viernes, 16 de junio de 2017

Estamos en un punto donde necesitamos menos Whatsapp y más abrazos


Ciertamente la tecnología, las redes sociales, la mensajería instantánea se han vuelto un excelente recurso para mantenernos conectados con el mundo, especialmente con nuestros afectos, aquellos que no tenemos la disponibilidad de tener cerca cuando expresamente los necesitamos, sin embargo, esto no debe en ningún caso aislarnos en un mundo cibernético y hacernos olvidar las cosas y detalles importantes que nos alimentan el alma.

Las visitas inesperadas, los abrazos, las miradas expresivas… la presencia deben ser las cosas que sigan manteniendo valor, no debemos conformarnos con emoticones y etiquetas en fotos como mecanismos de contacto y cercanía. Las redes sociales están tomando tal auge que así como nos acercan a quienes tenemos lejos, inclusive a persona que jamás hemos visto, más allá de unas fotos, también nos alejan de las personas que están a nuestro lado.


Cada vez es más común ver personas en sitios públicos que no se comunican, que ni se Mirna a los ojos, los cuales están concentrados en una pantalla de un móvil. Debemos retomar la costumbre de dar afecto de manera presencial, de prestar atención a quien nos habla, sin hacer pausas para revisar el celular.

Resulta necesario vivir cada momento y disfrutarlo realmente, más allá de estar pendiente de capturar una foto de algo que probablemente ni exista, solo para compartirlo con personas que no necesariamente se interesan por nuestras vidas. Debemos aprender a amarnos y aceptarnos más allá de un número de likes, no debemos vivir buscando la aprobación de los demás para sentirnos bien con nosotros mismos y menos queriendo transmitir algo que muchas veces ni siquiera somos.



La tecnología y todo lo que trae de la mano resulta muy beneficioso, cuando sabemos acotarlo, limitarlo y darle cabida en nuestras vidas hasta cierto punto, sin que se convierta en el centro de nuestra atención.

jueves, 15 de junio de 2017

Crea una vida que se sienta bien por dentro, no que se vea bien por fuera


Cada uno de nosotros va creando su vida paso a paso, va escribiendo un libro que se entrega con solo páginas blancas, en ellas vamos plasmando cada una de nuestras experiencias, no podemos hacer un borrador, lo que vamos colocando queda de manera indeleblemente grabado.

Así cuando vemos hacia atrás, podremos ver nuestra vida con la fidelidad que nuestra mente nos permita, con todo con lo que la hemos cargado, con nuestras experiencias maravillosas, con nuestros logros y fracasos, con nuestros aciertos y desaciertos…


Muchas veces querremos volver a una página a revivir un momento o enmendar un error, pero ya lo sabemos… sencillamente no podemos, pero aun así invertimos energías en querer mirar atrás con la intención de imaginarnos qué hubiese pasado si… Y el peor qué hubiese pasado con el que nos podemos tropezar, corresponde a: qué hubiese pasado si hubiese creado una vida que se sintiera bien por dentro, en lugar de que se viese bien por fuera…

Mientras tengamos vida podemos decidir cómo queremos vivir lo que nos quede de ella, sin importar las condiciones, la edad, la forma y especialmente sin importar cómo lo hemos venido haciendo hasta este momento.

Lo más importante de esta experiencia es sentir que nos pertenece, que es nuestra, que vamos tras nuestros sueños, que nos queremos y aceptamos como somos, que nos importa más lo que sentimos que lo que aparentamos.


Estamos en un momento en el cual la tecnología hace de las suyas y de manera más marcada la vida de los demás se vuelve una referencia, se vuelve un patrón de comparación y muchas veces dejamos de preocuparnos por lo somos realmente, por lo queremos y comenzamos a nos ocupamos en la imagen que queremos proyectar, que no siempre coincide con lo que realmente somos.

Pasos para aprender cómo controlar los sueños


Seguramente habréis escuchado en alguna ocasión que existe la posibilidad de controlar los sueños, y aunque es posible que alguna vez hayamos intentado hacerlo, lo más probable es que no lo hayamos conseguido. Lo cierto es que se puede llegar a conseguir, y aunque no todo el mundo tiene la capacidad, os vamos a explicar cómo controlar los sueños y de esta forma ayudaros a poder gestionarlos y disfrutar de una experiencia asombrosa y diferente que nunca antes habíais imaginado.



