miércoles, 21 de junio de 2017

Estas son las 20 cosas que debes alejar de tu vida si pretendes ser feliz


Muchas son las cosas que nos suman en la vida, pero también existen cosas que adoptamos que no nos hacen bien, de algunas inclusive hacemos hábitos y otras nos visitan de manera puntual. Independientemente de la frecuencia y de la intensidad, hoy te recomendamos alejar de ti estas cosas que no permitirán alcanzar tu felicidad:

Los malos pensamientos. Tus pensamientos crean tu vida, dedícate a cultivar los que te favorezcan.
La necesidad de controlarlo todo. No todo está bajo tu control, no te frustres, acepta y deja fluir la experiencia.

Las personas que permanentemente te hagan sentir mal. Está bien que eventualmente una persona nos apague la sonrisa, pero si el común resulta ser ese resultado, no tenemos mucho que esperar, ni buscar de esa interacción.

Lugares, cosas, personas y creencias que te impiden ser tú mismo. Nada como poder ser tú mismo, si te sientes limitado, juzgado, deshazte de todo aquello que ponga barreras para llegar a ti mismo.

La necesidad de tener razón. Muchas veces es preferible tener paz y no tener la razón, nunca hay una sola forma de hacer las cosas y es falta de humildad pretender que nuestras maneras son las mejores.

La necesidad de encontrar tu otra mitad. Estamos completísimos, no nos hace falta la mitad de nada, así que si quieres a alguien en tu vida que no sea para llenar espacios, sino para amar y ser amado.

El querer ser mejor que los demás. SI te vas a comparar con alguien, que ese alguien seas tú mismo, rétate si quieres cada día y haz de ti tu mejor versión.

La arrogancia. Nadie es más o menos que nadie, solo tenemos diferentes maneras de ver la vida y actuar a través de ella, aprende de todos y si en tus manos está enseña algo.

La mezquindad. La vida es muy corta para guardarnos cosas, para ser escasos, para no dar lo que tenemos, para no compartir… La vida se vive mejor desde la generosidad y mientras más damos, más recibimos.

La necesidad de aprobación de los demás. Siempre, hagas una cosa u otra, habrá quien te critique, entonces decanta de una vez por hacer exclusivamente lo que te haga feliz, la opinión de los demás, por importantes que sean en nuestras vidas, no debe tener más peso que la nuestra.

Las críticas y los juicios hacia otros. Respeta la vida y los procesos de los demás, aprende a ver para entender, sé empático y en lugar de criticar, si te vas a meter en la vida de alguien, que sea para realmente aportar.

Las quejas constantes. Si te enfocas siempre en lo negativo, no importa las maravillas que tengas en frente, no serás capaz de apreciarlas. Deja de quejarte y toma acción, cambia lo que no te guste y acepta lo que no puedas cambiar.

martes, 20 de junio de 2017

El estrés, la ansiedad y la depresión se manifiestan cuando vivimos para complacer a los demás


Definitivamente tenemos muchas maneras de vivir la vida, una de ellas es entendiendo que tenemos una gran responsabilidad con nosotros mismos en lo que respecta a escribir la historia de nuestras vidas, siendo nosotros los protagonistas, considerando nuestros sueños, considerando que debemos cuidarnos, considerando que las personas que pertenezcan a nuestro núcleo, deben cada una tener el lugar que les corresponda, sin otorgarles en ningún momento control sobre nuestras decisiones, nuestras acciones o nuestra vida en general.

Vivir para complacer a otros puede llegar a ser el camino más frustrante que decidamos transitar, significa dejar nuestras ilusiones de lado y adoptar unas que no nos pertenecen. Si bien es cierto que podemos sentir mucha satisfacción cuando las personas importantes para nosotros se sienten orgullosas de nosotros, también es cierto que cuando generamos ese efecto tratando de adaptarnos a unos parámetros que no concuerdan con lo que queremos, tarde o temprano esa satisfacción se convertirá en frustración.


Todos merecen cariño y respeto por lo que son, sin tener que aparentar nada o encajar en un patrón determinado, no hay una única manera de hacer las cosas, y es muy arrogante pensar que dentro de un universo de posibilidades, la nuestra es la mejor manera. Todos estamos en un camino de evolución y cada uno necesita vivir sus propias experiencias para aprender y crecer, si vivimos esas experiencias tomando como referencia lo que a los demás les gustaría con respecto a nosotros, nos perderemos de lecciones valiosas a lo largo de nuestro camino.

Nuestras emociones están ligadas a nuestros pensamientos, y ambas cosas son los que terminan desencadenando un estado de estrés, ansiedad o depresión. Cuando no nos sentimos satisfechos con lo que hacemos, porque en definitiva es lo que otro desea, cuando nos presionamos demasiado tratando de encajar, cuando nos importa más qué pueda pensar la gente, en lugar a cómo nos sentimos realmente, generamos en nuestra mente una cantidad de pensamientos que se harán predominantes.

Al tener una tendencia negativa en nuestros pensamientos, nuestro cuerpo reaccionará con las emociones asociadas, y de esta manera nuestro cuerpo nos alertará de que hay algo que no estamos haciendo de la mejor manera o que estamos albergando y alimentando en nuestra mente contenido que nos hace daño.

Si estás esperando un mensaje que no llega, eso también es un mensaje


Se nos hace mucho más sencillo procesar información que recibimos de manera explícita, a tener que interpretar esos mensajes que se leen entre líneas, que se derivan de acciones o se relacionan a ausencias.

Muchas veces no queremos ver lo que en realidad ocurre y nos ponemos de barrera el hecho de no haber escuchado ciertas palabras, de no haber leído un mensaje determinado y terminamos restándonos la posibilidad de dar significado a aquello que ya sabemos, pero que nos cuesta aceptar, aquello que se nos ha dicho a través de eso contrario a lo que esperamos, a esas palabras que no escucharemos, ni leeremos, a esa presencia que jamás será tal.


No siempre obtendremos de los demás lo que queremos, pero siempre vamos a recibir una lección, siempre vamos a ganar una experiencia, así que si nos entristece la ausencia de alguien y no cabe por algún motivo que nosotros generemos un acercamiento, o al menos no como nos gustaría, aprendamos a aceptar y a rescatar de lo que no nos gusta, lo mejor.

La vida actúa de manera curiosa y muchas veces no logramos percibir que el no estar cerca de quienes nos gustaría, resulta en una verdadera ganancia, algunas veces se trata encontraremos el beneficio reflejado en uno o varios de estos resultados:


Nos enfocamos en cosas mucho más provechosas para nosotros.
Aprendemos a valorar la presencia de quienes queremos.
Con el tiempo nos preparamos para estar juntos de una manera más armónica, sana o conveniente.
Nos ahorramos tiempo de recorrer un camino que no nos llevará al lugar donde queremos estar.
Maduramos y aprendemos a darnos el lugar que nos corresponde.
Aceptamos que las cosas no siempre resultan como las esperamos.
Y de alguna forma, quizás no de forma inmediata, terminamos agradeciendo a la vida por lo que fue y por lo que dejó de ser en nuestras vidas.

lunes, 19 de junio de 2017

Agobios en el camino e instrucciones para el inconsciente


Es posible que, en algún momento, sintamos que no estamos haciendo bastante para poder alcanzar todos los objetivos de crecimiento personal que parece que tenemos que conseguir si queremos dar grandes saltos y pasos hacia adelante en nuestra vida. Hemos leído tantas cosas sobre tantos posibles beneficios, potenciales y recompensas de lo que tenemos por delante cuando consigamos llegar a otros niveles de la realidad, a esa “matrix 15,6Hz”, que ahora mismo creamos más formas energéticas de agobio por el “no puedo hacerlo”, “no llego a todo”, que formas positivas de “tranquilo, estoy en el camino, y todo llegará en su debido momento”.

