domingo, 15 de mayo de 2016

La, Música de las esferas


Cuando miro mas allá de las fronteras visibles, aquellos lugares donde la vista del hombre no llega, mas allá de las propias puertas del tiempo y el espacio en ese viaje casi absurdo veo los parajes que llenos de oscuridad revelan la multiplicidad de la luz, llego a ese momento, ese instante donde cada lugar es reintegrado en sí mismo, como colapsado en una interminable avalancha de agua precipitada  en sí misma con un movimiento perpetuo y perfecto de orden. Viajando así lo vi allí, puesto sobre todo y en todo, se dejo llevar esa primera energía por la necesidad de unión; para cuando se dio cuenta muy lejos estaba de su origen.

Quiso regresar a casa y la solución fue encerrarse a sí misma en los anales del tiempo, estos curvaron su espacio convirtiéndolo en lo que conocemos como esferas. Estas esferas son la proyección consciente espacio temporal que le permiten a la conciencia suprema, al padre del todo, el uno, el Do manifestarse en cada uno de los planos donde habita llenas de inmensa luz.

Una vez sucedió esto se crearon las fuerzas del universo, esas fuerzas casi indescriptibles. La neutra que corresponde a lo Divino, la positiva que corresponde a lo creador y la negativa que corresponde a lo increado. Cada una tiene erróneamente un color que no le corresponde, es decir lo blanco es neutro porque es la ecuación de balance, este es el único color que permite cualquier manifestación distinta a él en sí mismo sin distorsionarla, sin modificarla ya que el misterio de todo lo visible en el mundo material es él, en sí mismo.

Como es arriba es abajo y como es abajo es arriba pues para que el día se vuelva noche debe pasar por toda la gama de color hasta llegar al rojo asociado al mal, convirtiéndose en negro que representa lo desconocido, la ausencia de color, es toda falta de movimiento, es paz y tranquilidad, es soñar, es esa ausencia de sonido, es descansar. Sé que esta información romperá con cualquier arquetipo creado al respecto a lo que realmente nos debemos preguntar ¿es acaso malo el negro o es acaso simplemente la representación de lo desconocido a lo que tememos? No se trata pues de que se conviertan en oscuros como le llaman o hijos del mal que es algo distinto; es comprender que estamos rodeados de oscuridad porque ella es luz no manifestada es el creador increado.

Luego al alba, con los primeros rayos del día aparecen los tonos que salen del negro y que tienden al violeta en los cielos. Es ese catalizador creador, es el potencial de creación, es la necesidad de vida, es un nuevo comienzo es en esencia el ingreso al mundo material de lo creado. Para verlo solo observa con los ojos del corazón, con la sabiduría del alma y la tranquilidad del espíritu.
Cuando vemos que la luz ilumina la oscuridad es simplemente esa ecuación de balance entre el bien y el mal entre día y noche entre lo creado y lo increado. Comprendiendo esto nos damos cuenta que en el proceso el padre del todo rodea toda la creación la envuelve desde sus infinitas posibilidades, todas las esferas, incluso la propia.

Así vi cuando su energía fue consciente de sí misma se convirtió como en un reloj de arena que por la parte superior vacía todo lo que lleva y deja que el vacio le llene para estar en permanente equilibrio el balance que le permite llenarse otra vez, y así infinitamente. Esta es la ecuación equilibrante, es lógica cósmica, es armonía, es en todo sentido esa música de las esferas.

Al encerrarse a sí mismo en los anales del tiempo creó la materia pues no hay tiempo sin ella y sin tiempo no hay materia. Esta que por efecto dómino se extendió mas allá de sí y al llegar a su límite se arremolino buscando su origen, como si con esto quisiera romper su propio espacio tiempo.
Como es arriba es abajo y como es abajo es arriba.


Mirad la música de las esferas que nos muestra que por un lado la oscuridad es empujada por la luz sobre el borde de la esfera cósmica pues cada color es una nota y cada nota es musica.
Es esta pues la manera como se creó el movimiento. El padre del todo, el uno, el Do buscándose a sí mismo en una infinita danza de liberación hacia su luz, la luz creadora de todo. Así se encuentra toda sabiduría infinita, así se encuentra lo Divino.

Crea en usted mismo, en sus infinitas posibilidades, en la capacidad creadora que tiene y comprenda que esta salió de la nada, de lo desconocido, de lo increado. No le tema pues a su propia esencia por que para poder plasmar en la luz el universo necesita creerse a usted mismo para que salga de la oscuridad y despierte. Ya llegara otro ciclo y entrara de nuevo la no manifestación, en lo increado, en ese reloj de arena que está vacio esperando a llenarse de nuevo en esa danza eterna de La, música de las esferas.

Centésimo Humano.

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