jueves, 9 de noviembre de 2017

¿Debajo de cuántas máscaras crees poder encontrar tu verdadera esencia?


Quizás seas una persona que se considera libre, acotando libertad al hecho de que quizás no tienes mayores responsabilidades, que no tienes un trabajo que te ate 8 horas al día, que no tengas una familia que alimentar, que no estés casado o comprometido, que puedas dedicar tiempo a las cosas que te gustan…

O bien estás en el grupo menos afortunado que se siente esclavo de sistema y sus dinámicas, que se siente andando constantemente en una rueda de hámster, con la intención constante de darle sentido a sus vidas, tratando de encontrar la famosa felicidad, poniéndole muchos nombres diferentes, novio, título, diploma, trabajo, casa, matrimonio, viaje, retiro digno… en fin, la llamada felicidad… ¿será que realmente existe?


Pues al parecer sí existe y quienes la han encontrado defienden la teoría de que no se encuentra en la zanahoria a la cual le ponemos diferentes nombres a lo largo de nuestras vidas y vamos tras ella como perfectos conejos, sino que se encuentra tan cerca, que resulta que no depende nada, ni de nadie de nuestro exterior, está en nuestro interior… Pero tenemos tantas, pero tantas capas encima que no llegamos a ella con facilidad.

Esas capas, son nuestras máscaras y lamentamos decir que hasta las personas que se sienten “libres” son esclavos de algo, están sometidos a una máscara, así ésta sea la de persona rebelde que no hace más que lo que provoca.

Esta máscara corresponde a la respuesta en contra de la sociedad y sus tradiciones, pero en este caso solo es una sustitución de máscaras.

Debemos entender que somos seres espirituales teniendo una experiencia humana, esto suena de grandes dimensiones, ¿cierto?, somos seres que han venido a sanar, a aprender, a evolucionar, a escoger experiencias que nos den el desarrollo que necesitamos. Pero venimos al mundo y lo que resulta es que nos llenamos de etiquetas, que se nos imponen desde el nacimiento y vamos agregando más y más a lo largo de la vida.

Nos perdemos entre tanta humanidad, entre nombres, entre profesiones, entre obligaciones, entre miedos y costumbres. Nos preocupamos más por el qué dirán y por ser aceptados que por ser felices. Nos conformamos con pintarnos el cabello de azul y decir que somos auténticos. 

No te subestimes, CREE EN TI


¿Eres una persona que se cuestiona a si misma todo el rato ? 
¿Siempre te comparas con los demás o te afecta lo que piensen de ti? 
Puede que aún no te hayas dado cuenta, pero es posible que tengas un problema de baja autoestima y auto-conocimiento.

Tener un mal concepto de uno mismo puede influir en la mayoría de los principales aspectos de tu vida de una forma muy negativa.

La autoestima se forma desde la infancia y según el contexto histórico.
El Auto-conocimiento nunca te lo han enseñado.

El concepto de uno mismo “está formado por múltiples elementos como la manera de ser, quienes somos, los rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran nuestra personalidad. También influye el ambiente familiar, social y educativo en el que se está insertado y los estímulos que éste le brinde”

El auto-concepto se forma desde la infancia, desde lo que te han enseñado, junto al crecimiento y al paso del tiempo. A partir de los cinco o seis años,  es cuando se comienza a tomar conciencia y se percibe la imagen que tienen los demás de nosotros. Y es primordial el papel que tienen los que nos rodean -padres, maestros, compañeros o amigos- cuando esta informacion se va conformando y construyendo en ti.

Otro de los factores que puede ser crucial,  es el sistema de ideales culturales de la conciencia social que cambia en función del momento histórico: “La autoestima y conciencia de un sujeto de nuestro tiempo, puede diferir mucho de la que tuvo alguien que vivió siglos atrás o de la que tendría otro que viva en un futuro lejano”.

“Pero no se debe confundir esta consideración, con la aceptación a ultranza de los ideales sociales de cada momento que ordenan ser de una determinada manera para ser aceptado por los demás. Porque eso es un sometimiento a los dictados de la conciencia social en que se vive”.

