viernes, 28 de abril de 2017

¿DE QUÉ HABLAS CUANDO HABLAS DE AMOR?

¿AMAMOS COMO NOS LO MERECEMOS? ESTA FORMA DE VER LAS RELACIONES CAMBIARÁ POR COMPLETO EL SIGNIFICADO QUE LE DAS A LA PALABRA "AMOR"

Usamos las palabras para comunicarnos todo el tiempo; sin embargo, la mayoría de las veces no podemos definir su significado, especialmente cuando se trata de conceptos abstractos. Es así como empezamos a hablar sin reparar en que quizás lo que decimos no corresponde con lo que queremos decir. Cuando hablamos de amor esto sucede con mayor facilidad, pues al amor le atribuimos conductas y prejuicios que no son necesariamente amorosos y que además no parten de nuestras verdaderas creencias.

Por otro lado, no todas nuestras interpretaciones sobre el amor son negativas, pues cualquiera que haya dado este salto de fe sabe que el amor sigue siendo un misterio, tal vez el mayor misterio de la experiencia humana.

Esto es lo que explora Thich Nhat Hanh, monje, maestro, activista y nominado al premio Nobel de la Paz, en el libro How to Love (Cómo amar), una sencilla recopilación de sus inmejorables conocimientos sobre la más compleja y gratificante potencialidad humana. También conocido como Thay (“maestro” en vietnamita), este monje se inició como activista pacífico durante la guerra de Vietnam, razón por la cual vivió en el exilio por más de 30 años.



Es decir, Thay es un autor que realmente sabe de lo que habla, y para aproximarse a sus textos sólo hace falta una cosa: disposición. Solamente hay evitar caer en la patología occidental del cinismo --nuestro mecanismo de protección por excelencia-- que califica cualquier cosa que no es convencional en nuestra cultura como simplista, ingenua, hippie o improductiva.

Y es que en el corazón de las enseñanzas de Nhat Hanh se encuentra la valiosa idea de que "la comprensión es el otro nombre del amor", que amar a otro significa comprender plenamente su sufrimiento. Y aquí cabe aclarar que aunque la palabra sufrimiento suena bastante dramática, para el budismo se refiere a cualquier fuente de profunda insatisfacción, ya sea física, psicoemocional o espiritual. Así pues, comprender y ser comprendido es lo que todo el mundo necesita. Incluso si lo entendemos a nivel teórico, habitualmente quedamos atrapados en nuestras propias fijaciones, deseos y pensamientos. Esto nos impide ofrecer esa comprensión expansiva. Hanh ilustra este desajuste de escalas con una metáfora:

Si viertes un puñado de sal en un vaso de agua, el agua se vuelve imbebible. Pero si viertes la sal en un río, la gente puede seguir sacando el agua para cocinar, lavar y beber. El río es inmenso, y tiene la capacidad de recibir, abrazar y transformar. Cuando nuestros corazones son pequeños, nuestro entendimiento y compasión son limitados, y sufrimos. No podemos aceptar ni tolerar a otros y sus deficiencias, y exigimos que cambien. Pero cuando nuestros corazones se expanden, estas mismas cosas no nos hacen sufrir más. Tenemos mucha comprensión y compasión y podemos abrazar a otros. Aceptamos a los demás como son, y luego tienen la oportunidad de transformarse.



La pregunta entonces es cómo cultivar nuestro propio corazón, lo cual comienza con el compromiso de comprender y ser conscientes de nuestro propio sufrimiento:

Cuando alimentamos y apoyamos nuestra propia felicidad, estamos alimentando nuestra capacidad de amar. Es por eso que amar significa aprender el arte de nutrir nuestra felicidad.

Comprender el sufrimiento de alguien es el mejor regalo que puedes dar a otra persona. La comprensión es el otro nombre del amor. Si no lo entiendes, no puedes amar.



Sin embargo, estamos habituados y “programados” socialmente para imitar patrones de comportamiento en donde las relaciones “amorosas” no se expresan de forma amorosa ni comprensiva sino que son el reflejo de nuestros miedos y prejuicios, y esto se transmite en nuestra educación emocional sin que seamos conscientes de ello:

Espiritualidad y Vida


La filosofía y la cultura de la India es la de "Ananda" o Felicidad. "De la Felicidad-Absoluta hemos venido; en la Falicidad-Absoluta estamos arraigados; y a la Felicidad-Absoluta estamos destinados", dice el Taittiriya Upanishad. No es un mensaje de dolor, agonía y angustia. El pesimismo es desconocido para la cultura de la India. Es una cultura de exuberante positividad de acercamiento, una aproximación a Dios en definitiva, que es la más grande de las positividades. La vida se considera como un movimiento de la alegría a la alegría, y esto es lo que llamamos el proceso evolutivo del alma.

Es un movimiento de una verdad menor a una verdad superior, que es una mejor manera de decir las cosas que repetir la tradición trillada de que nos movemos del error a la verdad. En el glorioso reino de Dios, que está dentro de cada uno, no puede haber ningún error final. El error es sólo una distorsión de los valores. No tiene existencia definitiva y no puede tener un valor absoluto. El error absoluto es impensable, y no puede ser. La falsedad absoluta no existe. Todo es como una representación relativa de la perfección de Dios, y así en todas partes, incluso en los llamados movimientos erróneos de las fuerzas materiales, psicológicas y sociales, hay un elemento de Dios presente, impulsando todos estos procesos hacia la perfección.

Para nuestra cultura, que es la cultura de Dios, la cultura de la perfección, todos los deberes de la vida se convierten en una manifestación de la felicidad. El glorioso evangelio de los Vedas, los Upanishads y el Bhagavad Gita, que pueden considerarse como el trípode del mensaje de la India a la humanidad, nos proporciona la exhortación esperanzadora de que nunca podemos estar indefensos en cualquier momento de nuestra vida. Nuestra cultura es el florecimiento de la luna llena, el verdadero "Purnima" de la esperanza después de la esperanza; la aspiración después de la aspiración. Podemos recordar en nuestra mente, una vez más, el mensaje de los santos y sabios de todos los tiempos y lugares, que han sondeado en las profundidades de la Gran Realidad del universo, de que existimos en Dios, vivimos en Dios, respiramos en Dios, nos movemos en Dios y realizamos las funciones de nuestra vida en el Reino de Dios.

El gran mensaje de Cristo de que "el Reino de los Cielos está dentro de vosotros" debe ser una enseñanza milagrosa y revolucionaria para todos aquellos que piensan en términos de lo temporal y que siempre evalúan las cosas desde el punto de vista histórico. Un reino no puede estar dentro de nadie. ¿Se imaginan un reino que esté situado dentro de alguien? Y, sin embargo, una gran encarnación dijo esta verdad a la humanidad: "¡El Reino de los Cielos está dentro de vosotros!" O bien es una contradicción en los términos o es un hecho supra-mundano, que el entendimiento humano no puede penetrar. Lo que es externo es también interno, es también un mensaje del Chhandogya Upanishad (Sección VIII), el cual se hace eco de la declaración de Cristo de que el Reino de los Cielos está dentro de nosotros. El cosmos entero está vibrando dentro de cada célula de nuestras personalidades. Todo lo que está en todas partes está también dentro de nosotros y es inseparable de nosotros. Esta fue también la base de la doctrina de la perfección suprema de Dios que nos ha dejado el Acharya Sankara, teniendo como base a los Vedas, los Upanishads, el Bhagavad Gita y los Brahmasutras. Todo lo que necesitamos está en nosotros. Todo lo que necesitamos para nuestra existencia, cada movimiento en la evolución hacia la perfección, está implantado en nuestro ser. Cuando nacimos hemos traído con nosotros todo lo que necesitamos y llevamos todas estas necesidades con nosotros dondequiera que nos movemos en este mundo. No podemos estar separados de estas necesidades o necesidades permanentes; son inseparables de nuestra existencia vital.

Este es el espíritu de la verdadera espiritualidad. Tenemos por un lado la letra de las enseñanzas de la vida espiritual, y por otro el espíritu de estas enseñanzas. La letra de la enseñanza es lo que generalmente practican las masas en el mundo, pero el espíritu se pierde. La letra es fácil de entender, pero el espíritu es difícil de seguir. ¿Cuál es la letra de la enseñanza de la vida espiritual? ¿Qué dice la letra de la religión? Dice: hay que amar a Dios, hay que creer en la existencia de Dios, debes decir la verdad, debes ser honesto en tu trato con tus hermanos, y debes vivir una vida de pureza, bondad y veracidad. Pero la letra de la enseñanza ha sido tan (mal)interpretada, a causa de la constitución misma de la mente humana, que la vida del espíritu, o la vida de Dios, o la vida de la aspiración espiritual, ha sido encubierta, sin que uno sepa qué está pasando, separado de las actividades diarias de la vida, de modo que somos una cosa en la calle o la tienda y otra cosa en el templo o la iglesia. Por lo tanto, tenemos dos ideales ante nosotros, el ideal para la plaza del mercado y el ideal para la iglesia o el templo. Este es el credo tradicional y organizado de lo que podemos llamar las iglesias de la religión.

