martes, 21 de noviembre de 2017

El camino hacia la paz en el mundo


¿Es la paz una posibilidad real?

A lo largo de los siglos los seres humanos más evolucionados han experimentado el profundo deseo de alcanzar la paz, pero hasta el día de hoy solo ha sido un deseo sin realizar.


¿Es la paz posible o solo es una utopía?

Quiero creer que la paz en el mundo es posible, pero es imposible lograrla partiendo de la guerra. Es imposible lograrla mientras tengamos ideas, banderas, religiones, equipos de fútbol y otras cosas por la que luchar. Es difícil de alcanzar mientras tengamos que defender algo ante los demás. Mientras queramos tener razón o imponer nuestra verdad la paz se apartará de nosotros y del mundo en el que vivimos.

La paz solo puede extenderse en el mundo desde dentro hacia fuera, es decir, desde el interior de cada individuo hasta el mundo exterior que lo rodea.


El ego y la paz

Es el ego del ser humano el que necesita demostrar algo, es el ego el que necesita batallas y guerras en las que luchar. Nuestro espíritu, la parte divina que hay en cada uno de nosotros, no tiene necesidad de defender nada ni de atacar a nadie.

Solo cuando dejemos de escuchar un poco menos a nuestro ego y observemos con mayor atención lo que trata de decirnos nuestra alma, podremos iniciar el verdadero camino hacia la paz interior y hacia la creación de un mundo pacífico.

Nuestro ego nos impide ver lo fácil que sería una vida en la que el respeto hacia nosotros mismos y hacia los demás guiara nuestros pasos. Bastaría con que el respeto se impusiera por encima de las opiniones y de los juicios para generar un mundo mucho más pacífico del que tenemos ahora.

La paz, a día de hoy, se muestra como una utopía de difícil realización, es una una ilusión, cuya realización no parece sencilla. Pero eso es porque miramos al mundo y pensamos que algo tiene que ir muy mal con él para que esté como está. En realidad no es al mundo al que hay que mirar, es a nosotros mismos, pues es ahí donde está la clave.

No podemos imponer la paz a nadie que no esté dispuesto a abrazarla, pero si podemos generarla y ser sus embajadores. La semilla de la paz está dentro de nosotros, en el interior de nuestro corazón. Depende de cada uno prestarle atención, cuidarla, nutrirla y hacerla crecer para que se extienda, primero a nuestro entorno más cercano, y luego al resto del mundo.


Como decía Gandhi:



«Conviértete en el cambio que quieres ver en el mundo».

Conviértete en un ser pacífico y la paz aumentará en todo el mundo. Hacer eso depende de ti, hacer eso depende de mí y también depende de todas y cada una de las personas que quieran un mundo pacífico. Podemos seguir culpando al mundo por estar como está o podemos decidir cambiarlo, cambiando nosotros.

¿Queremos ser felices?

lunes, 20 de noviembre de 2017

El Camino de la Belleza


Una introducción a la naturaleza de la percepción

El artista y poeta William Blake dijo: "Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería a los hombres como realmente es, Infinito. Pues el hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna".

¿Qué quiso decir con esto? ¿Cómo puede un objeto finito, como un árbol, mesa, silla, persona, o casa ser infinito?

Tenemos que comprender en primer lugar que la palabra "percepción" incluye a todos los cinco sentidos: vista, oído, tacto, gusto y olfato.

El pensamiento convencional nos dice que la experiencia de la percepción se divide en dos ingredientes esenciales: uno, un sujeto que percibe y dos, un objeto que es percibido. Este entendimiento está incrustado en la estructura del lenguaje con frases tales como: "Veo el árbol", "oigo el viento", "toco a la persona", "me gusta la manzana" y "huelo la flor".

En cada caso, un sujeto ―"yo", el sí mismo (self)― se une a un objeto ―el árbol, viento, persona, manzana o flor― a través de un acto de percepción, es decir, a través de un acto de ver, oír, tocar, gustar u oler.

Ahora bien, con el fin de comprender la naturaleza de la percepción, tenemos que explorar ambos lados de esta ecuación ―"yo", el sujeto y el objeto o mundo. Tradicionalmente, los místicos han explorado la naturaleza del "yo", el sí mismo, y los artistas y los científicos han explorado la naturaleza del objeto o mundo.

En otras palabras, los místicos han tendido a mirar hacia dentro, dirigir su atención hacia el centro de su ser o naturaleza esencial, y los científicos y artistas han tendido a mirar hacia afuera, hacia los objetos de la naturaleza y el mundo.

A primera vista puede parecer que ambos están establecidos en direcciones opuestas. Sin embargo, si cada parte explora con suficiente profundidad, es inevitable que llegarán a la misma conclusión. De hecho, la razón por la que en la mayoría de los casos las conclusiones de los místicos, por un lado, y la de los artistas y científicos por el otro, tienden a diferir tan radicalmente, es sólo porque cada parte no explora con suficiente profundidad.

El pintor Paul Cézanne dijo: "Llegará el día en que una sola zanahoria, observada con ojos nuevos, desencadenará una revolución". La revolución a la que hace referencia es la unión de estas dos perspectivas ―la convergencia de la profunda comprensión del místico, el artista y el científico― y las implicaciones que esto tiene en todos los aspectos de nuestras vidas.

Así que vamos a explorar, en pocas palabras, estas dos perspectivas.


La naturaleza del Sí mismo

El pensamiento convencional nos dice que es el "yo", el cuerpo-mente, el que es consciente de los objetos y del mundo. Sin embargo, una simple y clara mirada a la experiencia nos indica que somos conscientes del cuerpo y de la mente de la misma manera en que somos conscientes de los objetos y del mundo.

En otras palabras, el cuerpo-mente no es el sujeto de la experiencia. El cuerpo-mente es un objeto de la experiencia, que aparece y desaparece como todos los demás objetos. Ahora bien ¿qué es el sujeto perceptor que llamamos "yo", que conoce o es consciente de todos estos objetos percibidos, es decir, del cuerpo, la mente y el mundo?

El "yo" se refiere a lo que sea que es consciente de los objetos del cuerpo, la mente y el mundo. Este "yo" no se puede encontrar como cualquier tipo de objeto, es decir, como un pensamiento, sentimiento, sensación o percepción. Y sin embargo "yo" estoy innegablemente presente y consciente.

Por lo tanto, estar presente y consciente es inherente al "yo", que por esta razón se le denomina a veces como "Conciencia", que simplemente significa la presencia de eso que es consciente. Esta Conciencia que es nuestra naturaleza esencial es como una apertura consciente y vacía en la que toda experiencia tiene lugar, pero en sí misma no es una experiencia.

La Conciencia no está localizada en el tiempo y por lo tanto es eterna o siempre-presente; no puede ser encontrada en el espacio y por lo tanto es infinita, es decir, que no tiene cualidades observables o finitas.


La naturaleza del objeto, el otro o el mundo ― de la materia a la mente

HEMOS DEJADO DE PERCIBIR LO DIVINO: NO PORQUE SEPAMOS MÁS SINO PORQUE SABEMOS MENOS


En el mundo todo está lleno de signos. Todos los acontecimientos están coordinados. Todas las cosas dependen de todas las demás. Tal como se ha dicho: todo respira junto.
Plotino

Para el hombre antiguo lo divino era parte esencial de la experiencia encarnada en el mundo: "hubo un tiempo en que los dioses no eran tan sólo un hábito literario. Eran un acontecimiento, una aparición súbita, como el encuentro con un bandido o el perfilarse de una nave", escribe Roberto Calasso en La literatura y los dioses. La existencia estaba tejida de dioses: ríos, mares, bosques, montañas, el cielo y los elementos eran animados por dioses, incluso el cuerpo humano estaba repleto de dioses y energías espirituales o podía ser en cualquier momento poseído por un dios. Lo divino daba sentido a la vida y ésta era orientada a relacionarse con lo divino, incluso hacia alcanzar la divinidad para uno mismo. Los hombres que legaron los himnos védicos -las primeras grandes composiciones religiosas que tenemos- tuvieron una única obsesión, alcanzar ese poder divino. No dejaron objetos, imágenes ni construcciones, sólo métodos -liturgias- para la divinización y el mantenimiento de un orden sagrado. Fundamentalmente uno: el sacrificio. Gesto ritual que había sido primero hecho por los dioses -era el origen del mundo (un sacrificio de Prajapati) y también posiblemente el origen de la divinidad de los otros dioses-. Aunque no todas las culturas han tenido esa misma obsesión unifocal por lo divino, en casi cualquier cultura antigua encontramos una saliente preocupación por lo divino, algo que no podemos decir de la nuestra: la sociedad global secularizada. Otro caso notable es el de los griegos antiguos; Calasso señala en una entrevista:

Para los griegos antiguos, incluso antes de que hubiera dioses singulares, con un nombre y una historia, existía lo divino como evento. Una expresión griega dice: “lo divino es”, lo divino indeterminado. Este hecho existe en la experiencia de todos. No es algo que pertenezca sólo a un momento determinado de la historia. Pertenece al tejido de nuestra vida. La verdadera diferencia estriba en reconocerlo o no. Que haya o no conciencia de ello es el punto donde se dividen las aguas. A partir de ahí pueden tomarse los rumbos más diversos.