Consideremos AMARNOS A NOSOTROS MISMOS como una necesidad básica que actúa como un sistema inmunológico de nuestro cuerpo y alma, proporcionándonos resistencia, felicidad y capacidad de AMAR.

Sin embargo, hay a quienes este sistema inmune no les funciona como debería e incluso se vuelve en su contra.

Las personas que se subestiman o no se aman comparten una serie de características comunes:

1. Pesimismo y negatividad

Si eres de los que lo ve todo negro y sin salida, deberías replantearte intentar ver las cosas con un poco más de optimismo.

“Si tenemos una buena autoestima podremos reaccionar de una manera más positiva y constructiva ante las dificultades. Con más amor a nosotros mismos, tendremos mayores posibilidades de autorrealización y podremos ser felices”.

2. Tendencia a “autofustigarse”

Muchas veces se puede llegar a ser tan exigente con uno mismo que te conviertes en tu propia víctima y verdugo.

 “Es importante que trabajemos la capacidad de autoaceptación”. Es decir, admitir con naturalidad los aspectos de nosotros mismos que no nos favorecen o nos limitan y ser conscientes de siempre lo podemos cambiar.

3. Excesiva modestia, falta de seguridad y confianza

¿Nunca sabes como encajar un halago o un cumplido?

Aunque la humildad es una virtud, no ser capaz de aceptar los elogios de los demás puede ser un indicador de las limitaciones aprendidas y falta de confianza en uno mismo.

Todos tenemos  limitaciones implantadas que nos hacen en ocasiones dudar de nuestras posibilidades, pero debemos aceptar lo bueno y agradecer cuando alguien decide lanzarnos un piropo.

4. Dar demasiada importancia a lo que opinan los demás

No puedes pasarte el día pensando en “qué pensará fulanito o menganito sobre ti”.“Es cierto que no existe una buena autoestima sin los otros, pero tampoco contra los otros o a costa de los demás. No hay autoestima pensable por fuera  de la relación y el respeto”.
Sigue los dictados de tu corazón.

5. Anteponer la felicidad de los demás a la propia

Ser altruista y pensar en los demás casi siempre es un rasgo positivo. Pero, cuando se convierte en el motor fundamental por encima de tu propia felicidad puede ser un problema de falta de autoestima.

Nunca vas a dar la felicidad a nadie mientras tu no seas feliz.

6. Celos y envidia

Desear la vida de otros o estar comparándote con los demás de forma continua también supone una falta de confianza en uno mismo, y una manera de despreciar y subestimar lo que SOMOS,  tenemos y podemos hacer por nosotros.

No podemos tener siempre una actitud de víctima, en la que los demás lo tienen todo y nosotros nada.

Cómo aumentar la confianza y Creer en uno mismo:

miércoles, 8 de noviembre de 2017

La felicidad es la certeza de no sentirse perdido


¿Cuántas vences nos hemos preguntado si realmente somos felices? ¿Por qué a veces nos sentimos tan perdidos que no sabemos exactamente cuál debe ser el rumbo que debemos tomar? Encontrar el sentido de nuestra vida es descubrir, al menos en parte, la llave de la felicidad.

La vieja discusión del mundo de la filosofía y de la psicología sobre qué significa ser feliz en la vida cotidiana se ha llegado a plantear en términos de si existe o no, si es tan solo algo transitorio o si de verdad se puede ser feliz. La discusión, como siempre, tiene mucho que ver con la pregunta de a qué llamamos felicidad.


Dependiendo de ello, nuestro bienestar se volverá algo imposible, algo transitorio o algo capaz de ser alcanzado. En los últimos años, alrededor del concepto de felicidad se han realizado diferentes estudios alcanzando distintas conclusiones.

También se han intentado establecer líneas de separación y relación con otros conceptos muy relacionados, como la alegría. En cualquier caso, en lo que la mayoría de los autores coinciden es que en la definición de felicidad existe una parte subjetiva que tiene que descubrir y definir cada uno, de ahí quizás que sea tan fascinante.

“Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”
-Pablo Neruda-


La felicidad es un estado personal interno

Podemos estar alegres y ser infelices; podemos estar tristes y ser felices. Así lo recoge un estudio longitudinal basado en la felicidad de personas de más de 148 países, donde se extrae la conclusión de que este concepto es un estado interior y que no tiene tanto que ver con lo que nos pasa de piel hacia fuera como de piel hacia dentro.

Según revela este estudio sobre la felicidad, los españoles viven una media de 58,8 años felices. Este dato sitúa al país en los primeros puestos de una lista formada por un total 148 naciones, lo que supone una gran representación (concretamente más del 95% de la población mundial).


Las conclusiones de otro macro-estudio longitudinal de Harvard defienden: que la felicidad es un estado interno duradero y que no es producto un evento casual y transitorio que depende de lo bien que vayan las cosas. Pensado así, nuestro bienestar podría estar relacionado con la tranquilidad interior, con la paz espiritual, una sensación interna de serenidad, de tranquilidad y de certeza que nos llena y nos inunda de una agradable satisfacción con respecto a la vida.

“La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos”
-Henry Van Dyke-





La felicidad está íntimamente ligada con encontrar nuestro rumbo

El arquetipo de la sombra: el lado oculto de nuestra psique


El arquetipo de la sombra representa, según la psicología analítica de Carl Jung, el “lado oscuro” de nuestra personalidad. Se trata de un submundo convulso de nuestra psique donde se contiene lo más primitivo, los egoísmos más afilados, los instintos más reprimidos y ese “yo desautorizado” que la mente consciente rechaza y que sumergimos en los abismos más profundos de nuestro ser.

Todos hemos oído alguna vez hablar de ese concepto, de ese arquetipo de la sombra que de algún modo, sigue utilizándose en psicología para hablarnos de esa confrontación. De esa sensación de disputa que a veces llevamos con nosotros mismos cuando trabajamos nuestras frustraciones, nuestros miedos, inseguridades o rencores.


“Uno no se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad”
-Carl Jung-


Sin embargo, no podemos olvidar que esa idea que Carl Jung nos trajo a través de su trabajo sobre los arquetipos ya estaba presente en nuestra sociedad histórica y culturalmente. El concepto de sombra o reverso oscuro conforma esa dualidad tan común, que incluso le sirvió a Robert Louis Stevenson como inspiración para crear su ya clásico “Dr Jeckyll y Hyde”, mucho antes de que el propio Jung desarrollara su teoría sobre el arquetipo de la sombra.

Todo aquello que en un momento dado consideramos como “malo” debido a nuestra educación y a las normas morales de nuestra sociedad, se convierte en nuestra sombra. Sin embargo, no es recomendable ver todas esas dinámicas internas como experiencias reprobables o peligrosas, hasta el punto de pensar que todos nosotros llevamos un Hyde dentro clamando por salir.

El propio Jung explicó que existen diferentes tipos de sombras y que un modo de alcanzar el bienestar, la sanación y la libertad personal es haciéndolas conscientes, enfrentándonos a ellas.




El arquetipo de la sombra: el lado oscuro del ser humano

El arquetipo de la sombra se relaciona mucho con el concepto de inconsciente formulado por Freud. No obstante contiene matices únicos que lo diferencian de un modo considerable y que lo enriquecen. No podemos olvidar que lo que empezó siendo un idilio intelectual entre Freud y Jung terminó enfriándose, hasta el punto de que este último llegó a decir del padre del psicoanálisis que era “una figura trágica, un gran hombre, pero alguien con cuyo método terapéutico no comulgaba”.

Jung desarrolló su propio método, la psicología analítica. Dejó a un lado el diván y esa relación asimétrica entre terapeuta y paciente para desarrollar una terapia basada en la conversación, ahí donde indagar en la estructura de la psique y en ese inconsciente donde navegan los arquetipos. Entre todos ellos, el que mayor valor terapéutico podía llegar a tener era sin duda el arquetipo de la sombra. Veamos sus características:


La sombra, una presencia conocida pero reprimida

La “sombra” fue un término que Jung tomó de Friedrich Nietzsche.
Esta idea representaba la personalidad oculta que tiene toda persona. A simple vista la mayoría de nosotros aparentamos (y nos percibimos) como seres buenos y nobles. Sin embargo, en nuestro interior hay ciertas dimensiones reprimidas, instintos heredados donde a veces se esconde la violencia, la rabia, el odio…

El arquetipo de sombra no habita únicamente en cada persona. En ocasiones, también está presente en “grupos de personas”, en sectas, en algunos tipos de religiones o incluso en partidos políticos. Son organizaciones que pueden en un momento dado, sacar su sombra a la luz para justificar actos violentos contra la propia humanidad.