La religión hoy en día parece estar agitándose desde sus mismos cimientos, ya que el edificio de la religión popular está construido sobre un base arenosa y no tiene un apoyo sustancial en el fondo. El llamado hombre religioso en realidad no cree en Dios. La mente religiosa se ha aprovechado de su aparente creencia en Dios o concepto de Dios como un instrumento para la realización personal de sus deseos y ambiciones. Para la mayoría de nosotros, Dios es un instrumento, no el objetivo o meta de la vida. Nuestra petición a Dios no es porque Él es todo-en-todo, sino porque es una herramienta para el cumplimiento de nuestros motivos ocultos. Tenemos deseos y deseos, en todos los niveles de nuestra personalidad. Estamos hechos de deseos: "Kamamayoyam Purushah". No poseemos o tenemos deseos: Estamos hechos de deseos. Cada fibra de nuestro ser está constituida solo de deseo. Por lo tanto, esta personalidad deseosa inventa una herramienta en forma de concepto de un Dios en el paraíso, en Brahmaloka, Vaikuntha o Kailasa, para su propia satisfacción. La existencia de Dios es parodiada; se convierte en una blasfemia de la noción misma de Dios. Se nos dice, una y otra vez, que Dios es la meta de la vida y no un medio para la satisfacción de las necesidades del individuo.

Ahora tenemos que aprender las lecciones principales de la vida misma. Todavía estamos necesitados

jueves, 27 de abril de 2017

CONSEJOS PARA VIVIR EN CONCIENCIA.


A usted que está leyendo estas líneas le fue confiado este mensaje por alguna razón, búsquela en sus pensamientos pasados, recuerde si usted ha querido saber sobre esto, porque lo que le voy a contar a continuación es algo que usted está buscando quizás hace mucho.
Vamos a partir por lo básico, lea con mucha atención e intente comprender:

LO QUE A USTED LE PASA EN ESTE DÍA ES UNA CONSECUENCIA DE SUS PENSAMIENTOS PREVIOS.

¿Qué quiero decir con esto?, que toda la vida, las circunstancias y vivencias por las que usted atraviesa son algo que imaginó anteriormente, así como lo que está pensando en este momento será materializado en el futuro. Es difícil de aceptar pero es una ley de la vida, algo que no se puede cambiar y que ha existido siempre pero que los dueños del mundo no quieren que usted sepa ya que podría cambiar la existencia del mundo entero a favor suyo y en desmedro de quienes quieren que viva bajo el temor.

Le doy un ejemplo: Prende la tele y ve en el noticiero solo calamidades; asaltos, enfermedades, sufrimiento, etc. Usted sale a la calle y está atemorizada/o, desconfía de todos, sujeta sus pertenencias con precaución, vive con miedo a que lo asalten o atropellen y piensa todo el día en los peligros que pueden caer sobre usted. Si sus pensamientos están llenos de temor, solo generan temor y usted atraerá sucesos nefastos en concordancia con sus pensamientos nefastos. Se ha encontrado usted pensando esto: “Yo sabía que me iba a caer!” o “sabía que me iba a enfermar”, bueno, la caída y la enfermedad no es porque usted tuvo una premonición, son porque usted lo CREÓ.

Un ejemplo mejor es cuando usted sabe que algo saldrá bien, pone toda su fé y confianza en que cualquier situación va a salir bien, lo cree con firmeza y determinación. Que sucede entonces?: todo sale bien. Bueno, usted no es un oráculo ni tiene dotes de adivinación, usted es creador/a. Tenga esto presente todo el tiempo. Dios es una mente creadora, lo creó a usted a imagen y semejanza, entonces como es un creador, su creación que es usted también es CO-CREADOR de su vida.


¿Cómo lograr que ocurra lo mejor para mí?

1. Fíjese en todo momento en lo que está pensando, si se ve inmerso en pensamientos que no le sirvan, bórrelos, diga “DISUELVO”, o “BORRAR”, y cambie su pensamiento por alguno benevolente, como un paisaje hermoso, una sonrisa o algún recuerdo que le haga sentir bien.

2. Trate a todos como le gustaría que lo trataran a usted. Esto es muy importante ya que todo lo que uno siente es energía, si usted envía una energía alegre, amable o amorosa, solo puede recibir de vuelta una energía semejante, va a ver que sucesos amables y lindos llegan a cada momento. Si usted tiene un día malo y se pelea o habla mal de alguien o le desea mal a otra persona o es envidioso/a, etc., eso le será devuelto y tendrá que vivir sucesos desagradables semejante a sus malos pensamientos. Esto es una ley, no tiene salida a la devolución de energía así que practíquelo por su propio bien. Cosechas lo que siembras a cada momento.

3. No le eche la culpa a nadie de sus circunstancias ya que usted es el responsable de su vida, puesto

La Revolución Interior


La iluminación de la que hablo no es simplemente una realización, no es simplemente el descubrimiento de nuestra verdadera naturaleza. Este descubrimiento es sólo el comienzo — el punto de entrada a una revolución interior. La realización no garantiza esta revolución; sino que simplemente hace que sea posible.

¿Qué es esta revolución interior? Para empezar, la revolución no es estática; sino que está viva, en curso, y continua. No puede ser apresada o hacer que se adapte a cualquier modelo conceptual. Tampoco hay ningún camino a esta revolución interior, ya que no es ni predecible ni controlable y tiene vida propia. Esta revolución es una ruptura con las viejas estructuras de pensamiento y percepción muertas, repetitivas en que la humanidad se encuentra atrapada. La Realización de la última realidad es un repentino y directo despertar existencial a nuestra verdadera naturaleza que abre la puerta a la posibilidad de una revolución interior.

Tal revolución requiere un vaciado continuo de las viejas estructuras de la consciencia y el nacimiento de una inteligencia viva y fluida. Esta inteligencia reestructura todo tu ser — cuerpo, mente y percepción. Esta inteligencia hace que la mente se libere de sus viejas estructuras que tienen su origen dentro de la totalidad de la consciencia humana. Si uno no puede liberarse de las viejas estructuras condicionadas de la consciencia humana, entonces uno se encuentra todavía en una prisión.

Tener un despertar a nuestra verdadera naturaleza no significa necesariamente que habrá una revolución en la forma en que uno percibe, actúa, y responde a la vida. El momento del despertar nos muestra lo que es en última instancia, verdadero y real, así como revela una posibilidad más profunda en la forma en que la vida puede ser vivida desde un estado indivisible e incondicionado del ser. Pero el momento del despertar no garantiza esta posibilidad más profunda, como lo atestiguan muchos de los que han experimentado un despertar espiritual.

El despertar abre una puerta hacia una revolución interna profunda, pero de ninguna manera garantiza que va a tener lugar. El que tenga lugar o no depende de muchos factores, pero ninguno más importante y vital que una intención sincera e inequívoca por la verdad por encima de todo lo demás. Esta intención sincera hacia la verdad es de lo que en última instancia depende todo crecimiento espiritual, sobre todo cuando se trascienden todas las preferencias, programas y metas personales.

Esta revolución interior es el despertar de una inteligencia que no nace de la mente, sino de un silencio interior de la mente, que por sí sola tiene la capacidad de arrancar de raíz todas las viejas estructuras de la propia consciencia. A menos que estas estructuras sean desarraigadas, no habrá un pensamiento, acción o respuesta creativos. A menos que haya una revolución interna, nada nuevo y fresco puede florecer. Sólo lo viejo, lo repetitivo, lo condicionado florecerá en ausencia de esta revolución. Pero nuestro potencial está más allá de lo conocido, más allá de las estructuras del pasado, más allá de lo que la humanidad ha establecido.

Nuestro potencial es algo que sólo puede florecer cuando ya no estamos atrapados dentro de la influencia y las limitaciones de lo conocido. Más allá del reino de la mente, más allá de las limitaciones de la consciencia condicionada de la humanidad, se halla lo que se puede llamar lo sagrado. Y es de lo sagrado que nace una consciencia nueva y fluida que limpia lo viejo y trae a la vida el florecimiento de una expresión viva e indivisible del ser. Tal expresión no es ni personal ni impersonal, ni espiritual ni terrenal, sino más bien el fluir y el florecimiento de la existencia más allá de todas las nociones del yo.

Así que vamos a comprender que la realidad trasciende todas nuestras nociones sobre la realidad. La realidad no es ni cristiana, ni hindú, ni judía, ni advaita vedanta, ni budista. No es ni dualista ni no-dualista, ni espiritual ni no espiritual. Tenemos que llegar a saber que hay más realidad y sacralidad en una brizna de hierba que en todos nuestros pensamientos e ideas acerca de la realidad.

Cuando percibimos desde una consciencia indivisa, encontraremos lo sagrado en todas las

miércoles, 26 de abril de 2017

La perla de gran valor


En el fondo yo soy espíritu. En el fondo tú eres espíritu. Es lo que somos y quienes todos somos realmente, detrás de las máscaras que usamos, más allá de los roles que desempeñamos. El espíritu es indivisible ― misteriosamente, cada uno de nosotros es todo. Es nuestra condición nativa, lo que siempre hemos sido y siempre seremos.

No podemos hacer nada con este núcleo central de nosotros mismos, no podemos cambiarlo o doblegarlo a nuestra voluntad, pero podemos reconocer su presencia y rendirnos a su voluntad. Esto marca una diferencia en nuestras vidas. Poco a poco nos damos cuenta de que cuida de nosotros. Al igual que una columna vertebral es un apoyo y fuerza interior, una columna vertebral que nunca envejece ni puede ser dañada, nunca nos decepciona.

Estar despierto al espíritu es un viaje interminable. Paso a paso nos encontramos con la estabilidad interior. Por supuesto de vez en cuando la pasamos por alto. Esto es de esperar. Es parte del ciclo natural de las cosas. Cuando eso ocurre puede sentirse como perder el contacto con algo importante, pero al volver a casa nos encontramos con que no hemos perdido nada. La inmensa Profundidad dentro de nosotros está todavía presente en su plenitud, su frescura, su gloria. Sin embargo, algo es diferente ― como si nunca la hubiéramos visto antes.

El espíritu interior es libertad, libertad interior, la libertad del alma, del ser. La consciencia de esta libertad no significa, sin embargo, que exteriormente seamos libres. La vida está llena de restricciones que no tenemos más remedio que aceptar. Sin embargo, en medio de estas restricciones la libertad interior está siempre presente. Al igual que Jano, el dios romano de las puertas, podemos mirar a dos lados a la vez, hacia el exterior a las limitaciones del mundo, y hacia el interior al espíritu, a la libertad.