Lo divino, antes y más que alguien, es algo que sucede, más proceso que cosa. Calasso escribe en La literatura y los dioses:

Pero ¿cómo se manifiesta el dios? Según observó el ilustre lingüista Jacob Wackernagel, en la lengua griega no existe vocativo para theós, «dios». Theós tiene ante todo un sentido predicativo: designa algo que sucede. Un magnífico ejemplo se encuentra en la Helena de Eurípides:

Ô theoí theós gar kaí tó gignôskein phílous
Oh dioses: es dios el reconocer a los amantes.

Las energías, emociones y enigmas que sacuden y poseen a los hombres son los dioses. El erotismo, la ira, la inspiración poética no sólo vienen de un dios (Eros, Ares, Apolo, etc.), son el dios mismo, lo divino aconteciendo. En la India se va más allá e incluso se habla de que los sentidos mismos (indriyani) son dioses, la unión del sentido con el objeto sensorial es la cópula de una deidad masculina y una deidad femenina, el acto mismo de percepción es deidad. Sin embargo, progresivamente este aparecer de lo divino se encuentra con una resistencia. Desde la modernidad vivimos en una época en la que los poetas tienen nostalgia de los dioses, cantan su desaparición y los científicos los exilian y exorcizan el saber de su presencia. Sin embargo, su persistencia en el mundo y en la psique del hombre no puede borrarse tan rápido, sólo se desplaza, se reprime o se hace inconsciente. De nuevo Calasso:

Hay una hermosa frase de Jung que dice que los que antes eran dioses se han convertido en enfermedades. Lo cito en La literatura y los dioses: “Los que eran dioses se han convertido en enfermedades”. Y no es porque los modernos sepan más sino porque saben menos.

La frase de Jung tiene varias lecturas. Una de ellas es literal: los dioses dan nombre a algunos de nuestros complejos y trastornos mentales. Nuestra era, por ejemplo, es profundamente narcisista. Una mujer que disfruta demasiado del sexo es considerada una ninfómana, pero para Aristóteles, señala Calasso, la "locura" que venía de las ninfas era en realidad la felicidad. Y no sólo mentales; los dioses que habitan nuestra sangre se han convertido en patologías físicas: Venus se ha transformado en una enfermedad venérea (la palabra "venérea" originalmente nombraba a aquello que viene de Venus). El otro sentido evidente de la frase de Jung tiene que ver con que nuestra era tiene como característica que patologiza. Se patologiza y clasifica como enfermedad mental todo lo que no entra dentro del rango de la conciencia y la visión del mundo aceptada. La manía, el delirio, el furor, el éxtasis, la ebriedad mística y la posesión son considerados trastornos mentales y rápidamente suprimidos con medicamentos y terapias destinadas no a conversar con estos estados sino a suprimir sus síntomas. Se prefiere el estupor y la anestesia a la desmesura y al éxtasis; se prefiere que la naturaleza no nos hable con una polifonía de voces ni se presente con visiones (sólo se admite una voz: la razón). Los dioses atentan contra el dios de nuestra era: la sociedad secular.

Nuestra sociedad ha abrazado la mesura (sophrosyne, en griego) como valor fundamental. No sólo el proceder de manera mesurada conforme a lo establecido por la sociedad, sino que también ha legislado la realidad bajo el principio del materialismo científico de que sólo lo que se puede medir con instrumentos físicos -y no aprehendido con la mente- es real. Esto es radicalmente distinto a la desmesura, que celebró Nietzsche, la esencia de lo dionisíaco. Y contrasta notablemente con el pensamiento védico, donde vemos que la palabra māyā, que designa "ilusión", "apariencia", "irrealidad", entre otras cosas, proviene de una raíz, mā, que significa "medida". Lo medible, lo que no es inconmensurable, lo limitado, lo descriptible, es lo ilusorio: lo real es lo que está más allá de lo ma-terial. Sigue Calasso:

En ese punto, Sócrates dice que la Manía es superior porque procede de los dioses, en tanto que la Sophrosyne es una gran virtud, pero procede sólo de los humanos. De hecho, Manía es un término técnico ritual, ligado a hechos míticos, y en el Fedro Sócrates se la atribuye a sí mismo: él mismo es el poseído.

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viernes, 17 de noviembre de 2017

Las 7 Leyes Herméticas de Hermes Trismegisto


Para la comprensión del funcionamiento del Universo se hace elemental el conocimiento de las 7 Leyes o Principios Herméticos, legado a la humanidad desde hace milenios por Hermes Trismegisto (tres veces grande), conocido también como:

Quetzalcóat
La Serpiente Emplumada o Alada
Xiuhtecuhtli,
El Señor del Árbol de la Vida
El Señor del Artefacto de Vida
El Escriba de los Dioses
El Dios del Equilibrio
El Señor de la Balanza
Ifá
El señor del ocho
Tehuti, el Medidor Divino.


Primera Ley Universal:
Principio del Mentalismo, Ley de Afinidad. ”EL Todo es Mente. El Universo es Mental”

Más allá del cosmos, del tiempo, del espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la realidad substancial, la verdad fundamental. El 99% del Universo es espiritual, sólo el 1% es material, lo que podemos palpar y percibir por medio de nuestros cinco sentidos.

Todo cuanto nos rodea incluyendo nuestra respiración y nuestros pensamientos, es denominado materia. Pero más allá de lo que vemos y percibimos e incluso comprendemos, está la realidad, el Todo, el Espíritu, lo que llamamos Dios, el cual podemos considerarlo como una mente infinita, universal y viviente, que está detrás de todo lo que entendemos como Creador.

Todo cuanto hay dentro del Universo pertenece a una creación mental. Nos movemos, vivimos, creamos, sentimos y pensamos dentro de una mente, que crea el Todo. Somos parte de él. No existe nada fuera del Todo. Por eso, por afinidad, nuestros pensamientos atraerán a nuestra vida formas mentales similares.

Los acontecimientos que se nos presentan son creaciones mentales nuestras y su calidad, buena o mala, dependerá de nuestros pensamientos, por lo que es muy importante que tengamos el control de ellos, y que estén concentrados en lo que estamos haciendo sin permitir que vaguen.

Los pensamientos no pueden ser superficiales, tienen que salir desde la conciencia y estar en el grupo de las creencias para que puedan tener el efecto requerido. Pensar, orar, o hablar sin conciencia de lo que se dice o piensa, no tiene ningún efecto, es desperdiciar la energía.

La mente, así como todos los metales y demás elementos, pueden ser transmutados de estado, de grado, de condición, de polo y de vibración. La verdadera transmutación hermética es una práctica, un método, un arte mental; consiste en cambiar de naturaleza, de sustancia, de forma, transformarse en otra.

Segunda Ley Universal. Principio de Correspondencia: “Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba”

Este principio explica que siempre hay una correspondencia entre las leyes y los estados del ser. Hay planos que no conocemos, pero cuando aplicamos esta ley empezamos a comprender su mecánica.

El ser puede tener relación con los planos inferiores, pero no puede identificar los superiores. Por ejemplo, el ser humano tiene relación con las plantas y los animales, los cuales son de un plano inferior, pero ellos no tienen conciencia de nuestra vida, aunque pudieran interrelacionarse directamente con nosotros, como en el caso de un animal.

“Como es arriba, es abajo” indica que por ejemplo una hormiga se organiza, trabaja, tiene un sitio donde vivir, busca una sociedad para vivir, etc. Hacer todo esto de una manera rudimentaria y sin ninguna conciencia, es solamente instintivo.

Los seres humanos realizamos la misma actividad, pero con conciencia de ello y con un campo de acción mucho más amplio. Los ángeles por ejemplo, estando en un plano superior al nuestro, también trabajan sirviendo a la humanidad, pero es una labor muchísimo más sutil de la cual nosotros no tenemos real conciencia, aunque sepamos de su existencia, porque no hemos tenido la experiencia vivida.

El Principio de Correspondencia es uno de los más importantes, ya que nos ayuda a comprender la organización del Universo en los diversos planos: mental, material y espiritual. Es una Ley Universal.

Tercera Ley Universal. Principio de Vibración: “Nada está inmóvil, todo se mueve; todo vibra.”

Aquí se explica que todo está en movimiento, que nada permanece inmóvil, y muestra cómo este conocimiento que ha sido dado mucho tiempo atrás, hoy también puede ser comprobado por la ciencia.

La diferencia entre las manifestaciones de la materia, de la mente y del espíritu, radica en su tipo de vibración. Desde el plano más elevado hasta la más densa materia.

Todo vibra y todo se mueve, desde el Todo, que es espíritu, hasta nuestros pensamientos y nuestros cinco sentidos. Las moléculas, los átomos, nuestras células están en continuo movimiento. La cantidad de estos movimientos marcará la calidad de la vibración. Si es rápida es positiva, si es lenta es negativa.