¿Se pueden controlar los sueños?

Esta ha sido una duda que ha intrigado a la humanidad durante mucho tiempo, y es que es cierto que hay personas que comentan que han conseguido dominarlos, pero lo cierto es que, por mucho que lo intentamos, en realidad no sabemos cómo hacerlo, y eso hace que al no poder comprobarlo directamente pensemos que esas personas no están siendo totalmente sinceras.

No ya sólo que no sean sinceras, sino que quizás piensan que lo están consiguiendo cuando en realidad tan solo es una ilusión y parte de un sueño, pero la realidad llega mucho más allá, y está demostrado que sí es cierto que se pueden controlar los sueños, y el cómo hacerlo dependerá de la persona y de su capacidad para poder entrar en un estado de conciencia durante el sueño.

Aprende cómo controlar los sueños siguiendo estos pasos

Como decíamos al principio del artículo, no todo el mundo tiene la capacidad de controlar sus propios sueños, pero incluso las personas que pueden hacerlo, si no llevan a cabo una serie de pasos como los que vamos a indicar a continuación, tampoco lo conseguirían, por lo que no os resistáis y probad estos consejos que os vamos a indicar a continuación, ya que sólo así conseguiréis saber si realmente el control de los sueños es una habilidad que tenéis o dejáis de tener.

Crea un registro con todos tus sueños

En más de una ocasión habréis estado soñando y, de repente, por cualquier razón os dais cuenta de que es un sueño, pero justo en ese instante, cuando empezáis a ser conscientes de que en realidad estáis soñando, os despertáis y ya no podéis hacer nada por volver de nuevo a soñar con el mismo sueño pero esta vez manteniendo la consciencia.

En ese instante volvemos a dormirnos pensando que podremos recordar lo que hemos soñado cuando nos despertemos del todo y empecemos el nuevo día, pero cuando llega la hora nos damos cuenta de que tenemos el sueño en la punta de la lengua pero no conseguimos acordarnos exactamente de lo que ocurría en él.

Por eso nuestra recomendación es que tengáis siempre a mano al lado de la cama un trozo de papel y un bolígrafo, de manera que, cada vez que experimentéis su sueño de este tipo, en el momento en que despertéis apuntéis los detalles necesarios que os permitan recordarlo. Cuando veamos las anotaciones por la mañana, lo que deberemos hacer es especificar mejor el sueño y de esta forma conseguiremos recordarlo y empezar a retenerlo en nuestra mente.

Si os da mucha pereza poneros a escribir estos detalles cuando estéis durmiendo, también existe la posibilidad de poner una grabadora y así no tendremos que preocuparnos de ponernos a escribir, evitando perder por completo las ganas de dormir.

Aprende a distinguir entre sueño y realidad

miércoles, 14 de junio de 2017

Muchas veces perdiendo todo, hallamos lo que buscamos


A lo largo de la vida nos vamos cargando de cosas, tanto materiales como emocionales y hasta espirituales, pasamos por todo, creemos y dejamos de creer en indudablemente, sustentamos nuestra vida en una estructura material que nos permita mantener cierta seguridad y una aparente satisfacción.

Los hombres olvidan más fácilmente la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio. 
Nicolás Maquiavelo



Ocurre entonces que el día menos pensado, enfrentamos calamidades que en el peor de los casos nos dejan sin nada, nos despojan de todo aquello que pensamos es nuestra vida, nuestra estructura se resquebraja, pensamos que nos están desprendiendo de todo aquello que nos pertenece y que tanto nos ha costado…¿qué nos ha costado? ¿Acumular?..

Nos llenamos de aquello que suponemos nos hace felices, nos llena de satisfacción y nos recuerda diariamente que tenemos una buena vida, que somos más o menos exitosos, que somos felices la mayoría de las veces.



Torpe pérdida es la que por negligencia se hace. 
Séneca


Hasta que aparece ese vacío nuevamente que nos recuerda que algo nos falta, más cosas quizás, más viajes, más amor o un nuevo carro, constantemente necesitamos renovar nuestros motivos para seguir adelante con una nueva energía.

Cuando perdemos todo, cuando lo material nos abandona o sufrimos tal decepción que sentimos que todo se viene abajo, pensamos entonces que ya nada vale la pena, que todo está perdido y no nos damos cuenta de cuán importante es verse libre de todas las ataduras superficiales, podemos estar al inicio del encuentro con eso que hemos buscado toda la vida.

Si enciendes una luz para alguien, también iluminará tu camino


He vivido sin sentir desde hace tanto la pérdida que ya no duele; y rutas y reflejos del mundo me dejarán flotando en libertad.
Robert Lowell


¿Por qué?

La Verdadera Naturaleza de la Experiencia


Nuestra Naturaleza Esencial de Ser, Conocer y Felicidad

Empecemos por nosotros mismos. ¿Qué podemos decir a ciencia cierta acerca del "yo", nuestro sí mismo, el sujeto, el que conoce la experiencia? La primera cosa es que yo estoy obviamente presente ― yo soy. Si yo no estuviera presente no sería consciente de estas palabras. Y el segundo hecho evidente por sí mismo acerca de nuestro yo es que yo soy consciente o conozco. Si esto no fuera así yo no sería consciente de los pensamientos, sensaciones o percepciones.

En otras palabras, yo soy y el "yo" que yo soy, es consciente de que yo soy. Este conocimiento de nuestro propio ser ―su conocimiento de sí mismo― es el hecho más familiar, íntimo y evidente de la experiencia y es compartido por todos.

A veces nos referimos a este "yo" presente y consciente como "Conciencia" (Awareness), que significa la "presencia de eso que es consciente". Es una palabra en la que las dos cualidades fundamentales de nuestro yo ―ser y conocer― son reconocidas como una.

¿Qué más podemos saber con certeza de la experiencia de nuestro yo? "Yo" soy consciente de los pensamientos, sensaciones y percepciones, pero no estoy hecho de pensamiento, sensación o percepción. "Yo" estoy hecho de puro ser y conocer.

Como tal "yo" puede ser comparado con un espacio vacío y abierto al que o en el que aparecen los objetos de la mente, el cuerpo y el mundo (pensamientos, sensaciones y percepciones). Y así como el espacio vacío, en términos relativos, no puede resistirse o ser agitado por la apariencia o actividad de cualquier objeto en su interior, de la misma manera el espacio abierto y vacío de Conciencia no puede resistirse o ser perturbado por ninguna apariencia de la mente, el cuerpo o el mundo, con independencia de su cualidad o condición particular. Esta ausencia inherente de resistencia es la experiencia de la felicidad; esta imperturbabilidad es paz. Esta felicidad y paz no dependen del estado de la mente, del cuerpo o del mundo y están presentes en y como la naturaleza esencial de la Conciencia en todas las condiciones y en todas las circunstancias.

Así, la felicidad y la paz, así como ser y conocer, son esenciales para nuestra verdadera naturaleza.


El Nacimiento y la Muerte del Yo Separado

Con este aparente velo del yo verdadero y único de la Conciencia, un ser separado, limitado, parece venir a la existencia, al igual que un paisaje real parece existir cuando se pasa por alto la pantalla.

Y con el aparente velo de nuestra verdadera naturaleza, la paz y la felicidad que son la condición natural de toda experiencia también parecen ser velados. Es por esta razón que siempre hay un dolor profundo en el corazón del yo separado ― el dolor de la existencia separada. La mayoría de las personas pasan sus vidas tratando de aliviar o calmar el dolor de esta separación a través de sustancias, objetos, actividades y relaciones.

En pocas palabras, el yo separado imaginario está siempre buscando la paz, la felicidad y el amor en un objeto exterior, el otro o el mundo. Sin embargo, el yo separado no puede encontrar la paz, la felicidad y el amor, ya que su existencia aparente es el velo de eso. Al mismo tiempo, la paz, la felicidad y el amor es todo lo que el yo separado busca.