Este estado interior de libertad es inquebrantable e invencible, incluso ante la cara de la muerte. ¿Cómo puedo decir esto puesto que yo aún no estoy muerto? Porque ahora mismo estoy viendo que el espíritu está más allá de cualquier tipo de muerte. Todo el tiempo la vida cambia, las cosas van y vienen sin cesar, pero el espíritu no lo hace. El espíritu permanece ― más estable que el suelo bajo nuestros pies. No sé cómo reaccionaré cuando me llegue la muerte, pero espero ser consciente del espíritu. Espero que esto me ayudará a enfrentar la muerte, me ayudará a rendirme y dejarme ir pacíficamente cuando llegue el momento. ¿Y qué pasará si no estoy consciente de mí ser más íntimo cuando muera? En el fondo no seré perjudicado de ninguna manera.

¿Qué diferencia hay en ser consciente del espíritu en mi vida diaria?

La Vía sin Cabeza


No puedo ver mi cabeza

Consciente de la Ausencia de mi cabeza aquí, estoy viendo Quién soy en realidad. Creo que usted tampoco puede ver su cabeza. Sin embargo, usted debe hablar por sí mismo. Este es un principio en la Vía sin Cabeza ―usted es la única y última autoridad sobre Quien es usted. ¿Por qué? Porque sólo usted está donde usted está. Todo el resto del mundo está lejos y por lo tanto no está en condiciones de decirle Quién es usted a la distancia cero. (Por otro lado, están en una buena posición para decirle quién es usted desde lejos ―de hecho, en mejor posición que usted.)


Los experimentos

En el centro de la Vía sin Cabeza están los experimentos. Estos le invitan a ejercer su autoridad y mirar por sí mismo Quién es usted. Un amigo griego, después de unos diez años de búsqueda, se sentía deprimido porque aún no había encontrado lo que estaba buscando ―la verdad, la libertad, la paz... Él declaró a su novia: "Voy a navegar por Internet y no voy a parar hasta que haya encontrado lo que estoy buscando". Después de un rato se topó con el sitio web de la Vía sin Cabeza; hizo el experimento de apuntar con el dedo y encontró lo que había estado buscando ―su propio Ser ilimitado. Lo Que estaba buscando era El que estaba buscando. Llamó a su novia y también hizo el experimento de apuntar. No podían creer que fuera tan simple ―apuntar a donde otros ven tu cara y VER LO QUE VES, y no lo que te han dicho que veas. No hay una cara aquí, sino Espacio para el mundo. Ellos contactaron conmigo unos meses más tarde y me dijeron que se habían reído y reído ¡durante una hora y media!

Esta historia no es inusual. Los experimentos de la Vía sin Cabeza son una innovación. Se omiten las palabras y apuntan directamente, no verbalmente, a tu verdadera naturaleza ―tu Rostro Original como el Zen lo describe. Mire a otra persona y observe que la configuración es de cara ahí a no cara aquí. Cuando viaja en un coche, observe que usted estás quieto, mientras que el mundo se mueve.

Hay muchos experimentos en la Vía sin Cabeza (consulte nuestra página web). Cada uno le acerca a Usted desde un ángulo diferente y revela un aspecto diferente de Ver. Pero el punto central al que conducen siempre es el mismo ―esta Apertura que es capacidad para todo. Si un experimento en particular no significa nada para usted, no se preocupes. Simplemente haga otro. Si sólo uno de los experimentos le despierta a esta Capacidad sin cabeza, eso es suficiente. Una vez en Casa por medio de uno de los experimentos ―por medio de cualquiera de estos rápidos vehículos de regreso a casa― a partir de ese momento, usted tiene acceso instantáneo siempre que quiera. La llave está ahora en sus manos. O más bien, la llave es su dedo cuando apunta de nuevo al lugar desde el que mira. Cuando despertamos a lo que realmente somos, descubrimos que el Uno es afectuoso ―se ha hecho sumamente evidente y disponible. Cada vez que lo buscamos, está aquí, acogiéndonos con los brazos abiertos. Por supuesto, tenemos que saber dónde mirar ―pero ahora lo sabemos.



La experiencia y el significado

"¿Y qué?", podría responder. "El hecho de que no puedo ver mi cabeza no significa nada para mí".

Por otra parte podría contestar: "¡Dios mío, no tengo cabeza! Yo no soy una cosa aquí en mi centro. Estoy mirando por un solo ojo sin límites. ¡Todo está dentro de mí!"

Ninguno de nosotros puede ver su propia cabeza, pero si esto tiene algún significado puede variar de una persona a otra. En otras palabras, hay una distinción entre la experiencia de Quien somos y el significado que le atribuimos. La experiencia está disponible en todo momento y es la misma para todo el mundo ―nunca puedes ver tu propia cara, nunca ves tus propios ojos. (Por supuesto se pueden ver en un espejo) En lugar de mirar a través de dos ojos, estoy mirando por un Ojo ―un Ojo que está siempre abierto, es siempre claro, siempre ilimitado. Por el contrario, el significado que encuentro en este Ojo siempre está cambiando. Lo que sentí ayer, ya no lo siento hoy. Y lo que significa para mí es único para mí ―nadie más responde exactamente como yo. Si estoy en un taller y otra persona tiene una respuesta enérgica y positiva, con mucho sentimiento e intuición, pero yo no, es fácil suponer que esta persona "lo ha logrado", y yo no. Pero el hecho de que yo no tenga la misma reacción no significa que no estoy Viendo. Simplemente estoy respondiendo de manera diferente. (De hecho, la única autoridad de si usted está Viendo o no es usted). Vea su No-Cara, su Ojo Único, y siga viéndolo ―viendo desde él― y averigüe lo que significa para usted. Descubra qué ideas fluyen de esta Conciencia para usted.


Yo y el otro

Qué diferencia produce el Ver en las relaciones personales. Viendo que yo estoy cara a no-cara con usted, le estoy dando toda mi atención ―usted está presente aquí a ninguna distancia, aquí en este Espacio Despierto, aquí en mí. No estoy en desacuerdo con usted, cabeza a cabeza, sino que soy capacidad para usted, cabeza a no-cabeza.

Vacío, desaparezco en su favor ―me convierto en usted. Esta no es, de hecho, una relación entre dos personas ―no hay dos aquí, sino Uno. Al ver esto, no sólo veo Quien soy yo sino Quien es usted también. No tengo que imaginar su Único Ojo escondido en algún lugar detrás de sus dos ojos y luego preguntarme si es el mismo Ojo que el mío ―Veo el único Ojo que hay aquí, a mi lado de sus ojos, a mi lado de su cara. Este Ojo desde el que estoy mirando ―¿está separado de usted? ¿Es más mío que suyo? ¿Está localizado "aquí", pero no "ahí"? No. No encuentro ninguna etiqueta de identificación en este Uno, ni dirección, ni límite que me separe de usted ni de nadie. Aquí sólo hay una Consciencia en la que todo está sucediendo ―usted, yo, todas las personas, los animales, las estrellas, todo. Aquí yo soy usted por siempre. Lo que yo le diga o le haga a usted, me lo digo y hago a mí mismo.

Por supuesto, hay mucho más de usted que está oculto par mi. Yo no siento o pienso que lo que usted siente y piensa. No escucho o veo lo que usted escucha y ve ―yo sólo conozco su experiencia de segunda mano cuando usted me la cuenta. Pero ―aunque no esté de acuerdo con usted― escucho nuestras dos voces en esta Consciencia. Veo nuestros dos cuerpos en éste único Espacio. Estamos, siendo dos, en parte ocultos el uno del otro, pero aquí, en este Claridad indivisa todo es transparente. Esta separatividad y esta unidad son las dos caras de una misma moneda. Ambas son indispensables. Consciente de mi doble identidad cuando estoy con usted, yo soy el Uno que escucha y habla con otro que es a la vez yo y no yo.


Sufrimiento

martes, 25 de abril de 2017

Acerca del juicio y de juzgar los juicios


No podemos conocer la experiencia de nadie más. Nunca. Aquello que creemos o sentimos o "sabemos" que el otro está experimentando es nuestra propia suposición, nuestra propia opinión, nada más —nuestro propio sueño acerca de su sueño, un sueño dentro de otro sueño.
Un sueño recurrente.

Podemos ser testigos de su comportamiento, podemos ver cómo habla y actúa, podemos "leer" su lenguaje corporal, podemos escuchar sus historias, podemos sacar conclusiones inteligentes y tener reacciones viscerales; pero definitivamente debemos tener la humildad de admitir que jamás podremos saber por aquello que está pasando, lo que está sintiendo, y siempre nos terminaremos quedando sólo con nuestra propia experiencia, con nuestra propia intuición y suposición, con nuestro propio sueño acerca de su sueño, con nuestro propio criterio y juicio.

No podemos conocer la experiencia de los demás. Nadie tiene autoridad sobre la experiencia de nadie, y cuando nos despertemos de este espejismo, podremos entrar en comunión con los demás tal y como están en ese momento, no como los estamos juzgando o como deseamos que estén. Se trata de "mantenerse al margen de cualquier conclusión" y descansar profundamente en la intimidad de nuestra propia experiencia.

