Joan Tollifson |
Resistirse al sufrimiento o tratar de despertar es en sí mismo parte del sufrimiento, forma parte de la confusión. No funciona porque tiene sus raíces en la ilusión de la separación, la misma ilusión y confusión que genera el sufrimiento. El sufrimiento sólo puede terminar aquí y ahora, con la total aceptación de lo que es. La aceptación no significa que te guste o estés de acuerdo con todo. La aceptación no significa no actuar para cambiar las cosas. Pero la acción que se basa en la aceptación es muy diferente de la acción que surge de la resistencia y la contracción. La aceptación es otra palabra para la conciencia o el amor incondicional. En realidad, la naturaleza misma de la conciencia es incluir y aceptar todo. Así que esta aceptación no es una tarea que tenemos que hacer. Es más como el reconocimiento de que a todo se le permite ser como es, ¡obviamente porque ya está aquí! Todo es como es, y en este momento, no podía ser de otra manera. Pero eso no quiere decir que no pueda o no vaya a cambiar en el momento siguiente.
El actuar (o no-actuar) para aliviar el dolor, curar las heridas, o corregir la injusticia surge de forma natural. El universo actúa. En última instancia, lo que es curado se descompondrá de nuevo. Toda forma es impermanente; ni siquiera existe en la forma en que pensamos que lo hace. La verdadera libertad es el reconocimiento de lo ilimitado que no nace ni muere, lo ilimitado que está aquí independientemente de las circunstancias relativas y nunca a causa de las circunstancias relativas.
Si la película comienza a reproducirse en la que “tú” estás tratando de “conseguir” este reconocimiento, y te sientes mal cuando parece que “tú” has fallado, entonces simplemente date cuenta de que esta es otra película, otra apariencia soñada en la consciencia, otra historia sobre el personaje imaginario. Lo ilimitado ya está aquí. No se puede perder (o encontrar). La conciencia lo incluye todo y no se aferra a nada. Aparecen las nubes. Aparece la contracción. Aparece el dolor. Aparecen la resistencia y la tensión. Aparecen la expansión y relajación. Las películas mentales aparecen y desaparecen. Los sueños vienen y van. Todo desaparece en el sueño profundo y la muerte y reaparece de nuevo en la vida de vigilia. Todo es un flujo y reflujo ilimitado que incluye absolutamente todo, incluso la contracción, la distracción, la resistencia, laapariencia de la separación y la encapsulación ― incluso el llamado “mal”. Todo es.
Reconocer que todo es ilimitado no significa perder la capacidad de diferenciar entre la claridad y la confusión, ni tampoco significa no limpiarse los dientes o no trabajar para corregir la injusticia si eres movido a hacerlo. La unicidad incluye el discernimiento y la capacidad de actuar. Incluye la capacidad de ver los errores y corregirlos. Así que el despertar no significa que tengamos que sentarnos y no hacer nada acerca de los problemas porque tenemos la idea de que todo está “bien” como está. Como mi primer maestro Zen me dijo: “Tú eres perfecto tal como eres, y eso no significa que no haya lugar para la mejora”. ¡Hay lugar para todo! Pero la verdadera fuente de toda acción es la Totalidad, no la persona separada imaginaria. Y lo que suceda es una apariencia soñada. ¡El último momento ya se ha desvanecido totalmente en el aire! ¿Qué tan real, sólido y sustancial fue?
No hay distancia alguna entre samsara y nirvana. La ilusión de la distancia es el samsara, y el nirvana es simplemente el reconocimiento de que esta distancia, o separación, es imaginaria. La liberación no se trata de que “tú” consigas salir del samsara hacia el nirvana. Eso es ilusión. La liberación es la ausencia de toda esa historia de separación y carencia.
