viernes, 15 de enero de 2016

Lo mejor en la vida lo encuentras sin haberlo buscado

Lo mejor en la vida llama a tu puerta sin que lo esperes, porque en ocasiones, el secreto de la felicidad está no en buscar sino en dejarse encontrar, en ser paciente y mantener siempre el corazón encendido de ilusiones, de esperanzas…
Y a ti, ¿te ha sorprendido la vida alguna vez con esos engranajes inexplicables? En ocasiones, nos aferramos a dibujar en nuestra mente cómo debe ser nuestro futuro, y qué rostro debe tener ese amor que nos traerá la felicidad. Ahora bien, en realidad, a veces basta sólo con “dejarnos llevar”.
 Sé paciente, ten calma. Porque cuando menos lo esperes todo tendrá sentido y la vida se acomodará a tus necesidades, a tus anhelos; basta con dejarse llevar y recordar que el protagonista de tu día a día, siempre eres tú y que mereces lo mejor.

Si hay algo que tenemos claro es que no es fácil tener paciencia ni convencernos de que basta sólo con confiar, para que todo lo bueno acontezca de pronto. En realidad, se trata de algo más: de tener la actitud adecuada.Son tus pensamientos quienes dan fuerza a tus emociones y quienes trasforman tu realidad. Si nos encerramos en nosotros mismos y cultivamos el resentimiento y la frustración, es muy difícil que dejemos una ventana abierta para que la vida nos inunde con su magia repentina.
Mantén una actitud fuerte, enérgica y positiva donde tú seas siempre lo más importante, tú eres quien merece ser feliz. Practica la sencillez, la pasión por vivir y no cierres la puerta a nada: las mejores experiencias las trae la casualidad.

La vida acontece cada día, déjate llevar por ella


¿Cómo dejarnos llevar por lo que nos trae la vida?, ¿quiere decir esto que no hemos de luchar, que no hemos de esquivar aquello que no deseamos? En absoluto. Existen matices: dejarse llevar por la vida es básicamente permitirnos “vivir” y aprender y disfrutar de todos sus detalles.
La vida te regala cada día nuevas oportunidades: permítete ser feliz otra vez, deja que lo improvisto te encuentre y te vista de ilusiones renovadas, que pinte en tu rostro alegrías, y estrellas que deslumbren tu corazón.

Lo creas o no, hay muchas personas que no se permiten “vivir”, que no saben inscribir en su cotidianidad el don de la apertura, del optimismo, de la esperanza y de la capacidad de ser feliz y hacer felices a los demás.
  • La vida, en ocasiones, no es fácil, nos puede traer decepciones, pérdidas y errores. El quedarnos atascados con las vivencias del ayer nos cierra ventanas en el presente. Y una mente y un corazón con las ventanas cerradas se envenena de resentimiento.
  • No dejes que tus heridas te conviertan en alguien que no deseas ser: alguien infeliz. Si te limitas a mirar a los demás preguntándote cómo lo hacen, “como consiguen ser felices”, es que aún no conoces el secreto: las personas aceptan sus pasado, lo asumen y afrontan el presente con optimismo.

Lo mejor está aún por llegar

Estudiantes aprenden el poder de la gratitud


Whitney Cole es maestra en la Escuela Primaria Oak Ridge en la ciudad de Sacramento en California (EE.UU) y comenzó un proyecto que está cambiando la vida de sus estudiantes y su comunidad. 

Ella sugirió a sus estudiantes que lleven un “diario de gratitud” en el que registren todas las cosas buenas que les suceden a lo largo del día. De esta forma ha logrado que los chicos resalten lo bueno y puedan terminar el día de una manera positiva.

jueves, 14 de enero de 2016

La intuición: discernimiento del alma



La intuición es la guía del alma, que surge espontáneamente en el hombre durante esos momentos en que su mente se encuentra calmada. […] La meta de la ciencia del yoga es aquietar la mente, para que pueda escuchar sin distorsión alguna el infalible consejo de la Voz Interior.

