lunes, 23 de enero de 2017

TU YO SAGRADO capitulo 2


Reconocer
las limitaciones de su pasado.

Hacemos todo lo posible por desmentir el hecho,
pero continúa siendo un hecho; el hombre es tan divino
como la naturaleza, tan infinito como el vacío.
Aldous Huxley

Por mucho que proteste, soy responsable 
de todo lo que sucede en mi vida.

En los años siguientes a su llegada desde la nada al aquí y ahora, le enseñaron
muchas creencias sobre lo que era capaz de hacer y lo que le resultaba
imposible realizar. También aprendió de los demás sus creencias respecto de
la religión, educación, amor y quiénes eran sus enemigos. La influencia de
esas personas que le cuidaron en los primeros tiempos conformaron su
elección de amigos y maestros. La persona que es en la actualidad es sobre
todo resultado de sus interacciones con los adultos del entorno en que creció.
La prueba científica presentada en el primer capítulo, referente a cómo la
partícula se ve modificada por la energía del observador, es también aplicable
en este caso. Usted se configuró a partir de la energía de sus primeros
menores. La partícula que se convirtió en usted se formó a partir de la
interacción cuántica de los observadores de su crecimiento. Es esta energía,
su pasado, la que debe explorar mientras se prepara para llevar a término su
búsqueda sagrada.

No estoy sugiriendo que mire su pasado para hacer críticas. De hecho, le insto
a no recordarlo como bueno o malo. Simplemente sucedió.

Tenga presente lo que ha leído en el primer capítulo y el tema en el que hice
hincapié a lo largo de Tus zonas mágicas(*). Esta realidad global que
compartimos es un sistema dotado de inteligencia y un universo divino. Todo
lo que ocurre es parte del desarrollo de esa inteligencia. Una parte de ese
desarrollo es ahora su deseo de una conciencia superior.
(*) Publicado por Grijalbo. (N. De la T.)

Así pues, ha llegado el momento de deshacerse de las creencias que le han
servido bien pero que ahora le impiden avanzar. El proceso de despojarse de
esas creencias es fácil de entender si puede representarse la vida como
exámenes que debe pasar.

Del mismo modo en que se nos exige que superemos exámenes durante
nuestra experiencia escolar, se nos pide que pasemos exámenes en la escuela
de la vida. Si los aprobamos, avanzamos hasta el nivel siguiente, y luego nos
examinamos de ese nuevo nivel durante nuestra estancia en el aquí y ahora. Si
no los aprobamos, repetimos curso y continuamos en ese nivel hasta haber
aprendido la lección.

Muchos años, incluso toda una vida, pueden consumirse repitiendo una sola
lección con el fin de aprobar el examen espiritual. Podríamos encontrarnos
repitiendo los mismos comportamientos de modo agotador y deprimente, una y
otra vez, sin aprender la lección que la vida trata de enseñarnos.
Podría encontrarse yendo de una mala relación a otra, incluso buscando a la
misma persona cada vez aunque con un cuerpo diferente. Una y otra vez
podría encontrarse que está siendo dominado, no apreciado, o tratado con
indiferencia por una pareja desconsiderada. Tal vez continúa en una
ocupación repitiendo las pautas de comportamiento de experiencias laborales
que antes fueron insatisfactorias. Podría contraer continuamente el mismo tipo
de gérmenes y repetir pautas de enfermedades.

Las personas que emprenden con éxito el sendero espiritual viven existencias
que aman y se sienten productivas porque se dan cuenta de que las pautas de
vida están tratando de decirles algo. Comprenden que esas situaciones son
las pruebas, los exámenes, de la vida.
Las mismas reacciones –las respuestas que han dado antes- no obtendrán
resultados diferentes. Al reaccionar de modo distinto, lo que han hecho es
decidirse a superar las pruebas, los exámenes. Para avanzar hasta el siguiente
nivel de esta carrera de la vida, tiene que superar las pruebas que surgen por el
camino.


