CAPÍTULO 6.
LA INTENCIÓN Y EL INFINITO:
Hemos surgido de un campo universal de la Creación que yo llamo intención. Esa mente es puro amor, cariño, belleza y creatividad en continúa expansión e infinita abundancia. Y lo universal significa en todo tiempo y en todo lugar, o en otras palabras, el infinito.
Tu capacidad para conectar con lo eterno y vivir en el aquí y el ahora decidirá si sigues conectado a la intención.
LA VIDA ES ETERNA:
Existe un espacio que se extiende hasta la eternidad y el espacio que tú ocupas es infinito. Su inmensidad es tan excesiva que no podemos abarcarla. Estamos en un universo infinito, sin principio ni fin y la vida es infinita.
Aprende a sentirte cómodo con el concepto de la infinitud y a verte como un ser infinito y te verás a ti mismo como un ser espiritual infinito con una experiencia humana y no lo contrario, es decir, un ser humano con una experiencia espiritual ocasional.
TU MIEDO AL INFINITO:
Como nuestra propia muerte no resulta inimaginable, nos limitamos a negarla y a vivir la vida como si no fuéramos a morir… por el terror que nos infunde nuestra propia muerte.
Todos estamos en unos cuerpos camino de la muerte, pero actuamos como si no fuera así, y esa es nuestra perdición.
La propia muerte. Existen dos puntos de vista: según el primero, somos cuerpos físicos que nacen y viven durante cierto tiempo, por último nos deterioramos, la carne se desgasta, morimos y seguimos muertos para siempre (este te hace temer a la muerte). Según el segundo punto de vista, sencillamente somos eternos, en un alma eterna en una expresión temporal de carne, es decir, que solo muere el cuerpo físico, que somos perfectos como somos creados, y que nuestra condición física emana de la mente universal de la intención.
Saber que, en primer lugar y por encima de todo, eres un ser infinito conectado conscientemente con tu Fuente, que es eterna y omnipresente, es la perspectiva más reconfortable. Es infinita, está en todas partes, y de ahí se deduce que la totalidad del Espíritu debe estar presente en cada punto del espacio en el mismo momento. Tú eres espíritu y tienes una cita con el infinito y no hay forma de evitarla.
Tu cita con la infinitud. Cuando el alma infinita abandona el cuerpo, deja de estar sometida a las restricciones del tiempo y el espacio, la separación ya no puede intervenir.
¿Cuándo acudirás a esa cita inevitable? Puedes hacerlo ahora, mientras estás vivo en tu cuerpo, en la ilusión del espacio y el tiempo, o puedes hacerlo a la hora de la muerte. Si decides acudir cuando estés vivo y respirando, será como aprender a morir mientras estás vivo. Una vez hecha esa transición al lado activo de la infinitud, se disuelve el miedo a la muerte y te ríes de su estupidez.
Comprende tu verdadera esencia, mira a la muerte y rompe las ataduras que te esclavizan a ese temor. No morimos. Anúncialo.
Al despertar ante tu esencia infinita y mantenerte conectado a las siete caras de la intención empiezas a liberarte de las limitaciones que te ha impuesto el ego. La mente universal infinita te ayudará y sentirás la paz que se apodera de ti cuando expulsas el temor a la muerte y la condición de ser mortal.
Si mantienes la cita con la infinitud ahora estarás en el lado activo y si es en la hora de la muerte, la evitarás quedándote en el lado inactivo.
EL LADO ACTIVO E INACTIVO DE LA INFINITUD:
En el lado activo de la infinitud, eres en primer lugar y por encima de todo, un ser espiritual viviendo una experiencia humana temporal y vives todas tus relaciones desde esa perspectiva. En el lado inactivo de la infinitud eres, en primer lugar y por encima de todo, un ser humano que ocasionalmente vive una experiencia espiritual, la vida se guía por el miedo a la muerte, la separación de los demás, una actitud competitiva y la necesidad de dominar y ganar y te separa de la fuerza de la intención.
El sentido del destino. Abandona la idea de que eres un cuerpo destinado a morir y busca tomar conciencia de tu ser inmortal. En el lado activo de la infinitud encontrarás tu ser más grande, una pequeña parte del cual se ha materializado en tu cuerpo. Solo con reconocer que eres un ser infinito, y por consiguiente indestructible, tu conexión con la intención y la capacidad de manifestar cuanto deseas dentro de los confines de tu Fuente universal se convertirán en tu realidad. No hay otra forma.
El sentido del destino te permite saber que estás jugando en este juego de la vida en el lado activo de la infinitud. Comprendes que ya es hora de hacer lo que tu destino dispuso que hicieras. Empiezas a declarar tus objetivos en el lenguaje de la intención, sabiendo que se materializarán. Consigues el apoyo de la fuerza de la intención para seguir tu camino. No puedes fallar, porque en el infinito no existen los fallos.
El sentido de lo posible. La creación actúa sobre la imperecedera posibilidad de que cuanto se piensa puede ser. Mientras practicas el mantenerte en el lado activo de la infinitud verás las infinitas posibilidades accesibles a todos.