«Resuelvan todos sus problemas a través de la meditación [decía Lahiri Mahasaya]. Pónganse en armonía con la activa Guía Interior; la divina voz posee la respuesta para cada uno de los dilemas de la vida. Aun cuando el ingenio del hombre para buscarse dificultades parece ser inagotable, el Auxiliador Infinito no es menos ingenioso».

Al desear que dependamos exclusivamente de Él, Dios no quiere decir que tú no debas pensar por ti mismo, pues Él espera que hagas uso de tu iniciativa. La idea es la siguiente: si no buscas primero la sintonía consciente con Dios, te desconectas de la Fuente y, por lo tanto, no puedes recibir su ayuda. Pero si acudes a Él en primer lugar, para todas las cosas, Él te guiará; el Señor te revelará cuáles son tus errores, de modo que puedas reformarte y cambiar el curso de tu vida.

Recuerda: mucho mejor que un millón de razonamientos mentales es sentarse y meditar en Dios hasta que sientas la calma en tu interior. Luego, dile al Señor: «No puedo resolver mi problema yo solo, ni aun disponiendo de miríadas de pensamientos diferentes; pero puedo resolverlo si lo coloco en tus manos y pido, en primer lugar, tu guía y, luego, analizo sus diversos ángulos para encontrar una posible solución». Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos. Cuando tienes la mente en calma y rebosante de fe, después de orar a Dios en meditación, te resulta posible ver diversas respuestas a tus problemas; y gracias a que tu mente está en calma, eres capaz de elegir la mejor de las soluciones. Pon en práctica esa solución y encontrarás el éxito. En esto consiste aplicar la ciencia de la religión a tu vida diaria.

El cultivo de la calma intuitiva requiere el desenvolvimiento de la vida interior. Cuando la intuición se halla suficientemente desarrollada, aporta una comprensión inmediata de la verdad. Esta prodigiosa experiencia está a tu alcance, y la meditación es el camino para obtenerla.

«La vida humana está sobrecargada de tristeza, hasta que aprendemos cómo armonizarnos con la Voluntad Divina, cuya “vía correcta” es con frecuencia desconcertante para la inteligencia del ego [dijo Sri Yukteswar]. Únicamente Dios puede dar un consejo certero. ¿Quién sino Él lleva la carga del cosmos?».

Cada mañana y cada noche, sumérgete en el silencio, es decir, en la meditación profunda, pues la meditación es la única vía para discernir entre la verdad y el error.

Aprende a seguir los dictados de tu conciencia: la divina facultad del discernimiento que existe en tu interior.

Dios es el susurro que escuchas en el santuario de tu conciencia y es, también, la luz de la intuición. Tú sabes cuándo estás obrando mal: todo tu ser te lo dice, y ese sentimiento es la voz de Dios. Si no le escuchas, Él se queda callado. Pero cuando despiertes de la ilusión y desees actuar correctamente, Dios te guiará.

Si sigues con fidelidad y constancia la voz interior de la conciencia, que es la voz de Dios, te convertirás en una persona auténticamente virtuosa, en un ser profundamente espiritual, en un hombre de paz.

“Tres historias sabias” Alejandro Jodorowsky.



Un  Maestro Zen, sabio, santo, está agonizando. Sus discípulos le ruegan:
-¡Maestro, díganos sus últimas palabras!
Y el monje, antes de lanzar su último suspiro, grita:
-¡No quiero morir! ¡No quiero morir! ¡No quiero morir! ¡No quiero morir!