No hay nada que reprocharnos en este aspecto, el inconsciente colectivo se nutre de las proyecciones de todos nosotros, y de ahí nace la realidad consensuada en la que vivimos, teniendo en cuenta que, además, contiene las formas mentales provenientes de las manipulaciones que nos insertan aquellos en el poder, para que pensemos en ciertas direcciones o tengamos ciertas ideas sobre ciertos temas. Puesto que, de momento, no tenemos más remedio que seguir conectados a este inconsciente colectivo, hasta que no lo limpiemos entre todos con nuestras propias proyecciones a partir de la autoconsciencia y de la responsabilidad por lo que emitimos, los egregores de este “agobio colectivo” que flota sobre nosotros presionan con fuerza a nuestro inconsciente, terminando, en algunos casos, de desconectarnos por completo de los esfuerzos por ir recuperando nuestro poder, potencial y libertad, y terminando por generar, muchas veces, sin que uno mismo se de cuenta, sensaciones de pesadez y apatía sobre las acciones que cada uno debe tomar para seguir con sus octavas y procesos en curso.

Y es que cuando algo que, a priori, está orientado a un crecimiento con un sustrato de alegría y bienestar se convierte en una carga con sustrato de agobio, hay que frenar y reorientar las cosas. Todos queremos vivir mejor, estar mejor, sentirnos mejor, aprender, crecer, disfrutar de la vida y aprender con ella. Si esto se convierte en un lastre, porque uno está saturado de técnicas, recetas, informaciones y contradicciones de todo tipo sobre como estar mejor, como vivir mejor, y cómo evolucionar, la psique se colapsa, al menos en ciertos aspectos, y el proceso alquímico interior se ralentiza, pues las energías que lo nutren a veces son fuerzas contrapuestas.
Dicho esto, la idea es simplemente “no agobiarse”, todos llegamos a donde tenemos que llegar en el momento en el que nos toca llegar, y los conceptos de tiempo, para los procesos que rigen esos pasos hacia la transformación de cada uno, no son determinantes para nada. Hasta los procesos macro-evolutivos a nivel del planeta, que están siendo monitorizados, apoyados y ayudados por razas, grupos y fuerzas exo-planetarias para que no frenemos nuestro avance como especie, se rigen y se ajustan a los pasos que nosotros, como humanos, desde dentro, vamos dando para conseguir los cambios que necesitamos.


Repasando la creación del yo observador

Cambiamos de tercio para seguir explicando cosas sobre el funcionamiento de la psique, que nos ayude a comprendernos mejor en todos los aspectos. Ya hemos explicado como se crea el “yo observador”, esa sub-faceta de nuestra personalidad que hace de puente entre la mente consciente y el ser o Yo Superior. No es que ningún otro “yo” no pueda hacerlo, todos los sub-caracteres que tenemos tienen esa posibilidad, pero no les toca, o mejor dicho, no tienen la constitución energética para ello. Si pones en control de tu personalidad a tu “yo analítico”, a tu “yo celoso”, a tu “yo valiente” o a tu “yo triste”, esos rasgos de tu personalidad aflorarán y tendrán el control del conjunto de lo que muestras al mundo, pero serán dependientes de las emociones y formas mentales a las que están asociados, por lo que no estarán, por constitución, “hechos” para hacer de interlocutores con nuestro ser o Yo Superior con la misma facilidad que un “yo” que ha sido creado, por nuestra voluntad de auto-observarnos y mirar hacia dentro, con las características de comunicar diferentes partes de nosotros mismos.


Un logro enorme

Supongamos entonces que el “yo observador” ya está en construcción, ya existe, y poco a poco somos capaces de darle el control de nuestra personalidad, todo el tiempo, lo cual equivale a que todo el tiempo somos lo suficiente conscientes de lo que sentimos, pensamos, y se mueve en nuestro interior. Esto ya es un paso enorme, y si no fuéramos más allá de este logro habríamos conseguido lo que una gran parte de la humanidad no conseguirá jamás, salir del control de los automatismos que nos rigen y ser conscientes de los mismos. Pero no es suficiente si uno toma en cuenta el contexto en el que nos movemos ahora mismo, que no es otro que el de un cambio de realidad para la masa de la humanidad, ya que lo que valía como meta evolutiva hace cinco siglos, ahora no es sino un pequeño escalón de los muchos que hay por delante.


Controlar la consciencia en su totalidad

Consideración y desconsideración


Todos los aspectos que hemos trabajado en las últimas semanas en estos artículos sobre conceptos duales, posiblemente tienen en común el hecho de que son cualidades que, por un lado, todos consideramos en general deseables, y por otro, todos las reconocemos y las destacamos cuando no están presentes o cuando vemos a alguien que no las manifiesta. Así por ejemplo el amor, la laboriosidad, la sinceridad o la atención, de las que ya hemos hablado, pasan algo más desapercibidas que el miedo, la desidia, el engaño o la distracción.

Es simplemente cuestión de darnos cuenta que ambas polaridades forman parte de la maquinaria humana, a nivel mental principalmente, y que, en general, tengamos claro cual de las dos facetas es la que queremos manifestar para todos en la sociedad de esa “nueva Tierra”, como nos ha dado por llamar a un futuro nivel evolutivo que esperamos algún día ver manifestado en nuestra realidad.

Los dos paramentos de hoy no son diferentes en ese aspecto, la consideración hacia los demás, y la desconsideración hacia ellos. La empatía y la apertura de miras, el querer comprender y el ponerte en la piel del otro, o el querer cerrar los ojos ante ellos y rechazarlos, ya que es más fácil, o suele serlo, debido a mecanismos automáticos de protección imbuidos en la psique, rehusar y confrontar que escuchar y aceptar. Y todo, efectivamente, una vez más, por los múltiples miedos subyacentes que poseemos y que se manifiestan en las relaciones humanas.


Un espacio para el entendimiento

¿Qué es la consideración? Es tener y tomar en cuenta a los demás, lo que dicen, lo que piensan, lo que hacen. Aunque no lo compartamos o no nos veamos reflejados en ellos, les comprendemos o tratamos de hacerlo. Este comportamiento provoca y genera un espacio energético para el entendimiento, cosa harto difícil en muchos lugares, situaciones y entre muchas personas ahora mismo en una gran parte de las realidades de nuestro planeta. ¿Os imagináis que toda la población fuera considerada con todo el resto? Utopía quizás, pero realidad sin la cual no se puede alcanzar ningún futuro nivel evolutivo basado en otras reglas de convivencia y respeto común.

La consideración de una persona hacia otra suele ser un atributo de aquel que comprende varias máximas de la realidad en la que vive, y, por lo tanto, las aplica en su trato con sus semejantes, y que vienen a ser algo así como que nadie tiene en este plano la verdad absoluta, que cada uno vive en su propio universo y nivel de realidad según sus creencias, patrones y programas almacenados en su psique, y que, para cada uno de nosotros, existe una verdad tan real como la verdad de la persona de al lado, pero que no la percibe de la misma manera.

Teniendo en cuenta esto, ¿para que vas a discutirle a alguien algo en lo que cree firmemente solo porque no cuadra con lo que crees tu? Siempre suele ser más efectivo escucharse mutuamente y tomar en cuenta, considerar, todas las verdades individuales de todas las realidades existentes en el planeta, pues el mundo que vemos es la suma de las realidades donde considerándolas todas como válidas por parte de su proyector responsable (la persona que la crea), podemos llegar a entender a otra parte de la Creación haciendo su trabajo de crear en su trozo de universo la experiencia que necesita para que la Fuente se expanda y se comprenda a si misma un poco más.


Las fuerzas del choque entre realidades

sábado, 17 de junio de 2017

Yo Soy, el Yo Soy (CREACIÓN PROPIA)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE Y OS AYUDE.

CREACIÓN PROPIA.
Me parece que sería conveniente tener un entendimiento más claro de la actividad del libre albedrío Como regla general, los hijos escogen a sus padres, esto es, aquéllos a través de quienes nacerán a la vida terrenal. 