AVANZAR HASTA EL NIVEL SIGUIENTE


Primero, tome la decisión de establecer una nueva relación con la realidad.
Esta nueva relación ha de basarse en el entendimiento de que a partir de ahora
será usted quien tome las decisiones. Toda la información que ha recibido
hasta ahora pasará a considerarse como pruebas que ha superado.
Todas las personas y cosas que entraron en su vida tenían una razón para
estar allí. Llegaron para enseñarle. Usted aprovechó las lecciones, ahora ya ha
superado las pruebas.

Ya no es necesario que permanezca en la misma aula repitiendo los mismos
cursos. Valore esas experiencias tempranas pero tenga presente que ya está
preparado para continuar adelante. Recuerde la sensación de mayor libertad
que experimentó al pasar de la escuela primaria a la secundaria, al
preuniversitario y a la facultad. Recuerde que la libertad es la experiencia que
busca ahora.

Mucho después de tomar la decisión de se escritor, me di cuenta de que iba a
tener que establecer una nueva relación con la realidad. Nunca ha dejado de
asombrarme cómo aparecen los maestros cuando estamos preparados. En
este caso, mi maestro fue Jackson Browne, quien me enseñó una lección en la
letra de una de sus canciones.

Llevaba a mi hija mayor, Tracy, de vuelta a casa después de una excursión por
el sur de Florida. Late for the Sky sonaba en el radiocasete del coche. Me
entretuve en explicarle la letra a Tracy como una forma de iniciar una
conversación. Comencé a repetir la letra en voz alta a medida que sonaba la
música.

Jackson Browne cantó luego la canción titulada For a Dancer. Ya había oído
esa canción centenares de veces, pero en esta ocasión sentí la letra como una
parte tan integral de mí mismo que fui incapaz de continuar la conversación
con Tracy. Me quedé allí, conduciendo, pensando en lo ciertas que eran las
palabras y en lo que significaban para mí. La letra se refería a la mayoría de las
personas como bailarines que pasan su vida bailando con pasos dictados por
otros. Alentaba a quienes lo escuchaban a examinar sus vidas y convertirse en
los coreógrafos, no en meros bailarines de sus existencias.

Yo sabía que mi propósito en la vida era ayudar a otras personas a obtener
confianza en sí mismas, enseñándoles a mirar en su interior y confiar en la
sabiduría interna. En un sentido, siempre había estado haciendo eso, incluso
de niño: demostrar el valor de la confianza en las propias capacidades.
Mientras conducía experimenté un instante sublime, sentado en el coche y
repitiendo la letra y prometiendo en silencio hacer que el significado de la
canción adquiriera vida tanto en mi propia existencia como en las existencias
de quienes estuviesen dispuestos a escuchar.

Tras haber oído centenares de veces For a Dancer y caer cautivado por ella, la
letra me empujó, cuando estuve preparado, hasta el siguiente nivel. Se
convirtió en el impulso de este capítulo y, en un sentido más amplio, de este
libro y, en el más amplio de los sentidos, en el impulso de toda mi obra hasta el
momento.

La mayoría de nosotros bailamos siguiendo los pasos que nos han mostrado
las pesonas que hemos conocido, y a menudo no nos damos cuenta de que
todavía bailamos según ese ritmo en la edad adulta. Como sugiere Jackson
Browne, tenemos que aprender a sembrar algunas semillas propias,
convertirnos en el coreógrafo de nuestra propia vida y danzar al son de la
música que hayamos compuesto nosotros.

El siguiente paso, pues, es la conciencia de que lo único que hay es el ahora.
Hoy es el único día de su vida. Notiene por qué estar limitado por su historia.
Reelaborae su relación con la realidad. Ya no será un mero bailarín, también
será compositor, coreógrafo y el alma rectora de ese baile.

La manera como ha vivido hasta ahora le ha permitido funcionar en el nivel de
la supervivencia, y ha de estarle agradecido. No rechazará ni juzgará su
pasado. Tan sólo tomará la decisión de ascender un poco. En este nuevo nivel
usted es el coreógrafo. Baile con los pasos que usted mismo cree.


DEJAR ATRÁS SU HISTORIA PERSONAL

Tener un pasado nos impide centrarnos en el ahora. Quizá ésta sea una idea
radica, pero le pido que considere la posibilidad de erradicar de forma absoluta
su pasado y vivir por completo en el momento presente.