Pero como creencia, todo esto no tiene sentido. La liberación no tiene que ver con reunir un nuevo sistema de creencias o un nuevo conjunto de respuestas (por ejemplo, que “Todo es Uno”, o “No hay nada que alcanzar”, o, “La conciencia es todo lo que hay”, o “No hay libre albedrío”, o “Todo es perfecto”). La liberación es la vitalidad y la inmediatez más allá de la creencia. La liberación es cuando todas las respuestas, explicaciones y posiciones desaparecen, y lo que queda es la mente abierta del no saber.
Por eso se ha dicho, si te encuentras con el Buda, mátalo. Si encuentras la respuesta, tírala. La respuesta de ayer es carne muerta de hoy. Suéltala. No hay nada real a qué aferrarse. No hay ninguna persona iluminada. Sólo hay visión iluminada, ser iluminado, conciencia iluminada ― claridad impersonal. Tampoco hay ninguna persona no iluminada ― solamente confusión y trance, oscurecimiento impersonal. Todo esto es como el clima ―va y viene― y todo ello es un aspecto de la totalidad indivisible, inseparable de cualquier otro aspecto: la confusión, la claridad, el deseo de despertar, el impulso de clarificar y sanar, las diversas formas de indagación y exploración meditativa, las prácticas, el despertar de las prácticas ― todo esto es lo que es.
Si tratas de dar sentido a todo esto y adoptas una opinión o posición fija, tarde o temprano, el terreno sobre el que te imaginas que estás será barrido. La liberación no es una cuestión de definir la respuesta “correcta” o la posición “correcta”. La realidad no puede ser definida o meterse en una caja. ¿Acaso el despertar requiere esfuerzo o es sin esfuerzo? ¿Hay una elección o es sin elección? ¿Es el mundo real o irreal? ¿Lo que sucede importa o no importa? ¿Seguiré estando aquí después de la muerte o no? Tales preguntas desafían las respuestas porque todas ellas están arraigadas en tratar de describir lo indescriptible, y/o se basan en falacias conceptuales, como la cuestión de la tierra plana (¿Qué será de mí si me caigo por el borde de la tierra? Tú y el borde son ambos imaginarios; la cuestión se basa en una concepción errónea).
Tan pronto como tenemos palabras como “Unidad” o “Vacuidad” o “Conciencia”, la palabra crea instantáneamente la sensación-espejismo de un objeto, una cosa separada. Pero ese objeto no es real, es conceptual, y no es lo que estas palabras están señalando. Lo ilimitado es inconcebible, y sin embargo es visible por todas partes, como todo.
Lo Ilimitado, la Unidad, o la No-dualidad no significa que un montón de piezas separadas están ahora unidas. No significa que todo está hecho de una sustancia primordial. Significa que todo es igualmente insustancial, que no hay “cosas” separadas que unir, que no hay una sustancia que conseguir en algún lugar. Y sin embargo, eso no significa que no haya nada. La Vacuidad no significa una nada vacía o sin forma. Hay una vieja historia Zen donde un maestro le pide a un estudiante que agarre el vacío. El estudiante hace un gesto de agarrar un puñado de espacio vacío. El Maestro dice: “Eso está bien, pero hay una mejor manera de agarrar el vacío”. Él agarra la nariz del estudiante y la retuerce. ¡Todo es vacío! Las sensaciones de torcer la nariz es vacío. Tu nariz es vacío. Y el vacío no es otra cosa que tu nariz. El vacío significa que todo (incluyendo la nariz) está vacío de solidez, permanencia y separación. La forma y el vacío no pueden separarse, excepto en el pensamiento. La verdad no es algo misterioso que necesitas buscar. Es sólo esto ― la pantalla del ordenador, las formas de estas palabras, el ruido del tráfico, el estómago sonando, el perro que ladra, tu nariz― sólo esto. ¡Nada (ninguna-cosa) en absoluto!