Alejandro Jodorowsky: En verdad no es el Maestro Zen, en su esencia, el que no quiere morir, sino cada uno de sus cuatro egos. Él, es un ser que ha realizado su consciencia cósmica, y que observa su cuerpo y sus otros tres centros, de manera objetiva. Deja que su cuerpo se exprese: “No quiero envejecer, no quiero podrirme, no quiero dejar de ser materia”. Deja que su centro intelectual proteste: “No quiero desprenderme de mis palabras, no quiero sumergirme en la nada, no quiero cesar de ser”. Deja que su centro emocional se queje: “No quiero cesar de ser amado, no quiero soltar los lazos que me atan a tantos queridos seres y cosas”. Deja que su centro sexual exclame: “No quiero perder el poder, no quiero nunca más desear, nunca más crear”…  Estas cuatro partes del Maestro, no son el Maestro: éste acepta con tranquilidad morir porque sabe que todo es efímero, que todo es ilusión, que todo tiene la calidad de los sueños. En verdad ha sobrepasado las fronteras de sus cuatro Yo y ha llegado a la consciencia impersonal. No se identifica ni a su cuerpo ni a sus tres centros, no quiere obtener algo ni ser algo, no le importa que lo consideren Maestro, no le importa el Zen,  no le importa ser admirado, no le importa que lo recuerden. Lo único que le importa es ser lo que ese impensable que llaman Dios quiere. Mientras lanza su último suspiro, fija la totalidad de su atención en ese algo inmensamente misterioso, ese terreno desconocido, que ha sido él mismo, y se sumerge en la luz eterna.

***

En un campo donde crece un bosque de árboles frutales, llegan multitudes a comer sus frutos. Los árboles así despojados, no pueden reproducirse y el terreno amenaza convertirse en un desierto. El rey entonces da la orden de que sus súbditos cesen de comer frutas. Los árboles crecen, se reproducen, pero como nadie come sus frutos, se secan.

Alejandro Jodorowsky: Una verdad es útil solamente en un momento dado, pero no es útil para siempre. Los súbditos deberían haber comido los frutos durante cierto tiempo y luego no hacerlo para darle la oportunidad a los árboles de crecer. Las ideas son dichas en una fecha precisa y en un lugar preciso. Sirven durante un período histórico y luego, si no se les abandona, se convierten en monstruosos parásitos que impiden el desarrollo de la humanidad. Por ejemplo, las familias transmiten a las nuevas generaciones muchas antiguas verdades que, por obsoletas, se han hecho dañinas.

***

La obscuridad llega ante Dios y se queja:
-La luz me persigue, me hace daño.
Dios le responde:
-Llamaré a la luz para que se explique.
Cuando la luz llega, la obscuridad desaparece.

Alejandro Jodorowsky: Gracias a esta historia podemos comprender la enigmática frase que dicen los Maestros Zen: “Si me buscas, no me encuentras. Si no me buscas, me encuentras”

La práctica de la atención plena


La “atención plena” no es sólo una técnica. Es la actitud vital que puede ejercitarse en cada momento y que permite existir con plenitud, en el presente, siendo fieles a uno mismo.

Reconozcamos que vivimos bajo el influjo de muchas fuentes de estímulo que nos atrapan sin darnos cuenta. Nos comportamos siguiendo impulsos y hábitos inconscientes. Nadamos en medio de una corriente poderosa. Podemos caer en la tentación de dejarnos arrastrar, pero el precio sería renunciar a vivir conscientemente. Sufriríamos y posiblemente enfermaríamos.
La expresemos con estas o con otras palabras, todos hemos experimentado de algún modo esa situación en que no sabemos si estamos haciendo lo que es mejor para nosotros y para los demás. Sabemos que si no acertamos las consecuencias pueden ser terribles. Hablamos de reencontrarnos, de aclararnos, de relajarnos, de empezar una nueva vida…

Thay sonrie

LOS EFECTOS SOBRE LA SALUD
En caso de enfermedad, podemos acudir a los recursos innatos que el ser humano posee para aprender, crecer y curarse por sí mismo. Los términos “medicina” y “meditación” proceden de la misma raíz latina, “mederi”, que significa “curar” o “restaurar la medida interior adecuada”. La capacidad de prestar atención es uno de los recursos autocurativos que están inscritos en el organismo.

• Investigaciones realizadas por Jon Kabat-Zinn en la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos) muestran que la meditación activa la región frontal izquierda de la corteza cerebral, relacionada con las emociones positivas y la resolución de situaciones estresantes.