Que la vida gire dentro de un entorno positivo dependerá de lo que trabajemos internamente para lograrlo. Podemos elevar la vibración de nuestros pensamientos por medio de la meditación y las afirmaciones. Con ello poco a poco, lo que empieza como una letanía termina grabándose en nuestro subconsciente, provocando cambios naturales de acción. Por lo tanto, la resolución de nuestra vida será positiva.

Cuando optamos por pensar y actuar negativamente, estamos manteniendo una constante baja vibratoria. Si nos empeñamos en vivir dentro del odio, el rencor, la envidia, la tristeza, el dolor, la corrupción, etc. estamos atrayendo hacia nosotros acontecimientos y personas de la misma calidad vibratoria.

De la misma manera, los pensamientos provocan emociones de igual calidad. A su vez, las emociones producen sustancias químicas en nuestro cuerpo de la misma calidad. Es aquí cuando nuestro físico refleja alguna enfermedad o dolor. Nuestra vibración interior materializa la vibración exterior.

Cuando decidimos vivir dentro del amor, el servicio, la alegría, la felicidad, nuestra vida transcurre dentro de este mismo flujo. De igual manera, nuestros pensamientos positivos desencadenan emociones positivas que se verán reflejadas en nuestra vida por medio de acontecimientos brillantes y continuos milagros. Las sustancias químicas que se esparcen dentro de nuestro cuerpo a causa de estos pensamientos, se reflejarán manifestando salud y vitalidad.

Cuarta Ley Universal. Principio de Polaridad: “Todo es doble, todo tiene dos polos”

Los cambios inminentes que se van a producir en la Tierra


Mindalia Televisión – Sixto José Paz Wells ha venido realizando, desde 1974, una de las experiencias de contacto extraterrestre más fascinantes y difundidas a nivel mundial. 

En la actualidad, imparte conferencias y seminarios por todo el planeta y ha expuesto en los foros internacionales más prestigiosos del mundo, como Naciones Unidas y universidades de distintos países. 

Es autor de veinte libros, algunos traducidos al inglés, italiano, alemán y portugués. ​





jueves, 16 de noviembre de 2017

Ninguna enfermedad, incluyendo el cáncer, puede sobrevivir en un entorno alcalino – Dr. Otto H Warburg


¿Sabias que el cuerpo humano es ácido? 

Pues sí, esto es cierto. Aunque probablemente no estés muy familiarizado con este concepto, déjame decirte que si es cierto que es ácido y con relación a esto se han realizado innumerables estudios a través de los años con el objetivo de buscar una forma de hacer frente al cáncer mediante la implementación de la medicina natural.


Un nombre resaltante entre este campo es el de Otto Warburg, el cual fue el ganador del premio nobel en 1931 por haber descubierto la causa del cáncer. Así mismo, este es reconocido por su dedicación en el trabajo relacionado con los procesos de oxidación y metabólicos de los tumores.

Entre los grandes descubrimientos logrados en el trayecto de su carrera como investigador y estudiador del cáncer uno de los más resaltantes sin duda alguna fue el de conocer las 2 posibles formas por las cuales las células tumorales se abastecen de la energía que necesitan para coexistir.

La primera de ella es por medio de un proceso denominado respiración en el cual se queman los materiales orgánicos que componen el agua y el dióxido de carbono, y la segunda por un proceso denominado fermentación en la cual la glucosa es transformada en ácido láctico. Cabe destacar que al ser considerados tanto el ácido láctico como el dióxido de carbono como ácidos, se puede inferir que las células pueden coexistir y desarrollarse en ambientes ácidos.


Profundizando un poco más en la composición y desarrollo de las células cancerígenas podemos inferir que al crecer en lugares sin oxígeno se autoayudan mediante la producción de una proteína con el nombre de CHCHD4 que conlleva a la producción de vasos sanguíneos alrededor del tumor que a su vez hace que aumente su tamaño.

En conclusión, podemos observar que a diferencia de las células normales del organismo las células cancerígenas no necesitan únicamente del proceso de respiración sino que estas pueden sobrevivir mediante el de fermentación también, lo cual facilita su proliferación y hace más difícil su tratado.



Con relación al concepto, al observar que este tipo de células pueden sobrevivir a la ausencia de uno de estos 2 procesos, un mecanismo efectivo para combatirlo es lograr un equilibrio alcalino en nuestro organismo reduciendo la ingesta de alimentos que contribuyan al estado ácido como lo son los lácteos, carnes rojas y azucares, mientras que por otra parte se aumente la cantidad de alimentos alcalinos que se consumen como lo son frutas y vegetales.

Adicional a este cambio en la dieta alimenticia, se recomienda tomar infusiones de té verde al igual zumo de limón con bicarbonato de sodio y tomar ajo en ayunas. Por otro lado, la práctica de alguna actividad física puede ser de gran ayuda para ayudar al organismo en el proceso de eliminación de toxinas.

Remedios caseros para alcanzar un equilibrio alcalino

CADA ÓRGANO DAÑADO RESPONDE A UN SENTIMIENTO

Christian Flèche

Entrevista a Christian Flèche, psicoterapeuta, padre de la teoría de la Descodificación Biológica. 53 años. Nací en Arcachon y vivo en la Provenza. Casado, tres hijos. Licenciado en Enfermería. Me interesa la relación de persona a persona. Mi religión es vivir el momento presente y como Jung creo que la enfermedad es el esfuerzo de la naturaleza por curar el cuerpo.

¿El cuerpo es nuestra herramienta de curación?

Yo era enfermero en un hospital de Normandía y observé que pacientes con la misma enfermedad, tratamiento y doctor evolucionaban de manera muy diferente.

Bueno, cada uno es cada cual…

Exacto, mi hipótesis es que las enfermedades son una metáfora de las necesidades físicas y emocionales de nuestro cuerpo. Cuando no hay una solución exterior a esa necesidad, hay una solución interior.

¿Eso es para usted la enfermedad?

Sí, una solución de adaptación. Cada órgano del cuerpo quiere satisfacer su propia función, es decir, atrapar oxígeno, alimentos… Si el cuerpo quiere comer, pero en el exterior hay guerra y no lo consigue en un plazo razonable, se produce un shock.

¿Nace el conflicto?

Sí, el inconsciente inventa una vía suplementaria de supervivencia: un síntoma, que es una solución o una tentativa de solución inconsciente e involuntaria a ese shock vivido. En ese caso, el miedo a morir de inanición atacaría el hígado.

Póngame otro ejemplo.

Una persona que siempre tiene prisa puede desarrollar un nódulo en el tiroides, que envía más tiroxina y aumenta el metabolismo del cuerpo, eso la hará más rápida.

Pero tener prisa es psicológico.

Todo lo que captamos a través de los cinco sentidos, de los captadores neurovegetativos que vienen del interior del cuerpo, lo que pensamos o imaginamos, se traduce en realidad biológica.

¿Y provoca un síntoma?

Si no hay una solución concreta y consciente, sí. De manera que si escuchamos algo muy desagradable que nos afecta podemos tener acidez de estómago. Y hay algo muy importante que tener en cuenta.

Dígame.

El cerebro no distingue entre lo real o lo imaginario. Un trozo de limón en la boca o la idea de un trozo de limón en la boca provocan la misma salivación. En función del sentimiento particular, el shock afecta a una zona precisa del cerebro, visible por el escáner, a un órgano y a una realidad energética.

¿Realidad energética?

Somos una unidad compuesta de cuatro realidades inseparables: orgánica, cerebral, psíquica y energética. No hay ni una sola célula del cuerpo que escape al control del cerebro, y este no escapa al control del pensamiento, consciente o inconsciente; de manera que ni una célula del cuerpo escapa al psiquismo. Un shock siempre va acompañado de un sentimiento personal que repercute en los cuatro niveles biológicos.

¿Y es irreversible?

Cuando encontramos la solución, esos cuatro niveles sanan simultáneamente. Una paciente tenía dolor en el hombro. ¿Desde cuándo?, le pregunté. “La primera vez estaba sola con mis hijos” “Si estás con tus hijos, no estás sola, ¿quién falta?” “Mi marido que nunca está, yo necesito estar arropada”. Cuando lo reconoció, el dolor desapareció.

A lo largo de un día no satisfacemos todas nuestras necesidades fundamentales.

Cuando no las satisfacemos, nace una emoción. Si esa emoción se libera en el exterior bajo una forma artística, a través de la palabra, el baile o los sueños… todo va bien. Cuando el acontecimiento no está expresado, queda impreso y el cuerpo será el último teatro de ese evento.

¿Todo conflicto provoca enfermedad?

No, es necesario que sea dramático, imprevisto, vivido en soledad y sin solución. Cuando se dan estos cuatro criterios, el trauma se manifestará a través de la biología.

¿Distintas emociones corresponden a distintos órganos del cuerpo?

miércoles, 15 de noviembre de 2017

La Verdad que no cambia


Empecé buscando activamente (como yo la llamaba entonces) la "Iluminación", la "Auto-Realización" o el "Verdadero Conocimiento" en torno a los 16 años. Era impulsado por un intenso deseo de conocer la fuente de la vida, hasta el punto donde eso fuera humanamente posible.

