“Tratad de estar atentos al lenguaje de la naturaleza. Aunque tengáis la impresión de no entenderlo, esto no tiene ninguna importancia: lo importante es abriros.
Así preparáis los centros sutiles que os pondrán un día en contacto con toda esta vida que circula en el universo y que nos habla. Porque todo lo que está vivo habla y la naturaleza, que está viva, nos habla también.
Y puesto que la naturaleza nos habla, nosotros podemos hablarle igualmente.
Que las piedras, las plantas, los ríos, los árboles, las montañas, los astros no conozcan nuestros lenguajes humanos, esto tampoco tiene importancia: las palabras que en cualquier lengua pronunciamos con convicción y amor producen vibraciones, colores y ondas que actúan sobre la materia; y la materia reacciona, responde como si hubiera comprendido.
Incluso si la tierra, el agua, el aire y el fuego no comprenden las palabras que nosotros pronunciamos, según los pensamientos, los sentimientos y la fuerza que ponemos en ellos, estas palabras no quedan sin efecto.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov.
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