En realidad nunca podemos juzgar a los demás, nunca podemos asegurar realmente que alguien está "iluminado" o no, o hacer el juicio de "qué tan lejos" ha llegado dentro de su propia evolución, o decir "qué tan libre está del sufrimiento", o "qué tan claramente" percibe las cosas, ya que este sería nuestro propio sueño, nuestra propia opinión, nuestros propios "asuntos" inconscientes proyectados. Qué tan rápido sacamos conclusiones acerca de los "demás", y después nos aferramos a esas conclusiones como si fueran La Verdad. A la mente le fascina comparar, juzgar "qué tan despierto" está alguien en comparación a algo llamado "yo", proclamarse iluminado y ver a los demás como menos iluminados.

El juicio, o mejor dicho, tomar un juicio como un hecho, es el mecanismo de la no-aceptación, simple y llanamente. La mente es un mecanismo de comparación, y sólo porque nos percibimos a nosotros mismos como "despiertos" espiritualmente, no quiere decir que este mecanismo se haya desactivado. El mecanismo del juicio y la comparación es inmensamente creativo y siempre encontrará maneras discretas para seguir operando.  Ay de aquel que se proclame y juzgue a sí mismo como

10 frases taoístas que todos deberíamos tener presente


El taoísmo es una filosofía milenaria llena de sabiduría que puede iluminarnos tanto en nuestro día a día como ayudarnos a ampliar nuestra visión del mundo. La mayoría de las frases que se les atribuyen a los grandes maestros taoístas son bastante enigmáticas, por lo que no existe un único significado sino que se pueden encontrar diferentes sentidos a lo largo del tiempo y según el periodo de la vida por el que estemos atravesando. Sin embargo, algunas pueden convertirse en un mantra que nos ayuden a atravesar las situaciones más difíciles o nos reportan una dosis extra de motivación para seguir adelante.

1. Un viaje de mil de leguas comienza con el primer paso.

Uno de los métodos inspirados en el taoísmo, el kaizen, nos enseña que poco a poco se llega lejos. Solo puedes tener una certeza: si no das el primer paso, jamás llegarás a tu destino. El simple hecho de moverte no te llevará donde quieres ir, pero al menos te sacará de donde estás. El secreto radica en ponerse en marcha y no esperar ese “momento idóneo” que probablemente nunca llegue. Y, sobre todo, no desesperarse ni pretender alcanzar los resultados inmediatamente.

2. Hay un período para avanzar y uno para quedar atrás. Un período de subir, y uno para bajar.

La vida está marcada por altibajos, los periodos “malos” nos enseñan a valorar más las etapas “buenas”, aunque en realidad en todas las situaciones hay aspectos positivos y negativos, solo que en muchas ocasiones no somos capaces de notarlos. En cualquier caso, es importante ser conscientes de que cada etapa nos aporta algo. Aceptar cada una de ellas nos permitirá aprovecharlas al máximo con el mínimo esfuerzo. Por eso, parte de la inteligencia taoísta consiste en no hacer resistencia y aprender a fluir con el curso de los acontecimientos.

3. Si no puedes avanzar una pulgada, retrocede un pie.

En el taoísmo el concepto de fluir es fundamental. Esta filosofía nos enseña que es más fácil ir con la corriente que nadar en contra. Por eso, cuando encontramos a nuestro paso varios obstáculos, en vez de empecinarnos en esa dirección, deberíamos dar un paso atrás y volver a evaluar el camino que hemos emprendido. No siempre es necesario cambiar la meta, a veces es suficiente con hacer algunos ajustes en el trayecto. Sin embargo, en otras ocasiones tendremos que plantearnos si alcanzar ese objetivo realmente vale tanto esfuerzo y sacrificio.

4. Cuando dejo de ser lo que soy, me convierto en lo que podría ser.

Aprende a desaprender lo aprendido, sería otra manera de expresar esta idea. A lo largo de la vida vamos acumulando demasiados estereotipos, prejuicios y creencias que terminan limitándonos. Por ejemplo, cada etiqueta que nos hemos colocado, es una limitación que nos impide ir más allá y desarrollar nuestro potencial. Por eso, el taoísmo nos enseña que en muchas ocasiones para alcanzar nuestro potencial necesitamos dejar atrás todo lo que creemos ser y nos define porque en cierto punto, esas creencias se convierten en trabas al desarrollo.

5. Nadie puede ver su reflejo en el agua que corre.

Tomar decisiones, sobre todo cuando son importantes, dejándonos llevar por las emociones puede conducirnos a grandes arrepentimientos. No importa si se trata del enfado, la tristeza o la euforia, cuando el cerebro emocional toma el mando, no logramos pensar con claridad, simplemente porque este desconecta la parte racional, de manera que no somos capaces de saber exactamente qué es lo mejor para nosotros. Por eso, para tomar decisiones es mejor esperar a que las aguas se calmen y vuelvan a su cauce.

6. La perfección es la voluntad de ser imperfecto.

La obsesión por la perfección termina generando una tensión innecesaria que no solo nos puede enfermar sino que también consume nuestra energía. La filosofía taoísta nos propone aprender a fluir, sacando lo mejor de nosotros mismos pero sin pretender ser perfectos en todo lo que hacemos. De esta forma logramos ser más auténticos porque nos expresamos con mayor naturalidad.

7. Un buen viajero no tiene planes fijos, y no tiene la intención de llegar. El camino es la recompensa.

lunes, 24 de abril de 2017

La Personificación del Despertar


Muy a menudo, la iluminación ocurre en la mente como un reconocimiento de la verdad absoluta de la vacuidad en la que un "yo" separado no existe. Si bien esta realización es, sin duda, una experiencia profundamente transformadora, vivir esta verdad es con frecuencia mucho más que un desafío. El despertar en sí es simple. Por supuesto, desde el punto de vista del ego no es tan simple porque el ego, siendo dependiente del tiempo, tiene un interés en la iluminación como una meta futura. Pero una vez que la mente se reconoce a sí misma como vacuidad radiante, entonces el despertar es absolutamente natural y sin esfuerzo. Es tan inevitable como el florecimiento del brote de una flor.

Pero el despertar es sólo el principio: la personificación de este despertar es el verdadero viaje. Comienza la aventura, no en la atmósfera enrarecida de la trascendencia, sino en medio del caos de la vida. Y vivir la verdad del despertar tal vez nunca ha sido más imperativo que en el mundo rápidamente cambiante de hoy. La mayoría de nosotros vivimos vidas complejas y multifacéticas con trabajos, carreras, responsabilidades financieras, relaciones y familias. Muchos de nosotros también estamos tratando de perseguir nuestros sueños, vivir nuestro potencial más elevado, y hacer una contribución al mundo. Al mismo tiempo, somos cada vez más conscientes de que más de la mitad de la población del planeta vive en la pobreza extrema y en circunstancias terribles. De alguna manera, todo esto tiene que ser incluido en nuestro despertar.

Si el despertar va a servir para algún propósito real en nuestras vidas, es necesario encontrar nuevas formas de expresión a través de nuestras interacciones cotidianas. Y si este despertar va a servir para algún propósito en el marco más global de dar a luz a una nueva humanidad, es necesario comprometernos plenamente con el impulso evolutivo de la existencia. La iluminación ya no es un secreto reservado a los místicos, ni un lujo permitido sólo por occidentales privilegiados que buscan convertirse en "más espirituales": es una necesidad si queremos sobrevivir y prosperar.

Si la iluminación ha de ser de alguna utilidad, tiene que bajar de la cima de la montaña y ensuciarse las manos en la plaza del mercado de los asuntos humanos. Es un abrazo sin compromiso tanto de las olas de la expresión fenoménica como del océano de la quietud interior que nos lleva en profunda intimidad con la fuerza creativa de la vida. Esta profunda intimidad no significa que te vas a perder en la historia del mundo, sino que estás dispuesto a hacer frente incondicionalmente al mundo sin una historia. El místico iluminado Osho llamó a esto "convertirse en Zorba el Buda": en otras palabras, el nuevo ser humano evolutivo es alguien que está anclado por completo dentro de la luz de la naturaleza despierta y sin embargo apasionadamente comprometido con la jugosidad agridulce de la existencia terrenal. Sí, la verdad es que "yo no soy mi cuerpo", pero mi experiencia me dice que mi cuerpo está aquí y que la consciencia se mueve a través de él cada vez que camino o corro o salto. Sí, la verdad es que "no hay yo": pero ¿cómo respondo cuando me llamas por mi nombre? Sí, la verdad es que "yo no existo y tú tampoco": pero ¿no es cierto que es importante si te veo y escucho con sinceridad en vez de juzgarte? ¿Y no es esto lo que llamamos relación?

SOBRE LAS IMPLICACIONES ESPIRITUALES DE BEBER ALCOHOL


¿POR QUÉ LA RAÍZ ETIMOLÓGICA DE ALCOHOL EMULA A LA PÉRDIDA DEL ALMA Y ESPÍRITUS NOCIVOS?

Al alcohol lo hemos adoptado como parte de la cultura diaria. En muchos países es usado como un aperitivo, digestivo, y en la mayoría está asociado prácticamente a cualquier evento social. Se habla desde los gobiernos sobre la lucha contra las drogas, pero al alcohol no se le clasifica como una de ellas.

Algunos estudios han probado que el alcohol es mucho más dañino que otras sustancias prohibidas, y su abuso está vinculado a la gran enfermedad psicoemocional del siglo, la depresión. Por ser tan aceptado, en ocasiones se desdibuja del mapa de los problemas de salud pública, y por ello, al normalizarlo como lo hacemos, lo consideramos ingenuamente inofensivo. Se encuentra, además, entre las 5 sustancias más adictivas del mundo.