Un día me imaginé que todo esto que danzaba alrededor de lo que estaba haciendo, todas estas cosas que a diario perseguía y exploraba, no tenían sentido ni fuerza si no conocía el verdadero significado de la vida en mi propia experiencia directa. Tenía este impulso instintivo de llegar a la fuente de todo, de conseguir algún tipo de dominio sobre mí y todas mis habilidades, de adquirir un profundo conocimiento con el cual todo lo demás sería comprendido inmediatamente y en su lugar apropiado.

En otras palabras: deseaba encontrar "la verdad que no cambia", para poder dar sentido a todo lo demás desde ese espacio de claridad.

Antes de este momento de querer realmente conocer la fuente de mi ser, yo ya había estado jugando un poco con el descubrimiento de las capacidades ocultas de la mente. Cuando era niño mis padres me ofrecieron seguir un curso de Control Mental Silva, que era básicamente una introducción a la meditación y el uso de todo el potencial de la mente. A lo largo de la escuela secundaria me olvidé un poco acerca de la pasión que sentía por ese misterio de la vida, pero en algún momento, tal como he descrito más arriba, estaba harto de la inutilidad de aprender y hacer cosas comunes que en realidad no parecían aportarme nada o proporcionarme más sentido a mi vida.

Todo el mundo parecía seguir ciegamente los caminos trazados por el sistema social. Nadie parecía hacer preguntas que tuvieran verdadero sentido. Yo deseaba liberarme de ese ciclo y descubrir la verdad, o al menos algo de sentido existencial para mí mismo.

El viaje y el deseo de compartir

No estoy seguro de por dónde empezar sin convertir esto en un libro difuso, así que voy a tratar de ser conciso y extraer de mi "historia de búsqueda" aquello que parece haber conducido más claramente hacia el desarrollo de la Conciencia Libre.

Yo era muy intenso en mi búsqueda. A pesar de que me faltaba la disciplina para concentrarme realmente en prácticas con las que no me sentía cómodo, era impetuoso y persistente en encontrar una vía eficaz hacia lo que fuera que estaba buscando. Quería conocer la verdad directamente, lo más rápidamente posible, sin necesidad de ornamentos adicionales.

Así que probé meditación, yoga, reiki, PNL, EFT, desarrollo personal, auto-hipnosis, afirmaciones, transformaciones, leí un montón de libros "espirituales", sobre cómo hacer el camino, cómo despertar, cómo estar en el ahora, etc. Continué la búsqueda y el descubrimiento de mí mismo en la India, conocí a muchos maestros y enseñanzas allí también, descubrí que tenía la capacidad de estar completamente deprimido, asustado como un niño desesperado en un estanque lleno de cocodrilos, completamente sin vida, sin motivación para hacer nada en absoluto, "porque, ¿qué razón hay para hacer algo? Nada funciona de todos modos".

Desde el principio y a lo largo de toda esta búsqueda y de las experiencias que venían con esa búsqueda, surgió y se desarrolló un deseo de crear algo eficaz para el resto del mundo. Algo que en realidad tuviera sentido y fuera accesible a todos, independientemente de su origen o interés. Me di cuenta de que mi mente comenzó a diseccionar y "ordenar" todo lo que pudiera obtener con el fin de elaborar una "estructura" más eficaz.

Cada libro, curso, enseñanza y maestro con el que me ponía en contacto, lo analizaba, comparaba con el resto de mi conocimiento, y lo probaba por un tiempo. Mi mente feroz estaba terriblemente activa en tratar de averiguar "la mejor vía" y qué era verdad y qué era falso. Estaba intelectualmente "asignándolo" todo y tratando de encajar todas las piezas del puzzle en su lugar correcto. Quería tener el cuadro completo, y encontrar una forma que realmente funcionara directamente, de forma rápida, eficiente. ¡Preferiblemente para todos!

Después de un tiempo se convirtió en una increíblemente compleja comprensión mental, conceptualmente precisa, pero intensamente sobrecargada. Al mismo tiempo, sin embargo, había una profundidad natural que podría intuir. Algo que se mantuvo estable a lo largo de toda mi búsqueda y todas las experiencias. Había algún conocimiento innato ocurriendo todo el tiempo. A veces esto se hacía más evidente que en otras ocasiones, pero siempre estaba allí "en el fondo".

Recuerdo vívidamente darme cuenta un día que siempre me sentía mucho más en sintonía con este profundo sentido de paz antes de entrar en una clase de meditación o de enseñanza, que cuando estaba sentado en el cojín o escuchando teorías complejas de diferentes niveles de evolución espiritual o desarrollo personal.

Gradualmente me di cuenta de que no importaba lo que hiciera, escuchara o lograra, siempre regresaba a donde siempre estaba de todos modos. Como dice el famoso refrán :

Morir para Amar


"Morir para Amar" es una paradoja. Muerte es Amor. Amor es Muerte. Este Amor no es el amor condicional y personal de nuestras relaciones, sino el Amor incondicional que está presente ahora mismo como esta experiencia. Reconocer que tú eres lo-que-es en este mismo momento, es la muerte para el Amor que tú eres.

"Morir para Amar" significa morir a todo lo que crees que sabes sin esperanza de recompensa o logro. Sin ninguna idea del amor que recibirás o experimentarás si lo haces, pero muriendo valientemente ahora simplemente porque sabes que lo que esperabas o lo que creías, es falso e ilusorio. Muchas veces creemos que si hacemos algo, vamos a llegar a alguna parte. Tratamos de negociar con la vida. Esperamos que si trabajamos duro o indagamos profundamente lo suficiente, vamos a llegar al tesoro que todos los buscadores esperan ― realización, libertad, amor. Pero la vida no acepta un trato superficial.

La vida sólo acepta todo o nada. Inmersión total ― o muerte. Mientras estás tratando de llegar a alguna parte (incluso si finges que no lo haces), todavía estás creyendo que la ilusión es verdadera. Sigues creyendo que esta pretensión de una vida es real. Todavía te aferras a la idea de que puedes ser salvado por alguna experiencia futura. La vida no va a aceptar un trato basado en el miedo a la realidad. Mientras que aún prefieras soñar con esperanzas, sobre la vida real, eso es todo lo que conseguirás.

Sin embargo, si estás anhelando y rezando por la libertad y estás dispuesto a sacrificar todo en lo que crees por ella, entonces la vida sin duda hará honor a ese trato. Esta es la muerte a la que me estoy refiriendo. Estar dispuesto a sacrificar tu vida entera y todo lo que consideras sagrado por lo que es real.

Yo recuerdo haber hecho este trato con la vida, por primera vez, (hubo otros tratos similares o incluso más desesperados en los años siguientes), cuando yo era una adolescente bastante deprimida y suicida. Recuerdo claramente que decía/rezaba (a la Vida) que estaría dispuesta a sacrificar mi vida entera, y cada poquito de significado que tuviera. Yo no tenía una idea clara de lo que quería a cambio, sólo sabía que mi experiencia de la vida se sentía falsa, y estaba dispuesta a perder todo, incluso si eso significara morir físicamente en el proceso. Una vida pretendiendo ser algo o alguien que yo sabía que era falso, no valía la pena vivir.

Este sacrificar todo lo que es falso en este momento, simplemente porque es falso, deja un amplio espacio abierto. Vacío. Sin necesidad de llenarlo con alguna nueva idea falsa o actitud, sino sacrificar la falsedad de eso también... y eso también... y eso también... Vacío... Nada... Y en esa nada, se siente la Vida. La vida se experimenta justo tal como es. No encaja en algún tipo de idea de lo que debería ser. No necesariamente se siente uno bien. Lo más probable es que uno se sienta incómodo al no depender de una idea de cómo vivir o ser. Tal vez se sienta miedo. Tal vez se experimente libertad. Tal vez los pensamientos vuelvan al tratar de reclamar algo nuevo. Pero todo lo que venga será sacrificado en el altar de la vida. Se quemará en el fuego del Amor.

Y esto es Amor. La continua pérdida de todo en lo que crees, la continua apertura, y resquebrajamiento, la continua humildad de dejar de lado todas las posiciones que has defendido, admitiendo sentimientos que has tratado de encubrir, aunque duela. No quedando nada a lo que aferrarse. Cualquier aferramiento es visto en la luz del Amor y conocido como un falso sueño. Sin seguridad. Sin lugar donde esconderse. El Amor es la realidad abierta. Amar es ver lo que realmente está aquí ahora, y no engañarte más a ti mismo. Este es el valiente fuego del Amor que ve a través de todo lo que no es la realidad.