Aquellos que vienen a realizar un trabajo especial, a veces son asistidos por los Grandes Seres a la hora de hacer su selección. Si a alguien hubiera que culpar por las condiciones, sería al propio individuo. 

NINGÚN HIJO PUEDE CULPAR A SU PADRE POR NADA. NINGÚN INDIVIDUO PUEDE CULPAR A NADIE SALVO A SÍ MISMO POR LO QUE PAREZCA SER UNA CARENCIA EN ESTA CUESTIÓN.




SI QUIERES SUSCRIBIRTE, PINCHA EL SIGUIENTE ENLACE:
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viernes, 16 de junio de 2017

La soltería se disfruta, una relación se respeta


Ciertamente la soltería es para disfrutarla, al igual que las relaciones de pareja. Sin embargo, cuando decidimos entablar una relación de pareja, debemos estar claros de los compromisos que estamos asumiendo.

Hay quienes no saben disfrutar de su soltería y lo ven como un estado destinado a buscar una pareja, como si de una penitencia se tratase, quieren estar en compañía, pero cuando se vinculan con alguien, pretenden seguir haciendo lo mismo que cuando estaban fuera de una relación.




Cada fase y estado de la vida nos brinda experiencias maravillosas, la soltería nos permite conocernos a nosotros mismos, nos permite realmente aprender a amarnos y en paralelo nos prepara para una relación a la cual podremos entrar con muchísimas más herramientas, con límites establecidos y con la claridad de las cosas que permitiremos entrar a nuestras vidas.

A su vez, la soltería nos da la libertad de tantear terrenos, de conocer personas, de compartir y experimentar cosas nuevas, no le debemos explicaciones a nadie, nuestros proyectos no incluyen a alguien más, podemos ir con compañías esporádicas, sin lastimar o engañar a alguien más, pero sí respetándonos a nosotros mismos, haciendo cosas que estén dentro de nuestros parámetros de merecimiento y respetando nuestra dignidad.




Una relación por muy libre que sea, lleva consigo el asumir que estaremos transitando nuestros caminos con alguien más, lo cual quizás pueda retrasarnos, pero sin duda será una experiencia divertida, a su vez, representa fidelidad, respeto, siembra, cuidado y atención.

Muchas personas, por lo general aquellas que están demasiado acostumbrados a la soltería se mantienen en una especie de limbo, donde no quieren estar solas, pero no saben cómo cuidar una relación, lo que termina convirtiendo sus relaciones en tóxicas, y acaban lastimando a quienes se vinculan con ellos.

Estamos en un punto donde necesitamos menos Whatsapp y más abrazos


Ciertamente la tecnología, las redes sociales, la mensajería instantánea se han vuelto un excelente recurso para mantenernos conectados con el mundo, especialmente con nuestros afectos, aquellos que no tenemos la disponibilidad de tener cerca cuando expresamente los necesitamos, sin embargo, esto no debe en ningún caso aislarnos en un mundo cibernético y hacernos olvidar las cosas y detalles importantes que nos alimentan el alma.

Las visitas inesperadas, los abrazos, las miradas expresivas… la presencia deben ser las cosas que sigan manteniendo valor, no debemos conformarnos con emoticones y etiquetas en fotos como mecanismos de contacto y cercanía. Las redes sociales están tomando tal auge que así como nos acercan a quienes tenemos lejos, inclusive a persona que jamás hemos visto, más allá de unas fotos, también nos alejan de las personas que están a nuestro lado.


Cada vez es más común ver personas en sitios públicos que no se comunican, que ni se Mirna a los ojos, los cuales están concentrados en una pantalla de un móvil. Debemos retomar la costumbre de dar afecto de manera presencial, de prestar atención a quien nos habla, sin hacer pausas para revisar el celular.

Resulta necesario vivir cada momento y disfrutarlo realmente, más allá de estar pendiente de capturar una foto de algo que probablemente ni exista, solo para compartirlo con personas que no necesariamente se interesan por nuestras vidas. Debemos aprender a amarnos y aceptarnos más allá de un número de likes, no debemos vivir buscando la aprobación de los demás para sentirnos bien con nosotros mismos y menos queriendo transmitir algo que muchas veces ni siquiera somos.



La tecnología y todo lo que trae de la mano resulta muy beneficioso, cuando sabemos acotarlo, limitarlo y darle cabida en nuestras vidas hasta cierto punto, sin que se convierta en el centro de nuestra atención.

jueves, 15 de junio de 2017

Crea una vida que se sienta bien por dentro, no que se vea bien por fuera


Cada uno de nosotros va creando su vida paso a paso, va escribiendo un libro que se entrega con solo páginas blancas, en ellas vamos plasmando cada una de nuestras experiencias, no podemos hacer un borrador, lo que vamos colocando queda de manera indeleblemente grabado.

Así cuando vemos hacia atrás, podremos ver nuestra vida con la fidelidad que nuestra mente nos permita, con todo con lo que la hemos cargado, con nuestras experiencias maravillosas, con nuestros logros y fracasos, con nuestros aciertos y desaciertos…


Muchas veces querremos volver a una página a revivir un momento o enmendar un error, pero ya lo sabemos… sencillamente no podemos, pero aun así invertimos energías en querer mirar atrás con la intención de imaginarnos qué hubiese pasado si… Y el peor qué hubiese pasado con el que nos podemos tropezar, corresponde a: qué hubiese pasado si hubiese creado una vida que se sintiera bien por dentro, en lugar de que se viese bien por fuera…

Mientras tengamos vida podemos decidir cómo queremos vivir lo que nos quede de ella, sin importar las condiciones, la edad, la forma y especialmente sin importar cómo lo hemos venido haciendo hasta este momento.

Lo más importante de esta experiencia es sentir que nos pertenece, que es nuestra, que vamos tras nuestros sueños, que nos queremos y aceptamos como somos, que nos importa más lo que sentimos que lo que aparentamos.


Estamos en un momento en el cual la tecnología hace de las suyas y de manera más marcada la vida de los demás se vuelve una referencia, se vuelve un patrón de comparación y muchas veces dejamos de preocuparnos por lo somos realmente, por lo queremos y comenzamos a nos ocupamos en la imagen que queremos proyectar, que no siempre coincide con lo que realmente somos.

Pasos para aprender cómo controlar los sueños


Seguramente habréis escuchado en alguna ocasión que existe la posibilidad de controlar los sueños, y aunque es posible que alguna vez hayamos intentado hacerlo, lo más probable es que no lo hayamos conseguido. Lo cierto es que se puede llegar a conseguir, y aunque no todo el mundo tiene la capacidad, os vamos a explicar cómo controlar los sueños y de esta forma ayudaros a poder gestionarlos y disfrutar de una experiencia asombrosa y diferente que nunca antes habíais imaginado.



¿Se pueden controlar los sueños?

Esta ha sido una duda que ha intrigado a la humanidad durante mucho tiempo, y es que es cierto que hay personas que comentan que han conseguido dominarlos, pero lo cierto es que, por mucho que lo intentamos, en realidad no sabemos cómo hacerlo, y eso hace que al no poder comprobarlo directamente pensemos que esas personas no están siendo totalmente sinceras.

No ya sólo que no sean sinceras, sino que quizás piensan que lo están consiguiendo cuando en realidad tan solo es una ilusión y parte de un sueño, pero la realidad llega mucho más allá, y está demostrado que sí es cierto que se pueden controlar los sueños, y el cómo hacerlo dependerá de la persona y de su capacidad para poder entrar en un estado de conciencia durante el sueño.

Aprende cómo controlar los sueños siguiendo estos pasos

Como decíamos al principio del artículo, no todo el mundo tiene la capacidad de controlar sus propios sueños, pero incluso las personas que pueden hacerlo, si no llevan a cabo una serie de pasos como los que vamos a indicar a continuación, tampoco lo conseguirían, por lo que no os resistáis y probad estos consejos que os vamos a indicar a continuación, ya que sólo así conseguiréis saber si realmente el control de los sueños es una habilidad que tenéis o dejáis de tener.