Lo primero que podría venirle a la cabeza, como vino a la mía cuando comencé
a considerar esta posibilidad, es que resulta imposible. Tengo una memoria,
sin lugar a dudas, y sería una locura por mi parte fingir que no soy producto de
mi pasado. Lo que estoy pidiéndole es que haga abstracción de él.

La cuestión radica en que, dado que usted es un producto de su pasado, está
bailando al son de una música que le han impuesto. Con el fin de dar el primer
paso hacia su búsqueda sagrada, tiene que despojarse antes de la idea de que
es incapaz de dar ese paso.

En Relatos de poder, Carlos Castaneda s adoctrinado en la sabiduría del
Nagual, un maestro espiritual que vive en un mundo muy diferente del nuestro.
Su maestro, don Juan, le dice: “Un día, descubrí que no necesitaba un pasado,
así que, como la bebida, lo dejé”. Mientras Carlos considera la idea, se le dice
que si puede aprender a borrar su historia, se verá libre de la carga de los
pensamientos de los demás.

Cuando la gente conoce nuestra vida pasada, ejerce cierto control sobre
nosotros. Esperan que seamos algo que ya hemos sido, o que nos han
enseñado a ser. Si no estamos a la altura de sus expectativas se sienten
desilusionados. Entonces nos cargamos con la culpa de haber decepcionado a
quienes han sido nuestros mentores.

No obstante, existe una alternativa sencilla que puede ponerse en práctica en
un momento de satori o despertar instantáneo. Puede deshacerse de su
historia ahora mismo. Simplemente deshágase de ella. Para decirlo con
sencillez, si no tiene un pasado, sus actos no tienen por qué derivar de él.
E todos los seres inspirados que he conocido y leído, una cualidad que todos
parecen tener en común es que no están de manera alguna atados a su pasado.
Son libres porque no se basan en lo que eran.

Reconocen que toda las personas y acontecimientos que aparecieron y
tuvieron lugar en su pasado formaban parte del sistema inteligente que ha sido
su realidad. Pero saben que ésta es una realidad nueva y distinta, que
comienza y acaba con el ahora. Son libres para tener la mente abierta.

El libro A Course in Miracles (Curso de milagros) lo expresa así:
Volver a nacer es dejar que el pasado se marche, y mirar al presente sin
condenarlo... Sólo se te pide que dejes ir al futuro y lo deposites en las manos
de Dios. Y mediante la experiencia verás que también has depositado el
pasado y el presente en sus manos, porque el pasado ya no te castigará, y el
temor al futuro carecerá ahora de sentido.

Usted no necesita un maestro para que le enseñe todos los elementos de la
conciencia superior. No necesita un maestro que le diga cómo borrar su
pasado y las limitaciones en que ha llegado a creer. Lo que necesita es un
maestro que le enseñe que tiene un poder inconmensurable dentro de usted.
Esto es lo que deseo hacer. Espero convencerle de que la realidad de la
existencia es su ilimitado poder interior.

En Ilusiones, Richard Bach explica que cuando uno razona convencido de sus
limitaciones, lo único que se obtiene son las limitaciones. Si ha aceptado sus
limitaciones durante largo tiempo, puede que esté convencido de que e es
imposible conseguir ciertas cosas. He aquí la razón por la que borrar su
pasado, hacer borrón y cuenta nueva y comenzar con el ahora, resulta un
aspecto tan importante en su búsqueda sagrada.

Despójese de todas las creencias que le han convencido de sus incapacidades
y defectos. Limpie ese armario e creencias gastadas. Libérese de su viejo yo.
Conviértase en una pizarra en blanco. En esa pizarra no hay nada escrito ni
proyectado.

El viaje se inicia con la negación del pasado. El tesoro empieza con el ahora.
No hay nada malo en borrar su historia. Hay un gran amor y respeto por todo
lo que ha aprendido hasta ahora, pero el ahora está en blanco, y lo más
importante, abierto a todas las posibilidades. Sin restricciones, sin
limitaciones, sólo con la voluntad de experimentar. Dios y el divino universo
habitan en su interior.