El Amor no es una cierta experiencia o sentimiento amoroso. El amor es entregarte o rendirte a lo que es ahora mismo. Sintiendo el dolor, sintiendo la alegría explosiva, sintiendo la vergüenza, sintiendo la sensación de agitación, o de irritación, o de paz. El amor no hace ninguna distinción y no tiene preferencias. Es toda la Vida. Todo se siente y experimenta igual sin importar la etiqueta que el pensamiento haya colocado sobre ello, al Amor no le importa.

martes, 14 de noviembre de 2017

No te pases demasiado tiempo viendo la puerta que se cerró, miles se están abriendo y no te darás cuenta


Nuestra atención es a veces la herramienta de acción y control más poderosa que tenemos, allí, hacia donde dirigimos nuestra atención, es donde concentramos nuestras energías. Si nos enfocamos a ver aquello que nos impide pasar, no seremos capaces de ver otros caminos, mucho menos apreciaremos la posibilidad de crear nuevos, ajustados especialmente a lo que necesitamos.

La vida algunas veces nos dirá que no y esto no debe hacer que nuestra vida se suspenda, debemos ser agradecidos inclusive con aquello que no podemos entender, porque nunca estaremos en una posición diferente a la que necesitemos. Cada paso y decisión que demos nos va llevando a nuestra próxima posición y vamos tejiendo nuestra propia red, donde no nos será posible alcanzar algunas cosas sin antes capacitarnos para ello.


Debemos aceptar que las cosas no tendrán los resultados que hemos esperado, ni para los cuales hemos trabajado, sin embargo, debemos confiar en el proceso de la vida y en nuestro propio plan de evolución, para fluir con cada experiencia sin detenernos a mirar esa puerta cerrada con ojos de nostalgia, de frustración o de rabia. 

Si se ha cerrado es porque tenía que cerrarse, hemos cumplido nuestro ciclo allí, no debemos invertir más tiempo ni energías en ese camino, pero muchísimo menos debemos invertir nuestros recursos en estado de contemplación, que generalmente va acompañado por un período de inacción.

Tomémonos un tiempo prudencial para darnos cuenta de lo ocurrido, para procesar la información, para ajustar nuevos parámetros de rumbo y para definir cuál será la nueva ruta. Si actuamos con fe y seguros de que lo mejor está por venir, activaremos la energía que nos hará recorrer los caminos que más nos convengan, que cabe advertir, que no necesariamente coincidirán con los más agradables, ni con los que conscientemente elegiríamos, pero que muy probablemente nos dotarán de lo que necesitamos para crecer.

Tus expectativas sólo generan frustración


Las expectativas son una proyección del ego, de su necesidad patológica de control. Es la opción a la que el ego le da mas posibilidades de ocurrir, o la que le resulta “evidente” que va a ocurrir, en función de las experiencias previas o de cómo cada cual entiende que funciona el mundo.

Es difícil evitar tener expectativas o tratar de no imaginar lo que acontecerá. Nuestra mente nos dibuja las posibilidades a tal velocidad que, a veces, incluso sin darte cuenta, te ves a ti mismo planeando algo que aún no sabes ni si ocurrirá.

Se trata de ver el futuro, mas que verlo, de saberlo: es lo que consideramos más probable que suceda. Dicho así, ¿no resulta extraño?. De todo lo que ocurre a lo largo de nuestra vida generamos expectativas; las cuales nos procuran dos posibilidades.

La primera posibilidad es que nuestras expectativas se cumplan. Dependiendo de nuestra concepción del mundo, lo que esperamos que ocurra puede variar enormemente. Si somos optimistas nuestras expectativas serán positivas, si somos pesimistas serán negativas. 

En cualquier caso, al ocurrir lo que suponíamos que ocurriría, desaparece el factor sorpresa, y afianzamos en nuestro subconsciente una falsa sensación de control sobre lo que ocurre en nuestra vida. ¿Qué problema genera esta falsa sensación de control? Pues el problema surge cuando las expectativas no se cumplen, que es lo que sucede más a menudo.

Cuando nuestras expectativas no se cumplen, la segunda opción, nos genera frustración. La falsa sensación de control, anteriormente mencionada, se quiebra al no suceder lo que esperábamos. Aparece la inseguridad, pues no controlamos lo que sucede, las dudas, la incertidumbre e incluso la culpa. 

¿Culpa? Si, por no haber sido capaces de predecir mejor el futuro. Dicho así, resulta un tanto absurdo. ¿No es cierto?

Una expectativa, que es una suposición centrada en el futuro, puede o no ser realista. Una expectativa sobre la conducta o desempeño de otra persona, expresada a esa persona, puede tener la naturaleza de una fuerte petición, o una orden, y no solo una sugerencia. Es lo que esperas que esa persona haga, según como tú entiendes el mundo y su comportamiento.

Así pues, no solo esperas que las circunstancias sucedan de determinada manera, sino que también esperas que los actores en dichas circunstancias ejecuten su papel de un modo predeterminado. Entonces.. ¿no deberíamos esperar nada?

Hay una diferencia entre esperar o anhelar (tener ansia o deseo de alguna cosa).  Al tener ansia o deseo de alguna cosa, estamos codiciando esa cosa. Es lo que queremos para nosotros.

Esperar no es codicia, esperar es nuestra naturaleza. Es tener las puertas abiertas.

lunes, 13 de noviembre de 2017

!! Activa tu Conciencia !!


Mi energía vital irradia la luz del ser .

Yo activo mi conciencia pura.


Sabe que con cada momento que pasas en quietud te conectas con tu más profundo Yo, abriéndote a tu flujo y despierta a una vida abundante de belleza, amor y dicha. El articulo de hoy está dedicado a alinearte con tu conciencia natural y divina a activar la Conciencia pura.

Aprendemos que la iluminación no está fuera de nuestro alcance. Al cultivar la conciencia en nosotros mismos y la conciencia en el presente durante los momentos cotidianos, experimentamos un estado de vigilia verdadero: estamos completamente vivos en el momento. Para experimentar este despertar, no es necesario reestructurar radicalmente tu vida. Estos momentos de presencia están disponibles cada vez que respiramos. . . están en el espacio entre cada pensamiento que tenemos. Cuando somos realmente conscientes, podemos experimentar momentos en los que nuestro ser puro brilla y de repente la vida fluye suave y dulcemente, y en paz. 

Nuestro pleno despertar espiritual está compuesto de estos momentos que se agregan y expanden en el transcurso del tiempo, y después en periodos de tiempo aún más largos, hasta que la conciencia se convierte en un continuo de conciencia del “ahora”, las 24 horas al día. La lección de hoy sobre la iluminación nos muestra que no tenemos que luchar para llegar hasta allí.

Simplemente basta con ser conscientes y estar presentes. Naturaleza se encarga de los detalles.




PREGUNTAS DE REFLEXIÓN.
CONTESTA LAS PREGUNTAS DE REFLEXIÓN.

sábado, 11 de noviembre de 2017

Yo Soy, el Yo Soy (LA CARA DE DIOS)


ULTIMO VÍDEO QUE HEMOS CREADO, ESPERO QUE OS GUSTE Y OS AYUDE.

LA CARA DE DIOS.
Nosotros vemos y conocemos la belleza del alma de todos los que visualizan estos vídeos. Vosotros haveis sido conducidos a este canal por conducto de la Magna Presencia de vuestro propio Ser Divino. 




SI QUIERES SUSCRIBIRTE, PINCHA EL SIGUIENTE ENLACE:
https://www.youtube.com/user/TheIsmavision

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viernes, 10 de noviembre de 2017

Cómo la mente puede cerrar tu corazón


La mente y sus incesantes “¿porqués?” generan dudas, miedos y preguntas sin respuesta. El corazón en cambio, no necesita preguntar ni responder porque simplemente sabe. ¿Cómo desactivamos este mecanismo?


¿Porqué no somos capaces de apagar la mente? Cuando queremos dejar de pensar no somos capaces. El pensamiento en sí mismo es una de las mayores adicciones de la humanidad, pues no somos capaces de dejar de pensar a voluntad. A penas lo logramos unos segundos. La meditación es una de las principales herramientas que nos permiten aprender a dejar este vicio paulatinamente.


Pero ¿porqué no somos capaces de silenciar el pensamiento a voluntad? Pues sencillamente por miedo. ¿Miedo? Si. La mente nos mantiene en el pasado o en el futuro. Evita el momento presente a toda costa. No solo lo evita sino que ademas lo desfigura. La mente es la que crea una perspectiva concreta de cualquier acontecimiento. Cuando ves a una pareja feliz y te entra nostalgia, alegría, tristeza, envidia… Todo ello forma parte de tu mente. Evita que observes con objetividad, disfrutando simplemente de la existencia de lo observado.


Osho narra una historia muy sencilla por la que se refleja como la mente no solo manipula la realidad, sino además te manipula a ti; evitando que hagas aquello que realmente quieres, lo que pide y sabe tu verdadero yo. ¿Cómo? Haciéndote dudar, sentir miedo, haciéndote creer que los demás te juzgan, o pero aún, que el juicio de los demás, es más importante que el tuyo propio.


Se trata de un poema de Rabindranath Tagore, “El rey de la noche”. Había un gran templo, tan grande y con tantas estatuas de dioses que tenían cien sacerdotes para rendirles culto. Una noche, el sumo sacerdote tuvo un sueño, un sueño tan intenso que lo despertó.