Crea un registro con todos tus sueños

En más de una ocasión habréis estado soñando y, de repente, por cualquier razón os dais cuenta de que es un sueño, pero justo en ese instante, cuando empezáis a ser conscientes de que en realidad estáis soñando, os despertáis y ya no podéis hacer nada por volver de nuevo a soñar con el mismo sueño pero esta vez manteniendo la consciencia.

En ese instante volvemos a dormirnos pensando que podremos recordar lo que hemos soñado cuando nos despertemos del todo y empecemos el nuevo día, pero cuando llega la hora nos damos cuenta de que tenemos el sueño en la punta de la lengua pero no conseguimos acordarnos exactamente de lo que ocurría en él.

Por eso nuestra recomendación es que tengáis siempre a mano al lado de la cama un trozo de papel y un bolígrafo, de manera que, cada vez que experimentéis su sueño de este tipo, en el momento en que despertéis apuntéis los detalles necesarios que os permitan recordarlo. Cuando veamos las anotaciones por la mañana, lo que deberemos hacer es especificar mejor el sueño y de esta forma conseguiremos recordarlo y empezar a retenerlo en nuestra mente.

Si os da mucha pereza poneros a escribir estos detalles cuando estéis durmiendo, también existe la posibilidad de poner una grabadora y así no tendremos que preocuparnos de ponernos a escribir, evitando perder por completo las ganas de dormir.

Aprende a distinguir entre sueño y realidad

miércoles, 14 de junio de 2017

Muchas veces perdiendo todo, hallamos lo que buscamos


A lo largo de la vida nos vamos cargando de cosas, tanto materiales como emocionales y hasta espirituales, pasamos por todo, creemos y dejamos de creer en indudablemente, sustentamos nuestra vida en una estructura material que nos permita mantener cierta seguridad y una aparente satisfacción.

Los hombres olvidan más fácilmente la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio. 
Nicolás Maquiavelo



Ocurre entonces que el día menos pensado, enfrentamos calamidades que en el peor de los casos nos dejan sin nada, nos despojan de todo aquello que pensamos es nuestra vida, nuestra estructura se resquebraja, pensamos que nos están desprendiendo de todo aquello que nos pertenece y que tanto nos ha costado…¿qué nos ha costado? ¿Acumular?..

Nos llenamos de aquello que suponemos nos hace felices, nos llena de satisfacción y nos recuerda diariamente que tenemos una buena vida, que somos más o menos exitosos, que somos felices la mayoría de las veces.



Torpe pérdida es la que por negligencia se hace. 
Séneca


Hasta que aparece ese vacío nuevamente que nos recuerda que algo nos falta, más cosas quizás, más viajes, más amor o un nuevo carro, constantemente necesitamos renovar nuestros motivos para seguir adelante con una nueva energía.

Cuando perdemos todo, cuando lo material nos abandona o sufrimos tal decepción que sentimos que todo se viene abajo, pensamos entonces que ya nada vale la pena, que todo está perdido y no nos damos cuenta de cuán importante es verse libre de todas las ataduras superficiales, podemos estar al inicio del encuentro con eso que hemos buscado toda la vida.

Si enciendes una luz para alguien, también iluminará tu camino


He vivido sin sentir desde hace tanto la pérdida que ya no duele; y rutas y reflejos del mundo me dejarán flotando en libertad.
Robert Lowell


¿Por qué?

La Verdadera Naturaleza de la Experiencia


Nuestra Naturaleza Esencial de Ser, Conocer y Felicidad

Empecemos por nosotros mismos. ¿Qué podemos decir a ciencia cierta acerca del "yo", nuestro sí mismo, el sujeto, el que conoce la experiencia? La primera cosa es que yo estoy obviamente presente ― yo soy. Si yo no estuviera presente no sería consciente de estas palabras. Y el segundo hecho evidente por sí mismo acerca de nuestro yo es que yo soy consciente o conozco. Si esto no fuera así yo no sería consciente de los pensamientos, sensaciones o percepciones.

En otras palabras, yo soy y el "yo" que yo soy, es consciente de que yo soy. Este conocimiento de nuestro propio ser ―su conocimiento de sí mismo― es el hecho más familiar, íntimo y evidente de la experiencia y es compartido por todos.

A veces nos referimos a este "yo" presente y consciente como "Conciencia" (Awareness), que significa la "presencia de eso que es consciente". Es una palabra en la que las dos cualidades fundamentales de nuestro yo ―ser y conocer― son reconocidas como una.

¿Qué más podemos saber con certeza de la experiencia de nuestro yo? "Yo" soy consciente de los pensamientos, sensaciones y percepciones, pero no estoy hecho de pensamiento, sensación o percepción. "Yo" estoy hecho de puro ser y conocer.

Como tal "yo" puede ser comparado con un espacio vacío y abierto al que o en el que aparecen los objetos de la mente, el cuerpo y el mundo (pensamientos, sensaciones y percepciones). Y así como el espacio vacío, en términos relativos, no puede resistirse o ser agitado por la apariencia o actividad de cualquier objeto en su interior, de la misma manera el espacio abierto y vacío de Conciencia no puede resistirse o ser perturbado por ninguna apariencia de la mente, el cuerpo o el mundo, con independencia de su cualidad o condición particular. Esta ausencia inherente de resistencia es la experiencia de la felicidad; esta imperturbabilidad es paz. Esta felicidad y paz no dependen del estado de la mente, del cuerpo o del mundo y están presentes en y como la naturaleza esencial de la Conciencia en todas las condiciones y en todas las circunstancias.

Así, la felicidad y la paz, así como ser y conocer, son esenciales para nuestra verdadera naturaleza.


El Nacimiento y la Muerte del Yo Separado

Con este aparente velo del yo verdadero y único de la Conciencia, un ser separado, limitado, parece venir a la existencia, al igual que un paisaje real parece existir cuando se pasa por alto la pantalla.

Y con el aparente velo de nuestra verdadera naturaleza, la paz y la felicidad que son la condición natural de toda experiencia también parecen ser velados. Es por esta razón que siempre hay un dolor profundo en el corazón del yo separado ― el dolor de la existencia separada. La mayoría de las personas pasan sus vidas tratando de aliviar o calmar el dolor de esta separación a través de sustancias, objetos, actividades y relaciones.

En pocas palabras, el yo separado imaginario está siempre buscando la paz, la felicidad y el amor en un objeto exterior, el otro o el mundo. Sin embargo, el yo separado no puede encontrar la paz, la felicidad y el amor, ya que su existencia aparente es el velo de eso. Al mismo tiempo, la paz, la felicidad y el amor es todo lo que el yo separado busca.

El anhelo del yo separado es como una polilla que busca una llama. La llama es todo lo que desea la polilla y la única cosa que no pueden tener. En cuanto la polilla toca la llama muere. Esa es la manera en que la polilla experimenta la llama ― muriendo en ella. Y esa es la manera en que el yo separado experimenta la paz, la felicidad y el amor ― disolviéndose o muriendo.

Todos los yoes separados buscan sólo el final de la búsqueda, todos los yoes separados anhelan sólo poner fin al anhelo; todos los yoes separados desean sólo disolverse o morir. Esa muerte ―la muerte del yo separado― es la experiencia de la paz, la felicidad y el amor, la develación de nuestra naturaleza esencial, su "recordamiento" de sí misma.

Sin embargo, como hemos visto, el yo separado es sólo un yo real desde su propio punto de vista ilusorio. ¿Cómo puede para empezar una ilusión morir si no es real? ¡No puede! Sólo puede ser vista para ser completamente inexistente.

Si el yo separado fuera real, sería imposible deshacerse de él porque lo que es real no puede desaparecer. Y, afortunadamente, lo que es irreal, como un yo separado, un objeto, otro o el mundo, realmente nunca vienen a la existencia.

Por lo tanto, ninguna actividad o cese de actividad de la mente puede dar lugar a esta comprensión. Todo lo que se requiere es tener el coraje, la honestidad y el amor para mirar, para ver con claridad, y vivir las implicaciones de lo que descubramos.

