreras, responsabilidades financieras, relaciones y familias. Muchos de nosotros también estamos tratando de perseguir nuestros sueños, vivir nuestro potencial más elevado, y hacer una contribución al mundo. Al mismo tiempo, somos cada vez más conscientes de que más de la mitad de la población del planeta vive en la pobreza extrema y en circunstancias terribles. De alguna manera, todo esto tiene que ser incluido en nuestro despertar.

Si el despertar va a servir para algún propósito real en nuestras vidas, es necesario encontrar nuevas formas de expresión a través de nuestras interacciones cotidianas. Y si este despertar va a servir para algún propósito en el marco más global de dar a luz a una nueva humanidad, es necesario comprometernos plenamente con el impulso evolutivo de la existencia. La iluminación ya no es un secreto reservado a los místicos, ni un lujo permitido sólo por occidentales privilegiados que buscan convertirse en "más espirituales": es una necesidad si queremos sobrevivir y prosperar.

Si la iluminación ha de ser de alguna utilidad, tiene que bajar de la cima de la montaña y ensuciarse las manos en la plaza del mercado de los asuntos humanos. Es un abrazo sin compromiso tanto de las olas de la expresión fenoménica como del océano de la quietud interior que nos lleva en profunda intimidad con la fuerza creativa de la vida. Esta profunda intimidad no significa que te vas a perder en la historia del mundo, sino que estás dispuesto a hacer frente incondicionalmente al mundo sin una historia. El místico iluminado Osho llamó a esto "convertirse en Zorba el Buda": en otras palabras, el nuevo ser humano evolutivo es alguien que está anclado por completo dentro de la luz de la naturaleza despierta y sin embargo apasionadamente comprometido con la jugosidad agridulce de la existencia terrenal. Sí, la verdad es que "yo no soy mi cuerpo", pero mi experiencia me dice que mi cuerpo está aquí y que la consciencia se mueve a través de él cada vez que camino o corro o salto. Sí, la verdad es que "no hay yo": pero ¿cómo respondo cuando me llamas por mi nombre? Sí, la verdad es que "yo no existo y tú tampoco": pero ¿no es cierto que es importante si te veo y escucho con sinceridad en vez de juzgarte? ¿Y no es esto lo que llamamos relación?

SOBRE LAS IMPLICACIONES ESPIRITUALES DE BEBER ALCOHOL


¿POR QUÉ LA RAÍZ ETIMOLÓGICA DE ALCOHOL EMULA A LA PÉRDIDA DEL ALMA Y ESPÍRITUS NOCIVOS?

Al alcohol lo hemos adoptado como parte de la cultura diaria. En muchos países es usado como un aperitivo, digestivo, y en la mayoría está asociado prácticamente a cualquier evento social. Se habla desde los gobiernos sobre la lucha contra las drogas, pero al alcohol no se le clasifica como una de ellas.

Algunos estudios han probado que el alcohol es mucho más dañino que otras sustancias prohibidas, y su abuso está vinculado a la gran enfermedad psicoemocional del siglo, la depresión. Por ser tan aceptado, en ocasiones se desdibuja del mapa de los problemas de salud pública, y por ello, al normalizarlo como lo hacemos, lo consideramos ingenuamente inofensivo. Se encuentra, además, entre las 5 sustancias más adictivas del mundo.


Las raíces etimológicas de esta bebida, sin embargo, parecen desenmascarar los atributos que le fueron descubiertos en los inicios de su uso. En un interesante artículo la especialista en medicina holística Zahrah Sita, desglosa las raíces etimológicas de la palabra alcohol, la cual viene del árabe, y descubrió curiosamente que en reiteradas ocasiones se alude, o bien a la salida del alma propia, o a la proclividad de ser asediado por otros espíritus nocivos. También la Doctora Rachel Hajar y periodista médica ha revelado información al respecto:

Un gran parque de atracciones, y cómo reducir el poder del miedo


La sola posibilidad de que el ser humano sea capaz de recuperar el potencial que tiene, a pesar de todas las limitaciones impuestas sobre él, es algo que impresiona, por un lado, a aquellos que cuidan, orientan, ayudan y proporcionan apoyo a esta nuestra raza humana, y por otro, asusta, deja perplejo y tiene desconcertados, hasta cierto punto, a aquellos que, en algún momento, pensaron que al someterla y tras haber realizado los ajustes genéticos, energéticos y psíquicos que ya hemos comentado, tendrían a su disposición un repositorio de vida consciente para sus propósitos, intereses y demás, por toda la “eternidad”.

Pero es indudable que lo único que se está limitando es la capacidad del envoltorio, por decirlo así, y sin menospreciarlo, pero no de aquello que anima el mismo. Hemos de entender que aquello que dirige la vida humana de forma individual no es sino la parte nuestra que está a los manos del coche, y que no importa que el coche haya cambiado de color, hayan actualizado el cuadro de mandos, le hayan modificado el motor o pintado las llantas, ya que el conductor del mismo, la verdadera consciencia y ser que somos, todos y cada uno de nosotros, sigue estando a los mandos, opacado, eso sí, por el sistema de pilotaje automático del vehículo, pero seguimos estando aquí, maniobrando desde el interior, para retomar el control y los mandos de aquello que nos permite disfrutar de la experiencia terrenal que supone encarnar en este magnífico planeta.