La sombra es más destructiva, insidiosa y peligrosa cuando más la “reprimimos”. Es entonces cuando “se proyecta” apareciendo así, y según Carl Jung, perturbaciones como la neurosis o la psicosis.
Asimismo, Jung diferenció en su arquetipo de la sombra dos tipologías. La primera es la sombra personal, la que llevamos todos con nuestras pequeñas frustraciones, miedos, egoísmos y dinámicas negativas más comunes. Sin embargo, también estaría la sombra impersonal, esa que contendría la esencia de la maldad más arquetípica, la que acompaña a los genocidas, asesinos despiadados, etc.


Desafortunadamente no puede haber ninguna duda de que el hombre es, en general, menos bueno de lo que se imagina a sí mismo o quiere ser. Todo el mundo tiene una sombra, y cuanto más oculta está de la vida consciente del individuo, más negra y más densa es. En todo caso, es uno de nuestros peores obstáculos, puesto que frustra nuestras intenciones más bien intencionadas”
-Carl Jung-

martes, 7 de noviembre de 2017

Donde reside la conciencia: el poder del corazón


El ser humano lleva consigo un potencial extraordinario; las antiguas tradiciones no han cesado de repetirlo, y descubrimientos científicos recientes así lo afirman. Entonces, ¿Qué se nos resiste?¿Porqué no somos capaces de desarrollar estas capacidades?


La propia experiencia de la vida nos recuerdan que, aunque es evidente que tenemos cuerpo físico, emociones y pensamientos, también es evidente que somos algo muy distinto. Los nombres que se atribuyen a esa parte esencial del ser son tan diversos como las culturas: conciencia, alma, espíritu..

Si reflexionamos con atención sobre las enseñanzas de la antigua sabiduría y según la cual “todo está en todo”, deberíamos encontrar en alguna parte del cuerpo físico el circuito a través del cual se expresa la conciencia.

Pues bien, alrededor de 1970, John y Béatrice Lacey, del Fels Research Institute de Filadelfia, fueron los primeros en observar que, cuando el cerebro enviaba órdenes al cuerpo a través del sistema nervioso, el corazón no siempre las obedecía. El corazón tenía su propia respuesta, su propia lógica. También descubrieron que el propio corazón podía enviar al cerebro unas señales que, no sólo éste comprendía sino que además podía obedecer.

El corazón contiene un sistema nervioso independiente, específico y bien desarrollado. Se descubrieron en él más de 40.000 neuronas, a lo cual se añadía una compleja y tupida red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo. Con todo aquello de lo que dispone, parece que puede aprender, recordar e incluso percibir. Así pues, el corazón podría jugar un papel a nivel de la inteligencia y de la percepción de la realidad, pero, ¿Cuál? ¿Qué tipo de inteligencia se aloja en él?


El corazón se comunica con el cerebro de diversas formas:



Mediante las neuronas puede inhibir o activar determinadas partes del cerebro según las circunstancias. Significa que puede influir en nuestra percepción de la realidad y por tanto en nuestras reacciones. También produce hormonas y neurotransmisores. Como la oxitocina, la hormona del amor.

Además, el campo electromagnético del corazón es el más potente de todo el cuerpo, 5.000 veces más que el del cerebro y se extiende entre dos y cuatro metros alrededor del cuerpo, es decir, que todos los que nos rodean reciben la información energética contenida en nuestro corazón. Cambia en función de nuestro estado emocional. Cuando tenemos miedo, frustración o estrés se vuelve caótico y se ordena con las emociones positivas.


El circuito del cerebro del corazón es el primero en tratar la información que después pasa por el cerebro de la cabeza. ¿No será este nuevo circuito un paso más en la evolución humana?



