Cuántas veces hemos deseado ser más amables, no tener agresividad o necesidad de juzgar. Cuántas veces hemos querido poder entregarnos más a la vida sin temores.
Cuántas veces hemos has caído una y otra vez en esos patrones viejos que creíamos ya hace tiempo haber superado.
Cuántas veces hemos luchado ante lo que la vida nos presentaba. Cuánta resistencia hemos puesto ante lo inesperado y sorpresivo.
Cuántas veces nos exigimos, nos castigamos, no nos aceptamos.
Hoy luego de transitar la lucha ante aquello que no quieres ser, tener, ver, en definitiva que no quieres vivir, es tiempo de bajar la defensa, de detener la guerra y pedir la Paz interior. Hoy es tiempo de vivir en ACEPTACIÓN.
Si niegas la oscuridad en ti, tu cuerpo se encargará de hablar de lo que le sucede a tu interior. Si niegas o reprimes cada emoción baja que aparezca, y te esfuerzas por no ver lo que está adentro sin resolver, tu alma se sentirá presa de tus conflictos, tus emociones serán desproporcionadas y poco sinceras contigo y con los demás.
Si niegas o luchas ante lo que el camino te presenta, sólo será más difícil que antes.
Eres humano, y estas aprendiendo a Amar, y entre un aprendizaje y otro, habrá caídas, vueltas e idas, pero no te enojes contigo o con lo que te toca vivir, estas aprendiendo como un niño a caminar. No califiques tus vivencias o tus estados emocionales como buenos o malos. Sólo son. Eres todo lo que vives, entonces vive todo lo que eres.
Hay un justo equilibrio, un punto entre las polaridades de lo que quieres ser y lo que eres realmente, o lo que quisieras vivir y lo que vives realmente, y en ese punto está la Paz. Si encuentras ese punto en tu vida, ese lugar de ti donde puedes descansar y aceptar todo sin juzgar, podrás trasformar cada momento, cada segundo de tu existencia en una bendición. Podrás vivir en verdadera e imperturbable Paz.
En este punto central de ti, serás lo que eres, ni más ni menos. Ni blanco ni negro, ni bueno ni malo. Eso eres tú, una chispa de Dios jugando a recordar su origen Divino.
No niegues nada. Todo lo que atraviesas, en algún lugar más profundo has decidido vivirlo para experimentar y crecer.
Equilibrio. El camino del medio es al que debes llegar, y cómo se llega: Con Aceptación.
Aceptando lo que eres ahora, tus limitaciones, tus temores, bloqueos; aceptando tus “problemas” actuales, tus conflictos cotidianos.
Cuando transites algo que no puedas transformarlo con lo que eres o tienes, Acéptalo. Abrázalo. Eso eres tú.
¿Cuánto esfuerzo gastas en querer negar lo que eres, en querer negar lo que debes ver y transitar? ¿Y si simplemente lo aceptas? ¿Si simplemente te aceptas y te abrazas, y abrazas todo lo que hay dentro y fuera de ti? ¿Si te amas y dices: “Acepto lo que Soy”, “Acepto lo que en mi vida se presente”?
Tal vez eres conciente de que puedes dar mucho más de ti si estarías en otra situación de vida, pero para llegar a más debes aceptar lo que hay Aquí y Ahora. Escúchate un momento. Tomate un tiempo para apreciar tu camino. Mira todo lo que eres. Sólo debes amarte, sólo debes amar tu vida. “Esto es lo que soy. Esto es lo que vivo hoy. Sé que puedo más, siento mis potenciales y capacidades ilimitadas, pero hoy me toca transitar esto. Quisiera una vida más armoniosa, pero hoy, en este segundo de mi eternidad, acepto lo que vivo. Hoy me acepto como soy”
Luego entrégaselo al Universo. Ofrécelo a Dios. Ofrécete con sinceridad ante el mundo.
La aceptación trae Paz. El esfuerzo y negación, cansancio e infelicidad.