• El mismo estudio demostró que la meditación también incrementa la actividad del sistema inmunitario, estimulando, por ejemplo, la producción de anticuerpos frente al virus de la gripe.

• La atención plena produce no sólo cambios en los patrones de ondas cerebrales, sino transformaciones en la estructura física del cerebro, según Sara Lazar, neuróloga de la Universidad de Harvard (Estados Unidos). Uno de los cambios hallados es que la corteza se hace más gruesa y densa.

• Quienes han meditado durante al menos 5 años sufren un 80 por ciento menos de enfermedades cardiovasculares, un 50 por ciento menos de cáncer y un 73 por ciento de otras afecciones menores, según estudios científicos recogidos en la base de datos Pubmed.

• Los meditadores segregan entre un 23 y un 47 por ciento más de hormona dehidroepiandrosterona (DHEA), que reduce el estrés, incrementa la memoria, preserva la función sexual y mantiene el peso bajo control.

• La meditación reduce significativamente la intensidad del dolor percibido. Es eficaz en enfermedades crónicas como la artrosis, los dolores premenstruales y los dolores de cabeza.

• También resulta eficaz en los ataques de pánico, la ansiedad, la depresión, la psoriasis, las adicciones y la hipertensión.

La alternativa es restablecer el contacto con los sentidos y con la propia mente, según Jon Kabat-Zinn, profesor y fundador de la Clínica de Reducción del Estrés del centro médico de la Universidad de Massachussets, autor de numerosos libros, entre ellos, La práctica de la atención plena. Kabat-Zinn se ha hecho mundialmente célebre por introducir en ámbitos académicos y hospitalarios la meditación budista como técnica para reducir la ansiedad y el dolor físico en caso de enfermedad. Pero la “atención plena” no es sólo una técnica. Es la actitud vital que puede ejercitarse en cada momento y que permite existir con plenitud, en el presente, y siendo fieles a uno mismo.
El cultivo de la “atención plena” no sólo puede cambiar la forma en que vemos la realidad, sino que puede cambiar la realidad misma. La experiencia demuestra que nuestra forma de pensar determina nuestro comportamiento y éste condiciona lo que ocurre a nuestro alrededor.

Esto no quiere decir que la meditación —la atención plena— sea una herramienta para controlar todo lo que nos sucede. Más bien es al contrario, porque para entrar en contacto con el lugar íntimo donde estamos en calma debemos “dejar de hacer” y “dejar de juzgar”. Pero la meditación de la atención plena tampoco es una mera relajación. Es una forma de ser.
Una mente no entrenada en la atención plena interpreta el mundo a través de determinados marcos de pensamiento. Estos marcos son filtros que limitan las posibilidades de percepción. Son creados por la cultura en que crecemos, el entorno familiar y nuestra propia necesidad de dotarnos de una identidad personal. La meditación ayuda a desactivar estos marcos y entonces la mente se abre a lo esencial, a las cosas tal como son. Entonces estamos más dispuestos a responder adecuadamente ante cualquier circunstancia que se nos presente.
Existe la idea de que meditar consiste en dejar la mente en blanco y que acto seguido se cae en un estado de beatitud o nirvana. Es una idea equivocada, porque durante la meditación puede aparecer toda la gama de las emociones humanas. Miedo, aburrimiento, dolor, impaciencia, tristeza, ira, frustración o cualquier otro estado puede ser experimentado, pero al meditar la conciencia se sitúa en un lugar desde donde observa lo que ocurre en la mente, en lugar de dejarse arrastrar por las emociones y los pensamientos. Es decir, se trata de cultivar un tipo de conciencia no condicionada. Gracias a la atención plena podemos liberarnos de las reacciones automáticas.
Un meditador explicaba que descubrió el efecto positivo de su práctica en medio de un incendio. Ocurrió en una gran sala de cine. Los espectadores cayeron presa del pánico, se abalanzaron sobre las salidas y pasaron unos por encima de otros. El meditador sintió el mismo miedo que los demás, pero al tiempo fue capaz de actuar de la manera más adecuada: no sólo se dirigió a la salida sin atropellar a nadie, sino que pudo ayudar a otras personas para que también pudieran abandonar el edificio. Estaba convencido de que meditar le ayudó a ver la situación con objetividad, como si se observara a si mismo desde fuera.