Las raíces etimológicas de esta bebida, sin embargo, parecen desenmascarar los atributos que le fueron descubiertos en los inicios de su uso. En un interesante artículo la especialista en medicina holística Zahrah Sita, desglosa las raíces etimológicas de la palabra alcohol, la cual viene del árabe, y descubrió curiosamente que en reiteradas ocasiones se alude, o bien a la salida del alma propia, o a la proclividad de ser asediado por otros espíritus nocivos. También la Doctora Rachel Hajar y periodista médica ha revelado información al respecto:

Un gran parque de atracciones, y cómo reducir el poder del miedo


La sola posibilidad de que el ser humano sea capaz de recuperar el potencial que tiene, a pesar de todas las limitaciones impuestas sobre él, es algo que impresiona, por un lado, a aquellos que cuidan, orientan, ayudan y proporcionan apoyo a esta nuestra raza humana, y por otro, asusta, deja perplejo y tiene desconcertados, hasta cierto punto, a aquellos que, en algún momento, pensaron que al someterla y tras haber realizado los ajustes genéticos, energéticos y psíquicos que ya hemos comentado, tendrían a su disposición un repositorio de vida consciente para sus propósitos, intereses y demás, por toda la “eternidad”.

Pero es indudable que lo único que se está limitando es la capacidad del envoltorio, por decirlo así, y sin menospreciarlo, pero no de aquello que anima el mismo. Hemos de entender que aquello que dirige la vida humana de forma individual no es sino la parte nuestra que está a los manos del coche, y que no importa que el coche haya cambiado de color, hayan actualizado el cuadro de mandos, le hayan modificado el motor o pintado las llantas, ya que el conductor del mismo, la verdadera consciencia y ser que somos, todos y cada uno de nosotros, sigue estando a los mandos, opacado, eso sí, por el sistema de pilotaje automático del vehículo, pero seguimos estando aquí, maniobrando desde el interior, para retomar el control y los mandos de aquello que nos permite disfrutar de la experiencia terrenal que supone encarnar en este magnífico planeta.


Un juego de aventuras

¿Por qué muchos de nosotros decidimos enlazarnos a este tipo de experiencia física y terrenal sabiendo que aquello que nos iba a proporcionar las vivencias necesarias para nuestro crecimiento iba a estar sometido a tantas y tantas presiones, limitaciones, manipulaciones y vaivenes de todo tipo? Básicamente, por eso.

¿Por qué vamos a un parque de atracciones y nos montamos en montañas rusas que nos marean y nos dan vueltas, o nos metemos en túneles del terror para vivir una experiencia que nos ponga los pelos de punta durante unos minutos? Para pasar el día, para disfrutar de las sensaciones, para conocer cómo reaccionamos en situaciones que están fuera de lo normal en nuestra existencia diaria y, sobretodo, porque sabemos que es algo “temporal” y no es sino una “aventura”. ¿Y si ahora dijéramos que el tiempo que estamos en el parque de atracciones, sin desmerecer, por supuesto, fuera el tiempo que pasamos en esto que llamamos la “vida humana”, donde pasamos por montañas rusas, trenes de la bruja, nos marean cabeza abajo en la atracción del “huracán”, y nos meten miedo personajes disfrazados de seres terribles que en la oscuridad del castillo encantado nos hacen palpitar el corazón y ponérnoslo a mil?

Evidentemente, la vida humana no es un parque de atracciones, pero es una analogía que intenta explicar que, desde aquello que somos, el ser, el Yo Superior, esto es una experiencia de la que luego sacamos lo mejor de nosotros mismos para otros menesteres que ya experimentaremos en algún otro momento de nuestra evolución. Así, con un poco de perspectiva, hasta las experiencias más duras y terribles que hayamos pasado o que estemos pasando, en esta y otras vidas, son poco más que suspiros en la eternidad de nuestra existencia, que aportan infinidad de conocimiento a cómo somos, cómo reaccionamos, cómo vivimos y cómo experimentamos la grandeza de la creación consciente, a lo largo y ancho de, para quedarnos cerca, este universo.


Esto también pasará

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de su corte: “quiero guardar oculto dentro de mi anillo algún mensaje que me ayude en momentos de desesperación total, y que pueda ayudar siempre a mis descendientes”. Así que grabaron en el mismo la frase: “esto también pasara”,1 haciendo referencia a que nada permanece, todo acaba, todo cambia, todo evoluciona, y esa frase sirve como sustento en momentos en los que estamos de lleno en medio de alguna octava (proceso energético) que, manifestado en el plano físico, nos está poniendo la vida patas arriba, como ya habíamos comentado en este otro artículo al respecto.

Puesto que todo pasa, todo cambia, todo termina, todo evoluciona, nada mañana será igual que hoy, ni nada en 5 años puede ser de ningún modo como era hace dos. Pensar lo contrario es engañarse, o quizás no ser capaz de comprender uno de los principios básicos de la energía y de la consciencia, que siempre está en perpetuo estado de movimiento y transformación hacia una versión “diferente” de sí misma. Los frenos que impiden que seamos capaces de acompañar de forma consciente y amable esa transformación continua vienen de la segunda energía que hemos visto en estos dos artículos anteriores, y de la que vamos a hablar un poco más hoy: el miedo.


El miedo como freno al cambio

Si en el artículo anterior os he hablado sobre cómo usar el potencial del amor “cuántico” proyectado desde aquello que llamamos nuestra “esencia” hacia los cuerpos superiores, para poder emitir otro tipo de materia energética para la manifestación de nuestra realidad, lo que bloquea que podamos ir acompañando esa transformación de la misma es la energía del miedo. En este caso, y es fácil deducirlo, el miedo está imbuido en nosotros y potenciado por aquellos que temen perder lo que tienen, y hablo de las cuatro grandes razas que gestionan la vida en la Tierra, así como de toda la estructura de control de la población montada bajo su supervisión por las mal llamadas élites del planeta y los gobiernos “ocultos”.

¿Cómo no van a tener miedo de perder todo un planeta y su vida consciente que han controlado durante milenios cuando ven que no pueden parar las ruedas de la evolución y de la vida, que tanto han tratado de frenar? Porque esto último si que se puede, se pueden ralentizar las cosas y procesos evolutivos, pero no se pueden detener, ya que hay ciclos y fuerzas, muy por encima de aquellos que ahora mueven los hilos entre bambalinas, que siguen haciendo girar y manteniendo en marcha las octavas evolutivas para el planeta, como ser consciente que es, y para la vida que en él se encuentra.
Así, en este enorme parque de atracciones las cosas nunca dejan de funcionar, y seguirán así mientras a cada uno de nosotros enlazados a una vida humana nos permita adquirir el resto de vivencias que necesitamos para poder seguir disfrutando de este juego evolutivo:

sábado, 22 de abril de 2017

Yo Soy, el Yo Soy (MEMORIA DIVINA)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE

MEMORIA DIVINA. Será una celebración gloriosa cuando alcances el pleno logro de saber dónde has estado, hacia dónde vas, y qué has recibido.

Una expresión notable que me encantaba utilizar y que a menudo contemplo hoy es: «La cuestión de conocer a Dios es simplemente la restauración de la memoria olvidada».
Hemos conocido a Dios antes porque fuimos creados por Dios. Cuando iniciamos el descenso a la actividad densa, contábamos con una total memoria consciente.
Cuando la energía fue dirigida hacia abajo, se corrió el velo; y la maravillosa y gloriosa Belleza de ese asombroso Templo de Dios cayó en el olvido.
Ahora bien, esa memoria olvidada está siendo devuelta de manera constante y segura a la actividad externa consciente.




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viernes, 21 de abril de 2017

El sueño de la separación


Desde el punto de vista de la consciencia ordinaria, la separación parece ser una parte básica de la condición humana. La mayoría de los seres humanos se experimentan a sí mismos como egos atrapados dentro de su propio espacio-mente, observando un mundo que parece estar ahí fuera, en el otro lado de sus cráneos. Como resultado, el estado humano normal es uno de soledad. Siempre somos espectadores en lugar de participantes. Podemos comunicarnos con otras personas hablando, escribiendo o gesticulando, pero nunca serán capaces de conocernos de verdad, o compartir nuestros pensamientos y sentimientos. Nuestro ser interior siempre estará sellado para ellos.

La ego-separación también crea una sensación de incompletitud. Porque como estamos separados del mundo, somos como fragmentos que se han desprendido del todo, y así tenemos una sensación de insuficiencia. Hay una especie de agujero dentro de nosotros, y pasamos la mayor parte de nuestras vidas tratando de llenarlo (pero muy rara vez se logra), como los gatos que son apartados de su madre al nacer y que siempre están anhelando afecto y atención para tratar de compensar una sensación de carencia. Los cristianos renacidos dicen algo parecido a esto cuando dicen que hay un agujero en forma de Dios dentro de nosotros, aunque en mi opinión, la religión tradicional tampoco puede llenar ese agujero, sólo proporciona el mismo consuelo (en última instancia incompleto) que la riqueza o el éxito.

Como resultado de esta soledad e incompletitud, no nos sentimos completamente en casa en el mundo. No estamos completamente arraigados aquí, y así nos sentimos de alguna manera a la deriva, como si no perteneciéramos del todo, como las personas que han viajado alrededor del mundo durante tanto tiempo que ya no se sienten como en casa en ningún lugar. Mientras que los pueblos indígenas tradicionales parecen percibir el mundo como un lugar benigno y benévolo, a nosotros nos parece indiferente e incluso vagamente malévolo.

Además, nuestro ego-aislamiento genera un sentido básico de inseguridad e insignificancia. Nuestro propio ego es tan pequeño y tan débil frente al enorme mundo de ahí fuera, como una pequeña cabaña de madera en la playa al borde de un vasto océano. Nos sentimos empequeñecidos por el gran peso de los fenómenos y acontecimientos que tienen lugar ahí fuera. ¿Cómo podemos tener alguna importancia en relación con ellos? ¿Cómo puede esta frágil entidad dentro de nuestra cabeza hacer frente al poder del mundo?