En última instancia, el universo es un sueño fugaz, una burbuja en una corriente. Limpia tu frente y habrás matado y mutilado miles de millones de microorganismos. Los acontecimientos horribles y las desgracias son a menudo fuente de tremenda sabiduría, discernimiento, compasión, y despertar. La luz y la oscuridad son dos caras de la misma moneda, y no hay monedas de un solo lado. Al ver esto, hay una mayor aceptación de la vida tal como es. La iluminación no se trata de que “tú” vayas al lado soleado de la calle y te quedes allí de forma permanente. La iluminación abarca todo el cuadro. La iluminación no significa disociación o falta de interés, porque es la realización de que todo es yo mismo. Las líneas divisorias son todas imaginarias. La iluminación es el amor incondicional. Cada gota de rocío, cada copo de nieve, cada pedazo de basura en el desagüe, cada ser humano es único y precioso, y todo es un ser sin fisuras, maravillosamente diverso pero completamente sin separación. Cuando realmente vemosesto, naturalmente, hay compasión por todos los seres, incluyendo a nosotros mismos. Y a veces la mayor compasión no se parece a lo que normalmente consideramos como compasión.
Sea lo que sea que aparece ―ya sea la confusión, la resistencia, el dolor, el placer, el esfuerzo, la dicha, el aburrimiento, mis historias, juicios y preferencias, los cielos claros o las tormentas eléctricas― todo es un todo sin fisuras que no puede ser separado.
Si te encuentras en busca de “el Todo” o tratas de imaginarlo, recuerda que lo ilimitado no es nada en particular. Si te encuentras pensando que “la conciencia” es en realidad algo (una pantalla en blanco, un recipiente vacío, o un espejo), date cuenta de que todas estas son imágenes mentales, ideas conceptuales, objetos imaginarios sutiles. “Conciencia” es una palabra que apunta a la visión en la que el veedor y lo visto nunca están divididos. ¿Estás tratando de ver lo que es eso? ¿Puedes ver la broma de tratar de hacer eso?
Lo ilimitado apunta a lo sin-forma de la forma. ¿Cuán sólido es algo perceptible o concebible (cualquier forma, imagen, idea, recuerdo, sensación, pensamiento, emoción, acontecimiento, objeto, experiencia)? ¿Dónde está tu niñez o el ayer o hace un minuto o el último segundo? Si se mira atentamente, todo se está disolviendo segundo a segundo. Toda la apariencia de la vida de vigilia es insustancial e inasible. La mente sigue tratando de obtener el control. Quiere respuestas, certeza, un punto de apoyo. ¿Qué es todo esto? La mente quiere entender. El pensamiento se imagina que “tú” puedes dar un paso atrás y echarte un vistazo a ti mismo, a la Totalidad. Pero no importa lo mucho que lo intente, el ojo no puede verse a sí mismo. Tú ya eres lo que estás buscando. Siempre lo has sido. No hay posibilidad de separación. No puedes no ser lo que eres.
Las experiencias van y vienen. No se trata de tener una experiencia especial, un gran acontecimiento, un gran avance definitivo, o una visión psicodélica de algún tipo. No se trata de recuperar la experiencia previa o lograr algo que has leído o imaginado. Todo eso está en el mundo de las apariencias soñadas.
Simplemente observa que todo (películas mentales, sueños, percepciones, pensamientos, la vigilia, los espejismos, el yo-ilusión, la dualidad aparente, tiempo y espacio, sillas, mesas, expansión, contracción, retiros de meditación, los atascos de tráfico, todo) no tiene sustancia o continuidad. Todo aparece y desaparece aquí mismo. Aquí es siempre aquí. Es siempre Ahora. Incluso los recuerdos del pasado, las fantasías sobre el futuro, y los pensamientos de otros lugares sólo pueden aparecer aquí y ahora. La conciencia está presente, ya sea que aparezca clara o “nublada” por los pensamientos.