El verdadero y único yo de la Conciencia no tiene ningún conocimiento de ningún límite o destino en sí mismo. Sabe que es infinito y eterno. Son sólo los pensamientos y sentimientos los que dicen lo contrario. Una exploración profunda de estos pensamientos y sentimientos revelará que no reflejan la verdadera naturaleza de nuestra experiencia.

Cuando nuestro yo se libera de las creencias y sentimientos de carencia y limitación con los que ha sido aparentemente velado, se revela como el yo verdadero y único de la Conciencia omnipresente e ilimitada.

Vamos a explorar el otro lado de la presunción fundamental de nuestra cultura ― el objeto, el otro o el mundo que existe ahí fuera independientemente.

Nuestro único conocimiento experiencial del mundo es la percepción ― visiones, sonidos, sabores, texturas y olores. De hecho, nadie ha encontrado nunca un objeto o un mundo que exista independientemente; todo lo que encontramos son percepciones. No podemos, por tanto, ni siquiera decir que tenemos percepciones del mundo, porque ese mundo nunca ha sido encontrado. Sólo podemos decir con seguridad que conocemos las percepciones. Y las percepciones no son conocidas independientemente de la Conciencia.

Este es el sorprendente pero simple hecho de la experiencia con el que nuestra cultura aún no se ha enfrentado: la materia, la materia inerte muerta de la cual se supone que está hecho el universo independientemente existente, nunca ha sido encontrada. La materia es un concepto, un concepto valioso que es útil como modelo de trabajo en algunas situaciones, pero no obstante un concepto. Nunca se ha encontrado. Ni nunca podrá encontrarse porque todo lo que se encuentra nunca es, por definición, conocido independientemente de la Conciencia.

De hecho, incluso el modelo de pensamientos, sensaciones y percepciones que aparecen en la Conciencia no resisten el escrutinio de la experiencia. Es una fase intermedia que disuelve la creencia en la realidad independiente de la materia y la mente y establece la presencia y la primacía de la Conciencia. Pero una vez que esto ha sido establecido, no filosóficamente, sino en nuestra experiencia real, este modelo también tiene que ser abandonado en favor de uno que refleje con mayor precisión la realidad de la experiencia.

Todo lo que conocemos de un pensamiento es la experiencia de pensar, todo lo que conocemos de una sensación es la experiencia de percibir, todo lo que conocemos de la visión es la experiencia de ver, todo lo que conocemos de un sonido es la experiencia de oír, etc.

Y todo lo que se conoce de pensar, sentir, ver, oír, tocar, gustar y oler es el conocimiento de ellos. ¿Y qué es lo que conoce este conocimiento? Sólo algo que tiene en sí la capacidad de conocer podría conocer algo. Así que es el conocer lo que conoce el conocimiento.

Todo lo que ha sido conocido es puro conocer, conocer y ser en sí. Y ese conocer es tú mismo (tu yo). Todo lo que se conoce es la Conciencia conociéndose a sí misma, el yo conociendo al yo.

Sólo hay tu yo ― no un yo que pertenece a algún objeto o persona, porque no existen objetos o personas como tales a los que podría pertenecer. Este conocimiento pertenece a él solo. Es en sí mismo y se conoce a sí mismo solo. No hay otras personas u objetos ahí, no hay un yo interior o un mundo exterior.

¿Y cuál es el nombre que comúnmente le damos a esta ausencia de otredad, distancia, separación y objetualidad? Es belleza o amor.

martes, 13 de junio de 2017

La magia de materializar nuestros deseos – Ley de La Atracción


Desde hace muchos años, venimos escuchando información asociada a la Ley de la Atracción, la cual nos habla de que nuestros pensamientos, de manera consciente o inconsciente, influyen de forma directa sobre nuestras vidas, siendo los pensamientos predominantes, los que a través de su vibración y la energía emanada los que atraerán lo que esté asociado a esa energía.

Si prestamos atención, no nos dice algo diferente a lo que personajes milenarios e influyentes en la humanidad nos han dejado plasmado en sus mensajes. Desde el cristianismo, pasando por el budismo, escuchamos pasajes que nos hablan de la importancia de enfocarnos en lo que queremos en nuestras vidas y de cuidar lo que albergamos en nuestra mente.


Uno de los principios del Karma dice, “Yad Bhavam Tad Bhavati” (te conviertes en lo que piensas), mientras Buda nos recuerda que: “Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado.”

No sabemos a ciencia cierta qué es lo que le da poder a la materialización, pero de que existe una fuerte relación entre lo que pensamos y lo que materializamos, pues de esto no debe haber duda. Inclusive las cosas negativas, aquello a lo cual nos hemos negado o nos hemos resistido, se han adherido de tal manera a nuestras vidas, que no somos capaces de pasarlo desapercibido.

Luego, no es tan relevante cómo llamemos a la relación que existe entre nuestros pensamientos y nuestra vida, porque sepamos cómo funciona o no, cómo aplicar los principios o no, esto parece obedecer como cualquier ley del universo. Citemos una con la que estemos todos familiarizados: La ley de la gravedad, no es necesario entender cómo funciona, ni que Newton la haya descubierto, solo nos hace falta soltar algo al aire y ver cómo va al suelo.


Evidentemente el efecto de nuestros pensamientos no puede ser tan fácilmente verificable, pero podemos comenzar tomar en consideración algunas cosas y ver qué tanto influyen las acciones que apliquemos en nuestras vidas:


Está atento a tus emociones:

 Si tus emociones son negativas, estás triste, nervioso, ansioso, iracundo, revisa tus pensamientos, en el acto e intenta soltar esos pensamientos y si es posible sustituirlos por alguno negativo.


Revisa tus creencias: 

Venimos a lo largo de la vida adoptando creencias, que muchas veces no tienen ni fundamento, racionalizarlas y restarles validez resulta muy útil, para dejar de desencadenar pensamientos derivados de esas creencias.


Enfócate en lo que deseas y no en lo que no deseas: 

Solemos quejarnos de lo que no queremos o pedir la contraparte de lo que sí queremos, pero en estos casos nos estamos concentrando justo en lo que no deseamos y de alguna manera nuestros pensamientos rondan alrededor de eso y terminamos materializando más de lo mismo.



Visualízate como si ya tuvieses aquello que deseas: 

7 Grandes Características de las Personas Auténticas



“Muchos viajes de autosuperación y autodescubrimiento implican esfuerzos por vivir una vida más auténtica”, explica el psicólogo norteamericano Guy Winch. En ese sentido, el especialista elaboró un artículo para ‘Psychology today’ en el que recomienda la adopción de los siguientes siete hábitos para ayudarte a ser una persona más auténtica.

No obstante, Winch recuerda que el equilibrio es importante, “ten en cuenta que la exageración de cualquiera de estos hábitos podría hacerte más daño que bien, así que asegúrate de ser moderado, no extremo”.

1. Hablan lo que hay en su mente sin timidez

autoLas personas auténticas se toman un tiempo para averiguar sus propias opiniones y puntos de vista sobre las cosas, y no son tímidas a la hora de compartir sus opiniones con el resto. Además, la manera en que comparten sus opiniones también importa, pues ellas se sienten cómodas al presentar sus ideas sin la expectativa de convencer a los demás de que tienen razón.

2. Responden a expectativas internas, no externas

expectLas personas auténticas pasan tiempo pensando y explorando sobre sus propias creencias, ideales y expectativas, pues se basan en las respuestas a estas preguntas para darle una dirección y propósito a sus vidas. Desde luego que identificar tus propias ideas y creencias no es necesariamente fácil, ya que pueden entrar en conflicto con las creencias y normas de la familia, comunidades y/o cultura en la que creciste.

3. Encuentran y forjan su propio camino

propio caminoSer auténtico no solo se trata de lo que dices o piensas, sino también de lo que haces y cómo estás en el mundo. Ser guiado por una brújula interna significa no tener que seguir las rutas convencionales que los otros toman para alcanzar sus metas. La gente genuina busca y descubre su propia manera de perseguir sus objetivos, aunque esto represente un riesgo de que no todos sus esfuerzos tendrán éxito necesariamente.