Su vida ya no se verá constreñida por lo que ha conocido. Su programa de
vida ha sido suspendido. En el instante en que uno se despoja de su pasado
se convierte en un ser eterno. Siempre l ha sido. Siempre lo será.
Llegados a este punto hay que responder a la pregunta: “¿Quién soy?”. Las
respuestas ya no tienen por qué limitarse a las etiquetas que han definido su
experiencia vital.


SI USTED NO ES SU PASADO, ¿QUIÉN ES?

El famoso poeta libanés Kahlil Gibran escribió que sólo hubo una ocasión en
su vida en que le faltaron las palabras. Fue cuando alguien le preguntó:
“¿Quién es usted?”. Es una cuestión imposible de responder con apalabras,
porque lo que somos carece de forma, y las palabras pertenecen al mundo de
las formas. La respuesta a esta pregunta no se encuentra en el ámbito formal.
Cada uno de nosotros es un alma con un cuerpo, no un cuerpo con un alma. El
alma no puede er medida ni observada. Quizá la mejor manera de responder a
la pregunta sea observando lo que no somos.

Me encanta la manera en que Nisargadatta Maharaj responde a este
interrogante en I Am That (yo soy eso). Este autor escribe:

Del mismo modo que los colores de esta alfombra los origina la luz, pero la luz
no es el color, así el mundo es obra tuya, pero tú no eres el mundo. A eso que
crea y mantiene el mundo puedes llamarlo Dios o providencia, pero en
definitiva tú eres la prueba de que Dios existe, no al revés. Porque antes de
que pueda plantearse ninguna pregunta acerca de Dios, tú debes estar allí para
plantearla.

Usted es la esencia, invisible, que demuestra la existencia de Dios y del mundo.
Más adelante en este pasaje, Maharaj añade:

El cuerpo está hecho de alimento y la mente de pensamientos. Considéralos
tal como son. El desasimiento del cuerpo, cuando es natural y espontáneo,
constituye la liberación. No necesitas saber o que eres. Basta saber lo que no
eres. Lo que eres nunca lo sabrás, porque cada descubrimiento revela nuevas
dimensiones que conquistar. Lo desconocido no tiene límites... Imponte tareas
en apariencia imposibles... ésa es la manera.

Su historia ha intentado convencerle de que a usted le corresponde tal o cual
etiqueta que le han asignado. Usted adoptó esas etiquetas. Para borrar su
pasado, es necesario que se quite todas esas etiquetas artificiales.
He aquí algunas de las cosas que usted no es:

Usted no es su nombre. Mi nombre, Wayne, traducido literalmente significa
“constructor de carretas”. El apellido Dyer significa “tintorero”. Los indios de
Norteamérica usaban nombres como Baila con Lobos o Pequeña Paloma
Blanca para describirse los unos a los otros. En ambos casos, los nombres,
las etiquetas, no expresan lo que las personas son.

El nombre le fue dado para ayudar a distinguir su cuerpo de los otros cuerpos
de su entorno, y para proporcionarles a los demás una palabra que pudieran
usar cuando querían referirse a usted. Pero ni por un momento piense que el
nombre es usted. En realidad, el nombre es quien usted no es.

Usted no es su cuerpo. Fíjese en el posesivo de la expresión “su cuerpo”. Esto
da a entender que el cuerpo es algo que se posee. Usted es el poseedor del
cuerpo y la fuerza invisible que hay en él, pero no es el cuerpo en sí.
El cuerpo no es nada más que un conglomerado que incluye huesos,
cartílagos, sangre, hierro, calcio, piel... Al consultar su pasado, hallará
muchísimos traumas en torno a la importancia del cuerpo.

¿Le enseñaron que el aspecto decía mucho acerca de usted? A la mayoría de
nosotros nos enseñaron a pasar horas delante de los espejos preocupándonos
por la postura, el físico, la piel, la ausencia o presencia de pelo vello, el peso, la
estatura y demás. Pero estamos ante un falso yo.