Un juego de aventuras

¿Por qué muchos de nosotros decidimos enlazarnos a este tipo de experiencia física y terrenal sabiendo que aquello que nos iba a proporcionar las vivencias necesarias para nuestro crecimiento iba a estar sometido a tantas y tantas presiones, limitaciones, manipulaciones y vaivenes de todo tipo? Básicamente, por eso.

¿Por qué vamos a un parque de atracciones y nos montamos en montañas rusas que nos marean y nos dan vueltas, o nos metemos en túneles del terror para vivir una experiencia que nos ponga los pelos de punta durante unos minutos? Para pasar el día, para disfrutar de las sensaciones, para conocer cómo reaccionamos en situaciones que están fuera de lo normal en nuestra existencia diaria y, sobretodo, porque sabemos que es algo “temporal” y no es sino una “aventura”. ¿Y si ahora dijéramos que el tiempo que estamos en el parque de atracciones, sin desmerecer, por supuesto, fuera el tiempo que pasamos en esto que llamamos la “vida humana”, donde pasamos por montañas rusas, trenes de la bruja, nos marean cabeza abajo en la atracción del “huracán”, y nos meten miedo personajes disfrazados de seres terribles que en la oscuridad del castillo encantado nos hacen palpitar el corazón y ponérnoslo a mil?

Evidentemente, la vida humana no es un parque de atracciones, pero es una analogía que intenta explicar que, desde aquello que somos, el ser, el Yo Superior, esto es una experiencia de la que luego sacamos lo mejor de nosotros mismos para otros menesteres que ya experimentaremos en algún otro momento de nuestra evolución. Así, con un poco de perspectiva, hasta las experiencias más duras y terribles que hayamos pasado o que estemos pasando, en esta y otras vidas, son poco más que suspiros en la eternidad de nuestra existencia, que aportan infinidad de conocimiento a cómo somos, cómo reaccionamos, cómo vivimos y cómo experimentamos la grandeza de la creación consciente, a lo largo y ancho de, para quedarnos cerca, este universo.


Esto también pasará

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de su corte: “quiero guardar oculto dentro de mi anillo algún mensaje que me ayude en momentos de desesperación total, y que pueda ayudar siempre a mis descendientes”. Así que grabaron en el mismo la frase: “esto también pasara”,1 haciendo referencia a que nada permanece, todo acaba, todo cambia, todo evoluciona, y esa frase sirve como sustento en momentos en los que estamos de lleno en medio de alguna octava (proceso energético) que, manifestado en el plano físico, nos está poniendo la vida patas arriba, como ya habíamos comentado en este otro artículo al respecto.

Puesto que todo pasa, todo cambia, todo termina, todo evoluciona, nada mañana será igual que hoy, ni nada en 5 años puede ser de ningún modo como era hace dos. Pensar lo contrario es engañarse, o quizás no ser capaz de comprender uno de los principios básicos de la energía y de la consciencia, que siempre está en perpetuo estado de movimiento y transformación hacia una versión “diferente” de sí misma. Los frenos que impiden que seamos capaces de acompañar de forma consciente y amable esa transformación continua vienen de la segunda energía que hemos visto en estos dos artículos anteriores, y de la que vamos a hablar un poco más hoy: el miedo.


El miedo como freno al cambio

Si en el artículo anterior os he hablado sobre cómo usar el potencial del amor “cuántico” proyectado desde aquello que llamamos nuestra “esencia” hacia los cuerpos superiores, para poder emitir otro tipo de materia energética para la manifestación de nuestra realidad, lo que bloquea que podamos ir acompañando esa transformación de la misma es la energía del miedo. En este caso, y es fácil deducirlo, el miedo está imbuido en nosotros y potenciado por aquellos que temen perder lo que tienen, y hablo de las cuatro grandes razas que gestionan la vida en la Tierra, así como de toda la estructura de control de la población montada bajo su supervisión por las mal llamadas élites del planeta y los gobiernos “ocultos”.

¿Cómo no van a tener miedo de perder todo un planeta y su vida consciente que han controlado durante milenios cuando ven que no pueden parar las ruedas de la evolución y de la vida, que tanto han tratado de frenar? Porque esto último si que se puede, se pueden ralentizar las cosas y procesos evolutivos, pero no se pueden detener, ya que hay ciclos y fuerzas, muy por encima de aquellos que ahora mueven los hilos entre bambalinas, que siguen haciendo girar y manteniendo en marcha las octavas evolutivas para el planeta, como ser consciente que es, y para la vida que en él se encuentra.
Así, en este enorme parque de atracciones las cosas nunca dejan de funcionar, y seguirán así mientras a cada uno de nosotros enlazados a una vida humana nos permita adquirir el resto de vivencias que necesitamos para poder seguir disfrutando de este juego evolutivo: