Cada uno de nosotros va creando su vida paso a paso, va escribiendo un libro que se entrega con solo páginas blancas, en ellas vamos plasmando cada una de nuestras experiencias, no podemos hacer un borrador, lo que vamos colocando queda de manera indeleblemente grabado.
Así cuando vemos hacia atrás, podremos ver nuestra vida con la fidelidad que nuestra mente nos permita, con todo con lo que la hemos cargado, con nuestras experiencias maravillosas, con nuestros logros y fracasos, con nuestros aciertos y desaciertos…
Muchas veces querremos volver a una página a revivir un momento o enmendar un error, pero ya lo sabemos… sencillamente no podemos, pero aun así invertimos energías en querer mirar atrás con la intención de imaginarnos qué hubiese pasado si… Y el peor qué hubiese pasado con el que nos podemos tropezar, corresponde a: qué hubiese pasado si hubiese creado una vida que se sintiera bien por dentro, en lugar de que se viese bien por fuera…
Mientras tengamos vida podemos decidir cómo queremos vivir lo que nos quede de ella, sin importar las condiciones, la edad, la forma y especialmente sin importar cómo lo hemos venido haciendo hasta este momento.
Lo más importante de esta experiencia es sentir que nos pertenece, que es nuestra, que vamos tras nuestros sueños, que nos queremos y aceptamos como somos, que nos importa más lo que sentimos que lo que aparentamos.
Estamos en un momento en el cual la tecnología hace de las suyas y de manera más marcada la vida de los demás se vuelve una referencia, se vuelve un patrón de comparación y muchas veces dejamos de preocuparnos por lo somos realmente, por lo queremos y comenzamos a nos ocupamos en la imagen que queremos proyectar, que no siempre coincide con lo que realmente somos.
Somos esclavos de los demás cuando decidimos vivir para otros, cuando nos quitamos la libertad de hacer lo que nos gusta, cuando perdemos la ilusión por la influencia de otro, cuando nos arreglamos para alguien más, cuando necesitamos la aprobación constante de alguien para sentirnos seguros y aceptados, cuando nuestras acciones están alineadas con lo que esperan los otros de los demás, cuando nuestros sueños, no son los nuestros…
Esta vida es muy corta para desperdiciarla aparentando, si vivimos la vida que realmente queremos nosotros, no nos importará cómo la vean los demás, siempre tendremos personas que nos apoyen, que nos admiren y personas que nos critiquen y hasta nos envidien, luego, que hagan lo mismo mientras nosotros vivimos la vida que deseamos, la que nos hace sentir bien con nosotros mismos, que a fin de cuentas, será lo único que importe.
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