4. No se sienten amenazadas por el fracaso, lo consideran parte del viaje

personas autenticasLa razón por la que la mayoría de personas siguen rutas convencionales es porque son supuestamente “probadas y más seguras”, y por lo tanto es más probable que lleven al éxito. Por otro lado, ir por rutas menos concurridas es más riesgoso y pueden conducir al fracaso. Sin embargo, las personas genuinas tienden a seguirlas porque no se sienten amenazados por la idea de fracasar. De hecho, consideran al fracaso como una parte integral de su viaje, una fuente de aprendizaje y una experiencia enriquecedora que les puede servir para crecer. Para ellos el fracaso es más instructivo que amenazante.

5. Admiten sus fallas y asumen responsabilidad por sus acciones

lunes, 12 de junio de 2017

Todo lo que no puedes controlar, te está enseñando a soltar


¡En la vida nos pasará de todo! Y dentro de ese sin fin de posibilidades, viviremos experiencias inolvidables, positivas y negativas, tendremos vivencias un tanto más triviales, que luego valoraremos por su importancia, pero sobre todo creceremos, aprenderemos a hacer uso de nuestras herramientas, reconoceremos nuestros recursos internos y en el mejor de los casos aprenderemos a manejar las situaciones que nos generen sufrimiento.

Cuando atravesamos una experiencia sobre la cual no tenemos control, al menos no de la manera que nos gustaría, tendremos varias opciones para abordar esa situación, intentando tomar el control y sintiéndonos frustrados por los resultados, resistiéndonos a lo que está pasando, con tanta rigidez en nuestro ser, que terminamos por quebrarnos, negando la experiencia, evadiéndola o huyendo de ella, sin aceptar que está ocurriendo y debemos hacerle frente o en el mejor de los casos aceptando y soltando la necesidad de controlar.



Y es justamente a aceptar y soltar lo principal que debemos aprender, porque es esto lo que nos libera del sufrimiento, es esto lo que nos hace transitar un camino complicado con la mejor actitud, confiando en que si estamos haciendo lo que está a nuestro alcance de la mejor manera, pronto nos ubicaremos en una posición privilegiada que nos permita mirar atrás y ver lo conveniente de haber soltado aquello que no nos hacía bien, haber dejado de procurar tener el control sobre lo que no era posible y ahorrándonos cualquier cantidad de energía que pudimos canalizar en otra dirección.

Para quienes tenemos un locus de control interno y nos cuesta delegar, dejar responsabilidades en alguien más o aceptar que no tenemos alcance para resolver alguna situación, nos resulta un tanto más complicado soltar. Obtener resultados distintos a los que nos gustaría se puede tornar un verdadero castigo, impuesto por nosotros mismo y el asumir que no podemos hacer nada, nos llena de frustración, ya que nos sabemos creadores de nuestras vidas y sus experiencias, incluyendo aquellas que no nos dejan un sabor amargo en la boca.

Las relaciones importantes son planeadas por las almas mucho antes de que los cuerpos se encuentren


Cada persona que se cruza en nuestro camino a lo largo de la vida lleva consigo un propósito, nadie transita por nuestra vida por azar, algunas con mayor o menor impacto, pero todas ellas hacen posible parte de nuestras lecciones de vida.

Quizás en el momento no logramos percatarnos de la importancia de alguien en nuestro desarrollo, pero con el tiempo todo va encajando perfectamente y nos damos cuenta de que como en un rompecabezas, una pieza puede estar totalmente en blanco, pero ser exactamente la necesaria para la unión del resto de las piezas.



Todo lo que para nosotros no es demostrable, es un misterio, sin embargo existen muchas hipótesis en cuanto a nuestro tránsito por este plano, teniendo mucho sentido que las personas que juegan roles trascendentales en nuestras vidas, corresponden con almas con las que tenemos acuerdos previos a encarnar y que serán piezas claves en las acciones que debemos ejecutar y las lecciones que debemos aprender.

Debido a esto, se dice que a pesar de no haber un destino escrito, las almas programan sus encuentros y muchas veces seleccionan sus nexos principales antes de llegar a este plano. Es por ello que siempre debemos bendecir cada una de nuestras relaciones, porque aunque no lo tengamos claro y pensemos que nacimos en la familia equivocada, o nos relacionamos con la pareja incorrecta, de acuerdo a esta teoría, esto dista mucho de la realidad.



Cada persona nos aporta algo, de cada quien aprendemos algo o bien le aportamos o enseñamos algo a quienes se relacionan con nosotros. Todos jugamos en una especie de red donde cada pieza está interconectada y de no estar no podríamos quizás terminar nuestras misiones.

Siempre se cruzará en nuestro camino esa persona que necesitamos en ese preciso momento, algunas

viernes, 9 de junio de 2017

En la vida puedes perder muchas cosas, pero perder la paz nunca es opción


Muchas cosas se quedan en el camino tras nuestro paso, cosas que deseamos dejar y otras que quisiéramos no perder jamás, es parte del aprendizaje, de la experiencia, del progreso en la vida, sin embargo, hay algo que nadie puede robarte jamás, tu paz interior.

No hay camino para la paz, la paz es el camino. Mahatma Gandhi


Básicamente nos pasa aquello que permitimos nos pase, evidentemente hay cosas por fatalidad, causa y efecto que la mayoría de las veces no vemos venir, pero sigue existiendo una diferencia en como vivimos lo que enfrentamos, y es nuestro equilibrio interno, nuestra esencia, esa armonía que debemos mantener con nosotros mismos.



Nuestro entorno, indudablemente suele tener influencia en nuestra vida, positiva o negativa, genera y estimula, muchos sucesos en nuestro camino, pero nos toca a cada uno de nosotros decidir si permitimos o no que nos desestabilice, que nos afecte y que llegue a alterar nuestro estado mental y por ende nuestra paz.

Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: La paz.
 Albert Einstein


Sabemos que el concepto de paz es muy relativo, cada quien tiene nada percepción distinta de lo que representa su paz, pero algo si es seguro, y es que la paz es un estado de consciencia, es la mirada clara y serena, sin juicios, sin razones necesarias, simplemente es sentirse pleno y conforme con lo que se tiene, se hace y se es.

Las cinco reglas de la felicidad, de acuerdo al Budismo Tibetano


El Budismo, como muchos conocen, más allá de ser una religión, es una filosofía, que cualquier persona interesarse en explorar o sumergirse en el mundo espiritual, puede tomar de guía.

Las reglas de la felicidad están asociadas con los llamados venenos del budismo, todas ellas se entrelazan entre sí y nos hablan especialmente de las cosas de las cuales debemos liberarnos y cuales debemos hacer parte de nuestras vidas.


Libera tu corazón del odio:

 El odio es uno de los peores sentimientos que podemos albergar en nuestro corazón, nos hace daño a nosotros mismos, además de impulsarnos a dañar a otros. El odio no nos permite avanzar, nos limita y nos nubla el buen criterio que podamos tener al momento de toar decisiones.



Libera tu mente de preocupaciones: 

Nada ganamos con preocuparnos, pero en el proceso perdemos lo más importante: nuestra paz, el hecho de agobiarnos planteándonos escenarios que no van a ocurrir, nos coloca en una posición de debilidad, donde la claridad no estará presente y los mecanismos de resolución de conflictos se distanciarán de nosotros. Cada momento de tu vida que le dediques a preocuparte le estará dando más fuerzas a aquello que justamente te preocupa, seguirás manifestando en tu vida más de lo mismo, porque justamente a lo que te resistes persiste. Mientras menos mente esté sobre lo que roba tu paz, más pronto las cosas cambiarán para mejor.

jueves, 8 de junio de 2017

Auto-respeto y humildad


El auto-respeto y la humildad se comportan como nuestro escudo de protección espiritual. Nos liberan de las influencias sutiles del ego limitado.

