Nos movemos en una dimensión dual, donde la luz y la oscuridad campan a sus anchas, tanto dentro de cada uno de nosotros como a nuestro alrededor.
Somos manifestaciones materiales de esa eterna lucha, nacida desde antes de existir nosotros y superviviente a la decisión de irnos. Desengáñate, date cuenta de una vez por todas, en este mundo dual, la eterna lucha entre la Luz y la Oscuridad, entre el Bien y el Mal, es precisamente eso, Eterna.
Nunca habrá un claro vencedor, jamás la Luz destruirá a la Oscuridad, ni ésta a la Luz. Esto es así por algo muy simple, porque en una dimensión dual la una se referencia sobre la otra.
Difícilmente la una podría sobrevivir sin la otra.
¿Cómo sabría la Luz que es luz, si no puede compararse con la oscuridad? ¿Cómo sabrías “actuar bien” si no tienes la referencia del “actuar mal”?
No; desengáñate ya de una vez, ahí fuera, y ahí dentro de ti, esa lucha permanecerá viva por siempre. A veces brillará la luz, otras gobernará la oscuridad.
Extracto del libro " Los Peluches de Dios" de Fran Ortega
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