El anhelo del yo separado es como una polilla que busca una llama. La llama es todo lo que desea la polilla y la única cosa que no pueden tener. En cuanto la polilla toca la llama muere. Esa es la manera en que la polilla experimenta la llama ― muriendo en ella. Y esa es la manera en que el yo separado experimenta la paz, la felicidad y el amor ― disolviéndose o muriendo.

Todos los yoes separados buscan sólo el final de la búsqueda, todos los yoes separados anhelan sólo poner fin al anhelo; todos los yoes separados desean sólo disolverse o morir. Esa muerte ―la muerte del yo separado― es la experiencia de la paz, la felicidad y el amor, la develación de nuestra naturaleza esencial, su "recordamiento" de sí misma.

Sin embargo, como hemos visto, el yo separado es sólo un yo real desde su propio punto de vista ilusorio. ¿Cómo puede para empezar una ilusión morir si no es real? ¡No puede! Sólo puede ser vista para ser completamente inexistente.

Si el yo separado fuera real, sería imposible deshacerse de él porque lo que es real no puede desaparecer. Y, afortunadamente, lo que es irreal, como un yo separado, un objeto, otro o el mundo, realmente nunca vienen a la existencia.

Por lo tanto, ninguna actividad o cese de actividad de la mente puede dar lugar a esta comprensión. Todo lo que se requiere es tener el coraje, la honestidad y el amor para mirar, para ver con claridad, y vivir las implicaciones de lo que descubramos.

El verdadero y único yo de la Conciencia no tiene ningún conocimiento de ningún límite o destino en sí mismo. Sabe que es infinito y eterno. Son sólo los pensamientos y sentimientos los que dicen lo contrario. Una exploración profunda de estos pensamientos y sentimientos revelará que no reflejan la verdadera naturaleza de nuestra experiencia.

Cuando nuestro yo se libera de las creencias y sentimientos de carencia y limitación con los que ha sido aparentemente velado, se revela como el yo verdadero y único de la Conciencia omnipresente e ilimitada.

Vamos a explorar el otro lado de la presunción fundamental de nuestra cultura ― el objeto, el otro o el mundo que existe ahí fuera independientemente.

Nuestro único conocimiento experiencial del mundo es la percepción ― visiones, sonidos, sabores, texturas y olores. De hecho, nadie ha encontrado nunca un objeto o un mundo que exista independientemente; todo lo que encontramos son percepciones. No podemos, por tanto, ni siquiera decir que tenemos percepciones del mundo, porque ese mundo nunca ha sido encontrado. Sólo podemos decir con seguridad que conocemos las percepciones. Y las percepciones no son conocidas independientemente de la Conciencia.

Este es el sorprendente pero simple hecho de la experiencia con el que nuestra cultura aún no se ha enfrentado: la materia, la materia inerte muerta de la cual se supone que está hecho el universo independientemente existente, nunca ha sido encontrada. La materia es un concepto, un concepto valioso que es útil como modelo de trabajo en algunas situaciones, pero no obstante un concepto. Nunca se ha encontrado. Ni nunca podrá encontrarse porque todo lo que se encuentra nunca es, por definición, conocido independientemente de la Conciencia.

De hecho, incluso el modelo de pensamientos, sensaciones y percepciones que aparecen en la Conciencia no resisten el escrutinio de la experiencia. Es una fase intermedia que disuelve la creencia en la realidad independiente de la materia y la mente y establece la presencia y la primacía de la Conciencia. Pero una vez que esto ha sido establecido, no filosóficamente, sino en nuestra experiencia real, este modelo también tiene que ser abandonado en favor de uno que refleje con mayor precisión la realidad de la experiencia.

Todo lo que conocemos de un pensamiento es la experiencia de pensar, todo lo que conocemos de una sensación es la experiencia de percibir, todo lo que conocemos de la visión es la experiencia de ver, todo lo que conocemos de un sonido es la experiencia de oír, etc.

Y todo lo que se conoce de pensar, sentir, ver, oír, tocar, gustar y oler es el conocimiento de ellos. ¿Y qué es lo que conoce este conocimiento? Sólo algo que tiene en sí la capacidad de conocer podría conocer algo. Así que es el conocer lo que conoce el conocimiento.