A medida que recorremos la senda del progreso espiritual, es muy importante tomar conciencia de la presencia de la arrogancia sutil.

La arrogancia sutil puede detectarse especialmente en la inhabilidad de aceptar la crítica, ni siquiera si es constructiva. Internamente hay sentimientos de reacción y rechazo. Hay trastorno en la actitud y la visión hacia la persona que ha emitido esos comentarios.

En la consciencia del alma, podemos aceptar la corrección y las señales que otros nos den como un medio para progresar y somos capaces de tolerar y aceptar la crítica. A la vez, no nos dejamos influenciar por la alabanza.

La clave es generar un estado de consciencia en el que nuestros pensamientos estén llenos de auto-respeto. Y en las palabras y las acciones, mantener un estado de humildad. Entonces la arrogancia terminará. Estas dos virtudes son la base para ser una personificación del éxito en cada pensamiento y cada acción.

El Origen del Miedo


El estado de miedo psicológico está divorciado de cualquier peligro real e inmediato. Puede adoptar diversas formas: desazón, preocupación, ansiedad, nervios, tensión, temor, fobia, etc. El miedo psicológico del que hablamos siempre se refiere a algo que podría ocurrir, no a algo que ya está ocurriendo. Tú estás en el aquí y ahora, mientras que tu mente está en el futuro. Esto crea una brecha de ansiedad. Y si te has identificado con tu mente y has perdido el poder y la simplicidad del ahora, esa brecha de ansiedad será tu constante compañera.

Siempre puedes afrontar el momento presente, pero no puedes afrontar algo que sólo es una proyección mental; no puedes afrontar el futuro.

Además, mientras sigas identificándote con tu mente, el ego dirigirá tu vida. Debido a su naturaleza fantasmal, y a pesar de sus elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se siente amenazado constantemente. Por cierto, esto sigue siendo verdadero aunque externamente esté muy seguro. Ahora bien, recuerda que una emoción es la reacción del cuerpo a la mente. ¿Qué mensaje recibe continuamente el cuerpo desde el ego, desde ese falso yo fabricado por la mente?: peligro, estoy amenazado. ¿Y qué emoción genera este mensaje continuo?: miedo, por supuesto.

El miedo parece tener muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a que nos hieran, y así sucesivamente; pero, en definitiva, todos los miedos pueden resumirse en el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación. Para el ego, la muerte siempre está a la vuelta de la esquina. En este estado de identificación con la mente, el miedo a la muerte afecta a todos los aspectos de tu vida.

Por ejemplo, algo tan aparentemente trivial y «normal» como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y demostrar que el otro está equivocado —defender la posición mental con la que te has identificado— se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones.

Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho de tener razón o estar equivocado es indiferente para tu sentido de identidad; de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente de tener razón, que es una forma de violencia, deja de estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y firmeza, pero tal expresión no estará teñida de agresividad ni actitud defensiva. Tu sentido de identidad deriva entonces de un lugar más profundo y verdadero dentro de ti, no de la mente.



OBSERVA CUALQUIER ACTITUD DEFENSIVA

que surja en ti. ¿Qué estás defendiendo?: una identidad ilusoria, una imagen mental, una entidad ficticia. Haciendo consciente este patrón y observándolo, puedes romper la identificación con él. El patrón inconsciente comenzará a disolverse rápidamente a la luz de tu conciencia.

Este es el final de todas las discusiones y juegos de poder, que son tan corrosivos para las relaciones. El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El verdadero poder está dentro, y está a tu disposición ahora.

La mente siempre trata de negar el ahora y de escapar de él. En otras palabras: cuanto más te identificas con tu mente, más sufres. O puedes decirlo de este otro modo: cuanto más capaz seas de valorar y aceptar el ahora, más libre estarás del dolor y del sufrimiento, más libre de la mente egotista.

Si no deseas crear más dolor para ti mismo ni para los demás, si no quieres añadir más dolor al residuo del pasado que aún vive en ti, no crees más tiempo, o crea el imprescindible para gestionar los aspectos prácticos de la vida. ¿Cómo dejar de crear tiempo?
DATE CUENTA INEQUÍVOCAMENTE DE QUE EL MOMENTO PRESENTE es lo único que tienes. Haz del ahora el centro fundamental de tu vida. Si antes vivías en el tiempo y hacías breves visitas al ahora, establece tu residencia habitual en el ahora y haz breves visitas al pasado y al futuro cuando tengas que resolver los asuntos prácticos de tu vida.

Di siempre «sí» al momento presente.


ACABA CON LA ILUSIÓN DEL TIEMPO 

La clave es ésta: acaba con la ilusión del tiempo. Tiempo y mente son inseparables. Retira el tiempo de la mente y ésta se para, a menos que elijas usarla.

Estar identificado con la mente es estar atrapado en el tiempo: vives de forma compulsiva y, casi exclusivamente, mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación interminable por el pasado y el futuro, y una falta de disposición a honrar y reconocer el momento presente y permitir que sea. La compulsión surge porque el pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones.

Cuanto más te enfocas en el tiempo —pasado y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay.

¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar, porque es lo único que hay. Es todo lo que hay. El eterno presente es el espacio dentro del que se despliega tu vida, el único factor que permanece constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora, ni lo habrá jamás. En segundo lugar, el ahora es el único punto que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente. Es tu único punto de acceso al reino informe e intemporal del Ser.

¿Has experimentado, hecho, pensado o sentido algo fuera del momento presente? ¿Piensas que lo harás alguna vez? ¿Es posible que algo ocurra o sea fuera del ahora? La respuesta es evidente, ¿no es cierto?

Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora.

La esencia de lo que estoy diciendo aquí no puede entenderse mentalmente. En el momento que lo entiendes, se produce un cambio de conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. De repente, todo se vivifica, irradia energía, emana Ser.

(Autor: Eckhart Tolle)




miércoles, 7 de junio de 2017

¿Te enfadan... o te enfadas?



Siempre he sentido la fuerza e importancia del poder de la mirada...

Si miramos con la mente... vemos lo que "sabemos"...

Si miramos con el corazón, vemos más allá de lo que en un principio parece...
Esta mente se puede ver como limitante y quedarnos ahí... o seguir y abrazarla como una herramienta para llegar a la activación del estado de "atención y/o observación" sin juicios y, por consiguiente, invitar a esas "verdades" de la mente a que "visiten el país de los paréntesis"...

Es aquí donde nace el respeto a lo que ES...a lo que cada cual es, ve, siente, vive, habla, piensa... etcétera... y, por supuesto, cómo lo vive...

Siento que cuando el enojo o la ofensa se cruza en el camino en realidad es la oportunidad de "pasarnos un antivirus" y hacer un acto de observación... Y también es el momento de ser consciente de que podemos TOMAR EL MANDO, elegir entrar en el juego o no, tomarnos las cosas como algo personal o no...

Veo que en la medida de la frecuencia de estos "cabreos u ofensas" podré ver en que estado estoy...

Si vivo enfado tras enfado (o sea, lo que se dice “amargao”), ¿no tendría más lógica pensar que es posible que la que tiene el problema sea yo?!!... Y lo más a tener en cuenta es que esto puede crecer hasta el punto de que te moleste hasta al viento que corre.

Es como cuando tienes la piel irritada y un pequeño roce te duele una barbaridad y simplemente "reaccionas"... Pues bien, creo que es en esa reacción donde puedes ver desde donde y como reaccionas... PUEDO VER COMO Y EN QUE PUNTO ESTOY YO!!, al igual que puedo ver como estas tú... Y a partir de aquí ocurren dos cosas:

1- Es a partir de este "daño" que TE DAS CUENTA de que esa parte de tu piel (esa parte de ti o de mí) esta en un estado alterado ("mal")... y es dándote cuenta como puedes identificar la "zona" a tratar.