En el sueño profundo, el universo entero desaparece. Todas las palabras y las ideas desaparecen. Incluso el sentido de la conciencia o presencia desaparece. Toda la búsqueda de la comprensión y el despertar desaparece. Tú (como algo perceptible o concebible) desapareces. ¡No queda ningún “tú” que se de cuenta de que “tú” has desaparecido! Nada perceptible o concebible permanece. De este inmenso vacío, los sueños surgen, y luego la película de la vida de vigilia. Ola tras ola se estrellan en la costa, y el océano permanece. “Personeando” es algo que el universo está haciendo, de la misma manera que el océano está ondeando. ¿Qué nace y qué muere? Lo ilimitado no puede ser capturado por la mente. Algo está ocurriendo aquí, pero no puede ser captado por el pensamiento. ¡Y no necesita ser comprendido ni explicado! No puedesencontrar la unicidad ilimitada porque eres la unicidad ilimitada. No hay nada que no sea la unicidad ilimitada. Tú contienes todo el universo y todo el universo está apareciendo como tú.
El despertar no se trata de lograr algo que no está aquí, ahora mismo.
La conciencia presente ordinaria. La forma de estas palabras, el zumbido del ordenador, el sonido del tráfico, la presencia observadora, las sensaciones que aparecen y desaparecen. Sólo el pensamiento divide y trata de entender todo esto. Y ese movimiento del pensamiento es en sí mismo solamente energía y vibración, otra apariencia, clima mental. Nada (ninguna-cosa) en absoluto.
Entonces, ¿qué hacer? ¿Esfuerzo o no esfuerzo, práctica o no práctica? La pregunta es como una nube flotando en el cielo. Las prácticas pueden aparecer o desaparecer, los esfuerzos pueden ocurrir o dejar de ocurrir. De cualquier manera, sólo hay este momento presente, tal y como es. La llamada meditación (en el sentido más verdadero) no se trata de ir a ninguna parte ni lograr nada. No tiene nada que ver con posturas, técnicas, resultados o experiencias especiales. Se trata simplemente de la conciencia sin esfuerzo, despierta a lo que es. Es el descubrimiento directo de que no hay meditador y ninguna posibilidad de entrar o salir de lo ilimitado del Aquí y Ahora. Cuando esto se ve, todo el concepto de “meditación” se cae. Lo que queda no es un nuevo sistema de creencias, sino más bien, todo, tal como es.
Así que, si te sientes confuso/a, tratando de averiguar si tienes o no libre albedrío, o si existes o no, o si debes o no meditar o no hacer nada, o si hay que creer en este maestro o en aquel maestro, simplemente despierta ahora mismo de estos enigmas mentales. Párate. Mira. Escucha. Escucha el tráfico, los pájaros, el viento. Siente la respiración. Nada especial. Simplemente el extraordinario milagro de lo que realmente es.
Todo lo que (aparentemente) se encuentra en el camino es la historia de que esto no es, de que se necesita algo más o menos o diferente. No puedes hacer desaparecer esa historia porque ese mismo esfuerzo es parte de la historia, como es el “tú” que anhela liberarse de la historia. Las historias y la ilusión de encapsulación sólo pueden ser vistas como lo que son, a medida que surgen, aquí y ahora. Si no se trascienden, entonces puede parecer que “tú” estás perdido o limitado o en problemas. Pero, ¿existe realmente un “tú” que está perdido? ¿Se quema la pantalla por el fuego que aparece en la película?
Las palabras y los conceptos son complicados; la realidad es absolutamente simple. No se puede comer el menú o vivir en el mapa, y estas palabras son una invitación para ver a través de todas las creencias e ideas, incluso las muy sutiles del Advaita o el Zen o de este texto. La verdad no está en el futuro, sino Ahora. No está oculta, sino que es evidente e inevitable. No está en conceptos, sino en la actualidad. Cuando toda esa confusión mental de buscar y tratar de entender todo y tratar de llegar a alguna parte se ve que es nada en absoluto (y nada personal), cuando está claro que tú eres más allá de las apariencias, y que todas las apariencias no son más que tú , la Mente Única, entonces no queda nadie para despertar. Esto puede ser llamado liberación, pero ¿por qué llamarlo algo?
© Joan Tollifson, 2011
http://www.advaitainfo.com/articulos/sencillez-de-lo-que-es3.html
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