Pregunta: ¿Es real el mundo?
A Ramana Maharshi se le preguntó si el mundo era real. Él contestó:
El mundo no es real,
brahman es el mudo
sólo brahman es real.
De hecho es evidente que, decir que es real o que no lo es, ambas son respuestas deshonestas. Porque las palabras se posan en los extremos de los significados.
El mundo es tan real como tú quieres que sea; vive como si fuera real pero no olvides quién eres, no te pierdas en su irrealidad, vive pero no te duermas.
Pregunta: ¿Tiene el mundo una existencia intrínseca? ¿Sigue el mundo ahí cuando no hay un “yo” para observarlo?
Su irrealidad es evidente y clara, el mundo es pensamiento. El problema es el chismorreo que utiliza la mente con el término “irreal”.
El presente juega a desenvolverse en un latido constante impredecible y mágico, y el sentido de individualidad tan sólo es un espejismo aislado, un cuento, una historia, que es lo mismo que decir el presente “Es … ” y emerge en absoluta libertad. El “yo” tan sólo es la apariencia apasionada de vivir separado, lo cual es irreal.
El mito de un “yo” que acapara un presente, un “yo” que lo posee y atesora, se basa en creer que el presente puede adquirirse o detenerse y que de alguna manera puede ser apropiado. Pero el presente no tiene dueño ni lo tendrá jamás.
Real o irreal, ambos conceptos, si son utilizados por la mente, son erróneos por el hecho de que en esencia el mundo te necesita para que el juego pueda desenvolverse. Sin embargo, en el núcleo del presente el “yo” tan sólo es la ilusión del individuo ya que, en el movimiento indivisible del presente no hay “yo” separado de él; en el centro de la vida el “yo” es conciencia impersonal sin nadie que la posea. El “yo” construye la historia y posee lo que ya ha sucedido en la espontaneidad como suyo…
El mundo es pensamiento, sin pensamiento no hay mundo y esto lo sabemos todos, la física moderna ya habla de esto, la espiritualidad lo deja muy claro. Por otro lado, por más que afirmemos su irrealidad, tú, como individuo, formas parte de esa irrealidad y por ello no puedes separarte de ella. Esto equivale a decir que en su totalidad no hay fragmentos separados y, por ende, el sueño es homogéneo e indivisible.
Un “yo” que niega es tan deshonesto como decir que el mundo manifiesto es una ilusión y con esa creencia intentar encontrar la verdad. No hay distancia ninguna, metro, centímetro o milímetro que te separe del mundo. Eres el sueño, el soñador y la conciencia soñada, eres el tejido y el tejedor.
Ver que el mundo es conciencia es la liberación
Eres tan real cuando no hay historia como irreal cuando la fabricas. Nisargadatta decía que el amor es todo lo que él es, y que la sabiduría le hacía entender que no era nada.
El mundo se manifiesta en el presente como campo abierto de conciencia espontánea; el mundo soñado aparece en la mente y tú como conciencia que eres, eres ambos y ninguno de ellos.
Lo que somos es conciencia. En definitiva, sólo hay conciencia expresada sin líneas divisorias, sin contradicciones de ningún tipo, sin “yo” individual.
Al final del camino, cuando se destapa lo que es irreal, el sueño, es reconocido como Conciencia-inteligencia, ¡el mundo es Conciencia!, y el “tú” no tiene ninguna línea divisoria, se destapan las líneas y las separaciones. El “yo” no puede encontrar centro alguno en el que posicionarse, lo que equivale a decir que sólo hay Conciencia. Sin embargo hemos hablado de unión; la unión consiste en ver al Ser (Conciencia) en todas las cosas, lo que equivale a decir que sólo hay presente, presencia siendo todas las cosas.
En cada acontecimiento podemos ver Conciencia expresándose en la más absoluta belleza, algo extremadamente simple y también extremadamente obvio, y ver a Dios en todas las cosas es ser un Ser no fraccionado. Pero el “yo” no ve al Ser, ve puntos de vista aislados y, en ese justo momento podemos decir que el mundo es irreal porque es visto desde un “yo” irreal. De hecho ésa es su irrealidad, la irrealidad del “yo” separado.
Pregunta: Entonces… ¿cómo podemos diferenciar lo que es verdad de lo que no lo es?
Cuando habitas en el momento presente, en una conversacion con unos amigos, ¿es real que estáis conversando? Es tan real como que es consciencia en movimiento; de hecho lo que no es tan real es la estrechez de las palabras y su limitado comportamiento; es real que emergen palabras, lo que no es real es su contenido.
Vas paseando por un parque y ves un árbol. ¿Es real? Es tan real como puedas apreciarlo, es tan real como el latido de tu corazón… No hay ninguna separación ni ninguna distancia en esencia de lo que ves, oyes o sientes, todo es una forma de consciencia no-dividida.
Es tan deshonesto decir que todo es irreal como decir que todo es real. Ambas son una idea, una teoría, son mente… Lo único que podemos decir al respecto es que la única realidad es la consciencia. Pero la consciencia impregna toda la forma, ¿entonces?…
Ahora estás sentado delante de este libro… tócalo, ¿es real tu libro?… Es real en cuanto que la consciencia está impregnando la experiencia presente… Ahora mira hacia otro lado, levántate y deja el libro, vete a tu habitación o cambia de espacio… ¿Es real ese libro ahora? De hecho ésta es su magia… Ahora necesitas la mente, las imágenes, los colores disecados de la memoria para sostenerlo, y en ese preciso momento toca la irrealidad de la imaginación y la memoria… ¿Nos movemos en la irrealidad o en lo que llamamos “realidad”? ¿No es acaso la irrealidad necesaria en la consciencia para que exista este juego divino? ¿Por qué negarlo?
Lo que la enseñanza apunta es a que comprendas la fuente de las cosas, no a que las niegues, a que observes la presencia inmutable que habita en el presente y aprendas a moverte con ella en el mundo del cual nace tu verdadero “yo”. Eres Conciencia todo “abarcante”, ésa es tu verdad. De hecho, cuando comienzas a tomar profundidad con esta conciencia, el mundo se vuelve sutil, y de ahí que hablemos de su irrealidad.
Lo que eres como presencia inmutable no es tocado por nada, eso es cierto, es la inmensidad de la conciencia permanente, intocable, no cambiante, el constante y el destello de luz que siempre nace en la espontaneidad del presente, representando a los sentidos, a las sensaciones y a las emociones. Esta esencia es anterior a todo lo conocido pero, sin esa esencia, lo conocido no podría existir. Esta relación mutua toca la existencia y la convierte en el propósito de la experimentación. Todo está tocado por la consciencia, así que decir que es irreal es deshonesto. Cuidado con los conceptos: todos ellos son irreales, provienen del lenguaje y el lenguaje queda lejos de poder enfocar la verdad y mucho menos describirla.
http://www.advaitainfo.com/dialogos/es-real-el-mundo.html
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