“Todavía no sabéis que los rayos de Sol son capaces de alimentar el espíritu en vosotros.
Sí, pero sólo si aprendéis a recibirlos, si os abrís a ellos con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.
¿Todavía no llegáis a admitir que la luz sea más que una vibración física, que sea una entidad viva?…
Mientras sigáis cerrados a esta idea, no podréis beneficiaros de todas las riquezas del Sol.
Procurad organizar vuestra existencia para que la luz ocupe en ella cada vez más espacio.
En primavera y en verano, id a contemplar el Sol cuando sale, pensando que podéis recibir sus rayos como recibís el alimento, el agua y el aire.
Y dirigíos también a ellos diciendo:
«Oh rayos luminosos, penetrad en mí, expulsad las nubes que oscurecen mi cielo.»
Y os penetran ya en vosotros sin que os deis cuenta; pero si sois conscientes, si estáis atentos, si os impregnáis con su luz y su calor con la convicción de que algo crece y se desarrolla dentro de vosotros, os sentiréis poco a poco animados por unas vibraciones nuevas.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov.
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