Pero es importante no confundir “Aceptación” con “resignación”. La resignación te hará estancarte en la situación de vida, sin necesidad ni motivación de cambio alguno. Y principalmente, la resignación difícilmente te traerá paz porque estarás siendo sólo una parte de todo lo que eres verdaderamente.
La resignación es la no esperanza de cambio. La aceptación es cambio, porque cuando se acepta lo que hay, lo que hay ya no es lo mismo.
La aceptación es la esperanza de que todo es transitorio y momentáneo, pero aun así me enseña a que debe ser respetado y vivido.
La aceptación verdadera trae indudablemente Paz, y esta paz será la llave de la transformación.
La mayoría de las veces cuando algo difícil se presenta en nuestras vidas, tomamos dos posturas, o luchamos contra ello o lo negamos conciente o inconcientemente. Toda la vida hemos crecido así. Se nos cae algo al piso y decimos “No!”. Se nos rompe algo y lo primero que decimos sin pensar es “No!” Nos echan del trabajo, perdemos algo importante, nos separamos de alguien querido, y ante todo el primer impulso que tenemos es decir “No, no puede ser”.
Puede haber cosas más difíciles que aceptar que otras, pero debemos saber que cuanto mayor es el caos, mayor es la paz que se siente cuando se lo acepta sin resistencia.
Empieza probándolo en pequeñas cosas, verás que liviano comienza a ser todo. Di “Si!”. Sólo date la oportunidad de soltar la resistencia de los hechos de tu vida.
Por supuesto que es más fácil aceptar aquello que comprendes, que sabes los porqués, la razón por la cual vives o sientes algo, que aquello que no comprendes por qué debes transitarlo y por lo tanto lo sientes injusto para ti. Pero aun así, ante el mayor desconcierto, confía, siente el orden detrás del caos.
Suelta la mochila. No es pesada si la entregas al poder superior. Descansa la mente, no debes entenderlo todo. No debes solucionar el mundo. No debes ser de una determinada forma ante los demás. No te esfuerces por mantener una imagen de ti ante ti mismo y el mundo. No hace falta que lo hagas, primero porque en ningún lugar está escrito cómo debes ser, y segundo porque estarás limitando la verdadera belleza de tu alma.
Acepta tus limitaciones, los problemas de tu vida, los conflictos interiores. Acepta la luz y la sombra de la vida.
Acéptalo con humildad y sinceridad. No debemos ser perfectos, sólo sinceros y humildes. Sólo flexibles y livianos.
Entrega todo eso que guardas adentro de ti, deja que salga. Es una mochila muy pesada para ti, pero rápidamente se vacía si la miras con Aceptación. Si la miras con amor. Si la abrazas y la sueltas.
Deja que tu alma aflore, deja que guíe tus acciones, pensamientos y sentimientos. Si quieres controlar y medir cada cosa que ocurre, tu alma no tendrá lugar para expresarse. Sin embargo, si aceptas todo en Paz, tu alma tomará el mando de tu vida, y todo se transformará.
“Esto es lo que soy, esto es lo que me toca vivir o transitar. No es bueno ni es malo, no es blanco ni negro. Solo es. Y es perfecto y está en orden. Lo Acepto.”
Dile al Universo, a Dios, a la Fuerza Superior:
“Quiero continuar creciendo, expandiéndome, sanándome por mi y por el mundo. Pero esto es lo que soy ahora. Lo acepto, lo abrazo, lo amo y lo agradezco. Desde mi más profunda humildad y sinceridad, lo entrego y me entrego ello.
Amo lo que soy, veo mi Luz, siento mi Dios interior guiándome y cuidándome en cada momento.”
No debes ser perfecto y tener control y entendimiento de todo. Solo acepta lo que eres, lo que vives, lo que tienes y no tienes, y la Paz se hará en ti, y de ti, ira al mundo.
fuente:www.caminosalser.com/nancyortiz
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