Añadiremos también que la frecuencia cardiaca tiene dos clases de variación: una es armoniosa, de ondas amplias y regulares, y toma esa forma cuando la persona tiene emociones y pensamientos positivos, elevados y generosos. La otra es desordenada, con ondas incoherentes. Aparece con las emociones negativas. El miedo, la ira o la desconfianza.

Pero hay más: las ondas cerebrales se sincronizan con estas variaciones del ritmo cardiaco; es decir, que el corazón arrastra a la cabeza. ¿A qué conclusión nos lleva todo esto?

La conclusión es que el amor del corazón no es una emoción, es un estado de conciencia inteligente.

El secreto de cómo funciona el universo ¿Qué es la geometría sagrada?


A lo largo de la historia encontramos mucha simbología relacionada con la geometría en distintas culturas distribuidas a lo largo y ancho del mundo. Todas estas culturas, desde los mayas, a los egipcios y sumerios, pasando también por la china imperial, tienen en común determinados símbolos.


Antiguamente, ciertos números tenían un significado simbólico, aparte de su uso cotidiano. Varias formas tales como triángulos, hexágonos y octágonos se consideran una manifestación física de un número. Debido a esto, estas formas tienen un valor de vibración más alta debido a el hecho de que son visibles.

Leonardo da Vinci estaba muy interesado en estas geometrías llamadas “sagradas”. Entre otras, encontramos en sus bocetos y diarios representaciones de la flor de la vida, de la que estudió su forma y sus propiedades matemáticas.  También estaba interesado en la forma en la que esta geometría está conectada a la realidad física, así como a la conciencia. Leonardo era conocido por el uso de la proporción áurea y del número phi en su obra, esta geometría  también es conocida como la espiral de Fibonacci, la cual se se deriva del patrón de la flor de la vida.

El universo puede ser descrito y explicado en términos de patrones geométricos. La armonía y la interconectividad de todas las formas que existen y los acontecimientos que ocurren a su alrededor tienen una geometría (círculos, triángulos, cuadrados, espirales…). Las formas geométricas son la base de las estructuras del universo. Estas figuras aparecen en la naturaleza de forma espontanea.

Existen ciertos patrones y formas geométricas que se repiten una y otra vez en la naturaleza. Todos hemos tenido oportunidad de observar estas geometrías, estos patrones que conforman nuestra realidad; los encontramos en los hexágonos que forman las células de un panal de abejas, en la espiral de la concha de un caracol, en la disposición de los pétalos de una flor (pentágonos, hexágonos, cuadrados), en las telas de araña, en la formación de los ojos de un tornado.. incluso el propio cuerpo humano cuenta con algunas de estas geometrías. Son las matemáticas del universo.

Todas estas formas geométricas se repiten; todos estos patrones forman los bloques de construcción para las estructuras de todo el universo.


Estas estructuras han sido reproducidas por las civilizaciones alrededor del mundo, desde tiempos remotos. Una de las que más fascinación ha creado en los últimos tiempos es la flor de la vida, estructura geométrica sobre la que profundizaré en otro artículo. La eRealizaremos una breve descripción, sin entrar a fondo en ninguna de ellas.

Las formas significativas y Números


Esfera



La esfera se considera un contenedor que puede aguantar o sostener todas las formas. Representa la unidad, la inclusión y la integridad ya que todas las medidas son iguales en una esfera. Los planetas, las semillas, las células y los átomos son todas las esferas.
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Círculo




Un círculo es una representación bidimensional de una esfera. Representa la unidad y la integridadtotal del universo. Además, la relación de la circunferencia de un círculo respecto a su diámetro se llama Pi, que es un número infinito que nunca termina y nunca se repite.
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Los toroides






Un toro se parece a una rosquilla o a una cámara de aire. Los lados redondos son perfectamente circulares. La geometría sagrada considera el toro una forma primaria en toda la existencia. Por ejemplo, los siete principales músculos en el corazón forman un toroide.
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Los sólidos platónicos