En otras palabras: la “conciencia de tener pánico” no es lo mismo que “tener pánico”. Si solo tenemos pánico, actuaremos alocadamente. Si “tenemos conciencia de que tenemos pánico”, gozaremos de mayor libertad para pensar y comportarnos adecuadamente. Este es el tipo de actitud que se cultiva con la práctica de la atención plena.
Por supuesto, el objetivo de la meditación no es estar preparado para una catástrofe. Tampoco proporciona únicamente calma y bienestar, sino que permite reconocer un nivel de conciencia que trasciende el individuo. Por eso la meditación es también un camino de conocimiento.
En palabras de Kabat-Zinn, “la atención plena es una conciencia sin juicios que se cultiva instante tras instante mediante un tipo especial de atención abierta, no reactiva y sin prejuicios en el momento presente”.
Existen muchas maneras de practicar la atención plena, pero es recomendable, al menos durante los primeros meses, elegir enseguida una, para no ir saltando de un modo a otro, lo que constituiría una forma de entretenimiento o distracción.

La meditación yacente
Lo más importante, cuando meditamos acostados, es recordar que se trata de una práctica orientada a despertar, porque el riesgo inherente a este tipo de meditación es el de caer dormidos.
Aunque se pueden mantener los ojos abiertos, es recomendable cerrarlos porque aumenta la capacidad para centrar la atención en el paisaje interior. Uno de los aspectos positivos de meditar acostados es que resulta cómodo. Evita distraerse con la preocupación de no estar correctamente sentado y permite meditar durante más tiempo.
Otra ventaja es que proporciona un par de ocasiones diarias –antes de dormir y después de despertar- para conectar profundamente con nosotros mismos e introducirnos en el hábito de la práctica de la atención plena.

miércoles, 13 de enero de 2016

SOMOS LO QUE PENSAMOS


El Dhammapada, uno de los textos budistas más influyentes, inicia de esta manera que pensamos:
«Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge de nuestros pensamientos».

Estas palabras se le atribuyen a Buda y se remontan a unos 2500 años, tiempo también que ha tardado la ciencia occidental en reconocer el poder de la mente sobre el cuerpo. Pero parece que por fin, a la luz de la evidencia, el pensamiento científico acepta que el pensamiento —sin reconocer del todo algo como la “energía psíquica”— es fundamental al moldear los estados físicos que experimentamos.

Una de las publicaciones de divulgación científica más importantes del mundo, dedica una reciente edición al poder de la autosanación. Ya no se necesita ser hippie para creer en el poder de la mente, ahora la ciencia, apoyada en investigaciones rigurosas, puede constatar que la mente es clave en la salud y que probablemente sea el “ingrediente activo” más importante de toda la medicina.
Diferentes estudios en torno al placebo, la hipnosis, la meditación, el pensamiento positivo, la confianza y la intención (entre otros que analizaremos más adelante), muestran que la mentalización ejerce una influencia significativa en determinar el estado de salud de una persona.

Esto funciona en ambas direcciones: personas que muestran un alto grado de fe, confianza en sí mismas (o en los placebos), que meditan, visualizan o hacen algún tipo de proyección mental, responden reiteradamente mejor a los tratamientos, se enferman menos y tienen un mayor calidad de vida. Personas sometidas al estrés, que exhiben poca confianza —interés e intención—, que pueden ser calificadas como pesimistas y que en suma no utilizan su mente como herramienta para transformar su cuerpo, por el contrario, tienden a enfermarse más y a responder con menor efectividad a todo tipo de tratamientos.