Todo lo que ha sido conocido es puro conocer, conocer y ser en sí. Y ese conocer es tú mismo (tu yo). Todo lo que se conoce es la Conciencia conociéndose a sí misma, el yo conociendo al yo.

Sólo hay tu yo ― no un yo que pertenece a algún objeto o persona, porque no existen objetos o personas como tales a los que podría pertenecer. Este conocimiento pertenece a él solo. Es en sí mismo y se conoce a sí mismo solo. No hay otras personas u objetos ahí, no hay un yo interior o un mundo exterior.

¿Y cuál es el nombre que comúnmente le damos a esta ausencia de otredad, distancia, separación y objetualidad? Es belleza o amor.

martes, 13 de junio de 2017

La magia de materializar nuestros deseos – Ley de La Atracción


Desde hace muchos años, venimos escuchando información asociada a la Ley de la Atracción, la cual nos habla de que nuestros pensamientos, de manera consciente o inconsciente, influyen de forma directa sobre nuestras vidas, siendo los pensamientos predominantes, los que a través de su vibración y la energía emanada los que atraerán lo que esté asociado a esa energía.

Si prestamos atención, no nos dice algo diferente a lo que personajes milenarios e influyentes en la humanidad nos han dejado plasmado en sus mensajes. Desde el cristianismo, pasando por el budismo, escuchamos pasajes que nos hablan de la importancia de enfocarnos en lo que queremos en nuestras vidas y de cuidar lo que albergamos en nuestra mente.


Uno de los principios del Karma dice, “Yad Bhavam Tad Bhavati” (te conviertes en lo que piensas), mientras Buda nos recuerda que: “Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado.”

No sabemos a ciencia cierta qué es lo que le da poder a la materialización, pero de que existe una fuerte relación entre lo que pensamos y lo que materializamos, pues de esto no debe haber duda. Inclusive las cosas negativas, aquello a lo cual nos hemos negado o nos hemos resistido, se han adherido de tal manera a nuestras vidas, que no somos capaces de pasarlo desapercibido.

Luego, no es tan relevante cómo llamemos a la relación que existe entre nuestros pensamientos y nuestra vida, porque sepamos cómo funciona o no, cómo aplicar los principios o no, esto parece obedecer como cualquier ley del universo. Citemos una con la que estemos todos familiarizados: La ley de la gravedad, no es necesario entender cómo funciona, ni que Newton la haya descubierto, solo nos hace falta soltar algo al aire y ver cómo va al suelo.


Evidentemente el efecto de nuestros pensamientos no puede ser tan fácilmente verificable, pero podemos comenzar tomar en consideración algunas cosas y ver qué tanto influyen las acciones que apliquemos en nuestras vidas:


Está atento a tus emociones:

 Si tus emociones son negativas, estás triste, nervioso, ansioso, iracundo, revisa tus pensamientos, en el acto e intenta soltar esos pensamientos y si es posible sustituirlos por alguno negativo.


Revisa tus creencias: 

Venimos a lo largo de la vida adoptando creencias, que muchas veces no tienen ni fundamento, racionalizarlas y restarles validez resulta muy útil, para dejar de desencadenar pensamientos derivados de esas creencias.


Enfócate en lo que deseas y no en lo que no deseas: 

Solemos quejarnos de lo que no queremos o pedir la contraparte de lo que sí queremos, pero en estos casos nos estamos concentrando justo en lo que no deseamos y de alguna manera nuestros pensamientos rondan alrededor de eso y terminamos materializando más de lo mismo.



Visualízate como si ya tuvieses aquello que deseas: 

7 Grandes Características de las Personas Auténticas



“Muchos viajes de autosuperación y autodescubrimiento implican esfuerzos por vivir una vida más auténtica”, explica el psicólogo norteamericano Guy Winch. En ese sentido, el especialista elaboró un artículo para ‘Psychology today’ en el que recomienda la adopción de los siguientes siete hábitos para ayudarte a ser una persona más auténtica.

No obstante, Winch recuerda que el equilibrio es importante, “ten en cuenta que la exageración de cualquiera de estos hábitos podría hacerte más daño que bien, así que asegúrate de ser moderado, no extremo”.