Efectos más amplios de la Separación

Sin embargo, los efectos de esta separación se extienden mucho más allá del individuo. De hecho, me gustaría ir tan lejos como para decir que el sentido de separación es la causa raíz del constante conflicto, la guerra y la opresión que han asolado la historia humana. La sensación humana de incompletitud genera un deseo de posesiones, poder y estatus, como una forma de tratar de completarnos a nosotros mismos y compensar nuestra discordia interior. Tratamos de completarnos a nosotros mismos ―y hacernos importantes― ganando poder sobre otras personas o amasando riquezas y posesiones.

Este deseo de riqueza y poder es también la causa fundamental de la guerra y la opresión, junto con la reducida empatía que la separación causa. El yo separado nos aísla de otros seres humanos, haciendo que sea difícil para nosotros "sentir con" ellos y experimentar el mundo desde su perspectiva. Esto hace posible que seamos violentos y crueles con otras personas, ya que no podemos sentir el sufrimiento que les causamos. Así que los oprimimos y explotamos al servicio de nuestros propios deseos. Oprimimos a la mujer, a los miembros de clases o castas inferiores, a los de diferentes razas, para que podamos ganar más poder, estatus y riqueza.

El sentido de separación es también la causa de nuestro abuso del medio ambiente. Esto significa que experimentamos una sensación de "otredad" hacia la naturaleza, y que no podemos sentir su vivacidad, y como resultado no sentimos ningún reparo en explotar y abusar de ella.

¿Por qué la separación?

Los 4 dones de las personas altamente sensibles


Cuando uno se ve en minoría frente a la gran mayoría, la primera sensación es sentir desventaja y miedo. ¿Por qué percibo las cosas de un modo diferente? ¿Por qué sufro más que el resto? ¿Por qué encuentro alivio en mi propia soledad? ¿Por qué observo y siento cosas que los demás suelen pasar por alto? Quizás formes parte de las personas altamente sensibles (PAS).

Ser parte de eso 20% de la población que se reconoce a sí misma como una persona altamente sensible (PAS) no es una desventaja, ni te etiqueta como “diferente”. Es muy posible que a lo largo de tu vida, y en especial durante tu infancia, fueras muy consciente de esa distancia emocional, y de como en ocasiones, tenías la sensación de vivir en una especie de burbuja de extrañeza y soledad.


La alta sensibilidad es un don, una herramienta que te permite poder profundizar y empatizar más con las cosas. Pocas personas tienen la capacidad de llegar a este punto de aprendizaje vital.


Fue Elaine N. Aron quien a principios de los 90, ahondando en la personalidad introvertida, detalló con minuciosidad los rasgos de una nueva dimensión no descrita hasta entonces, y que reflejaba una realidad social: la de las personas altamente sensibles, reflexivas, empáticas y a la vez, reactivas emocionalmente.

Si es tu caso, si te sientes identificado/a con esos rasgos que la doctora Aron nos dejó en su libro “The Highly Sensitive Person”, es importante que te convenzas también de que la alta sensibilidad no es un motivo para sentirte extraño o diferente. Al contrario, debes sentirte afortunado por contar con estos 4 dones.

1. El don del conocimiento emocional

Ya desde la infancia, el niño con alta sensibilidad va a percibir aspectos en su día a día que le van a ofrecer una mezcla de angustia, contradicción y fascinante curiosidad. Sus ojos captaran aspectos que ni los adultos tienen en cuenta.

Esa mueca de frustración en sus maestros, la expresión de preocupación en su madre… Serán capaces de percibir cosas que otros niños no ven, y ello, les enseñará desde muy pequeños que la vida es a veces difícil y contradictoria. Verán el mundo con la mirada de niño que se abre tempranamente al mundo de las emociones sin saber aún que las guía, que las hace vibrar o qué afila el sufrimiento adulto.



El conocimiento de las emociones es una arma de callado poder. Nos acerca más a las personas para entenderlas, pero a su vez, también nos hace más vulnerables al dolor.


La sensibilidad es como una luz que resplandece, pero a su vez, nos hace más vulnerables al comportamiento de los demás, a las mentiras piadosas, a los desengaños, a las ironías… ¡Es que todo te lo coges a la tremenda! te dirán a menudo, ¡Es que eres muy sensible! te comentarán otros. Y así es, pero eres lo que eres. Un don exige una alta responsabilidad, tu conocimiento sobre las emociones te exige también saber protegerte. Saber cuidarte.

2. El don de disfrutar de la soledad

Las personas altamente sensible encuentran cierto placer en sus instantes de soledad. Son rincones que buscan con anhelo para llevar a cabo sus tareas, sus aficiones. Son personas creativas que disfrutan de la música, de la lectura… Y aunque ello no quita de que disfruten también de la compañía de otros, es en soledad cuando más satisfacción encuentran.





Las personas altamente sensibles no temen a la soledad. Son esos instantes en que pueden conectar más íntimamente con ellos mismos, con sus pensamientos, libres de apegos, lazos y miradas ajenas.


3. El don de una existencia desde el corazón



jueves, 20 de abril de 2017

Barriendo la psique con “amor cuántico”


Si durante el último artículo habíamos empezado a hablar de las dos fuerzas que básicamente mueven el mundo, ahora nos centramos en la forma de trabajar con ellas, y aprender a usarlas como lo que son, energías que sirven para poder ejecutar acciones, tomar decisiones, y manifestar la realidad en la que vivimos. Nada puede funcionar sin energía, ya que de energía está compuesto todo lo que existe, así que, teniendo en cuenta que ambas “gasolinas” tienen octanajes y calidades diferentes, lo más obvio es saber que se pueden usar para cosas distintas, y que no son compatibles entre sí.


Un canal de acceso a la energía

Para usar la energía del amor “puro”, es necesario poseer acceso a esa fuerza de alguna forma. En algún artículo anterior ya hemos hablado del acceso a la “esencia” de cada uno de nosotros, cuando explicábamos cómo hacer sanaciones y cómo transmutar bloqueos energéticos usando la parte más pura y de mayor vibración que poseemos. Este acceso, que todo el mundo tiene y que podéis volver a leer en este artículo donde se explica un pequeño ejercicio para ello, no deja de ser nada más que un canal a través del punto del sistema energético que solemos llamar el “Hara”, para poder atraer al plano físico parte de esta energía que luego puede ser usada y redirigida para otros menesteres y funciones.

Obviamente, no vamos a usar la energía del miedo para nada, ya tenemos bastante de esta otra “gasolina” imbuida en nuestro día a día, en nuestros sistemas de gestión, en nuestros medios de comunicación y en las rutinas bajo las que vivimos constantemente, así que la idea es empezar a sustituirla, o al menos a contrarrestarla, con la potencia que cada uno tiene en su interior y que puede ser accedida con relativa facilidad si hacéis el intento de sintonizarla, conectar con ella y atraerla hacia nuestra dimensión física.


Una capacidad inherente a todos

Y es que, como decíamos en el post anterior, todos los seres humanos como parte de nuestra función en el planeta tenemos la capacidad y propósito de canalizar y proyectar esta energía hacia nuestro plano físico, siendo los responsables de la co-creación de nuestra realidad en el mismo, usando esta materia prima de amor, como sustrato de construcción, así que no es más que cuestión de ver si somos capaces de empezar a usarla, dejando a un lado el concepto más romántico del tema, y viéndolo más como un potente catalizador y motor para cambiar las cosas en nosotros mismos, y en nuestra realidad.

Para empezar, la intención de llevar la energía hacia algún punto del cuerpo ya la dirige hacia allá, es algo sabido por muchos de vosotros y no tiene ninguna dificultad el hacerlo, pudiendo ser comprobado por todo el mundo que lo quiera probar y sentir, pero lo que vamos a hacer es usar esta energía para aprender a manifestar y mover cosas en los cuerpos superiores, que luego terminen provocando cambios y detonando modificaciones en la realidad física. Dicho con otras palabras, vamos a dotar del combustible adecuado a los mecanismos que rigen la proyección holocuántica de aquello que llamamos “nuestra realidad”, para que estos tomen fuerza y la calidad energética adecuada para su correcta manifestación.


Un barrido en la psique

Una vez somos capaces de intencionar que la energía de nuestra “esencia”, que es lo más cercano al concepto de “amor cuántico” del que hemos hablado, se mueva de un punto a otro de nuestra estructura energética, vamos a llevarla a nuestra mente, dándole la orden de que se imbuya en nuestras esferas mentales para que “borre” todas aquellas formas energéticas que no estén alineadas, y que no resuenen con la misma frecuencia y vibración que esta energía. Esto, al menos en un primer intento, hará una pequeña limpieza superficial de formas energéticas densas, y que puedan ser transmutadas y liberadas.

Con un poco de práctica, y si os estudiáis un poco la estructura de la psique que explicamos y tenéis disponible en este vídeo, podréis afinar más y dirigir esta energía esfera a esfera, o componente a componente, para poder “barrer” parte del “polvo” que se ha ido acumulando, tanto en la mente como en el cuerpo mental (habiendo que hacer el mismo ejercicio para este último).

¿Podemos borrar todo lo que está ahí acumulado?

Sobre las limitaciones del ser humano y de las razas que las provocaron


Empezamos un tema complementario, y más que interesante, respecto a los últimos artículos, donde hemos explicado las funciones principales de dos de los cuerpos sutiles que marcan una gran parte de la manera en la que dirimimos con nuestra experiencia terrenal. Ahora, en las próximas semanas, vamos a trabajar algunas funciones de la psique que nos van a ir dando una comprensión cada vez más profunda de cómo el cuerpo emocional, y el cuerpo mental, se combinan, de forma única, para poder dotar al ser que somos del entorno en el que experimentar la vida, con sus potenciales y con sus limitaciones. Hoy, como introducción, daremos una explicación del por qué de esas limitaciones impuestas en nosotros y su origen.