El sentido de la reverencia. Hay que reconocer que el concepto de infinitud infunde un sentido de reverencia y respeto. Cuando te encuentras en ese estado, también te encuentras en un estado constante de gratitud. Quizá el camino más seguro hacia la felicidad y la realización en la vida consista en dar gracias y alabar a tu Fuente por todo lo que te ocurre. Incluso cuando sobreviene un desastre, puedes tener la certeza de que lo trasformarás en una bendición.
Encontrarse en un estado de gratitud crea magnetismo y su imán atrae las cosas. Agradeciendo de corazón, todo lo bueno que te llega, así como los desafíos, empezarán a fluir más cosas buenas a tu vida gracias a ese magnetismo.
El sentido de la humildad. El lado activo de la infinitud fomenta el sentido de la humildad. Cuando la humildad entra en tu alma, sabes que no estás solo en este mundo, porque sientes el corazón de la fuerza de la intención, que existe en todos y cada uno de nosotros. Si quieres sentirte conectado a tu intención, ten por seguro que lo siguiente: solo encontrarás tu propósito en el servicio a los demás, y en estar conectado a algo mucho más amplio que tu cuerpo, mente o ego. Si de verdad quieres que te acepten, deja de pensar en ti y céntrate en tender una mano a los demás. El lado activo de la infinitud te mantiene humilde.
El sentido de la generosidad. Cuanto más des de ti mismo, por poco que sea, más abrirás la puerta para que la vida entre a raudales, eso no solo te compensa por tu regalo, sino que aumenta el deseo de dar, y en consecuencia, la capacidad de recibir. Que dar se convierta en tu modo de vida, al fin y al cabo, es lo que hacen eternamente la Fuente y la naturaleza.
Lo mejor que puedes dar
a tu enemigo es el perdón
a tu adversario, la tolerancia
a un amigo, tu corazón
a tu hijo, el buen ejemplo
a tu padre, consideración
a tu madre, la conducta que le haga sentirse orgullosa de ti
a ti mismo, respeto
a todos, caridad
El sentido del saber. Este sentido del saber que surge del lado activo de la infinitud significa que ya no tienes que pensar de una forma limitada. Tú eres la Fuente y esta es ilimitada: ilimitadamente expansiva e ilimitadamente abundante, así eres tú. La fuerza de la intención carece de dudas hasta tal punto que cuando estás conectado a ella tu sentido del saber ve lo que te gustaría tener como si ya estuviera presente. No existen opiniones encontradas.
El sentido de la pasión. Cuando emulas la fuerza de la intención es cuando sientes la pasión que estabas destinado a sentir y vivir. Tus actos provienen de un Dios que reside dentro de ti. Eso es el entusiasmo (Dios interior). Repítete: “Seré apasionado en todo lo que haga” y te sentirás siempre bien.
El sentido de formar parte de algo. En un mundo que dura eternamente, tienes que sentirte parte de él. El lado activo de la infinitud no solo inspira este fuerte sentimiento, sino también una fuerte sensación de conexión con todos y con todo lo que hay en el cosmos. Formas parte del mundo porque tu presencia aquí es prueba de que una Fuente universal y divina dispuso que vinieras aquí.
Recuerda a diario y con la mayor frecuencia posible, tu naturaleza infinita. Mantenerte en el lado activo de la infinitud y recordarlo regularmente te pondrá en situación de manifestar tus deseos.
CINCO SUGERENCIAS PARA PONER EN PRÁCTICA LAS IDEAS DE ESTE CAPITULO:
1. Como ya sabes que tienes una cita con la infinitud y que en última instancia se te exigirá que abandones este mundo corpóreo, toma la decisión de hacerlo lo más pronto posible. Hoy, ahora mismo, proclama para tus adentros: Ya no me identifica este cuerpo/mente, y rechazo esa clasificación a partir de ahora. Soy infinito. Soy uno con toda la humanidad. Soy uno con mi Fuente, y así es como he decidido considerarme a partir de este mismo día.
2. Repite este mantra para tus adentros todos los días mientras recuerdas que Dios no querría y no podría crear algo que no durase: existiré para toda la eternidad. Igual que el amor es eterno, así es mi verdadera naturaleza. Nunca volveré a tener miedo, porque soy para siempre.
3. En una postura meditativa, considera las dos opciones sobre la creencia en el concepto de la infinitud. Eres un ser humano que vive una experiencia espiritual ocasionalmente, o un ser espiritual infinito que vive temporalmente una experiencia humana. Tu lugar en el lado activo de la infinitud te garantiza una sensación de seguridad, de amor y una conexión permanente con la intención.
4. En el momento en que te asalten pensamientos de baja energía como el miedo, la desesperación, la preocupación, la tristeza, la angustia o la culpa, párate un momento a pensar si tiene sentido desde la perspectiva del lado activo de la infinitud. Puedes disipar rápidamente esas energías bajas y conectarte al mismo tiempo a la fuerza de la intención limpiando las lentes de la percepción y viéndolo tal y como es: infinito.
5. Dedica unos minutos a reflexionar sobre las personas fallecidas que amaste y a las que estuviste próximo. Ser consciente de tu naturaleza infinita y mantenerte en el lado activo de la infinitud te permite sentir la presencia de esas almas, que no pueden morir y no han muerto. Ellos se preocupan de verdad por nosotros y nos cuidan. Están con Dios, de donde vinieron.
Wayne Dyer
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