1. Hablan lo que hay en su mente sin timidez

autoLas personas auténticas se toman un tiempo para averiguar sus propias opiniones y puntos de vista sobre las cosas, y no son tímidas a la hora de compartir sus opiniones con el resto. Además, la manera en que comparten sus opiniones también importa, pues ellas se sienten cómodas al presentar sus ideas sin la expectativa de convencer a los demás de que tienen razón.

2. Responden a expectativas internas, no externas

expectLas personas auténticas pasan tiempo pensando y explorando sobre sus propias creencias, ideales y expectativas, pues se basan en las respuestas a estas preguntas para darle una dirección y propósito a sus vidas. Desde luego que identificar tus propias ideas y creencias no es necesariamente fácil, ya que pueden entrar en conflicto con las creencias y normas de la familia, comunidades y/o cultura en la que creciste.

3. Encuentran y forjan su propio camino

propio caminoSer auténtico no solo se trata de lo que dices o piensas, sino también de lo que haces y cómo estás en el mundo. Ser guiado por una brújula interna significa no tener que seguir las rutas convencionales que los otros toman para alcanzar sus metas. La gente genuina busca y descubre su propia manera de perseguir sus objetivos, aunque esto represente un riesgo de que no todos sus esfuerzos tendrán éxito necesariamente.

4. No se sienten amenazadas por el fracaso, lo consideran parte del viaje

personas autenticasLa razón por la que la mayoría de personas siguen rutas convencionales es porque son supuestamente “probadas y más seguras”, y por lo tanto es más probable que lleven al éxito. Por otro lado, ir por rutas menos concurridas es más riesgoso y pueden conducir al fracaso. Sin embargo, las personas genuinas tienden a seguirlas porque no se sienten amenazados por la idea de fracasar. De hecho, consideran al fracaso como una parte integral de su viaje, una fuente de aprendizaje y una experiencia enriquecedora que les puede servir para crecer. Para ellos el fracaso es más instructivo que amenazante.

5. Admiten sus fallas y asumen responsabilidad por sus acciones

lunes, 12 de junio de 2017

Todo lo que no puedes controlar, te está enseñando a soltar


¡En la vida nos pasará de todo! Y dentro de ese sin fin de posibilidades, viviremos experiencias inolvidables, positivas y negativas, tendremos vivencias un tanto más triviales, que luego valoraremos por su importancia, pero sobre todo creceremos, aprenderemos a hacer uso de nuestras herramientas, reconoceremos nuestros recursos internos y en el mejor de los casos aprenderemos a manejar las situaciones que nos generen sufrimiento.

Cuando atravesamos una experiencia sobre la cual no tenemos control, al menos no de la manera que nos gustaría, tendremos varias opciones para abordar esa situación, intentando tomar el control y sintiéndonos frustrados por los resultados, resistiéndonos a lo que está pasando, con tanta rigidez en nuestro ser, que terminamos por quebrarnos, negando la experiencia, evadiéndola o huyendo de ella, sin aceptar que está ocurriendo y debemos hacerle frente o en el mejor de los casos aceptando y soltando la necesidad de controlar.



Y es justamente a aceptar y soltar lo principal que debemos aprender, porque es esto lo que nos libera del sufrimiento, es esto lo que nos hace transitar un camino complicado con la mejor actitud, confiando en que si estamos haciendo lo que está a nuestro alcance de la mejor manera, pronto nos ubicaremos en una posición privilegiada que nos permita mirar atrás y ver lo conveniente de haber soltado aquello que no nos hacía bien, haber dejado de procurar tener el control sobre lo que no era posible y ahorrándonos cualquier cantidad de energía que pudimos canalizar en otra dirección.

Para quienes tenemos un locus de control interno y nos cuesta delegar, dejar responsabilidades en alguien más o aceptar que no tenemos alcance para resolver alguna situación, nos resulta un tanto más complicado soltar. Obtener resultados distintos a los que nos gustaría se puede tornar un verdadero castigo, impuesto por nosotros mismo y el asumir que no podemos hacer nada, nos llena de frustración, ya que nos sabemos creadores de nuestras vidas y sus experiencias, incluyendo aquellas que no nos dejan un sabor amargo en la boca.