Capacidades latentes a la espera de ser despertadas

Cuando el ser humano, el cuerpo físico que usamos, fue manipulado genéticamente hace muchos miles de años, para propósitos que muchos de vosotros ya conocéis o intuís, fue dotado del potencial latente para también llegar a cotas muy altas de desarrollo evolutivo por las leyes del balance, del equilibrio y de los procesos que rigen la vida en la Creación.

Es decir, no se puede crear o destruir algo del todo sin dejar latente la posibilidad de que aquello que se crea o se destruya pueda revertirse, sea con un cierto esfuerzo, trabajo o ayuda, pero siempre ha de estar latente la posibilidad de que pueda producirse un proceso de transformación que dé la vuelta por completo a aquello que ha sido limitado. En este caso, lo limitado, fue el potencial humano, a través de su vehículo físico, emocional y mental, pero no eliminado, por lo tanto, en todos y cada uno de los seres humanos está latente el potencial infinito de todos los niveles que nos componen.

A nivel físico, el ser humano tiene ADN que podría despertar capacidades literalmente “sobrehumanas”, ya que poseemos ADN, de muchas razas, “dormido” en nosotros. A nivel de cuerpo emocional y mental, tenemos potenciales también latentes que podrían darnos un dominio de la estructura de la realidad y un control de la misma, que ahora no tenemos, y que están en proceso de ser, igualmente, en algún momento, activados.


Una guía interior para el proceso

En este caso, el despertar y reversión de las limitaciones que se impusieron a nuestra especie cuando el cuerpo físico que usamos, y las estructuras mentales y emocionales que tenemos, fueron adaptadas a las necesidades de aquellos “dioses de la antigüedad” (las diferentes razas que intervinieron en las sucesivas modificaciones de nuestro cuerpo), requiere del trabajo interior de cada persona, guiados por la parte de ellos que es consciente de esas limitaciones, y que conoce aquello que debe ser modificado, despertado o sanado, para que este proceso se ponga en marcha.

Es por esa razón que ya explicamos en el artículo sobre “quién detona los cambios en mi”, que es nuestro ser, nuestro Yo Superior, y partes de nosotros que, por derecho propio y diseño de la estructura multidimensional de aquello que somos, son los encargados de ir dando los pasos e ir moviendo los hilos para que, desde lo más profundo e intangible, hasta lo más físico y externo, esta transformación se vaya dando.

Es evidente que no hay demasiadas personas, en estos momentos, que estén preparadas para revertir todos aquellos cambios y limitaciones sufridas en su totalidad, algo que sería un proceso relacionado con la escala de “tipos de hombres” de la que hablaba Gurdjieff, pero eso no quiere decir que no estemos, consciente o inconscientemente, listos individualmente para revertir aquello que pueda ser revertido, y para lidiar con las limitaciones impuestas a cada ser humano por el sistema de control en la justa medida en que las capacidades y estado evolutivo actual de cada uno lo permita.


Toda limitación, obstáculo o bloqueo tiene una razón evolutiva

Como a todos los seres humanos, se nos bloquea siempre en la medida en la que el sistema percibe que somos un peligro potencial de una u otra forma, cosa que luego sirve, a nivel evolutivo, para que cada uno de nosotros sane sus propios bloqueos y limitaciones, y eso nos haga crecer como personas. Así, mientras que se permite inicialmente que se instalen y se lleven a cabo esas manipulaciones en todos nosotros (o por leyes y procesos que posiblemente no lleguemos a comprender aún se permitieron en su día), siempre es para que sirvan para detonar procesos de cambio interior que nos lleven a cada uno a expresar lo mejor que tenemos dentro.


Cuatro grandes razas en control

miércoles, 19 de abril de 2017

Las energías del miedo y del amor


Tal y como dijimos en el artículo anterior, vamos a empezar a trabajar y explicar diferentes conceptos energéticos presentes y que forman parte de la experiencia humana y de la forma en la que nuestra psique está constituida. Hablar de las energías de miedo y amor es hablar de los dos componentes básicos que moldean la interacción humana en el mundo en el que vivimos. Todo puede reducirse, si fuéramos un poco drásticos, a energías de miedo, o basadas en él, o energías de amor, o derivadas del mismo. Como los dos extremos de un péndulo, son dos fuerzas que antagonizan, y si una está, la otra no suele poder hacerlo también a la vez.

Evidentemente, todo miedo puede ser transmutado con amor, pero con amor “cuántico”, pues el amor “romántico” que fluye por las capas más bajas del sistema energético humano tiene bastante sustrato también de miedo: de miedo a quedarse solo, de miedo a que no nos quieran, de miedo al sufrimiento, de miedo a perder a la persona con quien estamos, etc., por lo tanto, ese amor “real”, o ese amor cuántico que es el polo opuesto al miedo como energía, no es el amor de nuestras películas y series, de relaciones basadas en la necesidad o el aprovechamiento mutuo, sino el amor como bloque básico de creación de todo lo que es consciente y vivo en el universo.


El sustrato base de la Creación

Para poder entender el amor es necesario entender que no hay nada que pueda existir sin una energía base que lo forme. Esa energía base es consciente, y tiene una vibración, frecuencia y cualidad que le hace ver a todo como parte de todo, y sentirse parte de todo eso a su vez, pero que, cuando llega a niveles más densos y llega a convertirse en emoción humana, y usamos la palabra amor para definir algo que sentimos viene de esos otros niveles más elevados, no estamos describiendo o percibiendo sino el pálido reflejo en el mundo físico de lo que el amor es realmente como energía y sustrato en toda la Creación.

No hay forma de hacerle comprender a la mente humana este concepto si no es a través de algún tipo de experiencia sublime, en la que se pueda llegar a alcanzar en algún momento una conexión con esta vibración en su estado más puro y real. Los que han tenido atisbos de ese amor como sustrato básico de Todo, se dan cuenta de lo difícil que es expresarlo y explicarlo a otros, ya que es algo que solo sentido, vivido y experimentado en uno mismo, a través de la conexión que todos tenemos con otros planos donde esta energía es pura, creativa y sin distorsionar, radiante y luminosa, uno puede comprender lo que es realmente. Luego, al ser canalizada con mayor o menor distorsión hacia el plano físico, a través del sistema energético, aun disminuida en frecuencia, filtrada y coloreada ya por las emociones y formas mentales, nos permite tener un sentimiento al que le ponemos el mismo nombre, amor, aunque solo sea un sucedáneo del concepto original.


El miedo, motor de la sociedad

Por otro lado, el miedo es la contrapartida energética terrenal que mantiene una parte del sistema de vida humano en funcionamiento, pues la mayor parte de las personas hacemos casi todo por miedo. Vamos a trabajar por miedo a la falta de recursos, miedo a ser dejado de lado en la sociedad, miedo a no tener nada que hacer, a no ser útil, a no ser reconocido, importante, aceptado, a no estar integrado con los demás, etc. Entramos en relaciones, a veces (no quiero generalizar), por miedo a quedarnos solos, a que nadie nos acepte, a no seguir las normas sociales o vernos apartados por ellas, etc. Acatamos resoluciones, imposiciones y órdenes por miedo a las consecuencias, por miedo a sufrir, por miedo a ser castigados, etc.

Así que, en general, una parte de las acciones y mecanismos que rigen aún el sistema de control de la vida humana funcionan gracias al miedo. ¿Y esto porqué?

CÓMO CONVERTIRTE EN CRISTO, SEGÚN PHILIP K. DICK


EL ESCRITOR DE CIENCIA FICCIÓN Y MÍSTICO PHILIP K. DICK SOBRE CÓMO DEJAR QUE SE PRODUZCA EL ESTADO DE TOTAL DIVINIDAD EN EL INDIVIDUO

Philip K. Dick se ha convertido en los últimos años en el escritor de ciencia ficción más exitoso, si consideramos todas las películas y series que se han realizado a partir de sus obras, que algunos consideran proféticas de la distopía y enajenación que producen la tecnología y el capitalismo. La vida de Dick, sin embargo, fue bastante dura y no conoció dicho éxito realmente. Sus últimos años fueron consagrados a intentar entender una serie de asediantes visiones gnósticas, las cuales plasmó en su obsesiva The Exegesis (publicada póstumamente).

Dick se identificó con una veta del gnosticismo cristiano radical (no sin cierta paranoia), que considera que este mundo es una ilusión o simulación generada por un demiurgo que oscurece la luz verdadera de la divinidad con sus artificios (en este sentido, similar a la cábala luriana). Creía, sin embargo, que el ser humano era una imagen o una emanación de Cristo y podía despertar al estado crístico a través de un proceso que involucraba sobre todo el recuerdo de la naturaleza verdadera o anamnesis. Dick pensaba que Cristo se emanaba a sí mismo en la humanidad, jugando un juego de olvidar su propia naturaleza para despertar. Dick escribe en The Exegesis:

El creador puede permitirse descender a su propia creación. Puede permitirse eliminar sus memorias (de su identidad) y sus poderes supernaturales... El creador de manera deliberada planta señales en esta irreal creación --señales las cuales astutamente sabe que en el tiempo (eventualmente) le restaurarán su memoria (anamnesis)... Así que ha construido un sistema a prueba de fallas. No hay forma de que no recuerde eventualmente. Se ha hecho sujeto a un espacio espurio, tiempo y mundo (y muerte, dolor, pérdida, decadencia, etc.), pero tiene estas señales que desinhiben o estimulan distribuidas estratégicamente en el tiempo-espacio. Así que es él mismo quien se manda a sí mismo la carta que restaura la memoria.