Tal vez podría parecer una simplificación de la vida y de situaciones tan complejas como pueden ser algunas enfermedades, pero de manera profunda nuestros estados mentales se convierten en nuestro estados físicos y, de alguna forma que se nos escapa en la cotidianidad, la mayoría de nuestras enfermedades son el resultado de procesos psíquicos. Aunque la ciencia occidental contemporánea no ha formulado aún una concepción totalmente integral de la salud, en la que ninguna enfermedad esté desligada de un proceso de mente-cuerpo, es probable que avance hacia allá, curiosamente una evolución que es un regreso a las premisas de la medicina y de la filosofía de culturas tradicionales (generalmente consideradas como primitivas por la ciencia moderna): un entendimiento holístico de la naturaleza.

En este sentido, además de explorar diversas técnicas de mentalización para sanar, habría que reflexionar sobre aquellos pensamientos y patrones mentales que nos han llevado a enfermar, muchos de ellos se ocultarán en nuestro inconsciente y querremos evitar enfrentarlos, pero en el proceso de detectarlos y observarlos estaremos iniciando un viaje vital de autoconocimiento en el que cada uno de nosotros puede convertirse en su propio chamán —verdaderamente en el único médico que puede hacer sanar desde la raíz.

“Ciclos Espirituales”


“Aunque estéis absolutamente convencidos de lo bien fundado de vuestro compromiso espiritual, a veces os sentís cansados, saturados, hasta tal punto que empezáis a dudar. 

Os preguntáis si todos estos esfuerzos que hacéis para caminar por la vía de la superación de sí mismo valen verdaderamente la pena y os sentís tentados de abandonarlo todo. 

Pues bien, es en este momento cuando debéis estar vigilantes. Procurad, sobre todo, representaros las decepciones que os esperan si os volvéis atrás. 

Decíos: «Bueno, ahora me encuentro un poco cansado, ya no tengo ganas de avanzar, pero eso se pasará pronto; mientras tanto, no debo abandonar.»

En la naturaleza, después de la primavera viene el verano, luego el invierno y, de nuevo, tras el invierno, vuelve la primavera. En el ser humano también hay ciclos, estaciones. 

Dejad pues que pase un poco este invierno diciéndoos que las cosas irán mejor después. 

¿Te resulta difícil descubrir cuáles son tus dones y talentos?


¿Te resulta difícil descubrir cuáles son tus dones y talentos? (Recordando lo que Es: 24)

Si te resulta difícil descubrir cuáles son tus dones y talentos, siéntate en un lugar tranquilo, guarda silencio, respira conscientemente y busca en tu interior. 

También te será útil preguntar a personas de confianza acerca de los dones que ven en ti. En cualquier caso, ante lo que tú mismo percibas o ellos te digan, no caigas en esa falsa modestia tan propia del ego. 

Y ten muy en cuenta que los dones y talentos presentan estas cuatro características básicas:

1º. Son muy variados y diversos y cada ser humano, sin excepción, posee los suyos.

2º. Su contenido no tiene que ser algo muy “grande” o “importante”: disponer de cualidades para cualquiera de las diversas facetas artísticas; ser un “manitas” para el bricolaje; “ver” las matemáticas; movilizar energías de sanación; saber aglutinar a la familia o a la gente y que se sienta cómoda y acompañada; contar con serenidad y valor para afrontar situaciones críticas y delicadas; poseer sentido del humor y rapidez mental para, con chistes o chascarrillos, alegrar el momento de los demás; tener buena mano para la cocina; etcétera. Lo más frecuente es que se trate de algo sencillo, nada extraordinario. Sin embargo, siempre es muy especial.

3º. Siendo tan distintos, entre ellos no hay jerarquía, grado o clasificación, ya que todos los dones y talentos son expresión de la divinidad -lo que somos y todo es-, que es una –Unicidad-, aunque se manifieste en cada uno –Diversidad-.

4º. Su puesta en práctica no requiere esfuerzo y se lleva a cabo de manera espontánea y con entusiasmo, que etimológicamente significa precisamente “Dios en mí”