En su sueño, vio a Dios en persona que le decía: “Mañana hay luna llena. Limpia el templo y prepárate porque vendré a visitarte.” Le resultaba difícil creerlo ¿quién era él para recibir las palabras de Dios? Pero este sueño era más real que lo que llamamos vida verdadera. No sabía como decírselo a los demás sacerdotes pues temía que se burlaran de él, pero debía hacerlo.


Los despertó y les explicó su sueño. Naturalmente los sacerdotes se burlaron de él, pues son los que menos creen en Dios. “Aunque solo haya sido un sueño y no parezca Dios, no pasa nada. El templo necesita una limpieza y es una buena ocasión para hacerlo”. Así pues se realizaron todos los preparativos. El sumo sacerdote estuvo esperando en la puerta pero nada. Y tras el día, vino la noche. Todos los sacerdotes se pavonearon ante el: ” Te lo habíamos dicho, solo ha sido un sueño”, “¿Cuándo has sabido de algún templo visitado por Dios?, eres muy ingenuo.” Cerraron las puertas del templo, se comieron el festín que habían preparado y se fueron a dormir.


En medio de la noche, apareció una carroza dorada. Se oyó el ruido de la carroza. El sumo sacerdote corrió a despertar a los demás: “¿Lo oís? ¡Es una carroza! ¡Al final ha venido!”. Pero todos le respondieron lo mismo: “Es el ruido de la tormenta, esta lloviendo. ¡Vete a dormir!”. Dios bajó de su carroza y picó en la puerta: “¡Es Dios! Esta en la puerta”, gritó el sumo sacerdote. Y de nuevo le respondieron: “Es el viento que agita la puerta, ¡Vete a dormir!”.


Por la mañana, tras no haber podido dormir en toda la noche, abrió las puertas del templo y vio las huellas del carruaje y de la presencia de Dios. Desolado, no pudo mas que reprochar a los demás sacerdotes que no le hubieran creído.

POR QUÉ EL DESAPEGO ES LA MÁS ALTA FILOSOFÍA


EN UN MUNDO IMPERMANENTE, EL DESAPEGO ES LA ACTITUD INDICADA

Todo es efímero -y la fama y los famosos también.
Marco Aurelio



Comienza primero contigo mismo y ¡renuncia a ti mismo! De cierto, si no huyes primero de tu propio yo, a dondequiera que huyas encontrarás estorbos y discordia, sea donde fuere.
Maestro Eckhart



Para conocer la naturaleza de la mente, necesitas inteligencia, la capacidad de observar la mente en silencio con conciencia desapegada.
Nisargadatta



La naturaleza de la mente es la luz clara,

los oscurecimientos son sólo marcas adventicias.

Donde hay un "yo", hay una percepción de un "otro",

y de las ideas de un yo y de un otro vienen el apego y la aversión;

como resultado de involucrarse con estas,

todas las posibles fallas cobran existencia.

Atisha


Hay algo que tienen en común todas las grandes corrientes filosóficas y religiosas de la India (coincidiendo también con algunas de Occidente), la noción de que lo que produce la infelicidad y encadena la existencia al ciclo de sufrimiento es el apego o el aferramiento a los objetos y a los actos y sus resultados. Y naturalmente, por contraparte, que es el desapego -en acto, pensamiento y palabra- lo que conduce a la libertad, a la felicidad e incluso a la trascendencia de la existencia condicionada. Puede ser que muchos no crean en la existencia de planos trascendentes o en que la liberación (moksha) es siquiera posible, pero al menos la lógica de que el desapego nos acerca a un estado de paz y felicidad -en un mundo impermanente- parece irrefutable.

Existen dos razones fundamentales por las cuales el desapego es el modo correcto de proceder en el mundo según estas tradiciones -tanto hindués como budistas o jainistas. La primera, la más evidente, tiene que ver con lo racional de que aferrarse o apegarse a las cosas es actuar de manera ignorante, ya que el mundo que experimentamos cotidianamente -lo que el Buda llama el mundo condicionado, compuesto o fabricado y lo que en la tradición del sankhya se llama el prakriti, la naturaleza, el mundo material- es impermanente. El mundo que experimentamos cotidianamente está constituido por puros elementos -los mismos objetos de nuestros deseo y los estados que suscitan- que están sujetos al cambio, a la decadencia y finalmente a la disolución.

Coinciden estas tradiciones que la ignorancia (avidya) es la raíz del sufrimiento. Ignorar que una cosa es impermanente y aferrarnos a ella eventualmente será el surtido de la infelicidad, de la frustración Y aquello a lo que más nos aferramos es a nuestra identidad, al concepto que tenemos que de ser un ente fijo y separado de un mundo de objetos, de un universo de cosas que emergen en oposición y conflicto -porque las queremos o las rechazamos pero no las controlamos. Como dice el epígrafe de Atisha, es a partir de esta noción de un yo o un sí mismo que nace la noción de un otro. Y es a partir de un otro que podemos sentir aversión y apego a las cosas. Finalmente, es la separación entre el sujeto y el objeto, la dualidad, lo que produce todo sufrimiento. En un sentido filosóficamente más vertiginoso, podemos recordar la famosa frase de Heráclito de que uno no se puede bañar en el mismo río dos veces.

El río está fluyendo y cambiando cada instante y cada parte de nuestro cuerpo está cambiando, nuestras células y nuestros átomos están surgiendo y desapareciendo cada instante... Así, ¿qué constituye realmente nuestra identidad? ¿No es, acaso, sólo un concepto, una persistente ilusión de la memoria? ¿Quién ha podido ubicar o fijar en un lugar su yo? Ciertamente los Upanishads hablan del Brahman que reside en el corazón y el budismo tántrico habla de la gota indestructible del cuerpo vajra, pero éstos no son de ninguna manera el yo al que nos referimos y adherimos cotidianamente, sino, contrariamente, son aquella vastedad abierta e indefinible que se hace real una vez que ampliamos nuestra perspectiva y dejamos de identificarnos con un modo limitado (y reificado) de existir.

Como dice Dogen:
"Estudiar el sendero [budista] es estudiar el sí mismo. Estudiar el sí mismo es olvidar el sí mismo. Olvidar el sí mismo es ser iluminado por todas las cosas del universo". Siempre que exista una identidad individual no podrá haber una identidad universal, siempre que sólo seamos una persona, en un cuerpo, en una mente, no podremos ser la totalidad, que es lo que realmente deseamos -y a la vez, el fin de todo deseo.

jueves, 9 de noviembre de 2017

¿Debajo de cuántas máscaras crees poder encontrar tu verdadera esencia?


Quizás seas una persona que se considera libre, acotando libertad al hecho de que quizás no tienes mayores responsabilidades, que no tienes un trabajo que te ate 8 horas al día, que no tengas una familia que alimentar, que no estés casado o comprometido, que puedas dedicar tiempo a las cosas que te gustan…

O bien estás en el grupo menos afortunado que se siente esclavo de sistema y sus dinámicas, que se siente andando constantemente en una rueda de hámster, con la intención constante de darle sentido a sus vidas, tratando de encontrar la famosa felicidad, poniéndole muchos nombres diferentes, novio, título, diploma, trabajo, casa, matrimonio, viaje, retiro digno… en fin, la llamada felicidad… ¿será que realmente existe?


Pues al parecer sí existe y quienes la han encontrado defienden la teoría de que no se encuentra en la zanahoria a la cual le ponemos diferentes nombres a lo largo de nuestras vidas y vamos tras ella como perfectos conejos, sino que se encuentra tan cerca, que resulta que no depende nada, ni de nadie de nuestro exterior, está en nuestro interior… Pero tenemos tantas, pero tantas capas encima que no llegamos a ella con facilidad.

Esas capas, son nuestras máscaras y lamentamos decir que hasta las personas que se sienten “libres” son esclavos de algo, están sometidos a una máscara, así ésta sea la de persona rebelde que no hace más que lo que provoca.

Esta máscara corresponde a la respuesta en contra de la sociedad y sus tradiciones, pero en este caso solo es una sustitución de máscaras.

Debemos entender que somos seres espirituales teniendo una experiencia humana, esto suena de grandes dimensiones, ¿cierto?, somos seres que han venido a sanar, a aprender, a evolucionar, a escoger experiencias que nos den el desarrollo que necesitamos. Pero venimos al mundo y lo que resulta es que nos llenamos de etiquetas, que se nos imponen desde el nacimiento y vamos agregando más y más a lo largo de la vida.

Nos perdemos entre tanta humanidad, entre nombres, entre profesiones, entre obligaciones, entre miedos y costumbres. Nos preocupamos más por el qué dirán y por ser aceptados que por ser felices. Nos conformamos con pintarnos el cabello de azul y decir que somos auténticos. 

No te subestimes, CREE EN TI


¿Eres una persona que se cuestiona a si misma todo el rato ? 
¿Siempre te comparas con los demás o te afecta lo que piensen de ti? 
Puede que aún no te hayas dado cuenta, pero es posible que tengas un problema de baja autoestima y auto-conocimiento.

Tener un mal concepto de uno mismo puede influir en la mayoría de los principales aspectos de tu vida de una forma muy negativa.

