No sé qué efecto psicológico tiene la palabra calma, pero en lo particular, siempre siento que viene como antesala de esa promesa que deseo adoptar como un hecho que se está materializando en mi vida.
Muchas veces la calma es lo más difícil de sentir, especialmente durante esos momentos de mayor turbulencia, donde nos atacan muchas dudas, donde no entendemos nada de lo que estamos viviendo y no le encontramos sentido alguno a nuestra experiencia, que resulta diametralmente opuesta a lo que nos gustaría vivir.
Sin embargo, es la calma la que nos permitirá cruzar el río, ubicarnos del otro lado. Cuando callamos nuestra mente agobiada y preocupada, encontramos la calma, sin importar los truenos de la tormenta, está ese punto, ese refugio en nuestro interior, donde no llueve, donde estamos seguros, donde estamos protegidos.
Pero si solo corremos a lo largo de la tormenta, vamos y venimos, nos resistimos, nos escondemos, solo tendremos la percepción de que esa tormenta llegó para quedarse.
Nada de lo que nos ocurre llega a nuestra vida por casualidad, todo lo atraemos, todo lo necesitamos, lo estamos creando… Mientras nos mantenemos en un estado de vibración particular, siguen llegando las cosas que están asociadas a ese estado.
Cuando logramos conectarnos con nosotros mismos y alcanzar ese estado que no depende de lo que nos ocurra, comenzamos a vibrar diferente y a atraer situaciones diferentes a nuestras vidas.
Mientras creamos algo diferente en nuestras vidas, no dudemos, ni despotriquemos de lo que estamos viviendo, saquemos provecho, encontremos el crecimiento en la experiencia, hasta lo peor que nos ocurre es una muestra de que estamos vivos, es una oportunidad para sobresalir, para ser resilientes, para ver de qué estamos hechos, para reconectarnos con lo importante, para cerrar ciclos, para filtrar a quienes nos rodean, para comenzar de nuevo… Y de eso está hecha la vida, de esas bajadas, de esas subidas, de cada cambio, de cada lágrima, de cada espera…
Mientras aprendemos a crear la vida que deseamos, apreciemos la vida que tenemos, sin mirar al de al lado, sin sentir que es césped del vecino es más verde, sin compararnos con nadie, solo siendo responsables con lo que estamos haciendo y de la misma manera siendo nobles con nosotros mismos.
Porque muchas veces cuando entendemos que todo lo que llega a nuestras vidas lo creamos, lo atraemos, lo permitimos, comenzamos a regañarnos, a castigarnos, a rechazarnos e inclusive lastimarnos y no se trata de eso el juego.
Hay quienes se mueren sin haberle agarrado el juego a la vida y aun así vivieron, quizás distantes de lo que quisieron…
Pero si podemos generar cambios, si entendemos cómo crear, cómo mejorar lo que queramos, de seguro el tránsito será más agradable.
Es importante recordar que no basta con leer un libro, hacer un curso, contratar a un coach… Se trata de practicar el sentirnos deliberadamente mejor cada vez y eso es el principio de una vida llena de más y más motivos para sentirnos bien… Mientras tanto, entiende que estás exactamente donde debes estar.
Sara Espejo
https://rincondeltibet.com/blog/p-calma-estas-en-el-sitio-y-en-el-momento-adecuado-34228
Ufff... que alivio ! Muchas gracias
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