Usted posee un cuerpo. No es un cuerpo.

Usted no es su mente. Del mismo modo que decimos “su” cuerpo, también
decimos “su” mente. Esto da a entender que usted es el dueño de la mente.
Con la mente piensa, y por lo tanto hay unos pensamientos y existe un ente
pensante.

Cuando le preguntaron a Maharaj si la mente era la persona, contestó:
“Examínala con atención y verás que la mente siempre bulle en ideas. En
ocasiones puede quedarse en blanco, pero lo hace durante un rato y retorna a
su habitual inquietud. Una mente calmada no es una mente plácida. Dices que
quieres pacificar tu mente. ¿Está en paz el que quiere pacificarla?”.

¡Qué maravillosa pregunta, qué estimulante!

¿Quién es el dueño de la mente? ¿El dueño que busca paz está él mismo en
paz? Quien en realidad es usted no es la mente sino el yo que hay tras de la
mente. Y tal dueño no se encuentra en el plano de lo físico.
Durante la mayor parte de la vida le han enseñado que usted es su mente. Ha
estado formándose, asistiendo a clases ad infinitum e identificándose de
alguna forma con lo que sabe.

Al dejar atrás su pasado, dejará atrás la idea de que usted es su mente (Éste es
un concepto tan importante para acceder al yo espiritual, que le ha dedicado un
posterior capítulo titulado “Cultivar la condición de espectador”).
Usted no es su ocupación. Usted no es ni ingeniero ni profesor ni secretario ni
tendero. Son elecciones que ha hecho su invisible yo como forma de cumplir
con su misión en el aquí y ahora.

Cuanto más defina su trabajo su personalidad, más difícil le resultará conocer
la verdad y alcanzar la libertad. Le es más fácil lograr la satisfacción y ser
consciente de ser una criatura divina a cualquier vagabundo anónimo que haya
desempeñado muchos trabajos, que a una celebridad atrapada en su imagen
pública.

Identificarse con el trabajo que se desempeña puede mantenerle apartado de
su verdadero yo superior. Puede inhibir su capacidad para conocer su yo
espiritual, puesto que usted ha hecho que su vida gire en torno a su trabajo.
Deshacerse del pasado implica despojarse de la idea de que uno es lo que
hace. Recuerde este ejercicio de lógica: si uno es lo que hace, entonces uno
no es lo que no hace.

Cuando se cree que uno es su trabajo, lo que se está haciendo es seguir una
rutina establecida para dar un valor a a vida; pero un valor que no tiene
sentido. Nuestro yo espiritual no participa en esa tarea.

Al deshacerse de su pasado, abandona esta idea. Se convierte en lo que
Stuart Wilde, en su sincero y brillante libro, The Whispering Wind of Change
(Los susurrantes vientos del cambio), llama “volverse un minimalista”. Los
siguientes fragmentos despertarán su deseo de leer esta magnífica obra:
Nunca avances con prisa. Camina con lentitud, habla sopesando las palabras.
Nunca te dejes llevar por las emociones y jamás permitas que la gente te
manipule... Siempre hay otra posibilidad, siempre otro momento, y hay cinco
mil millones de personas... Diles que tienes todo el tiempo del mundo, porque
lo tienes, eres infinito. Recuerda que la más grande sabiduría que puedes
alcanzar es la del no hacer. Son los tratos y situaciones que evitar los que te
ayudan a conservar energía y permanecer independiente y fuerte... Con cada
cosa que te comprometas, aumentarás tu carga.

Haga el esfuerzo de quitarse las etiquetas, y tenga presente que no es lo que
hace. Usted es el que observa al yo que hace.

Usted no es sus relaciones. Sin duda, la corriente de amor que existe entre
usted y los integrantes de su círculo inmediato es muy importante, pero no es
quien usted es.

Usted es un alma individual conectada con el todo, pero no es esa relación que
mantiene con el todo. Identificarse con las relaciones proporciona gran
frustración porque cada vez que hay un pequeño problema en ellas, como
siempre habrá, uno se siente desdichado.

Recuerde que es eterno, y eso es inmutable. Mantiene un gran número de
relaciones, todas las cuales son importantes, pero llegan y se van como su
vida corporal, que va de la nada al aquí y ahora y acaba volviendo a la nada. Es
un ir y venir y por lo tanto algo mutable.

Deshacerse del pasado implica despojarse de la creencia de que una relación
fracasada le convierte a uno en un fracasado. No existen relaciones
fracasadas. Con cada persona que entra en su vida y sale de ella se ha
procedido a un mutuo compartir de lecciones de vida.

Algunos tienen papeles más largos que otros en la representación, pero a la
postre, usted volverá a su relación con el absoluto.
Nunca tiene que juzgarse a sí mismo de manera negativa por la naturaleza de
sus relaciones. Puede aprender de odas ellas, sabiendo que usted es el
observador de cuando ocurre.

Usted no es su país, ni su raza ni su religión. Usted es un espíritu eterno, no
un estadounidense, chino o africano. Carece de importancia el cuerpo que
habite, el punto geográfico al que haya llegado, y la religión en la que crea. En
la nada no hay ni budistas, ni católicos ni presbiterianos. Éstas son
clasificaciones hechas para distinguirnos los unos de los otros en nuestra
forma presente.

Estas identidades sólo tienen sentido en el paréntesis de la eternidad que
denominamos vida. Rechácela y se identificará con el reino del espíritu.
Entonces ya no estará dispuesto a librar las luchas de sus ancestros, que han
intentado convencerle de a quién debe odiar y a quién amar. Ya no asumirá la
creencia tribal que le hace percibirse como mejor que otros en virtud de su
lugar de nacimiento o color de piel.

Su pasado le ha transmitido las costumbres de su grupo. Pero usted no
necesita estas limitaciones. Despójese de esa identificación con las etiquetas,
y escoja la nueva perspectiva; la conciencia de la unidad. Usted está unido con
todas las almas. Su apariencia o lugar de nacimiento carecen de relevancia.
Los que aún se encuentran atrapados por esas creencias le llamarán traidor,
ingrato. Usted será capaz de darles amor y no tener en cuenta sus
acusaciones.

En nombre de Dios y de la patria se han hecho las guerras y se ha asesinado a
millares de millones de seres humanos. Usted sabe, al igual que todos, que
esto es una violación de las leyes de Dios, que es inconsecuente con las
enseñanzas de todos los maestros espirituales que alguna vez han caminado
entre nosotros.

Sin embargo, la pauta persiste. ¿Por qué? Porque nos aferramos a nuestros
pasados como si fueran nuestras identidades. Niéguese a identificarse con las
etiquetas del grupo.

Verse a sí mismo como un ser espiritual sin etiquetas es una manera de
transformar el mundo y alcanzar un lugar sagrado. Comience por tomar la
decisión de ser libre despojándose de su pasado.

Cuando uno se deshace de su historia sabe que no es ni su nombre, ni su
cuerpo, ni su mente, ni su ocupación, ni sus relaciones, ni su identidad étnica o
cultural. Así pues, ¿quién es usted? Lo que queda es lo invisible, lo intangible,
aquello que constituye el núcleo del mensaje de este libro.

Lo que tenemos es similar a lo que un seguidor le pidió a Nisargadatta Maharaj
que le aclarara. “Cuando miro a mi interior, encuentro sensaciones y
percepciones, pensamientos y sentimientos, deseos y temores, recuerdos y
expectativas. Estoy inmerso en esa nube y no veo nada más”, le explicó.
Nisargadatta Maharaj, que vivía en los suburbios de Bombay, en una humilde
choza de adobe, evitando toda posesión y entregado a aquellos que buscaban
conciencia espiritual, respondió:

“El que ve todo esto, y también la nada, es el maestro interior.
Sólo el es, todo lo demás parece ser. Es tu propio yo, tu esperanza y seguridad e libertad;
 encuéntralo, aférrate a él, y estarás seguro y a salvo”

¡Qué gran mensaje! El ser espectador es todo su ser. Es la respuesta. No
puede describirse con palabras, pero lo conocerá mejor cuando se despoje de
su pasado.


WAINE W. DYER 

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