La autoestima se forma desde la infancia y según el contexto histórico.
El Auto-conocimiento nunca te lo han enseñado.

El concepto de uno mismo “está formado por múltiples elementos como la manera de ser, quienes somos, los rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran nuestra personalidad. También influye el ambiente familiar, social y educativo en el que se está insertado y los estímulos que éste le brinde”

El auto-concepto se forma desde la infancia, desde lo que te han enseñado, junto al crecimiento y al paso del tiempo. A partir de los cinco o seis años,  es cuando se comienza a tomar conciencia y se percibe la imagen que tienen los demás de nosotros. Y es primordial el papel que tienen los que nos rodean -padres, maestros, compañeros o amigos- cuando esta informacion se va conformando y construyendo en ti.

Otro de los factores que puede ser crucial,  es el sistema de ideales culturales de la conciencia social que cambia en función del momento histórico: “La autoestima y conciencia de un sujeto de nuestro tiempo, puede diferir mucho de la que tuvo alguien que vivió siglos atrás o de la que tendría otro que viva en un futuro lejano”.

“Pero no se debe confundir esta consideración, con la aceptación a ultranza de los ideales sociales de cada momento que ordenan ser de una determinada manera para ser aceptado por los demás. Porque eso es un sometimiento a los dictados de la conciencia social en que se vive”.

Consideremos AMARNOS A NOSOTROS MISMOS como una necesidad básica que actúa como un sistema inmunológico de nuestro cuerpo y alma, proporcionándonos resistencia, felicidad y capacidad de AMAR.

Sin embargo, hay a quienes este sistema inmune no les funciona como debería e incluso se vuelve en su contra.

Las personas que se subestiman o no se aman comparten una serie de características comunes:

1. Pesimismo y negatividad

Si eres de los que lo ve todo negro y sin salida, deberías replantearte intentar ver las cosas con un poco más de optimismo.

“Si tenemos una buena autoestima podremos reaccionar de una manera más positiva y constructiva ante las dificultades. Con más amor a nosotros mismos, tendremos mayores posibilidades de autorrealización y podremos ser felices”.

2. Tendencia a “autofustigarse”

Muchas veces se puede llegar a ser tan exigente con uno mismo que te conviertes en tu propia víctima y verdugo.

 “Es importante que trabajemos la capacidad de autoaceptación”. Es decir, admitir con naturalidad los aspectos de nosotros mismos que no nos favorecen o nos limitan y ser conscientes de siempre lo podemos cambiar.

3. Excesiva modestia, falta de seguridad y confianza

¿Nunca sabes como encajar un halago o un cumplido?

Aunque la humildad es una virtud, no ser capaz de aceptar los elogios de los demás puede ser un indicador de las limitaciones aprendidas y falta de confianza en uno mismo.

Todos tenemos  limitaciones implantadas que nos hacen en ocasiones dudar de nuestras posibilidades, pero debemos aceptar lo bueno y agradecer cuando alguien decide lanzarnos un piropo.

4. Dar demasiada importancia a lo que opinan los demás

No puedes pasarte el día pensando en “qué pensará fulanito o menganito sobre ti”.“Es cierto que no existe una buena autoestima sin los otros, pero tampoco contra los otros o a costa de los demás. No hay autoestima pensable por fuera  de la relación y el respeto”.
Sigue los dictados de tu corazón.

5. Anteponer la felicidad de los demás a la propia

Ser altruista y pensar en los demás casi siempre es un rasgo positivo. Pero, cuando se convierte en el motor fundamental por encima de tu propia felicidad puede ser un problema de falta de autoestima.

Nunca vas a dar la felicidad a nadie mientras tu no seas feliz.

6. Celos y envidia

Desear la vida de otros o estar comparándote con los demás de forma continua también supone una falta de confianza en uno mismo, y una manera de despreciar y subestimar lo que SOMOS,  tenemos y podemos hacer por nosotros.

No podemos tener siempre una actitud de víctima, en la que los demás lo tienen todo y nosotros nada.

Cómo aumentar la confianza y Creer en uno mismo:

miércoles, 8 de noviembre de 2017

La felicidad es la certeza de no sentirse perdido


¿Cuántas vences nos hemos preguntado si realmente somos felices? ¿Por qué a veces nos sentimos tan perdidos que no sabemos exactamente cuál debe ser el rumbo que debemos tomar? Encontrar el sentido de nuestra vida es descubrir, al menos en parte, la llave de la felicidad.

La vieja discusión del mundo de la filosofía y de la psicología sobre qué significa ser feliz en la vida cotidiana se ha llegado a plantear en términos de si existe o no, si es tan solo algo transitorio o si de verdad se puede ser feliz. La discusión, como siempre, tiene mucho que ver con la pregunta de a qué llamamos felicidad.


Dependiendo de ello, nuestro bienestar se volverá algo imposible, algo transitorio o algo capaz de ser alcanzado. En los últimos años, alrededor del concepto de felicidad se han realizado diferentes estudios alcanzando distintas conclusiones.

También se han intentado establecer líneas de separación y relación con otros conceptos muy relacionados, como la alegría. En cualquier caso, en lo que la mayoría de los autores coinciden es que en la definición de felicidad existe una parte subjetiva que tiene que descubrir y definir cada uno, de ahí quizás que sea tan fascinante.

“Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas”
-Pablo Neruda-


La felicidad es un estado personal interno

Podemos estar alegres y ser infelices; podemos estar tristes y ser felices. Así lo recoge un estudio longitudinal basado en la felicidad de personas de más de 148 países, donde se extrae la conclusión de que este concepto es un estado interior y que no tiene tanto que ver con lo que nos pasa de piel hacia fuera como de piel hacia dentro.

Según revela este estudio sobre la felicidad, los españoles viven una media de 58,8 años felices. Este dato sitúa al país en los primeros puestos de una lista formada por un total 148 naciones, lo que supone una gran representación (concretamente más del 95% de la población mundial).


Las conclusiones de otro macro-estudio longitudinal de Harvard defienden: que la felicidad es un estado interno duradero y que no es producto un evento casual y transitorio que depende de lo bien que vayan las cosas. Pensado así, nuestro bienestar podría estar relacionado con la tranquilidad interior, con la paz espiritual, una sensación interna de serenidad, de tranquilidad y de certeza que nos llena y nos inunda de una agradable satisfacción con respecto a la vida.

“La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos”
-Henry Van Dyke-





La felicidad está íntimamente ligada con encontrar nuestro rumbo

El arquetipo de la sombra: el lado oculto de nuestra psique


El arquetipo de la sombra representa, según la psicología analítica de Carl Jung, el “lado oscuro” de nuestra personalidad. Se trata de un submundo convulso de nuestra psique donde se contiene lo más primitivo, los egoísmos más afilados, los instintos más reprimidos y ese “yo desautorizado” que la mente consciente rechaza y que sumergimos en los abismos más profundos de nuestro ser.

Todos hemos oído alguna vez hablar de ese concepto, de ese arquetipo de la sombra que de algún modo, sigue utilizándose en psicología para hablarnos de esa confrontación. De esa sensación de disputa que a veces llevamos con nosotros mismos cuando trabajamos nuestras frustraciones, nuestros miedos, inseguridades o rencores.


“Uno no se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad”
-Carl Jung-


Sin embargo, no podemos olvidar que esa idea que Carl Jung nos trajo a través de su trabajo sobre los arquetipos ya estaba presente en nuestra sociedad histórica y culturalmente. El concepto de sombra o reverso oscuro conforma esa dualidad tan común, que incluso le sirvió a Robert Louis Stevenson como inspiración para crear su ya clásico “Dr Jeckyll y Hyde”, mucho antes de que el propio Jung desarrollara su teoría sobre el arquetipo de la sombra.

Todo aquello que en un momento dado consideramos como “malo” debido a nuestra educación y a las normas morales de nuestra sociedad, se convierte en nuestra sombra. Sin embargo, no es recomendable ver todas esas dinámicas internas como experiencias reprobables o peligrosas, hasta el punto de pensar que todos nosotros llevamos un Hyde dentro clamando por salir.

El propio Jung explicó que existen diferentes tipos de sombras y que un modo de alcanzar el bienestar, la sanación y la libertad personal es haciéndolas conscientes, enfrentándonos a ellas.




El arquetipo de la sombra: el lado oscuro del ser humano

El arquetipo de la sombra se relaciona mucho con el concepto de inconsciente formulado por Freud. No obstante contiene matices únicos que lo diferencian de un modo considerable y que lo enriquecen. No podemos olvidar que lo que empezó siendo un idilio intelectual entre Freud y Jung terminó enfriándose, hasta el punto de que este último llegó a decir del padre del psicoanálisis que era “una figura trágica, un gran hombre, pero alguien con cuyo método terapéutico no comulgaba”.

