Ven, por lo tanto, a mí y descubre la verdad que mora en ti. La mente que tú yo compartimos la compartimos con todos nuestros hermanos, y a medida que los vemos tal como verdaderamente son, ellos se curan.
Deja que tu mente brille junto con la mía en sus mentes, y que mediante el agradecimiento que sentimos hacia ellos, cobren conciencia de la luz que hay en ellos.
El resplandor de esta luz retornará a ti y a toda la Filiación porque ésa es tu perfecta ofrenda a Dios.
Él la aceptará y se la dará a la Filiación porque al ser aceptable para Él, lo es también para Sus Hijos.
Esto es auténtica comunión con el Espíritu Santo, Quien ve el altar de Dios en todos, y al llevarlo a tu conciencia para que lo aprecies, te exhorta a que ames a Dios y a Su creación.
Sólo puedes apreciar a la Filiación como una sola.
Esto es parte de la ley que rige a la creación, y, por lo tanto, gobierna todo pensamiento
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