Los sólidos platónicos son un grupo de formas de 3 dimensiones. Cada uno está formado por caras de igual tamaño, como una forma de pirámide con 4 caras iguales. Los cinco sólidos platónicos son:
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Tetraedro – 4 caras en forma de pirámide
Hexaedro – 6 caras de un cubo
Octaedro – 8 caras
Dodecaedro – 12 caras
Icosaedro – 20 caras
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Los antiguos griegos creían que esas cinco formas simbolizan el fuego, la tierra, el aire, el espíritu (o éter) y agua, respectivamente. Estos son los únicos cinco formas 3-dimensionales que se pueden hacer con las caras de igual tamaño. Son llamados sólidos platónicos porque Platón los identifica en la época griega.
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La Vesica Piscis

sábado, 4 de noviembre de 2017

La gran pirámide de Keops tiene una cámara secreta


Un equipo de arqueólogos ha utilizado “rayos cósmicos” para analizar el interior de la más antigua de las siete maravillas del mundo.

La pirámide de Keops, la más antigua de las siete maravillas del mundo y la única que aún perdura, aún tenía detalles escondidos. La mayor de las pirámides egipcias, diseñada por el arquitecto Hemiunu y situada en la explanada de Guiza, mantenía una cámara secreta que ha podido ser descubierta gracias a los rayos cósmicos.

Un equipo internacional de arqueólogos dirigido por el japonés Kunihiro Morishima, de la Universidad de Nagoya, utilizó muones (partículas elementales masivas de alta energía generadas cuando los rayos cósmicos colisionan con nuestra atmósfera) para explorar el interior de la Gran Pirámide de Egipto sin mover una piedra.

La pirámide de Keops es la más antigua de las siete maravillas del mundo y la única que aún perdura

Los muones pueden penetrar profundamente en la roca y ser absorbidos a diferentes velocidades dependiendo de la densidad de la piedra que encuentren. Al colocar detectores de estas partículas dentro y alrededor de la pirámide, el equipo pudo ver cuánto material atravesaron. ”Si hay más masa, menos muones llegan a ese detector”, explica Christopher Morris.

En un estudio publicado en Nature, los investigadores explican que han observado el número de muones que llegaron a diferentes lugares dentro de la pirámide y el ángulo en el que viajaban, lo que les permitió trazar cavidades dentro de la estructura antigua.



             Los arqueólogos, trabajando en el exterior de la Gran Pirámide de Guiza (Nature)

“Siempre se ha especulado mucho con la existencia de una cámara desconocida dentro de la pirámide de Keops, pero hasta ahora la comunidad científica no lo ha reconocido”, explica el egiptólogo Nacho Ares a La Vanguardia. “El lector solo ha detectado un espacio, la existencia evidente de una cavidad. El siguiente paso es encontrar una entrada para saber qué hay allí”, añade.

La Gran Pirámide fue edificada durante el reinado de Khufu (2550 a.C. a 2527 a.C.), segundo faraón de la IV Dinastía, a quien Herodoto llamó Keops. Construida a partir de bloques de piedra caliza y granito,se eleva a 139 metros

La Gran Pirámide fue edificada durante el reinado de Khufu (2550 a.C. a 2527 a.C.)

Nacho Ares considera que dentro de la cámara se pueden encontrar “figuras, estatuas, papiros… o nada. Pero seguramente sí que hay marcas de cantería o algún texto que nos sirva para conocer más detalles sobre la pirámide”. “Este espacio vacío tiene paralelos con otras pirámides que conocemos, como la de Meidum, del faraón Snofru, padre de Keops. En esta pirámide tiene una función de descarga pero también ritual. Los egipcios eran muy prácticos pero también tenían un sentido religioso”, añade.

El equipo de expertos que está trabajando en la pirámide de Keops desde diciembre de 2015 -y cuenta con integrantes de Japón, Francia y Egipto- analizó las tres cámaras conocidas de la pirámide: la cámara subterránea, la cámara de la Reina y la cámara del Rey, junto con los corredores de conexión. “Hace un tiempo -dice Ares- se encontró una bolita de piedra y un arcón de cobre en uno de los canales de ventilación de la cámara de la reina que están en el Museo Británico”.



Los dos únicos objetos encontrados en la pirámide de Keops, en el British Museum (Nacho Ares)