Jung desarrolló su propio método, la psicología analítica. Dejó a un lado el diván y esa relación asimétrica entre terapeuta y paciente para desarrollar una terapia basada en la conversación, ahí donde indagar en la estructura de la psique y en ese inconsciente donde navegan los arquetipos. Entre todos ellos, el que mayor valor terapéutico podía llegar a tener era sin duda el arquetipo de la sombra. Veamos sus características:


La sombra, una presencia conocida pero reprimida

La “sombra” fue un término que Jung tomó de Friedrich Nietzsche.
Esta idea representaba la personalidad oculta que tiene toda persona. A simple vista la mayoría de nosotros aparentamos (y nos percibimos) como seres buenos y nobles. Sin embargo, en nuestro interior hay ciertas dimensiones reprimidas, instintos heredados donde a veces se esconde la violencia, la rabia, el odio…

El arquetipo de sombra no habita únicamente en cada persona. En ocasiones, también está presente en “grupos de personas”, en sectas, en algunos tipos de religiones o incluso en partidos políticos. Son organizaciones que pueden en un momento dado, sacar su sombra a la luz para justificar actos violentos contra la propia humanidad.

La sombra es más destructiva, insidiosa y peligrosa cuando más la “reprimimos”. Es entonces cuando “se proyecta” apareciendo así, y según Carl Jung, perturbaciones como la neurosis o la psicosis.
Asimismo, Jung diferenció en su arquetipo de la sombra dos tipologías. La primera es la sombra personal, la que llevamos todos con nuestras pequeñas frustraciones, miedos, egoísmos y dinámicas negativas más comunes. Sin embargo, también estaría la sombra impersonal, esa que contendría la esencia de la maldad más arquetípica, la que acompaña a los genocidas, asesinos despiadados, etc.


Desafortunadamente no puede haber ninguna duda de que el hombre es, en general, menos bueno de lo que se imagina a sí mismo o quiere ser. Todo el mundo tiene una sombra, y cuanto más oculta está de la vida consciente del individuo, más negra y más densa es. En todo caso, es uno de nuestros peores obstáculos, puesto que frustra nuestras intenciones más bien intencionadas”
-Carl Jung-

martes, 7 de noviembre de 2017

Donde reside la conciencia: el poder del corazón


El ser humano lleva consigo un potencial extraordinario; las antiguas tradiciones no han cesado de repetirlo, y descubrimientos científicos recientes así lo afirman. Entonces, ¿Qué se nos resiste?¿Porqué no somos capaces de desarrollar estas capacidades?


La propia experiencia de la vida nos recuerdan que, aunque es evidente que tenemos cuerpo físico, emociones y pensamientos, también es evidente que somos algo muy distinto. Los nombres que se atribuyen a esa parte esencial del ser son tan diversos como las culturas: conciencia, alma, espíritu..

Si reflexionamos con atención sobre las enseñanzas de la antigua sabiduría y según la cual “todo está en todo”, deberíamos encontrar en alguna parte del cuerpo físico el circuito a través del cual se expresa la conciencia.

Pues bien, alrededor de 1970, John y Béatrice Lacey, del Fels Research Institute de Filadelfia, fueron los primeros en observar que, cuando el cerebro enviaba órdenes al cuerpo a través del sistema nervioso, el corazón no siempre las obedecía. El corazón tenía su propia respuesta, su propia lógica. También descubrieron que el propio corazón podía enviar al cerebro unas señales que, no sólo éste comprendía sino que además podía obedecer.

El corazón contiene un sistema nervioso independiente, específico y bien desarrollado. Se descubrieron en él más de 40.000 neuronas, a lo cual se añadía una compleja y tupida red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo. Con todo aquello de lo que dispone, parece que puede aprender, recordar e incluso percibir. Así pues, el corazón podría jugar un papel a nivel de la inteligencia y de la percepción de la realidad, pero, ¿Cuál? ¿Qué tipo de inteligencia se aloja en él?


El corazón se comunica con el cerebro de diversas formas:



Mediante las neuronas puede inhibir o activar determinadas partes del cerebro según las circunstancias. Significa que puede influir en nuestra percepción de la realidad y por tanto en nuestras reacciones. También produce hormonas y neurotransmisores. Como la oxitocina, la hormona del amor.

Además, el campo electromagnético del corazón es el más potente de todo el cuerpo, 5.000 veces más que el del cerebro y se extiende entre dos y cuatro metros alrededor del cuerpo, es decir, que todos los que nos rodean reciben la información energética contenida en nuestro corazón. Cambia en función de nuestro estado emocional. Cuando tenemos miedo, frustración o estrés se vuelve caótico y se ordena con las emociones positivas.


El circuito del cerebro del corazón es el primero en tratar la información que después pasa por el cerebro de la cabeza. ¿No será este nuevo circuito un paso más en la evolución humana?



Añadiremos también que la frecuencia cardiaca tiene dos clases de variación: una es armoniosa, de ondas amplias y regulares, y toma esa forma cuando la persona tiene emociones y pensamientos positivos, elevados y generosos. La otra es desordenada, con ondas incoherentes. Aparece con las emociones negativas. El miedo, la ira o la desconfianza.

Pero hay más: las ondas cerebrales se sincronizan con estas variaciones del ritmo cardiaco; es decir, que el corazón arrastra a la cabeza. ¿A qué conclusión nos lleva todo esto?

La conclusión es que el amor del corazón no es una emoción, es un estado de conciencia inteligente.

El secreto de cómo funciona el universo ¿Qué es la geometría sagrada?


A lo largo de la historia encontramos mucha simbología relacionada con la geometría en distintas culturas distribuidas a lo largo y ancho del mundo. Todas estas culturas, desde los mayas, a los egipcios y sumerios, pasando también por la china imperial, tienen en común determinados símbolos.


Antiguamente, ciertos números tenían un significado simbólico, aparte de su uso cotidiano. Varias formas tales como triángulos, hexágonos y octágonos se consideran una manifestación física de un número. Debido a esto, estas formas tienen un valor de vibración más alta debido a el hecho de que son visibles.

Leonardo da Vinci estaba muy interesado en estas geometrías llamadas “sagradas”. Entre otras, encontramos en sus bocetos y diarios representaciones de la flor de la vida, de la que estudió su forma y sus propiedades matemáticas.  También estaba interesado en la forma en la que esta geometría está conectada a la realidad física, así como a la conciencia. Leonardo era conocido por el uso de la proporción áurea y del número phi en su obra, esta geometría  también es conocida como la espiral de Fibonacci, la cual se se deriva del patrón de la flor de la vida.

El universo puede ser descrito y explicado en términos de patrones geométricos. La armonía y la interconectividad de todas las formas que existen y los acontecimientos que ocurren a su alrededor tienen una geometría (círculos, triángulos, cuadrados, espirales…). Las formas geométricas son la base de las estructuras del universo. Estas figuras aparecen en la naturaleza de forma espontanea.

Existen ciertos patrones y formas geométricas que se repiten una y otra vez en la naturaleza. Todos hemos tenido oportunidad de observar estas geometrías, estos patrones que conforman nuestra realidad; los encontramos en los hexágonos que forman las células de un panal de abejas, en la espiral de la concha de un caracol, en la disposición de los pétalos de una flor (pentágonos, hexágonos, cuadrados), en las telas de araña, en la formación de los ojos de un tornado.. incluso el propio cuerpo humano cuenta con algunas de estas geometrías. Son las matemáticas del universo.

Todas estas formas geométricas se repiten; todos estos patrones forman los bloques de construcción para las estructuras de todo el universo.


Estas estructuras han sido reproducidas por las civilizaciones alrededor del mundo, desde tiempos remotos. Una de las que más fascinación ha creado en los últimos tiempos es la flor de la vida, estructura geométrica sobre la que profundizaré en otro artículo. La eRealizaremos una breve descripción, sin entrar a fondo en ninguna de ellas.

Las formas significativas y Números


Esfera



La esfera se considera un contenedor que puede aguantar o sostener todas las formas. Representa la unidad, la inclusión y la integridad ya que todas las medidas son iguales en una esfera. Los planetas, las semillas, las células y los átomos son todas las esferas.
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Círculo




Un círculo es una representación bidimensional de una esfera. Representa la unidad y la integridadtotal del universo. Además, la relación de la circunferencia de un círculo respecto a su diámetro se llama Pi, que es un número infinito que nunca termina y nunca se repite.
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Los toroides






Un toro se parece a una rosquilla o a una cámara de aire. Los lados redondos son perfectamente circulares. La geometría sagrada considera el toro una forma primaria en toda la existencia. Por ejemplo, los siete principales músculos en el corazón forman un toroide.
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Los sólidos platónicos




Los sólidos platónicos son un grupo de formas de 3 dimensiones. Cada uno está formado por caras de igual tamaño, como una forma de pirámide con 4 caras iguales. Los cinco sólidos platónicos son:
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Tetraedro – 4 caras en forma de pirámide
Hexaedro – 6 caras de un cubo
Octaedro – 8 caras
Dodecaedro – 12 caras
Icosaedro – 20 caras
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Los antiguos griegos creían que esas cinco formas simbolizan el fuego, la tierra, el aire, el espíritu (o éter) y agua, respectivamente. Estos son los únicos cinco formas 3-dimensionales que se pueden hacer con las caras de igual tamaño. Son llamados sólidos platónicos porque Platón los identifica en la época griega.
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La Vesica Piscis