En esto Dick sugiere un paralelo con el cuento gnóstico de la Leyenda de la Perla. Lo anterior recuerda también una de las frases mas memorables de Borges y por supuesto, más tarde en la historia, la trama de la película The Matrix. Escribe Borges:

El mayor hechicero (escribe memorablemente Novalis) sería el que el que se embrujara él mismo al punto de tomar sus propias fantasmagorías por apariciones autónomas. ¿No sería esta la verdad de nosotros? Yo conjeturo que así es. Nosotros (la indivisa divinidad que opera en nosotros) hemos soñado el mundo. Lo hemos soñado resistente, misterioso, visible, ubicuo en el espacio y firme en el tiempo; pero hemos consentido en su arquitectura tenues y eternos intersticios de sinrazón para saber que es falso.

Dick mantiene que:

un humano puede evolucionar a ser Cristo si Cristo ignita su propio ser en el humano y lo posee... en el momento cuando se lanza el último golpe (de dolor, lesión, humillación, muerte) es Cristo quien está ahí remplazando a la víctima y recibiendo el golpe.

De aquí que sea al recibir el sufrimiento con dignidad y confianza que uno pueda dejar entrar, como si fuere, el programa crístico. Dick no parece decir que uno deba sufrir sino que, ya que la vida es sufrimiento (muerte, vejez, enfermedad, pérdida), es en cómo se encara este sufrimiento que la divinidad emerge:

Huir del sufrimiento inexorablemente involucra fugarse de la vida (la realidad)... pero el secreto y misterioso opuesto de esto, encarar plenamente el sufrimiento --sin vacilar--, puede producir una alquimia mágica: de repente eres tú/de repente es Cristo/así que debes igualar (ser) Cristo.

Podemos interpretar aquí que el genuino sufrimiento, al de alguna manera anular la personalidad y la identificación con un yo separado, en la fe y en el significado de algo más grande, que trasciende la pequeña vida mundana, hace un vacío, crea lo que los místicos cristianos llamaban la kenosis, el vaciamiento de la propia voluntad en favor de la voluntad divina. El sufrimiento es una forma de éxtasis, uno se disuelve en su plenitud, plétora de sensación y universo; vacío de identidad individual: sólo eres sufrimiento... Esta renuncia es por una parte la prueba de la fe, y por otra parte el acto psicoespiritual mismo de aniquilarse para que nazca otra vez la divinidad en uno. Es en este momento de pasión que se cumple la promesa que alimenta la fe, de la divinidad interna, de la divinidad que nunca ha existido separada. Así también se cumple esta especie de tikkun olam en el que, como Dick escribe, "es el salvador quien debe ser salvado y quien en un sentido real es idéntico a aquel que salva". Esta divina metamorfosis no es finalmente más que una homologización del Uno con la creación, la reinstalación del Logos.



De aquí que el mal no exista absolutamente, sino como parte de esta obra mesiánica:

martes, 18 de abril de 2017

La Consciencia lo es todo



Este Advaita, del que hablo, no es en realidad una filosofía porque no se aferra a ningún principio. Es simplemente una recopilación de directrices y conceptos, y declara que ninguno de ellos es verdadero en un sentido absoluto. Se trata de indagar dentro de las limitaciones y los conceptos erróneos sobre cómo son las cosas. Por ello más que una verdad absoluta es un proceso. Sus enseñanzas contienen una serie de herramientas.

La herramienta primordial es que todo es Consciencia; todo es Uno. O, para ser más precisos, Advaita, si se traduce literalmente, significa "no dos". Ésa es la directriz más esencial. No es una verdad. Y una directriz se debe utilizar como medio para averiguar qué es verdaderamente válido; para indagar dentro de uno mismo y descubrir la propia naturaleza. Es un proceso que, cuando ocurre, se entiende como una parte natural del fluir de la vida.

Así que la Enseñanza como ocurre ahora, ya está surtiendo efecto en este momento. Si hay un "yo" autor presente, dirá: "Mira lo que he hecho. He pensado, me he dado cuenta, hoy he visto y he prestado atención, y por ello he obtenido tantos beneficios y resultados". El entendimiento es que es la Enseñanza misma la que te ha hecho reaccionar de la forma que ha querido. Es la Enseñanza misma la que, por su propia fuerza, tiene un impacto sobre ti.


A lo que esta enseñanza apunta es a que la Consciencia es la autora de todas las acciones y la que da vida a todo. Actúa a través de estos instrumentos humanos de la misma manera que actúa a través de los árboles, los pájaros o las cataratas. Los humanos están estructurados de tal forma que cuando la fuerza de la vida fluye a través de ellos reaccionan de acuerdo a su programación. Por lo tanto, hay organismos asesinos, organismos trabajadores, organismos perezosos; todos están creados para efectuar diferentes acciones. Hay organismos de perros, organismos de ardillas, organismos de peces, cada uno de los cuales actúa de acuerdo a su naturaleza biológica y a su programación. La Consciencia actúa a través de todo.

Cada organismo humano está programado genéticamente para producir una amplia variedad de acciones y reacciones. Tiene instintos y necesidades físicas. El organismo reacciona a esta programación de forma orgánica. Necesita aire y luchará para conseguirlo. Necesita agua; necesita comida; necesita calor y cobijo; tiene necesidad de sexo; tiene necesidad de todo tipo de cosas. Las necesidades del organismo le llevan a la acción, de forma completamente independiente a cualquier "yo" egóico. Tus propias investigaciones te mostrarán que no se necesita la presencia de un "yo" egóico para que la acción ocurra.

Es el ego o la mente pensante la que falsamente reivindica la autoría de la Consciencia como "mi" acción. Vocifera y amenaza, sugiriendo que si "yo" me voy no se hace nada. Lo que, por supuesto, ¡es ridículo! Está claro que ése no es el caso. En la ausencia de este "yo" egóico, se crea todo el universo.


La Consciencia lo es todo

Cómo tomar una decisión que cambiará tu vida


La mayoría de las veces somos conscientes de que hay algo importante en nuestras vidas que necesita algún cambio. Incluso a veces sabemos de qué clase de cambio se trata: terminar una relación de pareja, dejar un trabajo o irnos de algún sitio. Sin embargo, no encontramos la ruta que nos lleve del propósito a la acción. Nos nublamos y posponemos esa decisión indefinidamente.

Una decisión trascendental está compuesta esencialmente de dos elementos. Primero, debes haber identificado que en verdad existe un problema grave. Y segundo, ya sabes que es necesario cambiar esa situación para superar el problema. Entiendes que ya no es hora de paños de agua tibia, sino que tienes que tomar medidas concretas y, muchas veces, radicales.


“En cualquier momento de decisión, lo mejor que puedes hacer es lo correcto, la mejor cosa siguiente es lo incorrecto y lo peor que puedes hacer es nada”.

-Theodore Roosevelt-

Frente a los graves problemas, casi todos llegamos hasta ahí. Después, nos distraemos con otras cosas o dejamos pasar el tiempo “a ver qué pasa”. No terminamos de tomar la gran decisión que sabemos que debemos adoptar. Quizás lo que necesitamos es de un método para pasar del pensamiento a la acción o para, sencillamente, aceptar que no queremos darle un giro radical a esa situación.


Enseguida vamos a presentar algunas sugerencias que pueden ayudarte en ese difícil proceso de tomar una decisión trascendental. No se trata de un “paso a paso” que debes seguir al pie de la letra, sino de unas pautas acerca de las etapas que es necesario completar antes de llevar a la práctica una decisión definitiva.

Elimina la idea de que tu decisión va a terminar con todas las dificultades

A todos nos encantaría encontrar una decisión perfecta. Una que solucione todo de una vez. Que resuelva los inconvenientes y los erradique al cien por ciento. O sea, una decisión tipo “chuza” o “moñona”. Como en los bolos, que lanzas y tumbas todos los pines de una vez. Para decepción nuestra, ese tipo de decisiones no existen.



Toda decisión implica una o varias pérdidas. No se toma una decisión porque lo resuelva todo, sino porque nos lleva a una situación que mejora significativamente, algún aspecto de la vida que es importante para nosotros. La decisión resuelve un problema que es crucial, pero deja intactos otros elementos que igual tendremos que resolver.

La decisión trascendental también implica una dosis de inconformidad, sufrimiento o privación. Por eso necesitamos valor para tomarla. Piensa que si lo hacemos es porque el problema que queremos resolver ejerce una influencia tan negativa en nuestra vida que hace válidos los sacrificios necesarios para superarlo.

Identifica los riesgos y peligros involucrados en la decisión

Toda decisión trascendente implica también un conjunto de riesgos y, a veces, de peligros. Antes de dar el paso siguiente, debemos intentar delimitar el lugar de los pozos en los que podemos caer. Esto no solamente aumentará la fortaleza para seguir adelante, sino que además le otorgará más firmeza y conciencia a lo que estamos decidiendo.



Aquí es válido utilizar el viejo truco de la lista. Toma una hoja de papel y escribe todos los riesgos implicados en tu decisión. Sé concreto. Trata de ser muy preciso. Identifica cada riesgo y cómo te puede afectar. No omitas nada, incluso si piensas que se trata de un riesgo mínimo, absurdo y sin importancia (es mejor que trabajes con él de manera consciente que de manera inconsciente). Cuando vamos a tomar una decisión definitiva, nada es irrelevante.

Trata de hacer lo mismo con los peligros. La diferencia entre riesgo y peligro es que el primero implica algún daño relativamente menor, pero el segundo compromete de algún modo tu salud o tu vida. Suena extremo, pero por ejemplo para algunos romper con su pareja o cambiar de trabajo, con muchas deudas encima, son peligros. De ahí la parte relativa de esta identificación y el papel que puede jugar la dependencia emocional.

Examina tus emociones y fija un marco de acción