2- El hecho de que alguien se manifieste en tu realidad en este estado de irritación no tiene nada que ver contigo!!!!... y que tu "roce" no es el culpable de absolutamente nada (roce que en muchas ocasiones ni se da, pues son interpretaciones de nuestra mente como ya he dicho antes).

Cuando pienso esto de las ofensas y enfados viene a mi cabeza un gran maestro, al menos para mí, me refiero a Jesús Cristo. 

El vivió lo que vivió en su camino a la Cruz, e incluso lo mataron... y no se tomó nada como algo personal!!!!... 

El veía más allá de lo que miraba... y aunque recibía insultos, desprecios y agresiones no se quedaba ahí...

La importancia de la simplicidad


Una vida más simple es una vida más feliz  


La felicidad no depende de las circunstancias externas; más bien, se la puede hallar en los placeres más simples de la vida y, sobre todo, en la dicha siempre renovada de la meditación profunda. […]

Sé feliz aferrándote a los sencillos, genuinos e imperecederos gozos del alma, que nacen de la reflexión profunda, la introspección, la inspiración espiritual y la meditación.


La vida moderna se está volviendo muy insatisfactoria; no depara felicidad. Existen demasiadas cosas, demasiados deseos. Más automóviles, vestidos y entretenimientos… ¡y más preocupaciones! Libérate de esas supuestas «necesidades» y consagra más tiempo a Dios. Simplifica tu vida. Sé feliz en la soledad de tu propio Ser.


El hombre moderno basa su placer en obtener cada vez más posesiones, y lo que pueda ocurrirle a los demás no le importa. Pero ¿no sería mejor vivir con sencillez, es decir, sin mucho lujo y con menos preocupaciones? No existe placer en trabajar demasiado hasta el punto de que no puedas disfrutar de lo que tienes. [...] El día llegará en que la humanidad comenzará a alejarse de la conciencia de que son necesarias tantas cosas materiales. Se obtendrá mayor seguridad y paz en una forma sencilla de vivir.


Simplifica tu vida para reducir el estrés y las preocupaciones financieras


Una vida material compleja sólo complace a los ojos y a la obsesión del ego por ostentar un rango social, pero pocos comprenden el alto precio que se paga por esas comodidades materiales. La esclavitud económica, el nerviosismo, las preocupaciones empresariales, la competencia desleal, la discordia, la falta de libertad, la enfermedad, el sufrimiento, la vejez y la muerte son la cosecha de una existencia centrada sólo en lo material. Mucho es lo que se pierde cuando no se dispone de tiempo para apreciar la belleza, la naturaleza y las numerosas expresiones de Dios en la vida.


Elige una vivienda adecuada, pero no mayor de la que realmente ne­cesitas y, si fuese posible, que se encuentre situada en alguna localidad donde los impuestos y el costo de la vida sean razonables. […] Vive en forma sencilla; disfruta de lo que Dios te ha concedido, y no busques los vanos o costosos placeres. En la naturaleza oculta de Dios existen numerosas cosas que pueden fascinar la mente del ser humano. Emplea el tiempo libre para leer libros que valgan la pena, meditar y disfrutar de una vida carente de complicaciones. ¿No es preferible, acaso, vivir con sencillez, tener menos preocupaciones y dis­po­ner de tiempo para buscar a Dios, en lugar de poseer una enorme casa, dos automóviles, deudas por cubrir a plazos y una hipoteca que eres incapaz de pagar?


En su infinita misericordia, Dios nos concede —a través de las diversas experiencias que se nos presentan en la vida— su gozo e inspiración, la vida y la sabiduría verdaderas, la auténtica felicidad y el genuino entendimiento. Pero la gloria de Dios se revela únicamente en la quietud del alma, en la intensidad del esfuerzo interior que realiza la mente para comulgar con Él. Es allí donde hallamos la verdad. En el exterior, el engaño es muy fuerte; muy pocas personas logran sustraerse a las influencias del ambiente exterior. El mundo sigue adelante con sus infinitas complejidades y sus variadas experiencias. Cada vida es diferente de las demás y debe ser vivida de manera distinta. No obstante, en todas las expresiones de la vida subyace la silenciosa voz de Dios, que nos llama incesantemente a través de las flores, de las escrituras sagradas, de nuestra conciencia, es decir, a través de todas las cosas hermosas que hacen que valga la pena vivir.


Dedícale tiempo a lo que es importante 

martes, 6 de junio de 2017

La creación del “yo observador”



Oír y ver cosas que están fuera de lo que nuestros sentidos captan está empezando a ser algo más que común para una gran parte de la población humana, desde aquellos que sienten la presencia de sus familiares fallecidos con total nitidez y claridad, hasta aquellos que perciben solapamiento entre realidades y cosas que están sucediendo que no tienen demasiada lógica para la mente racional. Es importante darse cuenta que son procesos que están yendo in crescendo, y que seguirán así, al mismo tiempo que rompen las estructuras rígidas de los sistemas de creencias de muchas personas que, hasta ahora, no habían contemplado nunca la posibilidad de que algo más allá de lo que sus sentidos físicos captan, pudiera tener una realidad objetiva.

El sistema de control está entrando en modo pánico, aunque suene exagerado, porque no pueden abarcar con los métodos tradicionales todo lo que se les está yendo de las manos. El solo hecho de que cada vez más personas busquen alternativas saludables para mantener su sistema físico y energético en buen estado, el solo hecho de que menos gente (pero aun mucha) crea en lo que sale en las noticias, el solo hecho de que empiece a ser normal cuestionarse todo lo que nos han explicado, son pasos hacia un cambio inevitable en las estructuras de la realidad, que aun avanzando a ritmo de caracol, avanza sin parar.



Abriendo brechas a la consciencia

A nosotros, mientras esto sucede gracias a los cambios que se dan en todas y cada una de las personas a nivel individual, nos toca seguir desmontando lo que tenemos “aquí dentro”, que impide tomar el control de lo que proyectamos “ahí fuera”. Para desmontar lo que tenemos en nosotros mismos, a nivel de programación, de patrones limitadores, de creencias falsas, y un largo etc. de componentes imbuidos en nuestra psique, hemos de seguir comprendiendo cómo funciona esta, y sacando a la luz aquello que, de alguna manera, abrirá alguna pequeña brecha para que flashes de consciencia pura, puedan alcanzar la psique y nuestra mente, y encontrar pequeños huecos para manifestarse e ir tomando el control del piloto automático que representa el programa ego, sus múltiples facetas y Yoes, y los componentes de la personalidad que de estos dependen.

Si en la entrada anterior habíamos hablado de que nuestra esfera de consciencia fue completamente revertida para obligarnos a desconectar la conexión interior con aquello que somos realmente, lo que no habíamos dicho es que esta conexión se ha mantenido siempre latente, pero inactiva, simplemente porque no se puede eliminar al 100%, sino es sesgando por completo el enlace entre ser y cuerpo físico, algo que solo ocurre al momento de la muerte.

Así, a pesar de no ser consciente de ello, siempre hay una forma que, desde el interior de nuestra propia esfera de consciencia, nuestro Yo Superior establezca un punto de conexión con uno de nuestros Yos, el Yo que usualmente llamamos el “yo observador”, según la terminología de Gurdjieff, que no era más que aquella parte de nuestra consciencia artificial, la que se genera en la superficie de la esfera de consciencia y que da lugar a nuestra “personalidad”, que es capaz de darse cuenta del caos y de los diferentes Yos y subpersonalidades que existen en uno mismo, y, además,  es capaz de darse cuenta de la otra parte latente que espera ser conectada: el Yo Superior.

Así, cuando este “yo observador” está listo para poder hacer de puente entre el ser y el resto de la personalidad, esta última parte de nosotros empieza a recibir, a veces de forma esporádica, a veces tras haberlo trabajado con técnicas de meditación, de introspección, o cosas por el estilo, esa energía desde nuestro ser que empieza a formar un enlace que proporciona un primer canal de conexión consciente entre la personalidad y el Yo Superior.



Construyendo al yo observador